Zack se incorporo sobresaltado. Miro a su alrededor intentando ubicarse. Estaba en una pequeña habitación de paredes blanca, la misma de hacía más de 7 meses. El sitio no estaba muy amueblado, solo había lo imprescindible, una cama pegada a la pared, una mesita de noche con su lamparita, una mesa de trabajo, una estantería, un armario y un pequeño sillón junto a una mesita que estaban encarados hacia la única ventana que había en la habitación.
Se dejo caer de nuevo sobre la mullida cama y cerró los ojos. En cuanto lo hizo la misma imagen de siempre apareció ante él. Un chico pálido, de cabellera rubia y grandes ojos azules, que asemejaban el mismísimo cielo, lo miraba tristemente. Sus ojos estaban bañados en lagrimas y parte de su rostro y pelo cubierto de sangre. El joven lo llamaba una y otra vez, él siempre había querido responderle pero no podía, nunca podía. Volvió a abrir los ojos, ver esa imagen le oprimía el corazón, aunque no comprendía el motivo. Miro el reloj que descansaba encima de su mesita, aun eras las 8:15 de la mañana, decidió levantarse a sabiendas que no volvería a conciliar el sueño.
Se metió en el cuarto de baño, que había junto a su habitación, y empezó a ducharse dejando a si que el agua se llevara aquella imagen que tanto le atormentaba.
No sabía cuánto tiempo llevaba ahí debajo, y si hubiera estado en sus manos aun seguiría allí metido, unos golpes en la puerta y una voz femenina lo hicieron volver a la realidad.
Zack enredo una toalla en su cintura y salió al encuentro de la mujer. Era una joven bastante hermosa de unos escasos 30 años, de largo cabello pelirrojo que solía recoger en una moño y ojos color miel. Tenía unos labios carnosos y unas facciones de entrañable envidia para las demás féminas, y eso por no hablar de su delantera. En definitiva la mujer perfecta…si no fuera por su incontrolable trastorno de bipolaridad.
-Llevas más de dos horas en el baño- dijo arrugando el entrecejo- Y habíamos quedado a las nueve en punto.
-Lo siento, lo siento. Te prometo que no volverá a suceder.
-Eso mismo dijiste ayer y antes de ayer y…
-Esta vez lo digo enserio- dijo seriamente.
La mujer se le quedo mirando largo y tendido. Cansado del incomodo silencio se dirigió a su habitación y empezó a cambiarse. La mujer había entrado tras él y aun seguía ahí mientras él se cambiaba. A cualquier otro la hubiese incomodado ese hecho pero a Zack no. Selene había sido su medica/consejera/amiga/madre/psicóloga desde que Zack había vuelto de entre los muertos varios meses atrás.
~~~~FLASH-BACK~~~~
Zack había despertado en un laboratorio. Estaba lleno de agujas conectadas a toda clase de bolsitas y tubos, la sala estaba llena de chismes que no reconocería ni en millón de años.
Asustado intento incorporarse pero unas esposas se lo impidieron. Empezó a removerse inquieto, acto que solo le provoco más dolor.
Y en ese momento fue cuando sus azulados ojos se toparon que aquellos color miel.
-Si sigues así te vas a hacer daño- dijo la mujer cariñosamente.
Cuando narices había entrado, el no la había oído llegar y estaba seguro de que cuando había inspeccionado la sala ella no se encontraba dentro.
-¿Quién es usted?-pregunto.
-Mi nombre es Selene y a partir de ahora seré su cuidadora. Si necesita cualquier cosa o tiene alguna duda tan solo tiene que acudir a mí y yo le atenderé encantada.
-Eh…bueno…tengo una duda…
La mujer le dedico una sonrisa que le incitaba a preguntar sin miedo alguno.
-¿Cómo me llamo?
Los ojos de la muchacha se abrieron sorprendidos.
-¿Cómo?
-Q…que no sé quién soy, ni como me llamo, ni de dónde vengo, ni donde estoy- dijo de un tirón mientras sus ojos empezaban a bañarse de lagrimas.
-No, no llores cariño. En un momento te responderé a todas tus preguntas pero ahora tengo que salir a comprobar una cosa…espérame será tan solo un segundo.
Zack asintió con la cabeza y intento tranquilizarse para que cuando la medica volvería lo encontrara más sereno.
La joven respiro agitadamente. Había estado corriendo todo el camino hasta el despacho del director, y eso no la había sentado nada bien. Lamo apresuradamente a la puerta y sin esperar respuesta alguna entro.
-Señor- dijo la joven.
- Es que sus padres no le enseñaron los suficientes modales…
-Seños siento mucho haber entrado así en su despacho pero este es un tema muy importante, es sobre el paciente Zack Fair.
-¿Le ha pasado algo?- pregunto.
-No…bueno si…vera es que al parecer sufre de amnesia y no recuerda nada de lo que paso antes del accidente. Y según los datos que he obtenido no parece que vaya a recuperarse…es una amnesia permanente- dijo esto último casi en un susurro.-Yo lo siento mucho mi señor. Sé que me confiasteis este caso con la promesa de substraerle la mayor información posible al paciente…pero le he defraudado.
El hombre se levanto y miro por la ventana pensativo. Una sonrisa se dibujo en la comisura de sus labios.
-Es…perfecto- dijo mirando a la mujer.
-No entiendo.
-Zack Fair era uno de los mejores SOLDADOS entrenado contra toda clase de situaciones. Nos habría podido llevar años conseguir que nos contara algo, por simple que sea. Pero ahora todo es perfecto.
La mujer le miro sin entender absolutamente nada. El hombre camino hacia ella y la tomo del mentón.
-Nosotros fabricaremos nuevos recuerdos para él. Recuerdos beneficiosos para esta compañía.
La mujer le miro en señal de comprensión.
Hacía varios días que le habían dejado salir de ese lugar, ahora le habían llevado a una habitación propia.
Zack se encontraba sentado en el sillón mirando por la ventana, intentando recordar cómo era estar fuera de esas cuatro paredes, aunque sin mucho éxito. Selene solo le había dicho que se llamaba Zack Fair, nació el 18 de Septiembre de 1984, ahora tenía 26 años, en Gongana. También le había dicho que había servido a SOLDADO pero que fue asesinado a los 23 años por un grupo rebelde y que la corporación SHINRA se había encargado de devolverlo a la vida. No había querido darle más detalles y le había prometido que hablaría de ese tema más a fondo hoy por la tarde.
Unos pequeños toques en la puerta lo hicieron salir de su ensimismamiento.
-Adelante
-Buenos días, Zack ¿Cómo te encuentras? ¿Te apetece tomar al…
Zack la había agarrado del brazo y la había obligado a sentarse en el sillón mientras él, expectante, se sentaba en la cama.
La joven se quito sus gafas y empezó a limpiarlas tranquilamente.
-Supongo que ya no puedes aguantar más y deseas que te cuente toda tu historia.
El joven asintió repetidas veces. Ella dio un suspiro y se masajeo las sienes, pensando por donde comenzar a relatar su “pasado”.
-Empezare por el principio, no quiero interrupciones- le advirtió.
Zack volvió a asentir enérgicamente, la tranquilidad de la doctora lo estaba poniendo de los nervios.
-Tu naciste en un pequeño pueblo llamado Gongana, allí pasaste la mayor parte de tu vida hasta que decidiste unirte a la corporación SHINRA. Allí estabas bajo la tutela de un hombre llamado Angeal Hewley, quien desgraciadamente ya no se encuentra entre nosotros. En muy poco tiempo llegaste a convertirte en un soldado de primera clase. Se podría decir que tenias una vida maravillosa, un trabajo que te gustaba, estabas rodeado de personas que te querían sobretodo tu novia, Aerith- Zack abrió la boca con la intención de preguntar algo pero la mira recriminatoria de la mujer desecho su idea- Como iba diciendo tu vida era plena y fantástica, pero por desgracia tu gran corazón te llevo a cometer el peor error de tu vida, un error que te causo la muerte. Un día llego a la corporación un nuevo cadete llamado Cloud Strife, era un joven de unos 14 años, se veía tan frágil e indefenso que no tardaste en acerté su amigo y en ayudarle en todo lo que él quisiera. Y así fue como llego a conseguir valiosa información, que más adelante le serviría para cometer los actos más atroces jamás imaginados. No se te puede culpar de nada ya que ese chico, con su tímida apariencia, engaño a más de uno. Cuando nos dimos cuenta de todo eso ya era demasiado tarde. Cloud y su grupo de rebeldes, llamado AVALANCHA, nos ataco llevándose un montón de vidas inocentes, incluida la de tu querida novia. Tu y el gran soldado Sephiroth os enfrentasteis a ellos con todas vuestras fuerzas, erais de los mejores, pero como ya se sabe los rebeldes nunca juegan limpio. Así a base de artimañas y mentiras fue como consiguieron venceros y llevaros hasta la muerte. Actualmente AVALANCHA aun sigue en pie, cree habernos destruido, pero eso no está más lejos de la realidad. Lo que intentamos hacer es traeros de vuelta tanto a ti, como a los grandes SOLDADOS que mataron, para que una vez por todas acabéis con ellos. Sé que es jugar sucio el pillarlos con la guardia baja pero su tuviéramos opción, créeme, no lo haríamos.
Zack había escuchado cada una de las palabras provenientes de la pelirroja. Y ahora sabía por qué le había sido concedida otra oportunidad. Debía destruir AVALANCHA.
~~~~FIN DEL FLASH-BACK~~~~
Ya listo se sentó en el enorme sillón a la espera de la diaria interrogación de su médica.
-¿Cómo te encuentras hoy?
-Estoy bien, el cuerpo ya no me duele tanto como antes creo que me estoy acostumbrando a los entrenamientos.
-No deberías de presionarte tanto, si sigues así te acabaras matando.
-Eso no me importa. Por si no lo recuerdas ya estuve muerto una vez.
-Por si no lo recuerdas fui yo la que te devolvió a la vida- dijo la mujer ofendida.
-No me importa.
-Zack deberías cuidarte más, lo digo por tu propio bien.
-¡DEJAME EN PAZ ESTOY HARTO!
-Por lo que veo hoy no se puede hablar contigo, volveré más tarde cuando ya te hayas calmado e intentaremos mantener una conversación un tanto coherente.
Dijo dando media vuelta y dirigiéndose hacia la puerta.
-Lo he vuelto a ver- dijo simplemente.
La mujer se acerco a él y lo abrazo por detrás intentando darle apoyo.
-¿Por qué, Selene? ¿Por qué me duele tanto? Siento que el corazón se me oprime, tengo ganas de llorar. Lo único que deseo es tenerlo a mi lado ¿Por qué? Si ni siquiera sé quién es.
Selene aun recordaba la primera vez que le hablo de él. De Cloud Strife.
~~~~FLASH-BACK~~~~
Selene había entrado a la habitación de Zack. Llevaba el desayuno preferido del chico. Zack llevaba varios días comportándose de una manera un tanto extraña. Cuando entro en la habitación se quedo en estado de shock y sin poder evitarlo la bandeja se escurrió de entre sus dedos y dio de lleno contra el suelo.
Zack estaba en una rincón llorando desconsoladamente rodeado de un montón de papeles con el dibujo de una persona.
La mirada del moreno clavada en ella la hizo reaccionar y acercarse a él para consolarle.
-¿Qué te pasa mi niño?
-No es nada, Selene, no tienes de que preocuparte.
-¿Qué no tengo de que preocuparme? Mírate, Zack, estas mal. Dime qué te pasa cariño.
Los ojos de Zack y la doctora se encontraron y este suspiro habitado dejando que unas lagrimas recorrieran sus mejillas.
-Me duele- dijo señalándose el pecho.
La doctora asustada se levanto con la intención de buscar a alguien más para poder tratar a Zack, pero este la detuvo cogiéndola del brazo.
-Zack tengo que revisarte para saber qué le pasa a tu corazón y luego…
-¡No, no lo entiendes! El dolor que tengo no se puede curar. Es un dolor provocado por la tristeza que me provoca el verlo así.
La médica lo miro extraña. Zack no había tenido más contacto con nadie, aparte de ella, el director y dos enfermeras más y un hombre enviado por el director encargado de anotar todo tipo de cambios en el paciente.
-¿De quién hablas, cariño?
-No lo sé, no sé quién es. Se me aparece en sueños y me llama, me dice que no le deje, que no le abandone ahora, que debo luchar y ser fuerte, que no puedo rendirme.
-¿Esa persona te dice todo eso?
Zack asintió. En el tiempo que llevaban hablando Erickson, el hombre enviado por el director, había entrado en la estancia y apuntaba todas y cada una de las palabras y movimientos producidos por Zack.
-¿Y sabrías decirnos como es ese chico que te llama?- pregunto el hombre.
-Es…es rubio, tiene un peinado muy extraño parece desafiar la gravedad, es muy pálido y tiene unos ojos azules muy grandes y bonitos. Esta llorando, siempre llora, y parte de su rostro y pelo está lleno de sangre, aunque creo que no es suya.
El hombre y la mujer se miraron un momento y con un asentimiento por parte del hombre la mujer saco una aguja.
-Esto te ayudara a calmarte ¿vale?
-No, por favor. No me obligues a dormirme, no quiero verle sufrir otra vez.
La mujer clavo la aguja en el cuello de Zack y espero a que el somnífero hiciera efecto para salir de la sala seguida de Erickson.
-¿Cómo es posible? No recuerda absolutamente nada de su vida anterior, y ahora le recuerda…a él.
-Quizá subestimamos sus sentimientos hacía el pequeño.
-Pero solo eran amigos…buenos amigos.
-No creo que una persona que solo siente amistad por otra sea capaz de arriesgarse tanto por ella hasta el punto de conseguir su propia muerte.
-¿Lo amaba?
-Eso me temo, doctora, eso me temo-dijo el hombre abatido.
~~~~ FIN DEL FLASH-BACK~~~~
Desde el día en que se dio cuenta de los sentimientos de Zack hacía el rubio se había sentido la persona más desdichada del mundo, por el simple hecho de ocultarle la verdad a Zack.
-¿Estás segura?-volvió a preguntar.
-Lo siento, no he encontrado absolutamente nada de él- mintió.
Siempre que soñaba con el rubio tendía a preguntarle a la pelirroja si había podido averiguar algo más de él. Pero ella siempre negaba y le decía que lo más probable es que ya estuviera muerto, porque Zack no conocía a nadie, aparte de Aerith y su madre, fuera de la corporación.
Después de tantas negativas Zack había llegado a sacar sus propias conclusiones. La médica sí que sabía algo sobre ese chico pero no le quería decir nada porque sabía que si se lo decía le haría sufrir más. Y la única cosa que más daño podría hacerle era saber que aquel chico estaba muerto, pero aun le haría más daño el saber que había muerto a manos de AVALANCHA. Su conclusión final era, AVALANCHA había matado a ese chico como venganza personal hacía él, tal como hizo con Aerith, y Selene temerosa de que él pudiera cometer alguna otra locura no le había mencionado nada en absoluto.
-Sera mejor que vaya, si necesitas algo estaré en mi despacho. Ahora intenta distraerte con algo, ya verás como pronto encuentro una solución a tu problema.
-Eso espero…
Nada, absolutamente nada, conseguía hacerlo olvidar. Ahora se encontraba camino al despacho de Selene con la clara intención de pasar el rato y olvidar.
Llamo repetidas veces a la puerta, pero nadie contesto, así que ni corto ni perezoso entro al despacho. Nunca había estado allí solo y la verdad es que le invadía la curiosidad. Empezó a registrar un cajón tras otro y leer todo lo que tenía a mano.
Unas pasos acompañados de las voces de Selene y Erickson lo dejaron helado. Sabía que había hecho mal entrando allí sin permiso y que probablemente le cayera una buena bronca y un par de comentarios odiosos por parte del hombre. Así que, sin otra mejor solución, opto por esconderse bajo una mesa que se hallaba cubierta por un mantel largo de tela roja.
-…que ni se te pase por la cabeza decirle algo como eso- dijo el hombre entrando al despacho.
-No puedo verlo así- dijo Selene a punto de echarse a llorar- Todos los días es lo mismo, lo encuentro triste en un rincón de la habitación preguntándome si se algo sobre ese chico, con la esperanza de que le diga un sí y donde puede encontrarlo.
-No puedes decirlo, él nunca debe enterarse.
-Pero él lo ama…
-No él ama a Aerith y nosotros se la traeremos de vuelta para que le haga feliz.
-Acaso crees que con eso se olvidara de él.
-No lo sé, pero me gusta pensar que sí lo hará.
-Eres un maldito ingenuo.
-No soy ingenuo, soy realista. Sabes las consecuencias negativas que puede acarrearle a la corporación que Zack sepa que la persona que se le aparece en sueños es nada más y nada menos que Cloud Strife.