Componer era uno de sus pasiones que nunca dejaría. Tanto así, que cada vez que sabía que algo salía de sus manos y aquello se convertía en la más hermosa de las canciones dentro de la banda, era una sensación indescriptible que nunca sabría qué nombre definirla, a lo más, que era increíblemente genial y hermosa.
¿Pero qué ocurre cuando descubres aquella sensación indescriptible en una sonrisa, mirada o alegría… en una sola persona? Más encima, no siendo aquella persona.
Simplemente perturbador, abrumador. Donde lo peor de todo, es que no sabía cómo actuar ante ello, sólo observar… como estúpido.
- ¿Aoi-sempai, ocurre algo?
- ¿Eh?... –un sonrojo produjo al ver aquel rostro tan cerca de él –. no, si… ¿qué decías? –intento ser lo más natural al hablar, pero al ver su rostro poco convincente, pensó en algo para cambiar de tema-. Sabes… creo que habrá que…
- Aoi-san-.Esto era malo, pensó para sus adentros al escuchar su nombre de manera dura ¿se habría dado cuenta de que…? ¡No, todo menos eso! –Si no le gusta lo que compongo, dígalo… no quiero que piense que sólo por ser menor y…
- ¿De qué hablas? –se impuso, ya que era su única manera de no verse tan perdido de la situación, teniendo claro que el menor…
- Es que… -¡mierda y más mierda! ¿por qué ponía esos ojos? Su corazón se volvía pasita, arrugada y blandita, TODO por ese niño con cara de ñoño.
- A ver Hiroto-kun… -era mejor dejar de mirarlo, así que uso una posición donde sus manos masajeaban sus sienes y hablo ante lo que pensaba el menor, para verse (según él) más culto-. No soy Tora, no soy Saga o tus otros 2 camaradas, así que deja de decir idioteces. Él que haya aceptado tus ideas es porque me parecen frescas y buenas, eres un buen guitarrista y a diferencias de tus amigos, yo NO hago hincapié en la amistad o algo así… -suspiro y se atrevió a mirarlo, sintiendo algo cálido ante aquella sonrisa –yo SOY profesional, siempre lo he sido. Pero no quiero decir que no lo sean.
- Gra-gracias Aoi-sempai.
- Y lo otro –se levanto de su asiento y revolvió su cabello, mientras aquellos dulces y amables ojos no dejaban de observar cada acción que hacía - ¿crees que The GazettE no estaría donde esta… por “amigo compone lo que quieras porque eres mi amigo”? –hizo una burda voz chillona, sacando una sonrisa al castaño -¡Oh Dios, no! ¡Somos unos ogros, pero dioses componiendo! Tanto así, que terminamos a golpes –hizo una mueca con la boca-… además, si así fuera… Reita nos tendría en la ruina… -se aparto un poco y busco sus cigarrillos junto al encendedor, ya que sentía debía escapar de ahí. Además ¡dónde estaban los demás del grupo!- así que no digas cosas como esas...¡Vuelvo en un rato! –dio un portazo y una vez lejos de la mirada del menor y presencia, se apoyo en la puerta con cansancio y se resbalaba en ella, mientras una mano la había llevado a la ubicación del corazón.
Eso era el colmo de los colmo. Él, Shiroyama Yuu, alias el más sexy guitarrista Aoi, sofocado por la luz propia de un chiquillo o… la dulzura de un chiquillo.
No, si como siga con él como compañero de banda… lo más seguro termine con diabetes.
F I N