Llamada inoportuna
Sábado por la noche 8:03 PM
Sakura, desinteresada cambiaba los canales de la televisión por cable sin siquiera mirarlos realmente. No había ningún programa entretenido y tampoco lindos actores con los cuales recrear la vista.
Aburrida y finalmente vencida en la lucha contra la tecnología móvil, tomó su costoso BlackBerry color rosa y buscó entre los millones de contactos a alguien interesante con quién hablar.
¿Chouji? Definitivamente, no. A menos que quisiera hablar de comida y ella no quería recordar el pequeño detalle de estar a dieta.
¿Hinata? No, seguramente ella se encontraría durmiendo o tomando el té. Una completa aburrida.
¿Ino? No, realmente no quería hablar con cerdas parlanchinas y mucho menos que le recordaran la intensidad de su frente.
¿Karin? ¿Cómo demonios había llegado el número de esa perra a sus contactos? Prefería no averiguarlo, porque sabía que seguramente se enojaría y mucho.
¿Lee? En otro momento lo habría considerado, pero no se sentía muy animada para hablar de la flor de la juventud que sentía en ella ya haberse marchitado.
¿Naruto? Uhm, no sonaba mal. Se conocían desde niños y él siempre había sido un buen amigo, y ella necesitaba con urgencia uno de esos ahora mismo.
Con una sonrisa animada, Sakura presionó la tecla de llamada y espero paciente.
Sábado por la noche 8:17 PM
Naruto gemía ronca y locamente mientras se movía rítmicamente en un vaivén delirante cuando el tono personalizado de la llamada de Sakura lo sorprendió, interrumpiendo ligeramente sus movimientos.
¡Shanaro! ¡Shanaro! ¡Shanaro! ¡Shanaro! ¡Shanaro!
Como pudo, estiró el brazo hasta alcanzar su teléfono móvil en un extremo de la cama entre los restos de su olvidada ropa. Miró la pantalla y en efecto, se trataba de su amiga.
– No contestes – Debajo de sí, tras un gruñido, Sasuke le ordenó con la voz y la mirada acompañados de un deje de ruego entre sus suspiros y gemidos.
– Será rápido – Naruto sonrió y de inmediato le dio un beso corto y rápido en los labios. Trato de parecer calmado y tras un respiro largo contestó. – ¿Sakura-chan?
– Naruto, hola.
– ¿Es urgente? – Con la respiración entrecortada, seguía los movimientos rítmicamente.
– ¿Qué?
– Que si es una emergencia.
– No, sólo quería hablar, ¿por qué?
– No puedo hablar ahora.
– ¿Por qué? – Sin darse cuenta, Sakura estaba haciendo un puchero y seguramente no tardaría demasiado en hacer un escándalo.
– Estoy ocupado.
– ¿Haciendo qué? – Molesta, quiso saber. ¿Qué cosa podría ser más importante que su mejor amiga?
– Estoy en la cima.
– ¿De qué? – Y de repente, Naruto comenzó a suspirar como un loco y ella no entendía de qué demonios le estaba hablando.
– ¡Estoy adentro!
– ¿De dónde? – Por los sonidos, imaginaba que su amigo estaba en una especie de túnel o algo así.
– ¡Estoy haciéndolo! – Las manos de Sasuke recorriendo su cuerpo lo estaban volviendo loco.
– ¿Qué cosa? No te entiendo Naruto ¿Te encuentras bien?
– ¡Joder! – Y Sasuke molesto, mordió el tostado hombro en venganza, cosa que hizo que Naruto perdiera el ritmo y lo penetrara sin conciencia. – ¡Que me estoy follando a Sasuke!
Y después de eso, Sakura pudo escuchar el gemido más sonoro jamás escuchado en su vida seguido del tono del teléfono. ¡Le había colgado! Y lo agradecía eternamente, ella jamás habría podido hacerlo.
Estaba sonrojada, apenada y juraría que no podría volver a ver a ninguno de esos dos a la cara, no después de aquello.
Para su suerte, Naruto no estaba enojado pero el silencio mortífero de Sasuke le decía más que mil palabras.
Y Sakura aprendió la valiosa lección y nunca más volvió a llamar a Naruto salvo para emergencias reales, lo menos que quería era volver a tener la mirada del psicópata asesino del novio de su mejor amigo sobre su cuello.
No, definitivamente no. La próxima vez llamaría a Lee.
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