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VENGANZA ... DULCE VENGANZA por casiinii

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 Contemple  los  impasibles  rostros  que  me  miraban  acusadoramente.  Recorrí  la  sala  con vista, pude  ver  a  mi  familia. Una familia que me miraba con odio, desprecio  y  asco.  Como  me  gustaría  poder  levantarme  y  acercarme  a  ellos,  poder  decirles  toda  la  verdad. La puerta del fondo se abrió y el juez ingreso en la sala, todo el mundo se levanto en muestra de respeto para acto seguido volver a sentarse. Todo transcurría con demasiada lentitud. Intente prestar atención a todo lo que allí se decía, pero era casi imposible ya que no comprendía la mayoría de los términos utilizados. Mire por una de las grandes ventanas que decoraban la sala y deje que mi mente viajara a lugares paradisiacos.

-Que entre la víctima a la sala- dijo el regordete juez.

Esas palabras hicieron que regresara a la realidad y mire hacía la puerta la cual se abría en esos momentos. Cloud ingreso a la sala, o más bien lo que quedaba de él. Aquellos solitarios ojos azules se encontraban sin vida, vacios. Su hermoso rostro se encontraba llenos moratones y cortes, sus labios estaban partidos. Llevaba un brazo escayolado y cojeaba bastante al caminar. El chico avanzo miedoso e incomodo.  Tseng se levanto y se acerco hacía él abrazándole  y llevándole hacía el estrado. Un ligero temblor sacudía el cuerpo del chico, pero creo que yo fui el único que me percate de ese hecho. Se dejo llevar y se sentó en la silla, un quejido salió de sus maltrechos labios. A continuación el abogado empezó a relatar la ficha médica de la víctima, a la cual yo no hice ni caso. En todo aquel tiempo me dedique a contemplar a aquel niño asustado. Él levanto la vista y nuestro ojos se encontraron, le dedique una sonrisa para intentar calmarlo y darle ánimos pero él aparto la vista tembloroso; esto no paso por alto para los jueces. El abogado termino de leer y dio paso al relato del chico sobre lo sucedido. El rubio miro a su padre y acto seguido a mí, en cuanto nuestras miradas volvieron a encontrarse bajo la cabeza apenado.

-No tengas miedo- le dijo el juez con cariño.

-Y…Yo estaba en mi cuarto…dibujando y cantando…una canción que mi mama me enseño… me gire  y… y él estaba ahí. Me miro… raro y… y me dijo que por mi culpa y la de mi mama el no podía estar con mi papa… que él le amaba no como ella y… que él podía hacerle feliz. Yo le dije que no y… y se enfado. Entonces me pego muy fuerte… una y otra vez. Si mi papa no hubiera llegad… él… él…- el chico rompió a llorar.

Mi boca estaba abierta a más no poder. No podía creerme aquello que oía… el chico me culpaba. Ese maldito niño estaba declarando en mi contra. Iba a meter a la cárcel a un inocente y a dejar libre a un culpable. Apreté mis puños con fuerza y lo taladre con la mirada instándole a decir la verdad. El juez golpeo el tablero con el mazo y obligo a que el jurado tomara un veredicto.

Cabe destacar que fueron los dos minutos más largos de mi vida y sentí que el alma se me caía a los pies al escuchar su veredicto.

-Declaramos al acusado… culpable de la agresión contra el señor Cloud Strife.

-¡ES MENTIRA!- grite con todas mis fuerzas.- ¡EL NIÑO ESTA MINTIENDO! ¿Por qué? ¿Por qué no dices la verdad?

Me levante y me dirigí hacía él a toda prisa. El chico retrocedió asustado y me miro con ojos llorosos. Los policías que yacían en la sala se abalanzaron sobre mí. Me quede parado y dejo que ellos me arrastraran fuera de la sala mediante empujones. Las últimas palabras del chico me habías dejado completamente descolocado. Me habría esperado cualquier cosa. Cualquier cosa menos  ese… LO SIENTO, SHEPY.

 

Me incorpore sobresaltado, otra vez esa maldita pesadilla. Me tumbe sobre la cama y mire el reloj, eran las diez de la mañana. Mi cuerpo estaba bañado en sudor, no había cosa que más me asqueara que eso. Me levante y me dirigí hacía el pequeño cuarto de baño y me di una buena ducha de agua fría. Desayune un trozo de pan y un vaso de leche.

Cogí una pequeña tarjeta, una invitación al baile anual que se realizaba en la mansión Strife. Volví  a leer su contenido, no podía equivocarme absolutamente en nada sino todo mi trabajo se iría al garete.

Llevaba toda la semana planeando ese golpe. Ricco había atracado una de las más importantes mansiones y en ella había hallado esa pequeña reliquia la cual no había dudado un segundo en traerme. Desde que esa invitación cayó en mis manos mi mente empezó a  maquinar distintos planes, pero tuve que pensar lo más fríamente posible para llegar a dar con el ideal. Era el plan maestro, el plan de lo planes… o eso creía yo.

Cuando el reloj del salón marco las cinco de la tarde empecé a prepararme. Decidí tintar mi peli plateado cabello de un color rojizo y ponerme unas lentillas de color miel. Mi plan no resulto ser tan sencillo como creí un principio… tintarse el cabello no era muy fácil que digamos tuve que intentarlo varias veces para poder dar con el color que quería después vino el problema de las lentillas y la falta de experiencia… gaste un total de cuatro pares y eso que no he hablado de la horrible incomodidad y escozor que tenía en los ojos. Cuando todos mis principales problemas se pasaron me enfunde un caro traje de Armani que Ricco me había prestado y me bañe en una barata colonia de imitación.

Me mire en el espejo de la entrada y me asegure de estar lo más presentable posible, para que no sospecharan nada. Probé distintos tipos de peinados y decidí recoger mi largo cabello en una coleta y también me puse unas caras gafas de sol que le robe a un hombre que iba en el tren el otro día. Perfecto como estaba salí de mi  nueva casa y me dirigí hacía la casa en la cual años atrás se llevo a cabo uno de los crímenes más imperdonables.

 

Mire la pulcra fachada que se hallaba ante mí, no la recordaba de esa manera; a decir verdad no la recordaba de ninguna manera ni siquiera recordaba haberla visto.

Le di las llaves del mercedes al aparcacoches y penetre en la gran mansión. Me recibió un mayordomo que me condujo hacía el gran salón.

El sitió se hallaba abarrotado de gente. Me quede en un rincón con mi copa de champagne y mire a la multitud, mentiría si dijera que no disfrute ya que siempre que se me presentaba la ocasión bailaba un rato con alguna joven y solitaria dama… todo cambio en cuanto le divise. El estaba allí sentado, mirando hacia la nada. Veía como despachaba cordialmente a todas aquellas mujeres que se le acercaban. Ya entrada la noche, cuando ya casi nadie bailaba y la gente se dedicaba a hablar entre ellos borrachos como una cuba o se marchaban a casa, decidí acercarme a él, que seguía solitario en aquella mesa. Cogí otras dos copas de champagne y me senté a su lado tendiéndole la copa sobrante. Él me miro curioso y extrañado, ya que hacía bastante rato que nadie se le acercaba, dirigió su vista a la copa y la aparto gentilmente.

-No bebo, gracias- dijo volviendo a ignorándome.

-Oh pues si lo hubiera sabido no te había metido en un compromiso como este… soy  Luis, encantado.

-Cloud- dijo secamente.

-¿Cuántos años tienes?

El me miro un momento sopesando si responder o no.

-¿Para qué querría saberlo?

-Solo era por sacar un tema del que conversar.

-Ahórreselo.

Apreté fuertemente la copa de champagne y mire todo a mí alrededor para poder controlar mi rabia. Me fije en una mujer rubia bastante regordeta y acicalada, no pude evitar reírme al ver el intento de perreo en esas enormes plataformas.

-Los ricos de hoy en día no saben envejecer correctamente, solo fíjate en esa mujer. Acaso cree que por bailar como lo hace la juventud de hoy en día lograra llevarse a la cama a algún jovencito… enserio parece un mono gordo en plataformas.

A pesar de que el comentario lo había hecho para mi mismo oí una pequeña carcajada a mi lado. Me gire y pude contemplar aquel hermoso rostro sonriente. Sentí como si mi corazón se subiera a mi pecho y en ese momento recordé al pequeño niño que me recibió años atrás con un “¿Quieres ser mi amigo?”.

-¿Te hace gracia?- le pregunte.

-Sí, sí que lo hace porque tenéis razón la mayoría de gente ya no sabe como envejecer.

-Lo raro es que no se os hayan acercado ninguna de esas “jovencitas”.

-Saben quién es mi padre… no se atreverán a tocarme si quieren problemas…

El chico fijo su vista en un punto en mi espalda y con un “Lo siento tengo que irme” se levanto y se alejo. Me gire y pude ver aquella mirada clavada en mi persona. Pude ver aquella mirada que tanto ame en su día pero que ahora despreciaba más que a nada en el mundo. Lo ignore y volví mi vista al salón ya estaba medio vacío.

Horas más tarde me dirigí hacía donde se hallaban Tseng y la que debía ser su mujer, les felicite por tan espectacular fiesta y me disculpe por mi marcha.

Subí las enormes escaleras y busque aquella puerta que tanto recordaba. Tarde en hallarla pero todo lo bueno merecía la pena.

Me quede parado ante el portón de madera y abrí la puerta. El lugar se hallaba en completa penumbra a excepción de la luz que entraba por una de las ventanas que había junto a la cama. A paso lento me dirigí hacía aquel lugar. Pude divisar el bulto de un cuerpo sobre ella. Cuanto más me acercaba más seguro estaba que era mi objetivo. Saque el cuchillo que había escondido en mis botines y lo apoye en su delicado cuello. Hoy por fin todo acabaría. Hoy por fin vería cumplida mi tan deseada venganza… dulce venganza.

El chico giro y pude contemplarlo dormir. Tan bello. Tan hermoso. Tan desdichado. Empecé a acercarme poco a poco a sus labios, podía oler su perfume. Sumergí mi rostro entre su cuello y hombro y aspire con fuerza, olía tan bien. Fui subiendo hasta rozar nariz con nariz y entonces… le bese con suma delicadeza. Abrí los ojos con sorpresa ¿Por qué narices había hecho eso? Yo…yo quería matarlo, no quería… besarlo.

Oí unas pisadas que se dirigían hacía el cuarto…

 

Me pegue varias veces con el volante del mercedes, varios pitidos resonaron por aquel lugar. Oí unos gritos alertándome de que llamarían a la policía así que arranque y salí lo más rápido posible de aquel lugar. Aun conservaba en mis labios el dulce sabor de los suyos.

Notas finales:

Que disfruten de la lectura ^^


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