Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

En una noche...pueden romperse las reglas por jime wonka

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola hola!!!

Este será un fic corto, sólo serán dos capítulos que bien podrían ser  uno, pero como soy maldita y desgraciada xD, serán dos capítulos.

Espero que les guste, si no pueden matarme (??)

Notas del capitulo:

Bueno, aquí la primera parte, se agradecen los comentarios ^^

Buena lectura!

 

11:30 p.m

 

Vivimos en un mundo lleno de etiquetas, de lineamientos tontos que la gente debe de seguir para poder ser aceptada por los demás, porque si no lo haces, te tachan de “extraño”. Y yo siempre he sido “extraño”, siempre me ha gustado ser yo mismo y nunca seguir a nadie más, simplemente hago lo que quiero, y así soy muy feliz, sólo que hay veces en las que no queda de otra y tienes que tratar de encajar con los demás.

Ese día era sábado, el otoño estaba por acabarse, así que se podía empezar a sentir mucho frío por las noches.

Había ido a una fiesta, y prácticamente me había salido temprano, ya no pude soportar más ese ambiente, odio las fiestas, y no es que sea un amargado, y tampoco un antisocial, pero no me gusta el hecho de que la mayoría sólo vaya a fiestas para beber y hacer tonterías. Si hubiera sido por mí, ni me hubiera aparecido en ese lugar, pero algunos de mis amigos me convencieron de ir, y yo, por no quedar mal, acepté, y el resultado fue que me había aburrido demasiado porque yo no bailo, ni tampoco me gusta beber, sólo platicar pero nadie quería hacerlo.

 

Salí del edificio en donde se estaba llevando a cabo la fiesta, se sentía un poco de frío, por lo que metí mis manos en los bolsillos de mi chamarra y me subí el cierre. Caminé a paso lento, no quería llegar a mi casa, ¿la razón? No sé, supongo que quería romper un poco la rutina o algo así. Seguí caminando, la calle estaba oscura, sólo a unos metros se podía apreciar una sola farola encendida, y se podía oír a lo lejos el ruido de los carros pasar. Yo sólo iba concentrado en mi camino cuando oí que alguien me habló, sin voltear supe que era Rodrigo…un compañero de clase. Me puse algo incómodo porque a mí me atraía un poco, claro que yo sabía que era imposible que pasara algo entre nosotros, ya que aparentemente éramos de mundos completamente diferentes, además de que él era heterosexual y sólo habíamos cruzado unas cuantas palabras, así que sólo lo idealizaba como mi amor platónico.

Giré lentamente sobre mis talones mientras esperaba a que éste llegara donde yo.

—¿Ya te vas? —me preguntó mientras se detenía unos pasos frente a mí, con las manos metidas en su pantalón. Traía un gorro negro el cual hacía que su pelo algo largo se le acomodara de tal forma que se veía más atractivo, y su piel blanca contrastaba con lo oscuro de la noche.

—Sí…

—Yo también, ¿vas al metro, no? —Sólo asentí mientras soplaba entre mis manos para poder calentarlas un poco.

—Pues entonces vayamos…—me dijo haciéndome un ademán para que lo siguiera, pero yo…yo no quería llegar al metro, de verdad que no tenía ganas de llegar a mi casa…

 

11: 45 p.m

 

Andrés se quedó unos momentos de pie mientras yo me adelanté un poco, voltee para ver que ocurría y sólo empezó a caminar con mucha pereza, como si le pesaran los pies.

Tengo que admitir que sus ojos siempre me parecieron muy bonitos, grandes y  de un café oscuro que casi raya en el negro, y con ese pelo negro corto, con su flequillo que le cubría la frente, se veía muy tierno, en cierta forma indefenso. En mi vida había cruzado con él más de cinco minutos de palabras, él era muy cerrado con la gente, sólo se juntaba con cierto grupo de personas y ya no socializaba más. Pero yo pensaba que era  así porque era tímido y le costaba hablar con la gente, cosa que a mí no me pasaba, siempre he sido muy extrovertido, me gustaba salir a fiestas y conocer gente; esto mismo hizo que las chicas empezaran a seguirme y andar tras de mí, no me molestaba, porque me sentía deseado y atractivo, pero a veces era desesperante. Y es que yo había salido con varias mujeres, pero sin compromisos ni nada, supongo que no había encontrado a nadie especial, además de que…por esos días estaba muy confundido. No podía sacarme de la cabeza los comentarios que mi madre siempre me hacía: “tienes que encontrar una buena muchacha, casarte, tener hijos y tener una vida estable”, al principio no les prestaba atención, pero conforme fue pasando el tiempo mi madre empezó a presionarme más y más, y no sólo mi madre, toda mi familia, como si hacer o decir ciertas cosas fueran requisitos indispensables para vivir…

Yo había decidido vivir de tal forma que al parecer a mis familiares no les parecía, y sólo querían que hiciera lo que ellos decían porque “así tenía que ser”. Me molestaba, me molestaba mucho, porque si no hacía lo que ellos decían era como si no fuera normal, y es que yo por esos días no me sentía normal, me sentía un extranjero en un mundo completamente diferente al mío.

—Oye…—me dijo Andrés que se había detenido—, yo la verdad no quiero llegar a mi casa, así que si quieres tu sigue caminando…

¿Qué diablos decía? ¿Cómo que no quería llegar a su casa? De verdad que era un chico extraño, yo sólo esperé a que me dijera el por qué, pero siguió ahí parado en silencio.

—Ah…pues…pensándolo bien, yo tampoco quiero ir a mi casa…—dije sin pensarlo, sólo después de haberle dicho reaccioné sobre mi respuesta. Pero era verdad, pensándolo bien tampoco quería llegar a mi casa, ¿para qué? ¿Para escuchar los sermones y tonterías de mi madre? No, mejor iba a perder el tiempo a ver a dónde—.Hay por aquí un café que abren las veinticuatro horas, si quieres podemos ir ahí, bueno, si es que quieres que te acompañe…—le dije, la verdad no sabía en ese momento por qué le dije todo eso, pero ahora me doy cuenta de que él tenía una especie de atracción que me hechizaba, esos ojos me veían como si pudieran leer mi alma, era una sensación extraña.

—Sí, si quieres vamos, así ya no nos aburrimos —sonrió un poco y giramos hacia la otra dirección.

 

11:55 p.m

 

Todo el transcurso nos fuimos callados, solamente él comentó algo del frío, pero sólo eso. Nunca pensé que él quisiera ir a platicar conmigo, pues yo pensaba que para él, era una persona muy aburrida, ya que a él siempre lo veía con muchas personas, sobre todo mujeres, en pocas palabras, era popular; y a mí nunca me gustó ser el popular, nunca me gustó ser el centro de atención de las personas y tampoco andar saludando a medio mundo, del cual sólo el uno por ciento de verdad son tus amigos.

Llegamos al café, era algo pequeño, pero muy cómodo, había varios asientos para cuatro personas, una barra y otras mesas más pequeñas para dos personas. En las paredes había algunas reproducciones de cuadros famosos. Nos sentamos en una mesa para cuatro personas que se encontraba al fondo del café. Aparte de nosotros había sólo una pareja sentada en la barra y otra persona con muchos libros y papeles en la mesa. La mesera se acercó y nos dio el menú. Él pidió un café americano y yo uno de moca. Era extraño estar en compañía de Rodrigo, no era molesto, para nada, pero sí muy, muy extraño, ¿qué rayos tenía que estar haciendo con un raro como yo? Aun así, agradecía que él estuviera en ese momento conmigo, era una oportunidad para conocerlo. Sólo que…no sabía como romper el hielo, y empezaba a sentirme algo presionado, tenía que preguntarle algo, lo que fuera, sino se aburriría y huiría de aquel lugar.

—Y dime…,¿ese milagro que fuiste a una fiesta? —me dijo, lo cual agradecí, porque estaba apunto de explotarme la cabeza de pensar algún tema de conversación.

—Pues…es que les había prometido a mis amigos que iría a la próxima fiesta que hubiera.

—Oh ya, ¿tú no eres de fiestas verdad? —me dijo mientras se inclinaba un poco hacia el frente y pude observar su perforación en la ceja izquierda. Llevaba una nueva pieza color negra.

—No —respondí.

—Es extraño

Me miraba detenidamente el rostro, como analizándome. Sus hermosos ojos miel se veían aun más bellos gracias a la luz del foco que se encontraba arriba de nosotros.

—Yo soy extraño… —respondí soltando una risita. Yo siempre me autodenominé raro, porque para la gente lo era, así que terminé por aceptar que era un extraño, un simple extraño para la gente que no podía ver más allá de lo que les habían impuesto, lo que les habían dicho que era lo que se debía de seguir para ser aceptado.

—Pues es que es raro que a la gente no les gusten las fiestas, pero, cada quien sus gustos, ¿no? Sinceramente a mí no me gustan mucho, pero que se le hace…

—¿En serio?

—Sí, el que sea algo extrovertido y humm,  bueno, medio popular, no quiere decir que ame estar en fiestas o cosas así.

—A mí no me gustan las fiestas por que la gente de nuestra edad suele hacer puras tonterías…

Él sólo se rió y me dijo que en parte tenía razón. La platica se estaba dando sola, y eso me agradaba. Él era muy amigable y alegre, definitivamente eso había sido lo que me había atraído de él.

 

12:20 a.m

 

La plática se estaba tornando más interesante. Yo pensaba que Andrés era alguien aburrido, que no hablaba, en pocas palabras, que era un antisocial. Pero no, tal vez un poco antisocial, pero muy divertido, me di cuenta de que en efecto, era de esas personas que tiene que agarrar confianza con la gente para poder desenvolverse. Y eso me agradaba, me agradaba que hubiera confiado en mí rápidamente. A veces notaba su mirada, penetrante, como si con esos ojos pudiera ver a través de mí, era incómodo, pero sus ojos…esos ojos tan hechizantes, no podía dejar de buscarlos, y a veces se encontraban con los míos de forma fugaz. Su mirada era extraña, como si ocultara algo pero  quisiera decírmelo  con ellos.

—¿Tú te juntas con dos chicas y otro chico, verdad? —le pregunté, mientras me tomaba lo último que quedaba en mi café.

—Sí…y tú, bueno, tú te juntas con muchas personas… —me reí y le dije:

—Pues sí, pero…—me quedé en silencio y empecé a jugar con las servilletas—, el que me junte con muchas personas no quiere decir que tenga muchos amigos…

—Los amigos se cuentan los dedos de las manos, ¿no? —respondió sonriendo tiernamente.

—Sí…

Me quedé en silencio mientras Andrés tomaba su café, y apagaba el celular para que no le hablaran.

—¿Te gusta ser popular? —me preguntó una vez terminado el café y apagado el celular, y yo…yo me tardé en responder. ¿Me gustaba ser popular? ¿Me gustaba? ¿O sólo lo hacía porque tenía que entablar de alguna forma con el grupo de personas al que pertenecía? Me quedé pensando, y él se percató de que no tenía ni idea, así que me dijo que lo dejara así, pero ahora ya me había dejado pensando…

Era verdad que disfrutaba sentirme popular, seguido por las chicas, y tener muchos “amigos”, pero, había algo que no me convencía del todo, y era que a veces no me sentía yo…sentía que me disfrazaba de otra persona para caerles bien a los demás. A veces me cuestionaba a mí mismo si de verdad esa persona rodeada de gente, fiestas, eventos, era de verdad yo, Rodrigo.

—A mí no me gustaría ser popular, si te soy sincero —dijo Andrés que me sacó de mis pensamientos —, siento que  sólo estás rodeado de mucha gente,  gente que sólo te busca para cosas que les convienen, además de que me molesta que la gente tenga que hacer cosas sólo para poder ser aceptado en cierto grupo de personas…

Cuando me lo dijo, se puso algo rojo, supongo que de pena, pues prácticamente era como si esas palabras fueran dedicadas para mí.

—Perdón, yo no lo decía por ti —dijo—, pero eso es lo que pienso.

—Esta bien, esa es tu forma de ver las cosas…, y tienes algo de razón. Creo que yo si he hecho cosas para ser aceptado por los demás…—le dije.

Él sólo se me quedó viendo, como esperando a que le contara, pero no, no le iba a decir eso, claro que no…

—Yo también. Por ejemplo, hoy, fui a esa estúpida fiesta cuando yo sé que simplemente no me gustan, pero mis amigos luego me dicen que soy amargado y que tengo que disfrutar más las cosas, bla, bla, bla…

No sé si me lo había dicho para que yo le contara sobre mí, pero, yo no le dije nada, sólo me limité a pedir otro café. Teníamos que cambiar el tema de conversación, eso me estaba incomodando un poco, porque sentí como si el me quitara una venda de los ojos y me hiciera ver cosas de las que yo no me había percatado.

 

12:40 a.m

 

Creo que lo había puesto en una situación incómoda, aunque él no me lo decía, lo podía percibir en su forma de hablar y moverse. Estaba descubriendo a otro Rodrigo, un Rodrigo que sinceramente empezaba a encantarme más que el otro Rodrigo.

Pidió otro café, y también pidió otro para mí, aunque yo no quería, pero lo acepté. Tenía que cambiar rápidamente el tema de conversación, ¿pero cuál?

—Oye, ¿puedo saber por qué no quieres llegar a tu casa?

—Sólo si tú prometes decirme por qué tampoco querías llegar a la tuya  —le dije.

—Esta bien, pero no es nada del otro mundo.

—Pues mira…lo mío tampoco es nada del otro mundo, sólo que no tenía ganas de llegar y ya. A veces me siento presionado por mis padres, quieren que haga todo perfecto, que haga tal cosa, que diga esta otra, y a veces me siento presionado. Supongo que es una forma de demostrarles mi rebeldía, no sé. ¿Y tú?

—Pues… —se rió y continuó—, tal parece que es algo similar a lo tuyo, a veces mi madre me saca de quicio, me presiona para que sea “un buen hijo”, pero yo no sé cómo sea ser un buen hijo.

—Te entiendo, mis papás no dejan de molestarme en que ya estoy en edad de tener novia, y me están presionando para que ya salga con alguien —me reí, y creo que fue de nervios—, pero es que ellos no saben que soy gay… —dije, y cuando menos lo pensé, le había confesado así sin más que era homosexual.

En mi vida le había dicho a alguien así de rápido y fácil. Él se sorprendió, como casi todos lo hacían, pero se sorprendió de una forma que puso una cara como si él hubiese sido el que lo dijo.

—¿Eres…gay?

—Sí, y por eso mis padres me presionan…

—¿Y por qué no intentas decirles?

—No. Me matan, ellos creen que lo normal es un hombre y una mujer, los homosexuales están locos y enfermos para ellos, si lo saben, me matan.

Se quedó pensando, con una cara llena de preocupación, el quería aconsejarme algo, pero simplemente no sabía que decir.

Mis padres son personas prejuiciosas y de mente completamente cerrada, ellos no son capaces de ver más allá. Se encierran en su pequeño mundo y no toleran lo que sea diferente de su pequeño y estereotipado universo. Definitivamente nunca voy a decirles que soy homosexual,

—Pero bueno, algún día tendrán que saberlo, pero no ahora. —Se quedó callado otra vez.

—¿Y tú? ¿Ahora con quien estás saliendo?

—¿Yo? Con…ahora con nadie.

 

1:05 a.m

 

Trajeron el café y empecé a tomarlo. Así que Andrés era gay…nunca lo había sospechado, nunca. El que me dijera eso, sin temor ni pena, hizo que se me hiciera un nudo en el estómago. Yo sabía que el que ninguna chica me interesara lo suficiente como para mantener una relación formal, era un indicio de algo, pero nunca me había puesto a reflexionar sobre esa situación, yo sólo hacía lo que mis demás compañeros hacían: tener novia, salir con chicas, porque eso es lo que hacen los hombres normales, ¿no? Y yo, por sobre todas las cosas, no quería que la gente me excluyera por pensar o ser diferente…

—¿A poco les dices a todos así sin más sobre tus preferencias? —le dije con la voz un tanto nerviosa.

—No, claro que no. Hay gente de mente muy cerrada y homofóbica, pero tú...no sé, inspiras confianza. Aunque pudiera ser el caso de que al día siguiente fueras a contarles a todos lo que te he dicho, pero no, no lo creo.

—¿Y por qué no? —le pregunté intrigado, mientras miraba fijamente sus hermosos ojos, pero él desvió la mirada.

—Pues…para empezar, no estuvieras aquí platicando conmigo.

—Humm…Créeme que yo no diré nada, agradezco que hayas confiado en mí —le sonreí y él hizo lo mismo. En verdad que su sonrisa es muy linda, y sus ojos hermosos.

Él me había dicho que era homosexual porque confió en mí, entonces yo también podía confiar en él, ¿no? ¿Y si le contaba sobre mis inquietudes? ¿Se burlaría de mí? ¿Me dejaría hablando solo? ¿Me comprendería? Me daba vueltas la cabeza, tan sólo en unos cuantos minutos que había pasado con él sirvieron para que me diera cuenta de algunas cosas: Sólo estaba viviendo a lo tonto, sin hacer lo que de verdad yo quería. Viviendo ahogando unas preferencias que nunca iban a cambiar. Así que me decidí a hablar:

—Oye, Andrés…

—¿Sí? Dime.

—Yo…bueno, ¿puedo preguntarte algo?

Pensé que podía decirle las cosas directamente, pero a la última hora me ganó el miedo, y los nervios.

—Sí —respondió mientras posaba sus ojos en los míos, me sentí de alguna forma un tanto invadido, pero le mantuve la mirada y le pregunté:

—¿Cómo supiste que eras homosexual?

Andrés sólo frunció las cejas y me vio sorprendido.

—¿Por qué quieres saberlo?

—Pues…nada más

Se quedó viendo a la nada unos instantes, para después continuar—.Pues, creo que desde que era niño lo supe. Nunca me gustó ninguna niña, en cambio había un compañero de clase por el que suspiraba siempre…

—Oh… —dije algo sorprendido, así que lo sabía desde que era niño… ¿pero yo? ¿Yo cuando me empecé a dar cuenta? Saqué mi celular para aparentar que revisaba algo, porque sinceramente no sabía qué decirle, además de que las palabras no salín de mi boca, estaban enredadas en un gran nudo en la garganta, y no querían salir. Esperé unos momentos, tal vez muchos porque noté que Andrés empezaba a moverse inquietamente en su asiento.

—Creo que… —dije de repente—, yo estoy dudando de mis preferencias —dije, por lo que Andrés dejó de moverse al instante para fijar su mirada en mí.

Esos ojos cafés, casi negros que pareciera que me leían los pensamientos, que veían a través de una frágil ventana de cristal hacia mi interior. En ese instante me había arrepentido de haber dicho eso, pero traté de tranquilizarme y contestarle, no podía regresar el tiempo, además yo sabía que podía confiar en él.

—¿Te refieres a preferencias…sexuales? —me dijo dudando un poco.

Yo sólo sentí como mi cara empezaba a ponerse caliente y me limité a bajarla, tenía vergüenza, quería que me tragara la tierra, pero entonces él…Yo tenía ambas manos en la mesa, así que él puso una de sus manos sobre las mías y me dijo con voz tranquila:

—Puedes contarme, bueno, si quieres…

Aquella acción me había acelerado el pulso, sé que suena muy tonto, pero su tacto me causó una especie de hormigueo en el cuerpo. Me veía tan sonriente, una sonrisa que inspiraba confianza sin duda, una sonrisa que me decía que todo iba a estar bien, así que empecé a contarle mis inquietudes.

Notas finales:

Eso fue todo queridos lectores. ¿Qué les pareció? ¿Les gustó? ¿No? ¿Creen que ha sido una pérdida de tiempo leer esto? xDD jaja en verdad son muy importants sus opiniones =^w^=.

Dentro de unos días subiré la segunda parte...Ciao!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).