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Himitsu~ Kuro no Chikai~ por Darius

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Notas del fanfic:

 

Bueno estaba escuchando el Fandub de Himitsu~ Kuro no Chikai~ de Vocaloid y se me vino a la mente la bella pareja que hacen Len & Kaito y mi imginación comenzo a trabajar jejejejejeje xD 

Espero que les guste mi adaptación de esta hermosa cancion tragica de amor TT^TT (Amo la pareja Len & Kaito)

 

 

Notas del capitulo:

 

 

Len un ángel desterrado termina en la tierra, triste y desorientado termina perdido en un bosque. Cuando está a punto de terminar con su vida, un joven de cabellos y ojos azules lo encuentra y decide ayudarlo y termina enamorando al pequeño ángel...pero su amor no es más que un pecado que los consumirá lenta y dolorosamente.

Personajes: 

Ángel: Kagamine Len & Kagamine Rin.

Caballero: Shion Kaito.

Prometida del caballero: Hatsune Miku.

 

 

 

La lluvia caía a cantaros, parecía que Dios estaba terriblemente triste y todo por mi culpa. Estaba completamente mojado, el agua escurría por mi fleco y sentía pesadas mis alas que ahora estaban rotas y en un estado terrible...no sabía en donde estaba, muchas veces había mirado el mundo terrenal, desde los cielos, pero nunca había estado en él y menos en estas condiciones. 

Camine sin rumbo, estaba cansado, mis piernas doloridas se dejaron derrumbar debajo de un árbol, me sentía agotado y por primera vez en mucho tiempo cerré los ojos para descansar y reponer fuerzas. Era la primera vez que dormía y rápidamente comencé a soñar, cosas hermosas y otras más parecían pesadillas sacadas desde el mismo infierno.

De pronto la cálida luz del sol me embargo y me despertó, la luz me lastimo los ojos y con una mano intente protegerme de esa luz. Tenía que buscar la manera de conseguir el perdón de Dios, sin él no podría regresar al cielo y terminaría caminando en el mundo terrenal...para siempre.

Pero que tonto era o debería mejor decir...que inocente, Dios jamás me perdonaría. Mi vida no serbia para nada, estaba siendo demasiado engreído creyendo que era necesario para Dios. Por eso me exilio, por eso mando a Gabriel a terminar conmigo, pero se compadecieron de mí y me exiliaron a un mundo donde solo existe el dolor y el pecado...

Me puse de pie y sentí nuevamente mis piernas adoloridas, pero no podía quedarme sentado, por alguna razón sentía la necesidad de estar en movimiento, nuevamente comencé a caminar sin rumbo fijo y daba igual ya estaba completamente perdido, no era más que un ángel que había perdido su propósito...ya no tenía caso seguir existiendo...tenía que terminar con mi vida... 

Termine nuevamente derrumbado debajo de un árbol, por primera vez experimentaba lo que era el verdadero miedo, tenía miedo de morir...mis lagrimas se deslizaban en silencio por mis mejillas y las sentía cálidas, pero al mismo tiempo me dolía su tacto. De pronto un sonido capto mi atención, era el sonido de pasos, alguien se estaba acercando, pero ¿Por dónde? Alce la vista y vi que un joven alto, de cabello azul como el mar se acercaba lentamente a donde yo me encontraba, camino sin perderme de vista. No estaba acostumbrado a que los humanos me vieran, me sentía sin ropa y lleve mis manos a mi pecho, porque sentía que mi corazón saldría de mi pecho en cualquier momento. Cuando estuvo a solo unos pasos enfrente de mí, pude ver sus hermosos ojos azules de igual manera del mismo color que el más hermoso mar, podía ver en ellos una ternura y me encontré maravillado por ellos.

-¿Te encuentras bien?- Su voz suave y aterciopelada inundo mis oídos y me abrazo como los cálido rayos del sol.-¿Puedo ayudarte? 

Extendió una de sus manos y sin previo aviso en sus labios se dibujo una cálida y hermosa sonrisa, sin pensarlo tome su mano, él me jalo con fuerza y me envolvió en sus brazos, enterré mi rostro en su pecho y pude captar su deliciosa fragancia, era algo nuevo para mí. Su cuerpo era cálido y de pronto el inmenso dolor que tenía en mi interior desapareció por completo, era como si desde un principio jamás hubiera existido tal dolor. 

-Ven conmigo, te daré algo de ropa limpia.- Me tomo de los hombros y me sonrió, en ese momento sentía una inquietud, mis alas ¿no las podía ver? con miedo voltee a ver mi espalda y vi mis alas sucias y en un estado terrible. 

-¿Qué pasa? ¿Estás lastimado de la espalda?- Dijo poniendo una de sus manos en la parte baja de mi cintura, un sentimiento extraño que hizo que todo mi cuerpo se estremeciera.- Sera mejor que te lleve a mi casa cuanto antes.

Con un movimiento rápido me tomo en sus brazos, no parecía que estuviera haciendo un gran esfuerzo, al parecer no solo no podía ver mis alas, sino que tampoco podía sentirlas. Al menos no sabía mi verdadera identidad.

-¿Cómo te llamas?

¿Qué debía hacer? Bueno él me estaba ayudando, aun extraño.

-Mi llamo...Len.- Hasta ese momento no había escuchado mi voz, sonaba melodiosa y como pequeñas campanas sonando suavemente. Me miro maravillado con sus hermosos ojos sorprendido.- Y... ¿T...tu?

-Me llamo Shion Kaito.- Se presento algo formal. Claro esta era una época en donde las formalidades eran esenciales, no le había prestado atención a sus ropas, pero vestía una fina gabardina de color blanco con finos acabados, también llevaba unos pantalones algo pegados del mismo color de la gabardina.- No sé cómo no has pescado un refriado, llevas tan poca ropa puesta y una muy extraña en mi opinión.

No era para extrañarse, llevaba puesto únicamente un pequeño short blanco y una blusa blanca, pegada, corta y claro estaba descalzo. Seguro que mi cabello rubio también debía de estar despeinado. 

Camino por un largo rato y de la nada apareció una gran casa, era inmensa y con muchas ventanas, me quede sorprendido al ver tal construcción, era muy bella. Cuando estuvimos enfrente de una gran puerta de madera me deposito con cuidado en el suelo de concreto y este estaba frío y me hizo soltar una pequeña mueca de dolor.

-¿Estás bien?- Pregunto preocupado.

-Sí, es solo que el piso esta algo frío. 

-Enseguida te llevare a mi habitación.- Dijo abriendo la puerta y tomándome de nuevo en brazos, el interior de la casa era igual de impresionante que el exterior, en las paredes había retratos de personas y del techo colgaba un hermoso candelabro de cristal, subimos por unas escaleras tapizadas con alfombra del color carmesí, el color que mas me asustaba, siempre lo eh relacionado con la sangre y eso me asustaba. Comencé a temblar en sus brazos, pero no por frío sino por miedo. 

-Aguanta un poco, estaremos en mi habitación pronto.

Caminamos por un pasillo algo lardo, del lado derecho era como un enorme ventanal, sin embargo tenía como separaciones unas hermosas columnas. Del lado izquierdo había puertas, pero no eran constantes, estaban muy separadas. Cuando llegamos a la ultima puerta él volvió a depositarme en el suelo y abrió la puerta, invitándome a pasar primero, dubitativo entre y me quede asombrado de ver lo sencilla, pero elegante que era su habitación. Me quede parado en medio de la habitación, mire al techo, estaba del mismo color de la alfombra de las escaleras, asustado corrí por instinto a esconderme, pero coche con la espalda de Kaito y con la fuerza del impacto casi me caigo, sino me hubiera sostenido por la cintura. 

-¿Te encuentras bien?

-B...bueno...es que no me gusta mucho ese color...-Dije señalando al techo y desviando la vista. 

-Tranquilo, no pasa nada.- Dijo acariciándome la cabeza.- Nada te pasara, estaré aquí contigo.

Me sentí mejor y deje que me consolara.

-¿Por qué no te das un baño en lo que busco algo de ropa para ti?

-Está bien.- Dije tímidamente.

-Te preparare el baño.- Dijo separándose de mi y entro a un cuarto aparte, yo camine rumbo a la cama intentando no ver al techo, me acosté por un momento y cerré los ojos, no me había dado cuenta que estaba realmente cansado.

-Listo, ya puedes...-Escuche su dulce voz y abrí despacio los ojos y lo vi enfrente de mí.

-Perdona...no debí acostarme sin tu permiso.- Dije disculpándome.

-No te preocupes, no estoy molesto es solo que parecías un ángel de esa manera.

Sus palabras tocaron una herida en mi corazón, yo ya no era más un ángel. 

-P...Por favor...no digas eso.- Dije en voz baja.

-Perdón ¿Qué dijiste?

-Q...que no quiero causarte molestias...

-No es ninguna molestia.- Dijo acariciándome de nuevo el cabello.- Ahora date un baño y luego hablaremos.

Salió de la habitación y yo me metí en el cuarto de baño, había un enorme espejo empañado enfrente de la bañera, me alegre de que estuviera empañado para no tener que verme reflejado. Me quite la ropa y la deje enzima del lavabo, y me metí en la tina de agua tibia. El tacto del agua caliente con mi piel fría me sentó de maravilla, mis músculos se relajaron. 

No debía de quedarme mucho tiempo dentro del agua, quería estar junto a Kaito, quería estar entre sus brazos y no saber nada más del mundo. Escuche como alguien entro en la habitación y en ese momento me di cuenta de que no había cerrado la puerta del baño.

-Te traje un ropa que espero que te quede.- Era Kaito, su voz rápidamente me hizo sentir mejor. Entro al baño y me sonrío.- Te la dejare aquí. También te traje una toalla para que te seques cuando termines.

-G…gracias.

Salió y cerró la puerta detrás de él, después de unos cinco minutos más en el agua caliente, decidí que ya era tiempo de salir del agua y cuando me para note que mi alas estaban tomando mejor aspecto, al menos ya no se veían tan sucias y tan lastimadas. Tome la toalla que estaba encima de la ropa que Kaito me había dado y me seque el cuerpo y mis alas con mucho cuidado, el rose de la toalla en mis alas me dolía. Me seque el cabello y mire la ropa que me había dejado acomodada, era una camisa de manga larga blanca, ropa interior y un pantalón de color negro. Me lo puse y salí con la toalla en la mano.

-Perdona… ¿Dónde puedo ponerla?

-Déjala en el cesto que está en el baño.

Volví a estar al baño y levante la tapo del cesto y había una que otra prenda de vestir dentro y tome mi ropa y también la metí adentro. Regrese al lado de Kaito que estaba acostado en la cama mirando al techo, yo únicamente me enfoque en él ignorando el horrible color de la sangre en el techo. Me detuve una vez que estuve enfrente de la cama, él se incorporo y me invito a sentarme a su lado en la cama.

-Dime ¿Tienes familia?

-No, no tengo.

-¿No tienes parientes o conocidos aquí?

-No…yo…no tengo a nadie en este mundo…

Sus brazos me rodearon de nuevo y yo escondí mi rostro en su pecho.

-Lo lamento…no debí…

-No te preocupes…eres él la única persona que me ah tratado como una persona…y eso me hace realmente feliz…

-¿Qué le paso a tu familia?

-Ellos no me quería…yo era un hijo no deseado, por así decirlo…solo que nunca quise darme cuenta…

-Pero que crueles…

-No…ellos son los seres más hermosos que puede haber…solo que yo era una carga para ellos y…bueno…

-Espera… ¿ellos siguen vivos?

-Sí, pero ellos ya no me querían con ellos y me exiliaron de lo único que conocía como hogar…nunca eh tenido un solo amigo en el mundo…pero está bien…

-¿Cómo puedes decir eso?... bueno ahora me tienes a mí y yo nunca te abandonare.

Sus dulces palabras me reconfortaron y desde que fui enviado a la tierra, no me sentí solo y abandonado, tenía ahora alguien especial. Extrañamente cerré mis ojos y deje que el calor de Kaito sanara las heridas de mi dolorido corazón.

Me había quedado dormido en los brazos de Kaito, cuando abrí los ojos me encontraba entre sus brazos, lo mire por un largo rato, su fleco caía en su rostro de facciones finas, pareciera que estaba teniendo un sueño placentero, lo mire por un largo rato, la habitación estaba casi en penumbras debido que no tenía ventanas, pero podía ver claramente sus facciones y un extraño deseo se apodero de mi mente, al ver sus labios, sentí el deseo de besarlos, de descubrir su textura y su enigmático sabor. El deseo fue creciendo más y más, de repente comenzó a moverse inquieto, pero no me soltó y me movía con él. Movió ligeramente los parpados y abrió los ojos sorprendidos y salió disparado hacia delante conmigo en brazos.

-¡Len!-Grito exaltado.

-¿Sí?- Pregunte extrañado ¿Estaba soñando conmigo? Me sentí feliz.

-Ah, perdona.-Se disculpo soltándome.- Soñé….nada olvídalo…

-Dime por favor.- Suplique tomándolo de su camisa.

-Bueno…soñé en que eras un ángel y que desaparecías entre mis brazos.

Abrí los ojos de par en par por la sorpresa, él era muy perceptivo o al menos su subconsciente, no podía decirle nada, si lo hacía probablemente me odiaría al igual que Gabriel y los demás ángeles. No, no podría soportar su rechazo.

-¿Len? ¿Qué te pasa?

-Nada…estaba pensando… ¿de dónde sacaste eso de que yo era un ángel?

-Cuando te encontré llorando en el bosque, al principio no te había visto bien. Pero me llamo la atención un pequeño destello que emanaba de tu espalda, y cuando me acerque un poco más a ti y vi tu rostro pensé que eras un ángel que había caído del cielo.

Sí él era muy perceptivo. No le conteste ¿Qué podía decirle ¿Qué yo era un ángel exiliado del paraíso? ¿Qué había ofendido a Gabriel y al mismo Dios?

-Otra vez estas triste.- No era una pregunta.

-Perdona…pero no me puedo considerar a mi mismo un ángel…más bien debería ser un…un…-No podía decirlo, pero era justo como me sentía, como un demonio.

-No lo digas.- Dijo alterado.- Tú no eres una mala persona, no es tu culpa que tu familia no se de cuenta de el valor que tienes.

¿Cómo podía decir eso? No sabía lo que estaba diciendo, claro únicamente lo decía porque se sentía cautivado por un ser enigmático, eso era todo…no diría lo mismo si supiera la verdad. De pronto un sonido provino de nuestros estómagos, me lleve las manos al estomago avergonzado, nunca había necesitado comer y el dolor de tener hambre me hacía sentir avergonzado.

-Jajaja, ven vamos a comer algo.- Su risa era una melodía alegre y divertida, me hizo sonreír y sentirme muy feliz.- Por fin.

-¿Qué?

-Por fin logre que sonrieras.- Dijo mostrando una alegre y bella sonrisa.- Vamos o moriremos de hambre.

Me tomo de la mano y me ayudo a bajar de la cama. Hasta ese momento no había notado que se había quitado la gabardina y únicamente se había quedado con una camisa de manga larga de botones de color blanco y que estaba fajado, pero solo un poco haciendo que la camisa se viera como si le quedara grande, se veía realmente atractivo. Me detuve en seco, ante este pensamiento ¿Qué? ¿Qué me parecía atractivo? Acaso…¿Me estaba enamorando de este humano?

-¿Pasa algo?- Escuche su voz como si estuviera lejos de mí, pues yo seguía clavado en ese pensamiento ¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Enamorarme de un humanos <¿Qué tiene de malo?> escuche una voz femenina en mi mente <¿Quién eres?> debía estar volviéndome loco <No, no estás loco. Yo soy tú> Sacudí mi cabeza e intente no escuchar, espere un momento…nada, solo había sido mi imaginación.

-Nada, solo que tengo mucha hambre.- Dije con una sonrisa.

-En ese caso, apurémonos a llegar a la cocina.-Dijo jalando de mi mano y haciéndome avanzar. Caminamos de nuevo por aquel pasillo de grandes ventanas y no te que estaba anocheciendo apenas, habíamos dormido casi todo el día, estaba realmente de débil. El sol del atardecer era realmente agradable y no podía quitar la vista de la hermosa imagen del cuerpo de Kaito bañado por esa luz, la luz dibujaba en su espalda un destello tan bello que pareciera que tenía un par de alas, claro eso era imposible.

-¿Qué te gustaría comer?

-Lo que sea está bien. Gracias.

-¿Cuál es tu comida favorita?- Su pregunta hizo que mi cuerpo se estremeciera, no sabía cómo contestar pues nunca había comido nada.

-No tengo comida favorita.

-¿Cómo?

-No como mucho ni muy seguido.

-¿Cuánto tiempo llevas vagando solo?

-Creo…que desde toda mi vida…solo que jamás me di cuenta.- Dije con una sonrisa algo triste. Él se volteo y me miro, su rostro estaba ensombrecido por su fleco y le daba un aire misteriosamente aterrador, pero igualmente fascinantemente hermoso. 

-Len…yo…-Comenzó a titubear, de pronto note un ligero rubor en su mejilla.

-¡Kaito!- La voz de una mujer lo hizo darse la vuelta y me cubrió con su cuerpo, yo me pegue a su espalda para cubrirme y me asome por uno de sus costados, era una joven muy hermosa, de cabello largo color verde que estaba recogido en unas bellas coletas que colgaban de su cabeza hasta casi llegar al suelo o esa impresión me dio, vestía un hermoso y elegante vestido, de color rojo escarlata y  sus ojos enormes ojos soñadores no se apartaban de Kaito.- Al fin te dejas ver, te extrañe el día de hoy.

-Perdone mi descortesía, pero hoy tenía un invitado muy especial.- Dijo mirando en mi dirección yo solo alce el rostro asustado por el color del vestido de la chica.- Princesa Hatsune, este es el Joven Len Kagamine.

Se hizo a un lado para dejarme al descubierto y la chica por primera vez aparto la mirada de Kaito y me miraba ahora a mí con esos ojos llenos de sueños.

-Un placer.- Dijo extendiendo su mano y dándome el dorso, había visto mucho al comportamiento de los humanos así que eso no me altero. Di unos pasos al frente y tome delicadamente su mano y hice una pequeña reverencia y rose con mis labios su mano.

-El placer y honor es mío Princesa.- Dije alzando la mirada, de pronto en sus ojos vi odio y desprecio, no podía estar equivocado, esta chica no era lo que aparentaba ante todos. Solté su mano y retrocedí hasta estar junto a Kaito de nuevo.

-Kaito, eres un descortés…con tu prometida.- Enfatizo cada letra de la palabra y cada una de ellas se clavaron en mi pecho como navajas afiladas, desgarrándolo.

El dolor era insoportable, era demasiado bueno como para que fuera real, además él era un humano y además éramos los dos hombres ¿no es verdad? Aunque yo fuera humano, jamás podría estar junto a él como yo quería…espera ¿Cómo quería? <Así es, amas a Kaito Shion con todo tu ser> Esa voz volvió a resonar en mi cabeza < ¿Tú de nuevo? ¿Qué quieres?> <Que te dejes de estupideces y hagas algo por luchar por lo que sientes> Esto me desequilibro, no podía. Kaito estaba comprometido y seguro amaba a esa mujer. Salí corriendo por el pasillo y al pasar a lado de la joven creí ver un par de alas de demonio, pero no me detuve a verificar.

-¡Len!- Escuche el grito de Kaito llamándome, pero no me detuve.

¿En qué demonios estaba pensando? Me estaba comportando como un mocoso, él jamás se fijaría en mi, claro que no. Salí de aquella hermosa casa y corrí rumbo al bosque, de nuevo me sentía perdido en este enorme mundo y ahora de verdad estaba cayéndome en pedazos. Corrí con todas mis fuerzas y no me detuve hasta que no pude más y me recargue en el tronco de un árbol, estaba por completo sin aliento, pero eso no era lo que de verdad me dolía, sino mi completa estupidez.

<Eres un Idiota ¿por qué hiciste algo tan estúpido?>

<Porque él jamás podrá amarme, date cuenta>

<De verdad que no entiendes, está bien yo te ayu…>

-¡LEN! ¿DONDÉ ESTAS? ¡¡RESPONDE LEN!! – Era la voz de Kaito. ¿Me estaba buscando? ¿Por qué?

Mis lagrimas comenzaron a caer de mi ojos, no pude evitar sentirme un poco feliz de que me hubiera venido a buscar, pero nada cambiaria. Solo me haría sufrir aun más con su amabilidad y su buen corazón. Debía olvidarme de Kaito, tenía que hacerlo, aunque me doliera. Caí de rodillas ante aquel dolor sofocante en mi pecho.

-¡LEN!- Me había encontrado. No me moví ni un centímetro de donde me encontraba.- ¿Por qué no me contestabas? ¿Por qué saliste corriendo de esa manera? Estaba muy preocupado por ti.

No…

Por favor…

No sigas…

-¿Me estas escuchando Len? – su voz sonaba molesta, pero me parecía la más bella sinfonía que jamás había escuchado.- ¿Podrías al menos voltear a verme a los ojos?

Me puse de pie y con yo ya no era responsable de los que mi cuerpo hacía, se movía encontra de mi voluntad, mi mente estaba por completo desconectada de mi cuerpo, solo podía ver qué era lo que estaba pasando. Me voltee y me acerque lentamente hasta donde Kaito parado y me detuve justo a unos pocos centímetros de él, con la cabeza gacha y moví los labios sin pronunciar ni una sola palabra…

-¿Qué?- pregunto inclinándose un poco para escucharme.  

El tiempo se detuvo, por unos pocos momentos el tiempo fue piadoso y se detuvo para que viviera lo suficiente aquel bello y dulce momento…había alzado mis brazos y le rodee el cuello con ellos y entrelace nuestros labios en un momento que me pareció eterno y desee que el tiempo se detuviera para siempre y quedarme así por toda la eternidad y si no era así que yo pereciera en cuanto terminara. Estaba listo para recibir su rotundo rechazo, pero en lugar de eso, me tomo de la cintura y me apretó hacia su cuerpo, por un momento y luego me soltó. Supe que ese era el final de mi vida y con un dolor en el pecho lo libere de mi abrazo y mis brazos cayeron sin vida a mis costados.

-Y…yo…lo siento tanto.- Dije avergonzado.- Perdóname por favor.

-Len…-Dijo amablemente.- Tú eres quien debe disculparme…pero esto no puede ser…estoy comprometido con…la princesa y…aunque pudiera romper el matrimonio…

-Lo sé…no tienes porque continuar…lamento todos los problemas que te cause…gracias por lo que hiciste por mi…ahora debo irme…

-¡NO!-Dijo tomándome de la muñeca.- No te vayas, por favor…

-No tienes porque preocuparte por mí.- Dije forzando una sonrisa.- Yo estaré bien.

-Te dije que yo nunca te dejaría.- ¿Por qué…?

-Lo sé y nunca me dejaras…siempre estarás en mi corazón y en mi pensamiento.- Dije entre lagrimas.- Adiós…Kaito.

Tocando su mano para que soltara mi muñeca, él la soltó y al verlo vi sus bellos ojos azules derramar lágrimas. Era lo mejor…

Era lo mejor…

Comencé a alejarme de él, pero él no se movió de donde estaba…ya era de noche cuando encontré un pequeño lago en medio del bosque, esa noche había una hermosa luna llena que iluminaba todo y al iluminar el lago, parecía un enorme espejo. Me acerque hasta la orilla y me arrodille y mire mi reflejo en el agua y soplo una pequeña brisa que movió la superficie del lago y mi reflejo se distorsiono y cuando el agua volvió a la normalidad mi reflejo era diferente, era yo pero…era una chica…

<Así es, yo soy tú>- El reflejo comenzó a hablarme.

-Pero ¿Cómo?

<Te ayudare…no soporto más todo este dolor…entre al lago>

-¿Para qué?

<Para que puedas estar junto a tu amado Kaito>

Dude un poco, pero de cualquier manera me quite la ropa y metí los pies al agua, estaba fría y di un paso atrás.

<No te preocupes, confía en mí>

Volví a meter los pies al lago y comencé a caminar y me encontré caminando sobre el agua, no me hundía, cuando estuve en el centro del lago, pude ver nuevamente a mi reflejo y un fuerte destello de luz de luna me baño y sentí como alguien me abrazaba y me decía <>

Desperté por la luz del sol, estaba enfrente del lago a la sombra de un árbol que estaba cerca del lago ¿Había soñado todo lo de anoche? ¿Qué había pasado? Lleve mi mano a mi pecho y lo sentí algo diferente, estaba vestido y además de eso de él sobresalían unas pequeñas elevaciones, baje la vista y note que tenía unos pequeños pechos de mujer, corrí a la orilla del lago y al ver mi reflejo note que mis facciones era aun más finas y mi cabello aunque no había cambiado mucho yo podía notar la diferencia, era un poco más corto. En el cabello tenía una cinta blanca que estaba amarrado como una diadema y traía puesto un vestido sencillo, pero elegante de color blanco que me llegaba un poco después de la rodilla y aun continuaba descalzo o debía decir ¿descalza? ¿Qué estaba pasando?

<No pierdas el tiempo aquí…ve y busca a tu amado Kaito>

Esa voz era de…no ella tenía razón tenía que buscar a Kaito y hablar con él…tenía que decirle toda la verdad…o solo parte de ella…pero…¿Hacía donde debía ir? Anoche había vagado sin rumbo.

<Deja que tu mente se conecte con la de Kaito>

Cerré mis ojos y me concentre en la imagen de Kaito, de la hermosa casa grande donde vivía y en el sonido de su dulce y aterciopelada voz. Al principio únicamente podía escuchar murmullos de mil personas y de pronto cuando estaba por darme por vencido lo escuche <Len… ¿Dónde estás> Estaba caminando rumbo al bosque, ahora sabía por dónde tenía que dirigirme, tenía que darme prisa. Camine por aquel extraño y la vez tan conocido bosque ahora tan lleno de vida, el cielo comenzó a oscurecerse, al parecer comenzaría a llover dentro de poco, no me faltaba mucho para llegar hasta donde ahora se encontraba Kaito, podía escuchar sus acusadores pensamientos, se sentía culpable por haberme dejado ir sin hacer nada por detenerme y también tenía una imagen muy clara de mi rostro en el momento en el que le compartí una sincera sonrisa de alegría. Atravesé unos arbustos y pude verlo, estaba recargado en el árbol donde me había encontrado ayer, su rostro estaba bañado por la culpa y la desesperación.

-Len…-Susurro. Me fui acercando lentamente.

-¿A quién le hablas?- Pregunte, mi voz sonaba como pequeñas campanitas. Sorprendido volteo a verme y se quedo petrificado al verme de esa manera.

-¿Len? ¿E…Eres tú?- Pregunto confundido.

-No yo no me llamo así…mi nombre es Rin.- Sonreí alegremente.

-Tú…te pareces mucho a…

-¿A quién?- Pregunte inocentemente.

-A alguien que conozco y que…lastime mucho…

-Ah… ¿Quieres acompañarme a dar un paseo?

-¿Cómo?

-Sí, mi padre decía que cuando se está triste es bueno estar con alguien.- Eso me lo había dicho Gabriel, que era para mí como un hermano más que como un padre.

-Esta bien.- Dijo y se separo del árbol y me ofreció su mano yo la tome y llevo mi mano a sus labios y hizo una pequeña reverencia, como la presentación que yo había hecho con la Princesa Hatsune.

-Mi nombre es Shion Kaito, es un honor y todo un placer conocerla Señorita Rin.

El rubor subió a mis mejillas y ahora no sentía la misma vergüenza que antes, ahora no tenía miedo de demostrarlo, pues ahora era una chica o algo parecido. Solté una risueña risa y le ofrecí caminar por el bosque.

-¿Dónde vives?-Pregunto de pronto.

-En un lugar muy lejos de aquí, estoy buscando a alguien.- Dije feliz.

-¿Buscando? ¿Tú sola?

-Sí, veras se trata de mi hermano…él…yo lo quiero mucho…solo que jamás se lo pude decir…estoy muy arrepentida…

Se detuvo y se quedo mirándome por unos minutos, estaba seguro de que estaba relacionándonos.

-¿Tú…tu hermano es…Len?

-Sí, pero no logro encontrarlo.- Dije dándome la vuelta y comenzando a caminar de nuevo.- ¿Lo conoces?

Se quedo callado y me seguía unos pasos atrás.

-Sí…

-Que alegría, al fin tiene un amigo.

-Bueno…yo…

-¿Mmm?

-Yo lo lastime…

-Estoy segura de que no fue así, él suele hacer todo por no causar molestias o para que los demás no se sientan mal. Es un poco tonto, pero aun así lo quiero y lo admiro.

-¿El…se fue porque…?

-No sé qué es lo que habrá pasado, pero estoy segura de que él te quiere mucho.- Dije volteando y dedicándole una sonrisa.

-Rin…

-Oh mira por aquí hay muchas flores blancas.- Dije acercándome a ellas, note que tenían un pequeño tono de amarillo arranque una y se la di.- Mira se parecen a él.

-Tienes razón.- Dijo tomándola y admirándola un momento. En ese momento el cielo comenzó a tronar, pronto llovería.- Sera mejor que nos refugiemos antes de que nos mojemos.

-Sí esta bien.- Dije feliz, pero no quiera volver a esa hermosa casa, podría encontrarme con…- Gracias por acompañarme.

-¿A dónde vas?

-Tengo que irme.- Dije lo mismo que ayer y pude ver su reacción ante las mismas palabras.

-Espera, ven a mi mansión, por favor.-Dijo desesperado.- Quédate a mi lado.

-No quiero causarte problemas.-Dije dando un paso alejándome un poco de él, rápido reacciono y tomo mí muñeca al igual que ayer, pero en esta ocasión la tomo con más fuerza. Otra vez volvió a tronar.

-Auch.-Dije ante su brusco agarre.- Me lastimas.

-Perdóname.-Dijo suavizando su tacto, pero no me soltó.- Es que no quiero que te vayas, por favor.

-Está bien. Dije accediendo y dejándome guiar.

Caminamos rápido rumbo aquella mansión que me traía un doloroso recuerdo, no quería encontrarme con esa mujer que para ser honesto, me asustaba un poco. Cuando estábamos cerca del árbol donde nos conocimos comenzó a llover, Kaito se quito la gabardina que llevaba puesta y me la puso, para cubrirme del agua, era gruesa y me cubrió el vestido. Corrimos tomados de la mano y cuando ya estábamos cerca de la mansión resbale y Kaito me sostuvo por la cintura, ese apasionado deseo de besarlo apareció de nuevo, pero me contuve y desvié el rostro completamente ruborizado.

-G…gracias.-Dije tímidamente.-Nos estamos mojando.

Me ayudo a ponerme bien de pie y me abrió la puerta, el interior estaba en penumbras, es como si la mansión estuviera vacía.

-Perdona, espero no te moleste estar a solas conmigo, mi hermano Taito y mi familia se han ido a visitar a la familia real y no creo que regresen hoy.-Estaba ¿nervioso?- Ven te mostrare donde puedes cambiarte de ropa.

-G…gracias.-Dije sosteniendo más fuerte la gabardina que me envolvía todo el cuerpo.

Me condujo a la planta alta, íbamos rumbo a su cuarto, mi corazón latía desbocado en mi pecho, creía que saltaría de mi pecho en cualquier momento. Camine despacio detrás de él y de pronto el ruido de un rayo al caer me asusto y caí de rodillas cubriendo mis oídos y cerré con fuerza los ojos, cuando de pronto el tacto de su mano en la mía me hizo abrir los ojos y su rostro estaba demasiado cerca del mío y él fue quien junto nuestros cuerpos y me beso apasionadamente, me tomo en sus brazos y me llevo hasta su habitación y cometimos el mayor de los pecados en esas horas de delirio.

Deje que nuestras manos hablaran y que su lengua y el veneno que me embriago me inundaran por completo, mi cuerpo se estremecía con cada rose de su boca por mi piel y me hizo paladear la locura y me llevo a los bordes del completo delirio, si este era el infierno, no quería salir nunca de él. Solo quería saber que por fin estaba entre sus brazos.

Desperté asustado y solo en la cama, algo me había despertado, un sentimiento de alerta, mi pecho me dolía y al mirar por toda la habitación me di cuenta de que Kaito no se encontraba en ella, la puerta estaba abierta y la luz de un rayo al caer ilumino por un momento y ese sentimiento de angustia se hizo más y más fuerte, rebusque en la cama y encontré la camisa de Kaito, estaba un poco húmeda, pero no me importo y me la puse, me quedaba larga y grande. Salí rápido de la cama y recorrí aquel pasillo que ahora se veía terrorífico, afuera llovía a cantaros, no se podía ver nada, todo estaba en penumbras y cada vez que caía un rayo iluminaba de forma siniestra el pasillo, cuando estuve cerca de las escaleras pude escuchar la voz de dos personas, una era de Kaito y parecía preocupado. Corrí hasta el principio de las escaleras y vi a Kaito al pie de la escalera con las manos alzadas, como para demostrar que no estaba armado, su mente era un completo lío nada de lo que pensaba tenía coherencia y mire un poco más y note que no estaba solo, enfrente de él estaba una joven que sostenía un arma y que apuntaba directamente a Kaito, al ver esto me paralice por completo y a mis espaldas cayo un rayo estruendoso que ilumino por completo todo y la joven era la princesa Hatsune, en esta ocasión pude notar con total claridad las alas de demonio que tenía en la espalda, no las había imaginado, ese demonio se había enamorado de Kaito y lo había seducido hasta lograr que se comprometieran a base de engaños.

-¿Por él? ¿Me cambiaste por ese estúpido ángel?- Grito molesta y desquiciada, ella sabía mi verdadera identidad. Kaito volteo y me miro aterrado.

-¡RIN VETE!-Grito y subió corriendo una velocidad impresionante las escaleras y cuando estuvo enfrente de mí, otro rayo cayó y su sonido atronador cubrió el sonido del disparo, Kaito me abrazo y cayó al suelo, su sangre escapaba de su cuerpo con gran rapidez, se escucho un grito de agonía, voltee a ver a la princesa y vi como caía al suelo con desangrándose al igual que mi amado Kaito, ella había vendido su alma y al no cumplirse su deseo ahora tenía que morir al igual que mi Kaito.  Kaito aun estaba consciente y yo no podía contener las lágrimas, tenía que salvar su vida, tenía que salvarlo, en ese momento una luz apareció a mi lado, voltee a verla y vi que se trataba de Gabriel.  

<Len, la única manera de salvar su vida es dar tu vida y tus alas a cambio>

-Sí, toma mi vida y mis alas…pero…¡SALVALO!- Rogué.

-N…no…Rin- Alzo su mano y yo la sostuve en mi mejilla con fuerza y cerré los ojos con fuerza y revele mis alas y por consecuencia regrese a mi verdadera forma, volvía a tener la apariencia que tenía cuando lo conocí, Kaito abrió los ojos sorprendido y yo sonreí alegremente de poder salvar al ser que yo amaba. Gabriel me sonrío y desapareció en un haz de luz cálida como el sol. La sangre que escapaba del cuerpo de Kaito seso y su herida comenzó a sanar, estaba recuperando su fuerza.

-Que alegría…estas bien.- Dije sosteniendo su mano nuevamente en mi mejilla.

-Len…tú…-Estaba sorprendido y asustado.

-Shh- Silencie sus labios con mi mano libre.- Lo hice porque te amo.

-No me dejes-Dijo entre lágrimas.- Por favor.

-No te preocupes.-Le dije dulcemente.- Nos volveremos a encontrar…y recuerda que siempre estarás a mi lado…porque te llevare conmigo…en mi corazón…siempre…

Mis alas que no había tenido un verdadero propósito, ahora podía ayudar a alguien especial para mi… Sentí un fuerte dolor procedente de ellas, ya no podía ver a Gabriel, pero sabía que él había cortado mis alas con su espada de la justicia. Contuve al grito de dolor y en su lugar mire por última vez a Kaito y sentí como una cálida luz me envolvía por completo y fui perdiendo poco a poco los sentidos…

 

Hasta que podamos…

 

Volver a encontrarnos…

 

Te llevare en mi corazón y en mi pensamiento…

 

~Fin~

 

Notas finales:

Bueno espero que les haya gustado ^^

Es verdad para los que estan siguiendo mi otro fic (Darius x Jake) me disculpo por no actualizar, pero esta semana fue de examenes y no eh podido continuarlo y por alguna razón sufri un bloqueo mental y no se me ocurre nada por el momento, pero prometo que en cuanto pase el estres y la tensión de esta semana, procurtare actualizar ^^

 

Gracias por leerme ^^ 


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