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Desde La Lesión por AkikoYaoi

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11.- El primer día de clases


 


-¡Maldito Zorro! -murmuraba Hana.


Por fin era lunes. Volvería a la preparatoria a ver a sus amigos y a los del equipo, aunque aún no estuviera en condiciones de jugar un partido si podría hacer entrenamiento básico. Ese que tanto odió en un principio, pero que estaba dispuesto a realizar si eso le permitía coger un balón.


Era lunes y el estúpido Zorro que tenía como amigo no había aparecido. Hacía dos semanas que no lo veía, sentía que se estaba ahogando. Como si le faltara el aire. Pero claro, su orgullo de Genio no le permitiría decírselo así como así. Sería como reconocerse débil, especialmente luego de que el Zorrito se hubiera "desaparecido".


-Desconsiderado, mal amigo...


El pelirrojo iba por su casa preparándose para ir a clases mientras murmuraba una sarta de palabras y frases contra el pelinegro y su ausencia. Tenía que descargarse ahora que aún estaba solo, no les arruinaría el día a sus amigos solo porque el Zorro hubiera dejado de visitarlo.


-Se supone que le gusto, debe cortejarme y...


No terminó lo que estaba diciendo porque en realidad se dio cuenta de que Rukawa no intentaba enamorarlo ni nada por el estilo. Si ahora se encontraba "levemente" atraído hacia él era culpa suya por esperar cosas que no se le prometieron. Se lo había dejado claro, solo le pedía su amistad. Entonces ¿dónde demonios estaba su amigo?


El timbre sonó. Miró la hora. Ese debía ser Yohei que le avisó que lo iría a buscar para encontrarse a medio camino con los demás y llegar juntos a la preparatoria en su primer día de clases.


-¿Vamos?


-Sí, estoy listo.


Caminaron con calma, aún era temprano. Así lo había decidido Yohei, no quería que su pelirrojo amigo anduviera por las calles corriendo cuando acababa de volver de rehabilitación.


-¡Hanamichi! -se escuchó un grito a la distancia.


-¡Gordo!


Takamiya abrazaba a su amigo a la altura de la cintura debido a su baja estatura. Mientras Noma y Ookusu se acercaban a ellos para palmear suavemente su espalda.


En la entrada de Shohoku lo esperaban Ryota y Ayako para saludarlo y saber cómo había ido todo.


-Hola Hanamichi. Qué bueno es volver a verte -saludó alegre Ayako.


-Ayako. No sabes cuánto extrañé tus golpes con el abanico.


-Hanamichi, amigo -dijo Ryota acercándose a él.


-Riochín... no has crecido nada ¡jajajajaja! -lo saludó Hana.


-¡Pero qué dices! Crecí 1,1 cm -dijo orgulloso.


-Pues no se te nota -dijo una voz a sus espaldas.


-Michi... ¿sigues aquí? -dijo burlón Hana.


-Cállate tarado... repetí el año -dijo avergonzado.


-Eso es bueno. Tendrás el placer de volver a jugar con este Genio -le sonrió.


Conversaron en la entrada de la preparatoria hasta que se escuchó el timbre. Iban en dirección a las salas de clases cuando alguien llamó.


-¡Sakuragi!


-Haruko. Tanto tiempo.


Hanamichi no pasó por alto que todos sus amigos siguieron caminando, dejándolos solos. Volvió a mirar a la castaña que tenía enfrente y no sintió aquello que sentía antes del partido contra el Sannoh. Se estaba negando lo obvio.


-Siento no haber podido ir a verte a Tokio -dijo avergonzada.


-No te preocupes, entiendo que es un costo que ninguno de ustedes podía pagar -dijo tranquilizador.


-Mi hermano te manda saludos. Está estudiando leyes.


-¡Jajajaja! Dale mis saludos al Gori.


-Sí, nos vemos Sakuragi.


-Nos vemos Haruko.


Entró al salón de clases y se sentó en el mismo lugar del año anterior: al lado de la ventana, en el último puesto junto a Yohei. Miró hacia afuera y vio a Rukawa. Suspiró. ¿Por qué es que no lo había visitado aún? Ni siquiera lo había llamado por teléfono, Sakuragi nunca le pidió el de él, así que no podía hacerlo.


Se pasó el día contestando a las preguntas de sus compañeros que querían saber sobre su recuperación. También se dio cuenta que ahora las muchachas lo miraban distinto, agudizó un oído para escuchar una conversación y se enteró que luego del campeonato nacional muchos lo veían como el salvador del equipo y un buen muchacho, si hasta más guapo lo encontraban.


Suspiró. Esas chicas eran muy superficiales. Ahora lo entendía. Nunca se fijarían en un pelirrojo pandillero, pero un pelirrojo jugador de basquetbol que ayudó a su equipo a ganar contra el mejor equipo del país, era otro tema. Pensó en Rukawa y todo el acoso que tenía que soportar de esas chiquillas que estaban "enamoradas" de él. Volvió a suspirar.


 


˜*˜


 


Se dirigía hacia el gimnasio con su Gundam. Insistían en no dejarlo solo y eso a Hanamichi lo estaba fastidiando.


-Chicos, es en serio. No es necesario que me acompañen -dijo con un leve tono de amenaza.


-Es necesario, no nos molesta -le cortó Yohei.


El pelirrojo bufó molesto.


Al llegar al gimnasio comprendió porque sus amigos no querían irse. Un gran lienzo colgado que decía "Bienvenido Hanamichi" se encontraba sobre un costado de la duela, justo encima de una mesa con cosas para comer y beber.


-¡Bienvenido! -gritaron los integrantes del equipo.


Sakuragi se sorprendió gratamente con la acogida que le brindaron sus compañeros. Lo habían extrañado. En su ausencia pudieron notar lo importante que era en el equipo como jugador y como persona. Necesitaban al rey de los rebotes, al salvador de Shohoku y al alborotador pelirrojo que los animaba a cada momento con sus comentarios y sobrenombres.


A mitad del entrenamiento aparecieron integrantes de equipos rivales para darle sus saludos e indicarle lo ansiosos que estaban por jugar de nuevo contra Shohoku con él presente. Sendoh, Fukuda, Koshino y Hikoichi de Ryonan, Fujima y Hanagata de Shoyo y Kyota y Jin de Kainan. 


Con toda la atención puesta en él Hanamichi volvió a ser, por un momento, aquel muchacho que era antes del partido contra Sannoh. Reía escandalosamente y hacía comentarios irónicos colocándole sobrenombres a todos los presentes que solo podían reírse divertidos ante sus payasadas. Pensaban que aquel chico nunca iba a cambiar. Gritó al Puercoespín que esta vez le ganaría, molestó a Hikoichi para que le diera sus apuntes, discutió con el mono salvaje de Kyota e insistió al Miope y al Suplente con que ellos ya no deberían estar ahí por ser universitarios.


La tarde caía rápidamente y todos, tan divertidos como estaban, apenas lo notaron. Los chicos de las otras preparatorias se comenzaron a retirar, quedando para el final solo Shohoku. Ryota, el nuevo capitán indicó que en el entrenamiento del día siguiente recuperarían el tiempo perdido hoy. Luego les dijo que podían retirarse.


Hanamichi salió de su burbuja para hacer lo que había tenido presente desde que llegó a la preparatoria esa mañana. Miró alrededor una y otra vez hasta que lo vio apartado de los demás recogiendo su bolso para retirarse disimuladamente. Fue a su lado.


-Hey, Zorrito...


La mirada de hielo que le dirigió Rukawa le impidió seguir hablando. Olvidó por qué lo estaba buscando y lo que quería decirle. Se puso un poco nervioso. El pelinegro solo lo miraba fijo, de pronto levantó una ceja indicándole que hablara, que no tenía su tiempo.


-...


-¿Qué quieres, Torpe? -dijo frío.


-Yo... yo quería... quería... pues... hablar contigo.


Las palabras no le salían y su mente se negaba a hilar dos ideas coherentes. Consiguió recordar que quería hablar con él, pero no de qué. Por eso intentó ganar algo de tiempo pidiéndole simplemente conversar, ya luego se acordaría que tenía que decir. Pero no se esperaba la respuesta que recibió.


-No tenemos nada de qué hablar, Torpe.


Tan sorprendido se quedó Sakuragi que no fue consciente de que el pelinegro se fue dejándolo plantado hasta que Yohei lo llamó a gritos desde el otro lado del gimnasio.


-¡Hana! ¡Vamos!


Se movió por inercia. No supo de qué se habló durante el trayecto a su casa o cómo llegó. De pronto Yohei estaba frente a su puerta despidiéndose de él y dejándolo solo con sus pensamientos. Él se había dado perfecta cuenta de que algo había pasado entre su amigo y el pelinegro, pero no insistiría. Ya le contaría Hana cuando lo encontrara pertinente.


 


˜*˜


 


«No me apartes de tu lado, puedo seguir siendo tu amigo»


Las palabras de Rukawa luego de que se le declarara daban vueltas y vueltas en su cabeza. No entendía nada. Absolutamente nada.


Si le pedía que no se apartara de su lado ¿por qué ahora era él el que se alejaba? Ni siquiera le había explicado que estaba pasando.


Había dejado de llamarlo y visitarlo dos semanas antes de volver a Shohoku. La última conversación que tuvieron fue por teléfono, donde Sakuragi le contaba de la nueva etapa de rehabilitación y del posible alta médica en dos semanas. Luego... nada.


Hasta hoy.


«No tenemos nada de qué hablar, Torpe»


¿Qué demonios había sido eso? Y lo peor de todo no es lo que había dicho, sino lo que se había callado. Por otro lado su voz... era como antes... o peor. Algo le pasaba al Zorrito y tenía que averiguarlo para poder conversar con él.


Dejó un momento su mente en blanco. Se sacudió los cabellos con desesperación.


-¡¿Y qué demonios me importa a mí lo que le pase?!


Si que le importaba. Lo sabía. Debía de admitirlo de una vez. Tenía claro que no podía luchar contra él y sus sentimientos, contra Rukawa y lo que le pasara y contra lo que se le viniera más adelante cuando reconociera la verdad.


Haría algo... oh, sí que lo haría. Esto no se iba a quedar así. Tenía un problema y lo resolvería cuanto antes.

Notas finales:

Sé que fue un capítulo cortito y simple, sorry.


Gracias por los Review y por seguir el fic. Por favor sigan haciéndolo. 


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