JaeJoong se acercó la ventana y la abrió, sintiendo el aire fresco de la noche contra su piel. Las estrellas brillaban contra el cielo negro de Tokio, las luces podrían opacarlas, pero para JaeJoong aquella noche no era así.
Suspiró a la vez que apoyó su cabeza contra el marco de la ventana, nunca había creído en Dios, y ahora, se hacía presente en aquellos momentos, regalándole aquel milagro, porque sí, lo era. Un hermoso milagro se había realizado para él. Sentía que una de esas estrellas le pertenecía, era suya por completo y no la dejaría ir.
De repente, unos brazos fuertes rodearon su cintura con ternura mientras unos labios besaban su hombro derecho a través de la ropa.
- En qué piensas?- le preguntó en un murmullo, tratando de no romper aquella atmósfera tranquila.
JaeJoong tardó un poco en contestar.
- En que a pesar de todo lo que ha sucedido, de todo lo que hemos pasado… soy feliz… estoy feliz de tenerte a mi lado, de vivir lo que estamos viviendo. No lo cambiaría por nada del mundo.- respondió con sinceridad.
Apoyó su cabeza contra el pecho de su pareja, disfrutando el delicioso aroma de su colonia.
Yunho cerró un poco más el abrazo y un suave movimiento en el vientre de su niño le hizo recordar el porqué del aspecto soñador de su Boo.
Una estrella era suya, una estrella crecía en su vientre, fruto de ese amor tan profundo que ambos se profesaban.
- Yunnie…- le llamó con suavidad.-las cosas… las cosas cambiarán…- empezó a señalar con un poco de preocupación en la voz.- si antes nos necesitábamos mucho el uno al otro, ahora… él y yo te necesitaremos más.
Yunho se quedó callado como si sopesara la situación.
-Yunnie…- le llamó con un poco de angustia en la voz para luego girar en el abrazo, tratando de mirarlo a los ojos.
- Estás hablando de él…- dijo Yunho con un acento extraño en la voz.- y si es niña?- le preguntó levantando el rostro con una sonrisa llena de ternura y una mirada cargada de amor.
Jae se abrazó al cuello de su Yun con los ojos llenos de lágrimas y una sonrisa en el rostro. De repente, una idea cruzó por su mente, borrando su maravillosa sonrisa.
Yunho sintió el cambio de humor de su niño cuando se separó lo suficiente de él para girarse a mirar de nuevo por la ventana, apoyándose contra su pecho, mirando la lejanía. Algo en esa cabecita loca no estaba bien.
- Todo cambiará…- empezó con tono molesto en la voz.- seguro ya no me vas a querer cuando yo esté todo gordo y deforme…- dijo haciendo un puchero que enterneció aún más a su pareja, si eso era posible.
- En ese momento te amaré más que nunca…- y le robó un beso suave de sus labios.- para mí, siempre serás Mi Sexi Boo.- dijo con tono sensual, lo que hizo sonreír a su novio y que lo abrazara con fuerza.
Ese amor que los unía era con lo que Jae contaba para hacer frente a lo que venía en su futuro.