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Desde La Lesión por AkikoYaoi

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Notas del capitulo:

No soy médico de ningún tipo, así que todo lo que nombro del área de la salud me lo estoy inventando.

7.- ¿Solo?


 


Pasó una semana y su Gundam aún no podía ir a visitarlo. Acababa de recibir una carta de Haruko y ahora se encontraba sentado a la orilla del mal leyéndola.


"...Rukawa fue llamado por la selección juvenil de Japón y..."


No pudo continuar leyendo porque sintió como alguien se detenía a un metro de distancia. Levantó la mirada y entonces lo vio.


Ahí estaba el Zorro que abriendo su polerón le mostraba la camiseta de la selección juvenil. Luego siguió corriendo por la orilla de la playa.


Ni siquiera tuvo tiempo de insultarlo. Para cuando había reaccionado se había alejado lo suficiente como para evitar escucharlo. Sintió coraje. Él era quien debería haber sido llamado por la selección... si no estuviera lastimado.


-¡Sakuragi-kun! Hora de tu terapia -le gritó una enfermera.


El pelirrojo se levantó y la siguió.


Ahora no solo debía lidiar con estar lejos de sus amigos, sino que también con saber que el Zorro estaba tomando ventaja mientras él estaba en ese lugar. No se quejaba, lo trataban bien y ya se había hecho querer, pero sin duda prefería estar en su casa con su gente.


Durante esa primera semana se le hicieron diversos exámenes: radiografías, escáner, espirometría, electrocardiograma, exámenes de sangre para todo, exámenes de orina y un examen físico completo. Como si no superan lo que tenia... suspiró.


El inmunólogo, el cardiólogo, el broncopulmonar, el endocrinólogo, el urólogo, el neurólogo y el gastroenterólogo lo vieron solo una vez mientras analizaban los resultados de sus exámenes y decidieron que no eran necesarios en su terapia.


La nutricionista le dio una dieta y visitas cada 15 días, mientras que la psicóloga le daba cita dos veces por semana. El traumatólogo que lleva su caso lo verá 3 veces a la semana. El tratamiento lo llevaría a cabo todos los días, en la mañana tenia hora con el kinesiólogo y en la tarde con el fisiatra.


 


˜*˜


 


Una semana había pasado desde que recibiera la carta de Haruko. Solo Yohei había podido ir a visitarlo, una vez. Se sentía solo, totalmente solo. Lo que era peor, cada tarde, cuando iba a pensar a la orilla del mar se topaba con el Zorro que solo lo miraba, sin dirigirle la palabra... como si no existiera.


Estaba cansado. La rehabilitación era realmente dolorosa aunque él nunca se había quejado. Es más, había pedido algo así como una "terapia intensa" con el objetivo de recuperarse cuanto antes. No veía resultados, aunque según el doc eso era normal en un principio. Los movimientos bruscos le seguían doliendo hasta la médula.


Y ahí aparecía de nuevo el zorro. Venia corriendo en su dirección. Ya sabía lo que pasaría: le dirigiría una mirada mientras pasaba corriendo por su lado y luego... nada. Bajó su mirada apesadumbrado.


-Hola...


Levantó la cabeza para comprobar que no estaba desvariando como lo pensó en un principio. A un metro de él, como la primera vez que se encontraron, estaba el zorro mirándolo... ¿preocupado?


-Hola -le respondió aún sorprendido.


Rukawa se acercó lentamente y se sentó a su lado. ¡Vaya! Eso sí que no se lo esperaba.


-¿Cómo te ha ido con... todo esto? -preguntó Rukawa moviendo una mano.


-...


Silencio. ¿Qué decirle? ¿Que estaba solo? ¿Que estaba cansado? ¿Qué le dolía? ¿O hacer como si nada? ¿Comportarse como siempre y fingir que todo estaba bien?


Si pensó que las sorpresas por parte del Zorrito habían acabado, se equivocó.


-Estas en todo tu derecho de sentirte... mal. No eres de fierro. Es una terapia larga, dolorosa y tus amigos están en Kanagawa. No es necesario que finjas, vi en tu mirada cuanto te está costando esto.


-...


Más silencio. Parecía que ese zorro se había metido en su cabeza. Se supone que era su rival, no podía demostrarse débil frente a él. Cuando iba a abrir la boca para decir alguna de sus tonterías, Rukawa se puso de pie.


-Siento haberme comportado tan infantilmente la última vez.


Y cuando se volvía para continuar con su entrenamiento, la voz del pelirrojo le detuvo.


-¿Qué pasó en... en el partido... contra el Sannoh? -preguntó dudoso.


El pelinegro lo miró. Pensó que todo lo que había pasado, lo que había sentido eran cosas de él, pero ahí estaba la comprobación de que se equivocaba. El Torpe estaba tan confundido como él.


-No lo sé... -fue sincero.


Miró en dirección al mar y dijo algo más. Algo que pensó, pero que no tenía intención de que saliera por su boca.


-...pero me gustó.


-A mi también.


Esa respuesta del pelirrojo lo hizo darse cuenta que estaba pensando en voz alta. Pensó que a estas alturas ya no tenía mucho que perder con él y por su comentario podía ser mucho lo que ganara. Así que decidió intentar algo más.


-Podríamos intentarlo... llevarnos mejor -le aclaró.


-Aún no sé si pueda volver al equipo -bajo la mirada con tristeza en su mirada.


-Nuestra relación no tiene porque reducirse a lo que pase en la duela.


El pelirrojo levantó la mirada esperanzado.


-Me gustaría intentarlo.


-Bien... entonces... nos vemos, Torpe.


-Nos vemos, Zorro.


 


˜*˜


 


Llevaba un mes en ese lugar. Sus amigos le prometieron ir ese día a visitarlo y ahí estaban. Le llevaban chocolates, revistas de basquetbol y una carta de Haruko y otra de Ayako.


Durante la mañana salieron a caminar por la playa y conversaron sobre la rehabilitación. La verdad es que ese era un tema que Hanamichi trataba de evitar para que sus amigos no vieran cuanto le estaba afectando todo eso. Pero era normal que tuvieran dudas, así que les contaba lo que hacía con comentarios irónicos y burlescos sobre lo divertido que era.


Sus amigos no notaron nada extraño en su comportamiento, pensaron que lo encontrarían abatido y desolado por el tiempo que llevaba ahí. Más aún porque ellos no podían visitarlo seguido. Pero ese era el mismo Hana de siempre. Riendo y bromeando a costa de sus amigos.


Fueron a almorzar a un local cerca de la clínica. Se sentía como estar en el Danny's... pero no lo era. Pronto sus escandalosas risas llamaron la atención de todas las personas del lugar, por tanto decidieron retirarse y volver a la habitación.


Estaba atardeciendo y ya habían puesto a Hanamichi al tanto de todo lo que había sucedido en ese último mes. Se encontraban sentados en la salita de estar conversando ya de un modo más tranquilo. En unos minutos más deberían irse. De pronto alguien interrumpió la conversación golpeando la puerta.


-Adelante -dijo el pelirrojo.


-Permiso, Torpe ¿se puede?


Tras la puerta, Rukawa asomaba poco a poco su cuerpo para adentrarse en la sala. Se sorprendió de encontrarse a los amigos del Torpe ahí.


-Claro que se puede, Zorro.


Una pequeña tos se escuchó proveniente de sus amigos. No necesitó voltearse para saber que fue Ookusu. Decidió ignorarlos de momento y seguir hablando al Zorro.


-¿Qué te trajo hasta aquí, Zorrito?


-Bueno yo... no te vi en la playa y me preocupé.


Rukawa estaba realmente incomodo, las miradas de los amigos del Torpe lo decían todo: no era bienvenido.


De pronto una risilla burlona. El pelirrojo se giró molesto hacia sus amigos y encaró a Yohei.


-¿Se puede saber qué demonios les pasa?


-Por favor Hana... ¿él preocupado? ¿Por ti? Es el Rey del Hielo, solo le interesa el basquetbol. No sé que pretende aquí, pero no nos agrada su presencia -Yohei fue directo y duro.


-Debería retirarme.


Pero antes que el pelinegro llegara a la puerta, fue detenido por Sakuragi.


-¡Un momento! Tú no te vas a ningún lado. Los que se van son ellos.


-¡¿Qué?! -gritaron los de la Gundam a un tiempo.


-Lo que oyeron. Sé que no los puedo culpar por no haber venido antes a verme o por no llamarme o por no escribir más a menudo. Pero entérense que la única persona a la que he visto todos los días es el Zorro. Si no me he derrumbado y continúo intentándolo es gracias a que él ha estado aquí para hacerme sentir un poco menos solo. Es mi amigo y tiene tanto derecho como ustedes a estar aquí. Pero si no lo quieren aceptar ahí está la puerta. Pueden volver cuando lo acepten... o no hacerlo en caso de que no lo hagan.


Las palabras del pelirrojo resonaron en la cabeza de las cinco personas que estaban en la sala en ese momento.


-Chicos, vamos. Este no es un buen momento...


Yohei se había dado perfectamente cuenta de que el pelirrojo estaba molesto con ellos y su actitud y no los iba a perdonar en un minuto. Por otro lado ellos también necesitaban asimilar las palabras recién oídas. Hablar en este momento solo podía empeorar las cosas. Aún así le dio a entender que volverían, sabía que tiempo era todo lo que necesitaban el Gundam y Hana.


 


˜*˜


 


-No debiste hacerlo... son tus amigos.


Rukawa rompió el silencio que se formó luego de la salida de los amigos del Torpe.


-También eres mi amigo...


-¿Todo lo que dijiste...?


-Es cierto. Soporto la terapia y me esfuerzo cada día más solo porque sé que cada tarde te encontraré en la orilla de la playa. Eres como una inyección de energía.


-Gracias...


-Eso debería decirlo yo.


-Gracias por ser mi primer amigo. La única persona que tengo en este mundo es mi mamá... y ahora te tengo a ti.


Sakuragi casi se desmaya. El Zorrito acababa de sonreírle ¿y él? Pues él acababa de quedar totalmente prendado de esa sonrisa.

Notas finales:

Gracias por los Review dejados, por favor sigan haciéndolo. Espero que les esté gustando.


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