-------------FLASH BACK-----------------
Empezaba el tercer año de primaria y había algunos niños nuevos dos de ellos eran unas niñas una era muy alta, delgada, algo morena, con ojos cafés y cabello lacio y otra de menor estatura, algo gordita, de tez blanca, sus ojos eran cafés y cabello chino. Las dos estaban sentadas platicando. En el receso unas niñas se acercaron, la mayor estaba jalando a la otra porque le deba pena hablar con las personas que no conocía.
-Hola ¿Cómo se llaman? – dijo Alejandra, la mejor amiga de Dulce.
-Diana – dijo la más alta.
-Paloma – dijo la otra mientras que sonreía.
Se pasaban los días platicando las cuatro, algunas veces platicaban en clase ya que se sentaban cerca.
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Esos días eran divertidos, siempre me reía que le preguntábamos a Paloma ¿Qué quieres ser de grande? y nos respondía “Pegajosa” con una voz de lo más graciosa. Ha y también recuerdo que por mí te empezó a gustar el anime…
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-Ale –llego la niña feliz con su mejor amiga con una película en sus manos.
-¿Qué es eso? – le pregunto la mayor mientras que veía la película.
-Unas películas de anime – dijo alegre.
-¿Anime? ¿Qué es eso? – preguntó curiosa.
-Los animes son animaciones japonesas – dijo con la misma alegría.
-Y ¿Cómo se llama?
-Sailor Moon, ten te las presto, están geniales.
-Está bien.
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Después en quinto de primaria conocimos a otra fan del anime, a ustedes les caía mal porque era presumida, la verdad me llegaba a desesperar por lo presumida que era, pero me caía muy bien, era muy amable y divertida, poco a poco a ustedes les fue cayendo bien, después pasamos a sexto año, el ultimo de la primaria, en ese año ella dejo de ser presumida… y nos comenzamos a llevar bien con otras dos personas.
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Estaban las cuatro chicas que se conocieron en tercer año, pero había otras tres personas junto a ellos, una de esas personas era una mujer, era muy alta, de tez morena, ojos cafés y cabello castaño, casi negro, las otras dos personas eran dos niños, los dos eran de mediana estatura, morenos, ojos cafés, cabello castaño, uno era más moreno que el otro, ellas ya los conocían la morena se llamaba Elianeth, el niño mas moreno se llamaba Juan Carlos, y el otro se llamaba Edgar, con Elianeth ya se levaban desde el año pasado pero con los otros dos no, ni siquiera se dirigían la palabra, en ese año pasaron muchas cosas pero la más importante de todas fue la amistad que formaron… se reían de cualquier cosa… un día todos estaban en el salón sentados en circulo leyendo un cuento… el cuento el de Ricitos de Oro, pero mientras que lo leían, se estaban riendo, estaban mal pensando todo el contenido del cuento.
-------------FIN FLASH BACK------------------
Después nos separamos a causa de la graduación, fue un día muy lindo pero a la vez triste para nosotras, ya que casi no nos íbamos a ver por la entrada a la secundaria, pero a pesar de eso nosotras dos nos seguimos viendo.
Ahora estoy esperando a que tu llegues a mi casa, te invite a ella para jugar un rato videojuegos, viendo videos o algo así, ya quiero que llegues, estoy muy ansiosa ya que me dijiste que tenias algo decirme, tengo miedo de que termines lo nuestro, o algo asi, me da mucho miedo perderte.
-¡Dulce, Ale ya llego! – Mi madre grito para avisarme que habías llegado, de inmediato salí de mi recamara y baje las escaleras corriendo, casi me caigo al pisar mi pantalón que me queda algo largo, lo bueno es que no me sucedió nada malo, cuando viste mi casi caída te preocupaste pero al ver que me reía por lo sucedido tu reíste conmigo. Cuando bajé completamente las escaleras corrí hacia ti y te abracé.
-Ale-chan te extrañé – dije feliz.
-Yo también te extrañé – me respondiste con la misma felicidad.
Nos subimos al segundo piso y fuimos a mi recamara, nos sentamos en la cama, nos mantuvimos calladas, era un silencio demasiado incomodo, asi que decidí hablar…
-Y… ¿De qué querías hablar conmigo? – te pregunté, cuando me ibas a contestar entro mi hermana.
-Hola Ale, Pao ve a bañar a Hobbitt – Te saludó y después se dirigió a mí para decirme que bañe a nuestro perro.
-Hola – contestaste y me miraste.
-Está bien – le conteste y te miré – ¿me ayudas? – te pregunté casi pidiéndotelo.
-No sé cómo – me dijiste.
-Solo ayúdame a echarle el agua ¿sí? – te pedí mientras que te miraba con ojos asi como los de los perritos abandonados que te ven y te miran de una manera demasiado tierna haciendo que te den ganas de llevárselo a la casa.
-Está bien – dijiste completamente convencida.
Salimos del cuarto y bajamos, agarre a mi perro y nos fuimos al patio de atrás, ahí ya estaba el shampoo, una cubeta con agua y una toalla, lo puse donde lavamos la ropa a mano, agarre un traste para irle echando el agua hasta que quedara completamente mojado.
-¿Entendiste como echarle el agua? – Te pregunté ya que me mirabas atenta, asentiste completamente segura – bueno échale aquí –te dije tocando la espalda del perro, tú me hiciste caso y se la echaste. De ahí agarre el shampoo y se lo fui poniendo al perro – échale el agua primero en la cabeza – te dije y tú me hiciste caso, cuando estaban agarrando las agua de la cubeta se sacudió y nos mojó por consiguiente gritamos y seguimos bañándolo. Cuando acabamos agarre la toalla y lo seque, agarre su collar y lo sacamos enfrente de la casa para que se secara completamente en el sol, ahí lo dejamos para entrar a la casa y subirnos nuevamente a la recamara – Entonces… ¿Qué me querías decir? – te pregunté, quiero saber qué es lo que me vas a decir.
-Para empezar, sabes que yo te quiero demasiado pero yo… tú…