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Desde La Lesión por AkikoYaoi

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9.- Quiero la Verdad


 


Aún pensaba en lo que había pasado la tarde anterior. Enterarse que el padre del Zorrito era el que estaba pagando su rehabilitación lo sorprendió. Más aún después de que este le contara toda la historia, donde le quedó más que claro que no se hablaban.


¿Cómo entonces se había enterado de que un compañero de su hijo había sufrido una lesión y que no tenía dinero para pagar ni la clínica ni la terapia?


Necesitaba saber qué es lo que estaba pasando. Y hoy era su última posibilidad. Mañana los chicos se Shohoku volvían a sus clases, por tanto el Zorrito viajaba hoy en la noche de vuelta a Kanagawa. Después de eso no sabía cuándo volvería a verlo... quizás cuando él se reintegrara a las clases.


Realmente necesitaba saber muchas cosas. ¿Cómo se enteró el papá del Zorro? ¿Sabía el Zorro que su padre estaba pagando la clínica de rehabilitación? Si es que lo sabía ¿por qué no se lo dijo? Si no lo sabía ¿cómo reaccionaría? ¿Por qué el padre del Zorrito pagaba todo? ¿Pretendía comprar así su perdón? ¿Era una broma del Zorro? ¿Pensaba cobrárselo? ¿Le estaba mintiendo y en realidad no lo consideraba su amigo?


-¡Auch! Maldición... necesito saber.


El pelirrojo estaba comenzando a desesperarse. Aún no era mediodía, faltaban un par de horas para encontrarse con Rukawa. De todas las opciones que había barajado hasta el momento la que más inquieto lo tenía es que todo fuera una broma del pelinegro. Que en realidad estuviera burlándose de él y que todo lo que habían compartido en estos dos meses no significara nada para él. Que al volver a la preparatoria todo siguiera como antes, o peor... que no siguiera de ninguna manera, que lo ignorara.


Esto último lo veía bastante probable si no lograba recuperarse lo suficiente como para volver a jugar basquetbol. En Shohoku se sabía perfectamente que lo único que le interesaba al pelinegro era el basquetbol, ni siquiera los estudios consideraba en lo más mínimo.


-¿Y por qué me duele tanto pensar en eso?


La respuesta era simple, el pelirrojo la sabía. Le había tomado bastante aprecio a Rukawa y en cierta medida se había acostumbrado a su presencia, a hablarle, a contarle de su vida y a preguntarle de la de él.


Miró el reloj nuevamente. El maldito reloj se movía lentamente. Habían pasado 10 minutos y a él le parecía una eternidad. Bufó molesto. De momento nada podía hacer, tenía que calmarse, si llegaba a hablar con él exaltado, más de algo saldría mal. Se sabía explosivo y no quería reaccionar antes de tiempo.


-Primero tengo que saber toda la verdad, después... después ya veré que hacer.


 


˜*˜


 


Se fue a la playa mucho antes. Quería estar ahí para cuando el Zorrito llegara, no quería perder un solo segundo.


Vagaba en sus pensamientos, sin una idea clara, cuando lo vio. Venía corriendo, como siempre, en su dirección. Lo distinguió desde lejos.


Su sedoso cabello negro carbón se mecía delicada y sensualmente al viento, actualmente llegaba a cubrir la mitad de su profunda y penetrante mirada azulina como el mar, aunque a esa distancia aún no la podía distinguir. Podía apreciar perfectamente su escultural y blanquecino cuerpo que de seguro parecía tallado en mármol blanco, debía de ser como el David de Miguel Ángel.


-Zorrito... -murmuró.


Era idea suya ¿o el Zorro se veía sexy? Con razón traía a todas las muchachitas locas. La mitad de las chicas de Kanawaga debía de haber puesto sus ojos como corazones al verlo y la otra mitad, pues no lo conocía.


Estaba cada vez más cerca. A esa distancia ya podía ver sus hermosos ojos... esos ojos de zorro que podría distinguir en cualquier lugar. Se saludaron y el pelinegro se sentó junto a Sakuragi. Luego de unos segundos de silencio, el pelirrojo decidió atacar. Directo al grano.


-¿Sabías que tu padre paga mi rehabilitación?


El pelirrojo no necesitó la confirmación. El respingo que había dado Rukawa al oír la pregunta fue suficiente para saber la verdad. Aún así el pelinegro le contestó.


-Sí.


-¿Por qué no me lo dijiste?


-No quería que te sintieras mal.


-Me dijiste que hace años que no hablaban.


-...


-¿Cómo se enteró tu padre de mi lesión?


-...


-Todo esto es una broma que...


-¿Qué? -le interrumpió el pelinegro.


-Todo este tiempo, lo que hemos conversado, lo que hemos vivido, fue una mentira...


-Por supuesto que no lo fue -le cortó.


-¿Entonces?


-Entonces ¿qué?


-Contesta a mis preguntas.


-Dame un segundo...


Rukawa necesitaba ordenar sus ideas, no se esperaba que el pelirrojo se hubiera enterado de todo, pero eso era lo de menos. Ahora le estaba exigiendo la verdad y si no se la daba podría perderlo para siempre. No quería eso, de verdad que no lo quería. Solo tenía que encontrar las palabras precisas que lo hicieran entender.


-Primero prométeme que vas a escuchar toda la historia, tengo muchas cosas que contarte.


-No estás en condiciones de pedir que te prometa nada -estaba molesto.


-Prométemelo -insistió.


-Está bien. Te prometo que escuchare todo lo que tienes para decir.


-Ese día te lesionaste por mi culpa. Si yo no te hubiera pedido que me siguieras, no lo habrías hecho y tal vez no estarías lesionado, o tan lesionado. Antes de que entraras a las duchas había visto en tu cara muecas de dolor, por eso decidí esperarte. Pero no salías. Me preocupé y fui a ver. Estabas tendido en el suelo de las duchas. Te sequé, vestí y llevé al Hospital desde donde llamé al profesor Anzai. Antes el médico me había dicho de tu lesión y lo que era necesario para tu recuperación, pero cuando llegaron los demás uno de tus amigos nos contó que era imposible para ti pagar la rehabilitación. Salí de ahí sintiéndome culpable así que partí a la playa para pensar. Después de darle muchas vueltas al asunto la única solución posible que encontré fue llamar a Yuki, mi padre. Por supuesto no me negó la ayuda, solo le pedí que tú no te enteraras que tenía algo que ver y... eso es todo.


Sakuragi no pasó por alto que había callado la historia de su padre. ¿Lo había chantajeado para darle lo que quería? Si así era, se sentiría muy mal de ser el responsable de que el Zorro tuviera que hacer algo que no quisiera. Aún así tenía ciertas preguntas respecto a la historia. Una parte en especial que le estaba doliendo como una espinita.


-Lo hiciste porque te sentías culpable... -afirmó suavemente.


-No. O sea sí, pero no.


-¿Eh?


-Eso es lo que te dije. Así me sentía en ese momento: culpable, muy culpable. Y aunque sentía que había algo más, por mucho tiempo me dije que solo había sido culpa. No fue hasta tiempo después que descubrí que no lo hice por culpa. Aunque no hubiera dicho esas palabras que te llevaron a seguirme, igual hubiera hablado con mi padre... en palabras simples: no quería que te quedaras sin jugar basquetbol cuando yo podía hacer algo.


-Tu padre... ¿te pidió algo? ¿Te chantajeo para ayudarme?


-No. Pensé que lo haría, la verdad. Que me diría algo así como que tenía que volver a verlo o darle una posibilidad de conocernos y él me daría todo lo que yo quisiera, pero no me pidió nada. Todo lo contrario, conversamos y me contó la verdad de todo lo que había pasado y porque había dejado pasar tanto tiempo antes de buscarme. En cierta medida lo entendí.


-Pero aún no lo perdonas...


-No puedo.


-¿Por qué no puedes? Eso depende solo de ti y de querer una segunda oportunidad. Me parece que no es un mal hombre y que tú lo sabes perfectamente, entonces no entiendo porque no lo perdonas.


-...


-...


-Tengo miedo...


-Así que es eso. La verdad es que tú ya lo perdonaste ¿cierto? Lo que no has hecho es acercarte a él porque no quieres una nueva decepción. Dale una oportunidad, Zorrito. Y no lo digo porque esté pagando mi rehabilitación, sino por lo que decía ayer. Dale una posibilidad a tu padre, tú que puedes.


-...


-...


-Lo pensaré.


-Así se habla, Zorrito.


Se quedaron unos minutos en silencio. Cada uno sumergido en sus propios pensamientos. A Sakuragi aún le rondaba una pregunta por su cabeza, pero no sabía si hacerla. Algo le decía que si Rukawa se había callado eso, era por una buena razón. Aún así no pudo controlar su impulsividad.


-Cuando dijiste que te sentías culpable, dijiste que había algo más. ¿Qué es ese "algo"?


-...


-...-


Sakuragi se reprendió mentalmente, no debería haber preguntado. Estaba a punto de decirle que en realidad no importaba y cambiarle de tema cuando escuchó lo que jamás se le pasó por la mente le dijera alguien, menos un muchacho y ni en sus más locos y fantasiosos sueños, el Zorrito.


-Me gustas. Me gustabas en ese momento y aún no lo entendía. Ahora ya lo sé.


-...


-No te pido que me correspondas, sé que no eres como yo. Solo... no me apartes de tu lado, puedo seguir siendo tu amigo, lo que siento nunca va a interferir en nuestra amistad.


-...


-Por favor... -pidió lastimero.


-Yo... solo... no me lo esperaba -dijo finalmente.


-Dime que podremos seguir siendo amigos, por favor.


-No te preocupes. Ya eres mi amigo y eso nunca va a cambiar -dijo tranquilo.


-Gracias.


-Gracias a ti, Zorrito. Gracias por toda la ayuda que me has dado aún sin yo saberlo. Gracias por ser sincero conmigo. Gracias por ser mi amigo. Y gracias por quererme en tu vida.


Ambos se sonrieron. Ambos estaban algo confundidos, pero tranquilos en la presencia del otro. De momento era todo lo que necesitaban.

Notas finales:

Gracias por los Review dejados, por favor sigan haciéndolo. Intentaré actualizar lo más pronto posible según mi escaso tiempo me lo permita. Espero que les esté gustando este fic.


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