¡Yo la amaba Harry! ¡Siempre amé a tu madre! –exclamó molesto el pelinegro.
-Lo sé, me lo ha dicho antes, Profesor… Pero no puedo hacer nada, ella ya no está. –Respondió exasperado el muchacho.
Ambos estaban en el despacho del profesor, cumpliendo el castigo del Gryffindor. Corría el 6to curso de Harry en Hogwarts y Snape, cómo siempre cada vez que podía lo castigaba para torturarlo psicológicamente. Tal cómo su padre, James Potter lo había hecho durante sus años de estudiante. Para Harry esto ya era más que común, desde su primer año el profesor había desarrollado un particular recelo hacia él y esto no iba más que empeorando. Harry técnicamente lo odiaba, pero debido a lo sucedido años antes, sabía que bajo esa túnica negra había un hombre joven, que no era sólo odio.
-Prosigamos muchacho, volveré dentro de un rato y quiero que mi despacho reluzca. Entrégame tu varita, lo haremos cómo tu familia muggle lo haría. Sin magia. –Sentencio y recibió la varita en sus manos. Luego volteó y antes del salir del lugar se giró hacia él- Tengo contabilizado todo, además si lees algo que no debes. Recuerda que puedo recorrer cada parte de tu mente con la Legeremacia –Exclamó y salió del lugar.
Harry comenzó con su trabajo, pero al cabo de unos minutos se aburrió y se tendió en el suelo mirando hacía la ventana y recordando los minutos con sus amigos. En realidad, aparte de los castigos casi diarios y la amenaza constante a su vida por parte de Voldemort. El tener magia corriendo por sus venas y unos amigos, casi familia tan geniales lo reconfortaban a sobremanera.
-¿Terminaste? –la seca voz del profesor lo interrumpió.
-Aún no profesor… -se levantó rápidamente y se paró cerca del armario de pociones.
-¡Eres un cerdo cómo tu padre! ¡No eres capaz de hacer nada bien! Ni siquiera sabes haber cosas de muggles, 11 años viviendo con ellos y no sabes hacer ni una maldita cosa Harry. No sé cómo Dumbledore puede confiar tanto en una basura cómo tu… -se acercó a su escritorio y se sentó.- Después de todo eres un Potter, un asqueroso Potter.- sentenció.
-¡No hable así de mi padre! ¡Usted no sabe nada! –exclamó molesto el azabache. Se había estado mordiendo los labios mientras el profesor le gritaba, pero al nombrar a su padre su paciencia se había acabado.
-Le…. Digo… lo que sea… porque… lo conocí… -murmuró exasperado el profesor- Lo conocí más que tú, más que Lily, más que nadie. ¡Era un cerdo! –El profesor se levantó y se acercó a Harry.
-¡¿Por qué dice eso?! Usted siempre lo odio porque papá se casó con mi madre.- dijo Harry mirándolo de reojo, mientras el profesor se le acercaba cada vez más.
-Sé lo que digo Harry…
-Compruébelo señor…
-No necesito comprobarle cosas a un inútil cómo tú. Sólo sé que todo lo que digo tiene bases, no son estupideces como las que tu escupes tratando de defenderle. –Dijo Snape acercando su mano izquierda a la cara de Harry- ¡Cerdos! Todos los potter son unos cerdos –murmuró tomándolo del cuello.
-Profesor… -Sólo esa palabra logro salir de la boca de Harry, el aire le faltaba y en su mente divagaba el llano pensamiento de golpearlo. -¡Suelteme! –exclamó finalmente empujándolo y azotándole su puño en la mejilla, lo que lanzo de rodillas al piso al profesor.
-Jamás… me vuelvas a faltar el respeto así… Después de todo eres igual a tu padre… -Dijo Severus mordiéndose los labios y tocándose la cara.- ¿Qué harás ahora? ¿Tomar mi cuerpo tal y cómo lo hacía tu padre cuando estaba aburrido? –murmuró mientras las lágrimas caían por sus mejillas.
Esto último había dejado a Harry sin palabras, haber golpeado a un profesor, de esa manera le había acreedor de una expulsión inmediata del colegio. Aunque esto no era lo que le preocupaba ahora, eran esas palabras. ¿Su papá había violado al profesor? ¿Era eso cierto? Trago saliva y se le acerco, poniéndose de rodillas frente a él.
-Lo siento profesor… yo no quería.
-No, nunca quieren. –murmuró cortante.
-A lo que me refiero –inspiro y prosiguió –No quería golpearlo profesor, lo siento. Y lo otro… ¿Es eso cierto?
-¿Qué cosa Potter?
-Que mi padre lo… Hemm… lo… -Harry no encontraba las palabras y tenía la cara toda roja ante sólo imaginar esa escena.
-¿No crees que el cerdo de tu padre me tomaba? –Se levantó y se dirigió a su escritorio dejando a Harry de rodillas ahí- ¡Levántate! –exclamó mirando a Harry .
Este se levantó inmediatamente y se sentó en una de las sillas frente al escritorio.
-Esto no se lo diras a nadie, nadie lo sabe. A salvo de Black, pero el ya no está en este mundo –Una fría sonrisa se dibujo en su cara y prosiguió- Si le dices a alguien, sabre que fuiste tú. Y no querras conocer el castigo a eso.
Harry trago saliva y asintió rápidamente.
-Bien, tu padre lo hizo muchas veces durante nuestra estancia en este colegio, la primera fue en 2do año. Yo era el mejor amigo de Lily, a él le interesaba ella, yo era un estorbo ahí. Una noche, me siguió a la sala común de Slytherin, antes que lograra entrar, él y Black me llevaron a la sala de los menesteres. Black lo vio todo y solo reía. Me dio mucha vergüenza volver a ver a tu madre, sabía que a ella igual le interesaba el cerdo ese. Comencé a refugiarme en las artes oscuras y tu madre comenzó a alejarse de mí. El idiota lo logró. Pero parece que le gusté cómo amante, en los años siguientes lo hacía semanal. Era horrible para mí, pero ya estaba acostumbrado. Era la puta de Potter. La puta del cerdo de tu padre. Fue horrible… tantos años… yo la amaba….
Las lágrimas y la culpa del recuerdo llenaron la garganta de Severus y se quedó en silencio, mirando al techo. Harry no era capaz de articular palabras, estaba ahí. Intentando procesar todo y mirando hacía sus pies. Imaginando cada una de esas escenas.