-¿Qué sucede Potter? –Murmuró finalmente el profesor.
-N-nada… es sólo que…
-¿Nunca imaginaste que tu progenitor fuese tal tipo de cerdo? –exclamó con fiereza.
-Lo siento profesor… pero yo no soy él… no soy así… papá quizás cometió errores pero… -intentaba disculparse torpemente.
-Pff, patrañas Harry, tus palabras son una basura. –Susurró mirándolo con odio.- Te pareces tanto a ese idiota, tienes sus rasgos pero los hermosos ojos de tu madre… eres una extraña mezcla Harry, una mezcla que me hace… ¡Sale de aquí! –se interrumpió mientras su mente era un revoltijo de pensamientos.
Harry lo miró extrañado y salió del lugar, rascándose la cabeza e intentando procesar todas esas revelaciones.
-Mañana a la misma hora…. –se escuchó desde la habitación y se cerró la puerta.
Volvió a la sala común de Gryffindor cómo pudo, chocando contra las paredes e ignorando el movimiento de las escaleras. Peeves se le cruzó en un pasillo del quinto piso pero Harry ni siquiera lo notó y siguió su camino, ya frente a la Dama Gorda le costó unos minutos el darle la contraseña y la mujer finalmente lo dejo entrar. El lugar estaba vació, por la hora ya todos debían estar durmiendo, se recostó sobre uno de los sillones mientras el fuego crepitaba y le daba tonos rosáceos y naranja a las paredes. Seguía pensando en las palabras del profesor y sin darse cuenta se durmió ahí.
-Harry… Harry despierta… -Era Ron quien lo movía para intentar despertarlo.
-¡Harry! Llegaras tarde a clases –exclamó Hermione acercándose.
-¿Qué hora es? –murmuró Harry abriendo los ojos y buscando los lentes en el piso.
-Ten –dijo Ron extendiéndole los lentes- Deberías decirle al profesor Dumbledore, Snape se aprovecha de ti ¿A qué hora regresaste de su despacho?
- No recuerdo, era tarde… -dijo Harry levantándose y yendo a su habitación.- Vallan a clases, los alcanzo más tarde. Tengo que vestirme y necesito una ducha- Volteó y subió las escaleras hacia su habitación.
Ron y Hermione salieron del lugar, murmurando sobre el estado de su amigo. Mientras Harry se dirigía a su cama para recostarse ahí nuevamente.
-¿Y Potter? – cuestiono Snape cuando estaba paseando la vista por los estudiantes de su clase, buscando a Harry para descontarle puntos.
-No se siente bien profesor… -Lo disculpó Ron.
-¿Está con la enfermera? – preguntó.
-No…
-Bien, entonces 10 puntos menos para Gryffindor por la inasistencia del famoso señor Potter y 5 menos para su fiel amigo Weasley.
-¿Por qué profesor? –exclamó Ron.
-¿Quieres que sean 10 menos Weasley?
-No profesor… -bajó la cabeza y lo maldijo para sus adentros.
Harry mientras tanto ya se había duchado y ahora estaba sentado, mirando el atardecer desde la habitación en el séptimo piso. Hubiese preferido que Voldemort le diera un beso antes que esa asquerosa verdad. Suspiró y salió del lugar, ignoró a Malfoy en el corredor siguió bajando, salió del castillo ignorando a Filtch y se adentró en el bosque prohibido, camino unos metros y se sentó en la alfombra de pasto, afirmándose en un árbol. Ahí se quedó mirando unos minutos la oscuridad y luego sus ojos se cerraron.
Despertó a las horas, el cielo ya estaba de un azul oscuro y el castillo despedía luz por todas sus múltiples ventanas. Se levantó rápidamente y corrió hacia este, estaba atrasado en su castigo. Llego hacia el despacho del profesor Snape y toco la puerta.
-Entra, 15 minutos de retraso. 15 puntos menos para tu casa. Felicitaciones, con la inasistencia de hoy ya sumas 25 menos. –exclamó sin siquiera levantar la vista.
-Lo siento profesor… -murmuró Harry sentándose frente al escritorio del Profesor. Trago saliva y levanto la vista. -¿Qué tal? –pregunto estúpidamente.
-Si… Para hoy –Dijo, ignorando la pregunta de Harry. –Quiero que escribas un ensayo de 500 palabras sobre él estúpido uso que le daban a la sangre de unicornio en el siglo XVIII.
-¿Y eso qe tiene que ver con mi castigo? –Cuestiono Harry rascándose nervioso el cuello.
-Nada… ¿Por qué? –Dijo Snape levantándose- Y quiero que lo hagas ya. –se acercó a Harry y le empujo la cabeza sobre el escritorio.- En el primer cajón del escritorio hay plumas y rollos de pergamino. Saca de ahí sólo eso. No seas intruso –sentenció y salió dando un fuerte portazo.
Harry asintió y se levanto para sacar el rollo de pergamino y la pluma, pero al abrir el cajón encontró una serie de fotografías de su madre, desde pequeña hasta… hasta meses antes de su muerte. Se sentó en la silla del profesor y comenzó a verlas una por una, Lily lo saludaba sonriente en cada una de ellas, luego llego a una donde ella estaba con una gran panza, sonriendo y acariciándola.
Pero todas, al voltear no tenían el nombre de su madre, si no que había un gran ‘Potter’ escrito en cada una de ellas.
Cuando iba a depositarlas en el cajón nuevamente vio un sobre un poco más abajo, con la misma firma de las fotografías. Dejo las fotos ahí y saco el sobre para leerlo. Era de su padre, dirigido hacia Snape:
Buenas Snape.
Te escribo para contarte que Lily ya tiene 7 meses de embarazo,
nuestro bebe se llamará Harry ¿Lindo nombre no?
Estamos muy felices y no pude evitar enviarte una fotografía de ella.
Nunca la tendrás Snape, Lily Evans es mía tan mía cómo lo fuiste tú
En nuestros tiempos de estudiantes. ¿Lindos tiempos no?
Espero que me recuerdes Snivellus…
Un beso y un abrazo.
James Potter.
El trozo de pergamino estaba manchado por lágrimas y faltaba una parte, abajo. Harry trago saliva y la guardo rápidamente para ir a sentarse con sus implementos de trabajo.
Definitivamente había muchas cosas que no sabía de su padre. Demasiadas. Intento bajar la vista para escribir pero no logro manchar el pergamino con ni una palabra.
Suspiro y miró hacia la puerta. Sentía la necesidad de ver al profesor una vez más para disculparse por todo, su padre ya no vivía, por eso él era el encargado de disculpase en nombre de los Potter.
-¿Ya terminaste Potter? –cuestionó el profesor ingresando al despacho.
Harry se levantó de la silla rápidamente, tirándola al piso y se dirigió hasta él. El profesor lo miro con sorpresa y lo esquivo. Harry fue más rápido y le tomó una mano.
-¿Qué quieres Potter? –exclamó el profesor, con notoria sorpresa en su voz.
-Q-quiero disculparme a nombre de mi padre profesor. ¿Disculparte? –exclamó el profesor y luego lo vio de reojo, libero su mano y se acercó a su escritorio para abrir el primer cajón de este. -¡Te dije que no miraras nada de eso! Eres un... –se acercó molesto a Harry.
-Lo siento profesor –Murmuró Harry y detuvo al mayor entre sus brazos, tomo su cara con ambas manos y lo beso sobre sus labios, para luego introducir su lengua en la boca de este. Un sudor frío recorrió el cuerpo de ambos y Snape no quiso forcejear ante esta sorpresa.
De alguna manera, había estado esperando por esto desde el primer día, cuando Harry entro al salón para su selección.