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Desde La Lesión por AkikoYaoi

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Notas del capitulo:

Repito, no soy Kinesióloga ni nada por el estilo. Así que todo lo relacionado con la lesión me lo invento.

10.- Al fin, el fin


 


Era viernes por la tarde y Hanamichi se encontraba sentado en la arena mirando el mar. Suspiró.


Había pasado casi una semana desde que vio al Zorrito por última vez. Desde que se enterase de la verdad y desde que éste se le declarara. Estaba confundido y mucho. El Zorrito era su amigo, así lo había clasificado. Pero nunca se había sentido tan necesitado de alguno de sus amigos ¡y ni siquiera había pasado una semana!


Se revolvió los cabellos con una de sus manos. Le gustaba al Zorro, pero solo podía ofrecerle su amistad, y él lo había aceptado. Aún así había algo en todo esto que no terminaba de cuadrarle y no sabía que es lo que era.


-¿Qué demonios estoy pasando por alto?


Volvió a revolverse los cabellos. Pregunta incorrecta, aún no tenía respuesta para eso. Decidió empezar con algo más simple y se hizo la pregunta que supuso era la más fácil.


-El Zorrito es mi amigo ¿cierto?


Blanco. ¿Qué diablos? Se suponía que esa era la pregunta más simple. Si hasta hace una semana hubiese contestado con un sí rotundo... ¿por qué ahora no podía hacerlo? ¿Qué había cambiado? Simple, el Zorrito se le había declarado. Y así de simple también, obtuvo la respuesta para las dos preguntas que se había hecho: estaba confundido con el Zorrito.


Eso es lo que estaba pasando por alto, o más que eso, estaba decidiendo ignorarlo. Y como estaba confundido no sabía si era su amigo o quería que fuera algo más.


Se tomó la cabeza con ambas manos y apoyó los codos en las rodillas. Esto no podía estar pasándole a él. No es que fuera homofóbico ni nada. Si llegase a enamorarse de un hombre lo aceptaría sin más. El amor era un sentimiento y por tanto, él sabía que se enamoraba del alma la persona, no del hombre o de la mujer que se veía en el exterior. Por otro lado su padre le había enseñado desde siempre a ser respetuoso con los demás.


-¿Qué es lo que siento?


Sabía perfectamente que había sido una pregunta retorica. No esperaba poder darse una respuesta, porque por ahora no la tenía.


-¿Debería decirle que estoy confundido?


No. Esa fue simple, se dijo. No podía decirle que estaba confundido, porque si resultaba que estaba confundido en cuanto a estar confundido y solo lo consideraba su amigo podía darle falsas esperanzas y no quería lastimar al Zorrito.


-Azul... -fue un murmullo.


Seguía mirando el mar azul, ese que tanto le recordaba a sus ojos. Se perdía en el mar como se perdía en su mirada. Tal vez no estaba tan confundido. Suspiró.


 


˜*˜


 


Era sábado por la mañana. Había vuelto de su terapia que era cada día más intensa, a petición de él mismo, para acelerar así el proceso de recuperación.


Estaba tendido en la cama viendo una película cuando golpearon la puerta.


-Adelante -contestó sin prestar atención.


-Permiso...


Se puso en pie tan rápido al oír su voz que se mareo. En un segundo Rukawa había llegado a su lado para ayudarlo a sentarse en la cama.


-¿Te sientes mal? ¿Llamo a alguna enfermera? -preguntó preocupado.


-No, no es necesario. Solo me levanté muy rápido, eso es todo.


Le causó gracia la preocupación del pelinegro. Y le gustó. Aún no sabía que estaba haciendo en ese lugar. No se lo esperaba. Era el primer fin de semana y él se presentaba en la clínica para poder verlo.


-¿Qué haces aquí, Zorrito?


-Vine a visitarte ¿Qué acaso no puedo? -preguntó coqueto.


-Si... si puedes. Me agradó tu sorpresa -dijo algo abochornado.


Se pasaron todo ese sábado conversando. Rukawa lo llevó a comer a un restaurant y luego lo acompañó a las terapias. Se sorprendió de la duración de estas y de lo exigentes que eran. A pesar del dolor que sabía que sentía Hanamichi, no lo escuchó quejarse una sola vez. Admiraba a ese pelirrojo. Y a cada momento lo quería más. Suspiró suavemente.


Repitieron el panorama al otro día. El pelinegro se quedó en Tokio ese fin de semana para estar con el pelirrojo. A pesar de haber compartido todas las tardes por casi dos meses pasar dos días completos juntos era totalmente distinto.


 


˜*˜


 


Nuevamente era viernes. Y ahí estaba mirando el mar de nuevo. Estaba ansioso. Rukawa no había dicho nada sobre volver a visitarlo ese fin de semana, pero quería que llegara luego para verlo si es que iba... si no, bueno no importa, menos tiempo le quedaba para volver a clases.


Empezaba a pensar que las cosas tal vez estaban más claras de lo que él quería reconocer. Le gustaba estar con el Zorrito y cuando no estaba con él sentía que le faltaba algo. Y en momentos como este, cuando existía la posibilidad de volver a verlo, se colocaba ansioso. Sentía que en cierta medida se complementaban, eran tan distintos que lo que a uno le faltaba el otro se lo daba.


Al otro día el Zorrito volvió a aparecer. Fue un fin de semana como nunca lo habían tenido. Se pasaron el día sábado en un parque de diversiones y el día domingo caminando por la orilla del mar y conversando a la sombra de los cerezos. Rukawa siguió acompañándolo en sus sesiones de ejercicios y admirándose cada vez más de su fortaleza y tesón. Estaba seguro que el pelirrojo volvería a jugar basquetbol. Y ahora lo harían juntos.


 


˜*˜


 


El lunes Hanamichi se llevó una gran sorpresa. El traumatólogo que llevaba su caso le dijo que su nivel de recuperación era mejor de lo que se pensó que podía llegar a ser. Si todo seguía así, en dos semanas más le darían el alta, eso ya se iría viendo. Por mientras tenían una nueva etapa que agregarle a su tratamiento. Como sabían que era jugador de basquetbol comenzarían con ejercicios simples como el manejo del balón y cosas así.


El pelirrojo estaba feliz. No lo podía creer. No podía esperar a contarle al Zorrito.


Esa noche hablaron largo rato sobre la nueva etapa de la rehabilitación del pelirrojo y el posible alta médica. Ambos estaban realmente emocionados. El pelirrojo necesitaba volver con su gente y el pelinegro necesitaba a aquel único ser que había llegado a su corazón.


 


˜*˜


 


Durante la primera semana fue un poco difícil para Sakuragi acostumbrarse a usar el balón haciendo menos esfuerzo del que estaba acostumbrado. Aún así, le enseñaron a realizar movimientos más precisos y con menos esfuerzo físico. En parte, agradecía eso, le serviría para cuando volviera a jugar.


Ese fin de semana esperaba ansioso al Zorrito. Esperaba que apareciera de sorpresa como lo había hecho las dos semanas anteriores. Pero lamentablemente para el pelirrojo, el Zorrito no se presentó. Hanamichi lo necesitaba. Ya no era suficiente con hablar por teléfono, no le bastaba. No era lo mismo saberlo al otro lado de la línea que tenerlo frente a frente. Lo que conseguía el pelinegro con su presencia no lo conseguiría nunca a través del teléfono.


La segunda semana fue intensa. Le hicieron varios exámenes que dieron resultados positivos en cuanto a la recuperación del pelirrojo. Los ejercicios se volvieron más exigentes aún, pero Hanamichi se dio cuenta que a estas alturas ya los hacía de forma natural, no le dolía el realizarlos.


Estaba tranquilo, todo estaba saliendo bien. Si seguía así, esta sería su última semana en aquel lugar. Y rogaba por eso. No es que lo estuvieran tratando mal, todo lo contrario, es solo que necesitaba volver a Kanagawa. Necesitaba a sus amigos, el basquetbol... y al Zorrito.


 


˜*˜


 


Hana había esperado por este día desde que llegó a la Clínica. Ahí estaban las enfermeras que tanto cariño le habían tomado. Ya se había despedido de los doctores que lo atendieron en sus últimas terapias y que le habían dado una serie de recomendaciones escritas que ahora llevaba firmemente bajo su brazo en una carpeta.


A pesar de ser viernes, día de clases, Yohei había ido a buscarlo a Tokio. Caminaron con calma hasta la estación de trenes. Mientras el pelirrojo caminaba despreocupado, Yohei lo seguía con el bolso al hombro.


-Te ves distinto, Hana.


-¿Eh? ¿A qué te refieres?


-No lo sé... tus ojos brillan.


-Por supuesto que lo hacen. Estoy feliz de poder volver al fin a Kanagawa y nunca pensé que lo diría, pero extraño la Preparatoria.


-¡Jajajaja! Quién lo diría ¿no? Por suerte seguimos en el mismo salón.


-Si... así no volveré tan perdido a las clases.


-Solo quieres aprovecharte de mí, mal amigo.


-Solo un poco.


-¡Jajajajaja! -rieron alegres ambos al mismo tiempo.


 


˜*˜


 


Yohei ayudó a su amigo a acomodarse en su casa. Durante todo ese tiempo se había encargado de mantener el lugar limpio y en buenas condiciones para cuando volviera. Ahora ya estaba ahí por fin.


Prepararon la cena y comieron juntos. Luego de un rato de conversar, Yohei se retiró a su casa, podía ver que el pelirrojo se encontraba cansado aunque éste no se lo dijera.


 


˜*˜


 


Hanamichi se encontraba solo, tendido en su cama, en su casa. Y no pudo evitar lanzarse a las preguntas que lo atormentaron durante esta última semana.


Hace dos semanas que no veía al Zorrito. Y se sentía terriblemente mal, lo necesitaba ahora ya. ¿Qué le estaba pasando? ¿Es que acaso le gustaba y no se daba cuenta?

Notas finales:

Gracias por los Review, por favor sigan haciéndolo, me gusta saber lo que piensan. Espero que les esté gustando.


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