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A pesar de todo por Solin

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Notas del capitulo:

 

El capitulo quedo un poco corto, pero no quería pasarme de la fecha pactada, espero les guste.

 

 

Me desperté,  abrazando una almohada impregnada del aroma de Sasuke. Tenía la vaga impresión de que me había abrazado durante toda la noche. ¿Habría sido un sueño?

Sasuke era la única persona sentada a la mesa del de­sayuno cuando baje y me senté frente a él.

-¿Dónde está todo el mundo?

-Mis padres están durmiendo e Itachi está en una reunión.

-Está bien tener a tus padres en casa -dije son­riendo.

Su expresión de aprobación me hizo sentir un calor agradable por dentro.

-Están encantados de que al fin tengan el derecho de llamarte hijo.

-A Mikoto no le gusta cómo celebramos nuestra boda –sonreí travieso-. Tu madre quiere celebremos  nuestra boda con una gran ceremonia. Creo que Itachi tenía razón en que les gustaria que tuvieramos una boda por todo lo alto.

-A ella le gustaría mucho presentarte ante todos nuestros amigos y conocidos como mi esposo. Esta feliz y orgullosa de tenerte como hijo, ¿Te importa, pequeño? -su sonría me hacía derretirme como un bombón al sol.

-No. Cuando empezó a hacer planes ayer, me hizo pensar en qué haría mi madre si estuviera viva. Me sentí bien.

-Le dejaremos que haga las cosas a su manera.

Asentí y empecé a comer la fruta que acababa de servirme.

-Date prisa con el desayuno, tenemos una cita den­tro de una hora.

-¿Una cita?

-Sí, con un especialista en fecundación-dijo él sin darle importancia.

-¿Por qué? -le faltaban sólo semanas si no días para poder caminar... ¿por qué pasar por un proceso de fecunda­ción asistida entonces?

-Para que podamos empezar el proceso y puedas quedar embarazado-dijo, como si le hablara a un niño pequeño.

-Pero...

-¿Acaso esperabas que olvidara esa parte del trato?

A veces se ponía paranoico.

-No. Quiero tener un hijo tuyo.

-Entonces acábate el desayuno para que podamos ponernos en camino.

-Pero estás a punto de caminar-dijo.

Una sombra cruzó sus negros ojos, pero desapa­reció enseguida.

-No hay garantías de eso, y quiero iniciar mi fami­lia enseguida.

-De acuerdo.

 

Aun estaba intentando comprender el deseo de Sasuke de intentar una fecundación artificial, cuando entramos en el consultorio del doctor. Lo único en lo que podía pensar era que no se creía capaz de concebir a sus hijos de ningún otro modo. Odiaba pensar que él se atormentaba por eso, pero sabía poco de este asunto como para poder ayudarlo a superar sus miedos.

Tal vez debería hablar con Kakashi.

-No será necesario realizar un procedimiento agresivo -dijo el doctor, atrayen­do así mi atención—. Le realizaremos una ex­tracción de esperma, señor Uchiha. Es un procedi­miento que no requiere hospitalización y es casi indoloro.

Sasuke asintió con la cabeza.

El médico se giró hacia mí.

-Usted tendrá que someterse a una inseminación señor Uchiha.

Yo encontraba aquella conversación muy vio­lenta. Él habló de las opciones, y me hizo preguntas acerca de mi ciclo de fertilidad para las que yo no te­nía respuestas muy claras. Nunca había llevado un ca­lendario como lo hacen muchos donceles.

Después de la tercera pregunta sin respuesta, Sasuke suspiró.

-¿Prefieres que me vaya para que hables de estos detalles con el médico?

Me sentí enrojecer aún más.

-Sí –dije, pidiéndole comprensión con la mirada.

Su media sonrisa me indicó que sí me comprendía. Salió del despacho y cerró la puerta.

-Me sorprende que se haya marchado. Su marido es un hombre al que le gusta mante­ner el control y sus deseos de protección hacia usted son evidentes.

Él había pensado en mis sentimientos y al menos en aquello nuestra relación había avanzado. Sonreí com­placido de que hubiera pensado que me resultaría embarazoso hablar de ciertas cosas delante de él.

-¿Qué me estaba diciendo de la inseminación? -deseaba acabar con aquello cuanto antes para volver con Sasuke.

-Es el procedimiento menos complicado para este tipo de tratamientos y no hay razón para estar nervio­sos.

Asentí, animándolo a continuar. El doctor me explicó lo que necesitaba hacer para prepararme para el procedimiento y cómo llevar el control de mi tempera­tura corporal y otros indicadores fisiológicos que deter­minaran el momento óptimo para realizar la insemina­ción.

-Aunque es un procedimiento sencillo, puede ser algo doloroso. ¿Lo entiende, verdad? -dijo el doctor para acabar.

Asentí con la cabeza a pesar de que no enten­día por qué tenía que doler. Hablar de aquellas cosas con un varón, aunque fueran un médico o mi  marido, no me hacían  sentir cómodo.

-Notará algo entre una incomodidad y dolores fuer­tes durante el procedimiento. Sólo un tres por ciento de los donceles que se han sometido al tratamiento declaran ha­ber sufrido más que dolores leves.

Aquello era más reconfortante, pero no se lo diría a Sasuke. Tal vez no me dejara someterme al procedimiento, y yo quería tener un hijo. Lo deseaba.

-No me preocupa -declare.

-A veces se necesitan hasta seis intentos hasta con­seguir la concepción- me explico el medico

Esperaba que Sasuke se hubiera recuperado para en­tonces, así que acepte.

Volvieron a llamar a Sasuke y el doctor nos dio toda la documentación necesaria para que estuviéramos informa­dos. Mire los papeles y luego al doctor.

-¿Se supone que tengo que tomarme la temperatura todos los días?

-Sí. Y...

-No se preocupe. Leeré las instrucciones —interrumpí. No quería que él médico me explicara nada más delante de mi esposo. Ya lo había pasado bastante mal ha­blando sólo con el médico.

Salimos de la clínica después de concertar una cita para Sasuke para el martes siguiente.

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El día después de la cita, lo seguí hasta la sala de fisioterapia. Kakashi no había llegado, pero Sasuke ya se había colocado en la máquina de remo y estaba en­trenando con la misma concentración con que hacía todo en la vida.

Llene una botella con agua y la coloque a su lado.

-Kakashi me dijo que ayer diste unos pasos.

Me había ido de compras con Mikoto  y no me había en­terado de sus progresos  hasta que Kakashi y su esposo fueron a cenar. Había hablado con él a solas y, cuando lo mencionó, ignoró delicadamente mi sorpresa.

El que Sasuke no hubiera compartido sus progresos conmigo me dolía y me extrañaba. Ya que pensaba que habíamos avanzado en nuestra relación.

-Sí. ¿Se lo dirás a todo el mundo esta noche en la cena?

Me dijo con sarcasmo.

-Tus padres y tu hermano están interesados en tus progresos.

El hizo una mueca.

-Tienes razón, pequeño. Diles lo que quieras.

No podía evitar pensar si le dolería el procedi­miento al que se había sometido el día anterior. Me mordí el labio al ver cómo él se esforzaba cada vez más.

-¿Estás seguro de que debes esforzarte tanto des­pués de lo de ayer?

Su mandíbula se tensó y tardó un momento en res­ponder.

-No necesito un enfermero, Naruto.

Rara vez me llamaba por mi nombre, y esta vez no pude evitar pensar que no era un gesto de intimidad.

-No intento serlo.

-Entonces, ¿por qué estás aquí?

Buena pregunta. Al principio lo había acompañado para animarlo a prestar más atención a su rehabilita­ción, pero desde que estábamos en Japón, se había concen­trado en su deseo de caminar. Yo seguía asistiendo a las sesiones para pasar tiempo con él, porque el resto del día estaba ocupado con sus negocios. Y solo lo veía a la hora de cenar.

La mayoría de las noches ya me encontraba dormido cuando él subía a acostarse, y cuando no era así, el no deseaba ha­blar. Me hacía el amor, pero seguía negándose a que yo lo tocara. Me gustaba dormir entre sus brazos, pero me sentía rechazado cuando él no me dejaba tocarlo.

Aún no había logrado reunir el valor suficiente para hablar con Kakashi, sentía que era una traición a la intimi­dad de Sasuke.

-Creía que te gustaba tenerme aquí -replique en voz baja-. Pero te dejaré para que sigas entrenando.

Me volví para marcharse.

-Naruto

-¿Necesitas algo? -pregunte sin mirarlo.

-Me gusta que me acompañes.

Sasuke era demasiado educado como para decirme que lo dejara tranquilo. Probablemente llevara días deseándolo, así que no le creí.

Intente parecer despreocupado

-Buscaré a Mikoto y le preguntaré si hay algo que quiere que haga —al menos su madre estaba encantada presentándome ante sus amigos y conocidos como el esposo de su hijo.

-Querido.

-¿Qué? -tal vez me había equivocado y quería que me quedara.

-¿Te has tomado la temperatura esta mañana?

La pregunta me cayó encima como un jarro de agua fría. Lo único que parecía interesarle a Sasuke de mi era mi vientre.

-No.

-¿Por qué?

-Acabo de terminar mi periodo fértil. Me someteré al procedimiento en menos de tres semanas si mi cuerpo sigue el ciclo normal.

No espere su reacción. Ya sabía lo que quería, un niño, y yo era indispensable para eso. Nada más. A ve­ces, por la noche, cuando me acariciaba con una ternura que hacía que se me saltaran las lágrimas, me auto convencía de que realmente significaba algo para él. Pero no era así, y cuanto antes lo aceptara, antes dejaría de dolerme su indiferencia.

 

POV. SASUKE

 

 

Vi marcharse a Naruto y quise llamarlo de nue­vo, pero ¿qué podía decirle? No me gustaba que él tuviera que someterse a un tratamiento médico para poder tener a mi  hijo, eso me hacía sentirme menos hombre. Además, tenerlo como testigo mientras luchaba por volver a la normalidad cada vez se me hacía más difícil. Naruto me trataba como a un inválido. Había pasado de reprocharme que no trabajara lo suficiente para mejorar a regañarme por esforzarme demasiado.

El único momento en que me sentía como su marido era cuando le hacía el amor por la noche. Entonces no importaba que no tuviera control sobre mis piernas. El respondía a mis caricias con tal pasión que pronto me volví adicto a los sonidos de placer que emitía, y al tacto de su cuerpo cuando se convulsionaba debido al placer. Era tan gratificante, que era como si encontrara mi propia satisfacción.

Según Kakashi, esa podría ser la única gratificación que tuviera. Al final había decidido hablar con mi fisioterapeuta y le había confiado mis dudas acerca de re­cuperarme en esa área. Él me había dicho que, en la ma­yoría de los casos, la recuperación era total, pero que unos pocos hombres, aún después de haber recuperado la movilidad, eran incapaces de mantener una erección.

El miedo a estar en ese grupo me hizo ser brusco con Naruto. El era mi esposo, mi complemento y lo amaba. No sa­bía cuándo me había dado cuenta de ello, pero sabía que lo había necesitado desde el momento en que lo vi en la habitación del hospital en Nueva York.

Quería estar completo para él, y eso significaba entregarme al máximo a la rehabilitación, esforzarme e intentar caminar aunque resultara humillante caer una y otra vez. No abandonaría mi empeño de estar com­pleto para Naruto, no sería derrotado.

FIN POV SASUKE

 

Notas finales:

 

Se aceptan cometarios ^//^

 


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