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Noche de Copas por Ichigo no Kokoro

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Notas del fanfic:

Me estaba dándo una sobredosis de Muse y Green Day.....

Aunque no sé que rayos tiene que ver con esto xD

Disclamer: the GazettE no me pertenece (*solamente an mis sueños más sórdidos*)

Notas del capitulo:

Ahhh.... One-shot dedicado a dos personas en especial:

1) Mi querida Alba ( pasionyaoi )

2) Y mi querida Erii ( AddictiveHeroine )

Gracias por no echarme por fastidiosa cuando acudo a ustedes por consejos... hacen mi vida más happy :)

Y no peleen... las dos pueden ser mis senseis xD

 

- ¡Vamos a beber! – Dijo un muy animado Uruha.

 

Pedazo de alcohólico. Siempre era lo mismo. Cada vez que teníamos ensayo, Uruha salía con sus maravillosas ideas de ir a beber. En sí, no tenía nada de malo. Sin embargo, cada vez que bebía, y arrastraba a los demás con él, al otro día la resaca no los dejaba trabajar. Y yo, como el líder de la banda, soy el que tengo que aguantarme los reclamos del manager. Pero esta vez no.

 

- ¡Eso sí que no! – dije – Mañana el ensayo es temprano y los necesito bien… no con sus cabezas estallando.

 

- Kai… creí escuchar que hablabas… pero solo veía tu boca moverse de arriba abajo… - y ese era Ruki que mientras hablaba gesticulaba con su mano. Enano del mal. Siempre buscando la forma de molestarme y sacarme de quicio. Tenía una respuesta muy ingeniosa que soltarle, pero me interrumpieron.

 

- ¡Oh, vamos Kai! – dijo Uruha, tirándose al suelo, para luego adoptar una posición de ruego - ¡Por favorcito!-

 

- ¡Please Kai, pleeease! – ahora era Reita, que imitaba el gesto de Uru - ¡Ándale, no seas malito!

 

- Kaichuu~ - y ese era Aoi – Prometemos no darte problemas… pero déjanos ir. – y allí, frente a mí, tenía yo a los tres chiflados, pero sin saber cuál era el más idiota de los tres, mirándome con ojos de perrito atropellado. ¿Por qué soy tan suave? Estaba a punto de ceder, hasta que volteé a ver a Ruki. El nos veía con ese deje de superioridad que se cargaba, y con una pequeña sonrisita sardónica que me desquiciaba.

 

 

-¡No! – les dije – Y escúchenme bien, porque no lo repetiré: ¡cuándo digo No es No!

 

………………………………………………………..

 

A los 30 minutos… nos encontrábamos afuera de un pequeño bar.

Fuck…

¿Qué rayos pasó? Pues… se pasaron mi poder de convencimiento por sus…

 

- ¡Vamos Kai! Entra… ¿o te vas a quedar toda la noche afuera? – Me dijo un muy animado Reita, haciéndome entrar en el lugar. Solo pude ofrecer mi más falsa sonrisa…

Ayúdame Buda…

 

Por lo menos, el local no se encontraba tan mal. Pensé que irían a una discoteca o algo, pero este pequeño bar era bastante reservado e íntimo. El alcohólico de nuestro primer guitarrista, fue corriendo directamente hacia la barra, mientras los demás buscábamos una mesa algo alejada. Necesitábamos un mesa así… estos son muy ruidosos cuándo se emborrachan.

 

Me senté en la mesa mientras los demás iban a ayudar a Uru con las bebidas. Pero cuál es mi sorpresa al ver que Ruki no se va, sino que también se queda sentado allí, algo alejado de mí.

 

- ¿Por qué tan lejos? – pregunté con sarcasmo - ¿Acaso te doy alergia?

 

- No – respondió con tranquilidad – Mi mamá me ha dicho que no me junte con raritos.

¿Rarito? A la mierda…

 

- Escúchame bien pedazo de ena… - pero mis intentos de responderle a ese adulto micrométrico se vieron frustrados nuevamente por Uruha.

 

- ¡Y aquí llega el tren de las bebidas! Chuu~ Chuu~ - dijo Uru intentando imitar a un tren. Por kami-sama… what the fuck? Seguro Uru ya comenzó a tomar hace rato…

 

 

Y así fue pasando la noche, entre alcohol etílico y relatos mugres de las vidas de mis amigos.

 

 

- Y cuando me desperté… ella ya se había ido… junto con la luz del sol al atardecer… - ese era Reita. Cuando se emborrachaba, le daba por ponerse poético y empezaba con la verborrea, contando su desastrosa vida romántica.

 

 

- ¡Buaaaaaaa! ¡Qué triste historia Rei-chan~! Pero sabes que tienes amigos con los que contaaaaar~ - Cuando Aoi se embriagaba, se ponía maricón. Lloraba hasta por la cucaracha que mataban. Abrazó a Reita y los dos se lanzaron a llorar.

 

 

- Ah… shii… el atardeceer~ - Uruha era el que daba más pena. Estaba más dormido que otra cosa  y solo se despertó por los llantos de los otros dos.

 

 

En realidad la situación era bastante divertida. Claro, ahora me parecía hilarante. Pero seguro sería una molestia mañana, cuando todos estuviesen sufriendo los efectos de la resaca. Pensando en molestias, me giré un poco para ver a Ruki. Tenía sus brazos cruzados sobre el pecho y los ojos semi cerrados, con el ceño fruncido. Una cara de concentración acojonante. O tal vez era molestia frente al espectáculo que montaban los demás. Quería saber que pasaba por su cabeza…

 

 

- ¿Ruki? – me acerqué a él para hablarle - ¿Ruki estás bien? – volví a preguntar, ahora un poco preocupado al no recibir respuesta. A pesar de las peleas, el enano me importaba.

 

 

- hgdgjhgfjh – me dijo Ruki. ¿Qué coño? Miré la mesa, frente al puesto de Ruki, y capté todo. Tan pendiente estaba de los demás idiotas, que no percaté de que Ruki había tomado mucho, tanto como Uruha. Pero no más que él… es imposible beber como Uru y no morir en el intento.

 

 

Al darme cuenta de esto, no pude evitar que una sonrisita maliciosa se instalara en mis labios. Cada vez que salíamos a beber, Ruki y yo tomábamos poco, para ayudar a los tres chiflados cuando estuvieran vueltos mierda. Pero, pocas veces, Ruki tomaba más de la cuenta, permitiéndome ver a mí, el único sobrio, una faceta desconocida. Y esta era una de esas pocas ocasiones, así que decidí aprovechar.

 

 

Riéndome por lo bajo, empecé.

 

- Ruki – lo llamé suavemente, sentándome a su lado - ¿Cómo estás pequeño? – mientras, acariciaba suavemente sus rubios cabellos.

 

 

- Bieeen – me respondió quedito y con voz infantil. Así es, cuando estaba ebrio, Ruki adoptaba la mentalidad de un pequeño niño. Este tío sí que tiene jodida la cabeza…

 

 

-¡Qué bien pequeño! – le animé – y dime ¿qué te enseñaron hoy en la escuela?

 

 

- ¡A recitar! – me dijo con los ojos brillando de la emoción - ¿Quieres oír Kai-chuu? – me preguntó esperanzado.

 

 

- Por supuesto pequeño – respondí.

 

 

- Lindo, lindo, parpadean – comenzó – estrellitas en el cielo, y allá arriba están volando… ¿con alitas de murciélago? – terminó medio confundido.

 

 

Oh my god. Ruki siempre me hacía reír cuando se encontraba así. De todos, era el más gracioso.

 

 

- Muy bien Ruki-chan, muy bien – le dije y se emocionó, abrazándose a mí. Pero, gracioso y todo, necesitaba a alguien que me ayudara con los otros tres. Así que era hora de hacer mi magia.

 

 

- Te tengo un premio Ruki-chan… ¿me acompañas a buscarlo?

 

 

- ¡Síiiii~! – dijo con emoción. Y me lo lleve de la mano, en realidad, estaba pegado como una lapa a mí, hacia el baño.  Allí lo dejé de pié contra una pared y me dirigí a los lavamanos. Escuché un golpe sordo y me giré. Ruki estaba en el suelo del baño, aparentemente, se había deslizado por la pared, hasta caerse. Me preocupé un poco, hasta que empezó a reírse a carcajadas. Puse los ojos en blanco. Él estaba bien. Fui a un lavamanos y lo llene completamente. Tomé a Ruki de los brazos, agarré sus cabellos, y sumergí su rostro en el agua fría por varios segundos.

 

 

- ¡Ahhhhhh! ¡Me quieren mataar!– gritaba, cada vez que se soltaba un poco de mi agarre. Pero ya sabía yo que no era suficiente, y lo volvía a hundir.

 

Una….

 

Dos……

 

Tres veces más…..

 

- ¡Ah coño Kai! – ese era el Ruki que quería ver – Joder, si vas a matarme, hay métodos más rápidos – me decía esto dirigiéndome una mirada fría. Acomodaba su ropa, mientras trataba de arreglar su húmedo cabello. Las gotas de agua se deslizaban descaradamente desde su sien, pasando por sus sonrosadas mejillas, hasta llegar a su cuello y perderse en el borde de su camisa. Mi lengua sintió el impulso de seguir ese recorrido.

 

 

- Ya sé que estoy bueno, pero tanta miradita incomoda – dijo alzando su ceja. ¿Yo me había quedado mirándolo? Y con cara de baboso, lo que es aún peor.

 

 

- Sé que me deseas Ruki, no tienes que ocultarlo – le dije, siguiendo su juego.

 

 

- ¿Y qué te hace pensar eso? – me dijo, acercándose un poco a mí.

 

 

- Muchas cosas… pero tranquilo… yo no me quedo con cualquiera – respondí.  

 

 

- ¡Vete a la mierda Kai! – dijo empujándome y saliendo violentamente del baño. ¿Y ahora que putas dije? No era nada raro que el enano y yo discutiéramos de esa manera. Al parecer, el alcohol lo había puesto un poco sensible.

 

 

Salí del baño, un poco confundido por la actitud del enano. Me acerqué a nuestra mesa y vi cómo Reita y Aoi seguían llorando, Uru babeaba la mesa, y Ruki estaba sentado y viéndome con odio.

 

 

- Me quiero ir – me dijo.

 

 

- Yo también, genio. Pero necesito que me ayudes con estos. ¿Por qué crees que te quité la borrachera? – el solo desvió su vista como toda respuesta. – Ven, ayúdame.

 

 

Se levantó un poco tembloroso, aún estaba algo ebrio. Pero lo suficientemente sobrio cómo para ayudarme. Con dificultad, cargamos con los otros tres y nos montamos en un taxi. La cara del taxista era algo épico. Uru, Reita y Aoi, comenzaron a cantar a coro las canciones más tristes que se conocían. Era horrible. Para hacer el viaje más corto, decidimos ir a mi departamento, que era el más cercano.

 

 

Al llegar, le pagamos al taxista, el cual se fue con cara de trauma, y junto con Ruki, subimos a los borrachos a mi piso. Una vez dentro, arreglé todo para acomodarlos en la habitación de invitados. Tenía varios futon. Estarían cómodos. Cayeron rendidos. Por lo visto, el ensayo de mañana, estaba cancelado.

 

 

- ¿Puedes prestarme tu ducha? – ese era Ruki, quien me hacía esa pregunta algo avergonzado. Al parecer, no le gustaba pedirme favores. Qué decepción.

 

 

- Por supuesto – respondí con una sonrisa amable. Recordaba lo acontecido en el bar, así que intentaba remediar mi error. – Pero no tienes pijama, tendré que prestarte una.

 

 

- N…no tie…nes por qué mo… molestarte - ¿Qué pasaba con él? ¿Estaba nervioso? ¿Por qué?

 

 

- Tranquilo, sabes que no es molestia – le dije regalándole mi mejor sonrisa, a lo que él se sonrojó. ¿Qué le pasaba? – sabes dónde está el baño… puedes ir, estás en tu casa.

 

 

- S…ssi – y prácticamente corrió hacia el baño.

 

 

¿Qué mierdas le pasaba? Aunque se ve tan lindo todo nervioso…

 

Ahhhh… ¿Qué piensas Kai?

 

 

Estaba en mi habitación cambiándome de ropa y colocándome unos cómodos pantalones de algodón, hasta que caí en la cuenta de algo. Tonto. En el baño de invitados, no había colocado toallas.  Me dispuse a llevarle unas a Ruki. Por algún extraño motivo que aún desconozco, entré al baño sin tocar.

 

 

Oh! Por mis antepasados…

 

Ruki se encontraba desnudo, buscando algo con qué secarse. Su pequeño cuerpo perfecto se encontraba cubierto de diminutas gotas de agua, que lo recorrían de extremo a extremo. Su piel blanca y perfecta, se adivinaba suave y tersa. Aun se encontraba sonrojado por el alcohol, lo que le daba un toque tierno por sus mejillas sonrojadas. Mejillas que se pusieron aún más rojas. ¿Por qué? Simple: se había dado cuenta de mi presencia.

 

 

- ¡Kai! ¡Joder! – intentaba cubrirse con sus manos de forma frenética, lo cual era imposible.

 

 

- ¡Lo siento! ¡Lo siento! – repetía yo una y otra vez, avergonzado y con la cabeza gacha. – Yo venía a entregarte toallas, porque aquí no hay y enton…

 

 

- ¿Y no podías tocar la jodida puerta? – preguntó bastante azorado.

 

 

Yo solo estiré mi mano para que lograse coger una toalla. El la tomó, con bastante violencia, por lo que con el movimiento y sus pies húmedos por el agua, se resbaló. Con un movimiento rápido, traté de evitarlo, pero solo logré colocar mi mano detrás de su cabeza, para que recibiera el impacto. Todo fue tan rápido, en cuestión de segundos. Cuando nos percatamos, yo estaba sobre Ruki, respirando con dificultad, y este debajo de mí, también con su respiración agitada. Nos encontrábamos tan cerca. Nuestras miradas se encontraban conectadas. Sentía su cálida piel desnuda debajo de mí, y el instinto me pudo.

 

 

Uní nuestras bocas en un beso. No uno lento. Sino uno duro, apasionado, lleno de una lujuria que no sabía que poseía. Y él respondía tan bien. Ah. Era el cielo. La boca de Ruki era deliciosa, tan suave. Su lengua se enredaba con la mía de manera perfecta, en una batalla en la que los dos éramos ganadores. Yo mordía sus labios, lamía, succionaba y me deleitaba. No quería despegarme de esa boca. Pero algo duro se restregaba contra mi bajo vientre. 

 

 

Dirigí mi mano hacia el miembro de Ruki, acariciando toda la piel que podía en el descenso. Lo tomé entre mis manos, descubriéndolo duro y caliente. Excitante.

- Oh! Mira quien quiere jugar Ruu – dije con voz ronca – Al parecer alguien necesita un poco de atención.

 

 

Comencé a acariciar lentamente su miembro de arriba abajo, extasiándome con los gemiditos que salían de su boca. Volví a besarlo, y empecé a masturbarlo más rápidamente. Ahora sus gemidos morían en mi boca. Se sentía tan bien. Ruki se retorcía de placer debajo de mí. Quería tocarlo más… quería acariciarlo completamente… pero la posición y el lugar, no me lo permitían. Seguí con mis caricias, haciéndolas más rudas y rápidas.

 

 

-Ahhhh… Kai… a…así – gimió Ruki, despegándose de mis labios. – Ahhhhh sí…. Joder…. Siii – y en un gemido especialmente agudo, se corrió en mi mano.

 

 

Besé su frente sudorosa y sonrojada. Intentaba controlar su respiración, aunque le costaba. Se veía tan adorable. Tan violable. Subí a mi boca la mano que aún tenía su semen tibio, y lamí mis dedos frente a él, que se sonrojó aún más. Era delicioso. Me apoderé nuevamente de sus labios para que pudiese saborearse él mismo. Me incorporé, aún sin romper el beso, en el que lo sentí jadear, ya que lo había tomado por sus glúteos y sujetando sus muslos, lo levanté, cargándolo, para llevármelo a mi habitación.

 

 

Una vez allí, lo recosté con algo de rudeza en mi cama, posicionándome de nueva cuenta sobre él. Antes de poder llegar nuevamente a esos rojos y deliciosos labios, me habló.

 

 

- Quítate la ropa Kai – me dijo con tono lujurioso – quiero sentirte.

 

 

- Si tanto lo deseas pequeño – le dije levantándome y colocándome de pié a un lado de la cama – ven a por ello y hazlo.

 

 

Mordiéndose de manera sensual su labio inferior, se bajó de la cama, y se puso frente a mí. La tarea no le iba a costar mucho, ya que yo solo vestía un pantalón. Pero él deseaba torturarme a mí un poco. Besó mis labios tiernamente, un dulce roce, para luego pasar a mi cuello, lamiéndolo y besándolo con ahínco.

 

 

- Ah… Ruki… - no pude evitar suspirar. Él iba muy lento. Pero al parecer le gustaban mis suspiros, ya que bajó por mi pecho, en dónde se entretuvo con mis pezones. Lamía y mordía uno, mientras apretaba el otro con su mano. – Sí… Ruki… sigue así pequeño – mis suspiros salían sin mi permiso.

 

 

Ruki delineó con su lengua la línea de mi abdomen, arrodillándose, bajando poco a poco, hasta chocar con la pretina de mi pantalón.  La cual tomó entre sus dedos, para bajarla lentamente.

 

 

-¿Pretendes hacerme sufrir pequeño? – le pregunté casi en un gruñido, a lo que él rió infantilmente como respuesta. Siguió con lo suyo, hasta deshacerse de mi pantalón y tirarlo en un lugar cualquiera de la habitación. Solo quedaban mis bóxers aprisionando mi miembro que pedía atención. Al parecer, Ruki tampoco aguantaba más, ya que los bajó de un tirón y me los quitó de manera desesperada. Ahora, se encontraba frente a mi pene, que se erguía de manera orgullosa frente a él... Para él... Ruki parecía maravillado; lo tomó suavemente con ambas manos y le dio un lametazo a la punta, sacándome un gruñido con esa acción.

 

 

- Está tan grande – me dijo con malicia - ¿Creen que me quepa toda? – y beso suavemente el glande.

 

 

- Tienes que hacer el intento pequeño – dije, sonrojándome levemente con su comentario – mira cómo me pones… está así por ti…

 

 

Rió con infantil alegría y comenzó a lamerlo, de la base a la punta, ensalivándolo… degustándolo.

 

 

- Vamos pequeño – dije algo desesperado – inten… ¡oh mi diooos! – de improvisto, se metió todo mi miembro de una sola vez… llegando hasta su garganta. Coloqué mis manos en mis cabellos, para tratar de controlar un poco el placer. Era divino. Ruki me lo mamaba cómo si se le fuera la vida en ello, como si no hubiera mañana. Era increíble.

 

 

- Ahhh… así pequeño… sigue… sigue… mmm – no podía articular coherentemente. Ruki hacía unas cosas con su lengua que eran increíbles. ¿Dónde aprendería a hacer eso? La retorcía alrededor de manera ruda, llevándome al cielo con cada caricia. De vez en cuando, la sacaba y mordía levemente la punta, para luego soplar ligeramente sobre ella.

 

 

- Ahhhh Ruki – mis caderas se movían al compás de su boca, sentía que me corría – Ahhhhhh me… me… Ahhhmm – y finalmente, llegué en su boca. Cansado por el reciente orgasmo, me senté en la orilla de la cama, intentando calmar mi frenética respiración. Eso había sido magnifico.

 

 

Ruki se había tragado todo de manera gustosa. Y aún se relamía los restos de mi semen que habían caído en la comisura de sus labios. Parecía un gatito relamiéndose después de tomar leche.

 

 

- Pequeño – le dije, estirándole una mano para que la tomara – eso ha estado increíble- y lo senté sobre mis caderas. Por toda respuesta, me besó de manera dulce, sin apuros. Con calma y cariño.

 

 

- Ruki – dije un poco más serio - ¿estás seguro de querer continuar con esto?

 

 

- ¿Tú no quieres hacerlo? – preguntó con un deje de tristeza, pero adivinándose intacto su orgullo.

 

 

- ¡Claro que sí! Es solo que, sabes que después de esto las cosas cambiarán entre los dos y bue… -

 

 

- Shhh – susurró, colocando un dedo sobre mis labios, interrumpiéndome – Ya mañana veremos lo que haremos… por hoy… por esta noche… hazme tuyo Kai.

 

 

¿Quién en su sano juicio puede resistirse a una petición así?

 

Lo besé otra vez. Atrayéndolo más hacia mí. Atrapándolo entre mis brazos y regocijándome en lo bien que se sentía eso. Lo besé hasta que se le olvidó su propio nombre y luego me separé de sus labios. Tanteando un poco, mi mano llegó hasta mesita de noche al lado de la cama, abrí el cajón y saqué un pequeño envase de lubricante. Al verlo, Ruki alzó una ceja, mirándome. Yo podía imaginar claramente, lo que pasaba por su cabeza.

 

“¿Con quién más habrás usado esa cosa?”

 

Pero lo dejó pasar…………..

 

 

Tomé un poco del lubricante para cubrir mi miembro… otro poco, lo unté en tres de mis dedos. Tiré el envase en algún lugar, y dirigí mis dedos a su apretada entrada, rozándola con calma.

 

-¿Preparado?

 

- Si.

 

Metí el primero de mis dedos, a lo que solo soltó un pequeño suspiro. Moví un poco mi dedo, hasta que sentí que podía meter con libertad el segundo. Ruki gimió suavemente ante ello. Abría y cerraba mis dedos, en tijeras, intentando dilatarlo. Ruki empujaba suavemente sus caderas en contra de mi mano, para sentir mayor contacto. Por lo que metí un tercer dedo.

 

 

- Ahhh… ya… ya estoy listo…. – me dijo desesperado – Hazlo Kai.

 

 

El que estuviera sobre mis caderas facilitaba un poco las cosas. Ruki situó su entrada sobre mi miembro y lentamente, con mi ayuda, fue empalándose, suspirando durante todo el proceso, hasta que estuve totalmente enterrado dentro de él.

 

 

- Ahhhhhhmm – gemimos ambos con fuerza. La sensación era asombrosa. Ruki me apretaba de una manera deliciosa; sus paredes ce cerraban en torno a mí, casi asfixiándome.

 

 

- Mmmm… ahhh – Ruki comenzó a dar tímidos saltitos, gimiendo. Subía y bajaba, se sentía muy bien. Pero yo necesitaba algo más. Por lo que tomé sus caderas con algo de violencia y comenzé a penetrarlo con algo de rudeza. Ah… era el jodido cielo.

 

 

- Ahhh…ahhh… mmm … Kai-ch…chan – Ruki ni siquiera podía articular bien. El placer estaba matándolo. Subía y bajaba frenéticamente por mi pene.

 

 

-Ahhhh… Ruki… ¿Te gusta pequeño? ¿Quieres más? Ahhh

 

 

- Sí…. Más… más… ahhh – solo podía rogar por eso.

 

 

- Pues entonces tómala toda pequeño – dije cambiando de posición. Lo recosté en la cama, quedando sobre él – Toma toda mi polla pequeño, es toda tuya… tuya – subí sus piernas a mis hombros, para profundizar el contacto.

 

 

- Ahhhh Kai… Kai… Kai… ahhhh – una y otra vez gemía mi nombre. Eso me fundía el cerebro. En ese momento, ese pequeño era mío, solo mío.

 

 

La embestidas se hicieron más veloces… más profundas… más violentas… Era perfecto. Era como si el culo de Ruki huera estado esperando por mí… cómo si mi polla hubiera sido creada solo para estar en su interior.

 

 

- Ahhhh… ahhmmm – yo también gemía sin control. Ese chibi me estaba llevando de cabeza a la locura.

 

 

- Más rápido… más duro… más profundo… Ahhhh – dio un gemido algo agudo, que con su voz bastante ronca, era demasiado sexy – Ahí… ahí de nuevo, ahhhh.

 

 

Lo obedecí. Hice mis estocadas más rápidas y certeras, para llegar al punto dónde él quería. Le di allí repetidas veces. Hasta que sentí una opresión exquisita en mi miembro, una y otra vez.

 

 

- ¡Ahhhhhhh Kaiii! – y así, Ruki se corrió, esparciendo su semilla entre nuestros vientres.

 

 

- Ahhhmm Ruki… -  y yo no tardé mucho en seguirlo, corriéndome en su cálido interior.

 

 

Me dejé caer suavemente sobre él, sin llegar a aplastarlo. Aún sin poder respirar bien, devoré sus labios, mientras él enredaba sus dedos en mi cabello.

 

 

Dejé de besarlo, y salí con cuidado de él, robándole un suspiro en el proceso. Me recosté a su lado, atrayéndolo con mis brazos hasta mí pecho, dónde recostó su cabeza. Acaricié tiernamente su pelo, hasta que sentí su respiración calmarse y volverse acompasada. Se había dormido y al advertirlo, yo también me dejé llevar por los acogedores brazos de Morfeo.

 

 

 

Desperté con la luz del sol dándome plenamente en el rostro.

 

¿Por qué no cerraría las jodidas cortinas anoche?

 

Y recuerdos de la noche anterior, asaltaron de manera sorpresiva mi cabeza. Me levanté cómo un resorte en la cama, recordando a quien tenía al lado. Ruki se despertó por mi brusco movimiento.

 

 

- Buenos días – dijo con una pequeña sonrisa, tallándose los ojos con una mano de manera adorable.

 

 

- Buenos días – respondí con un claro nerviosismo. Ruki lo notó al instante. Se me quedó mirando por un buen rato, casi me sentía analizado por un scanner. Debió encontrar algo desagradable en mi expresión, ya que bufó por lo bajo, giró los ojos, e hizo el amago de levantarse.

 

 

Cosa que yo no permití……………………

 

 

- Suéltame – me dijo de manera fría.

 

 

-  ¿Por qué te vas? – le pregunté, algo desesperado.

 

 

- ¿No está claro? Te estoy ahorrando la molestia de aparentar que sientes algo por mí.

 

 

- Ruki, no digas eso, es sólo que somos amigos, y pues…

 

 

- ¿Estás arrepentido verdad? – me preguntó con algo de tristeza en su mirada.

 

 

- No estoy arrepentido Ruki – le dije con seguridad, atrayéndolo una poco más hacia mí – Jamás podría arrepentirme de lo que hicimos anoche. Jamás. Y después de todo… ¿somos amigos no?

 

 

- Amigos – dijo él, sonriendo con tristeza – Amigos. Kai… hace mucho, que yo dejé de pensar en ti como un amigo. Hace mucho, que te veo de otra manera. Me gustas Kai. Te amo. Y creo que anoche dejé ese punto claro. – él me miraba fijamente a los ojos, esperando mi respuesta.

 

 

Respuesta que no llegaba… mi cerebro no se dignaba en hacer gala de su inteligencia, pues ni una puta palabra podía formular. Estaba en shock. Que yo le gustaba… sí. Obvio, para costarte con alguien, tenía que gustarte. A mí también me gustaba Ruki, pero… ¿enamorado? No creía estarlo… sin embargo…

 

 

- El silencio otorga Kai – dijo él tristemente – no te preocupes, estaré bien. Tengo que irme.- e hizo nuevamente el amago de querer irse.

 

 

Pero lo detuve con firmeza de ambos brazos, colocándolo frente a mí.

 

 

- Tú no te vas a ningún lado – le dije con voz autoritaria – y me vas a escuchar bien. Me gustas Ruki… me gustas mucho. Pero, tal vez amor, en estos momentos, sea una palabra muy grande. – el bajó su mirada con tristeza – Sin embargo – continué – quiero proponerte algo…

 

 

- ¿El qué? – me preguntó con verdadera curiosidad.

 

 

- Enamórame, Ruki. Quiero intentarlo contigo… ¿crees que podrás hacerlo?

 

 

El sonrió con picardía, y depositó un suave beso en mis labios…

 

 

- Creo que puedo empezar ahora mismo con eso – respondió, posicionando sus brazos detrás de mi cuello, y besándonos tiernamente sobre la cama….

 

 

*~*~*~*~*~*

 

 

En otro lado de la casa………

 

- ¡Ah joder!  Me duele la cabeza…

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Y pues es esto....... Mi primer Lemon, así que si se durmieron en mitad de la lectura, no es extraño xD

Gracias por leer.... y si dejan comentarios, muchas gracias. Las opiniones y críticas ayudan a mejorar :3

Ichigo no Kokoro


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