Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Subtítulo por SasuDaiii

[Reviews - 243]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

No me maten, no lo hice a propósito y luego de... ciertas amenazas decidí que bajo sus propias consecuencias lo continuaré subiendo. Sabiendo ustedes de antemano que esta escrito hasta el capítulo 13. Se los advertí, no estaban en su mejor momento por eso preferí terminarlo ahí, no obstante, reanudaré la escritura de este fic. Cada semana escribiré una parte para lograr terminarlo.

No me excuso en lo siguiente pero la verdad es que una vez ingreso al colegio los compromisos atraen mi atención. Sobre todo el tema del Icfes... no quiero explicar que es. Búsquenlo en la web

Ahora pidiendo miles de disculpas les deseo lo mejor y una satisfactoria lectura.

¡Bajen, bajen!

 

 

Subtitulo

By: SasuDaiii

 

 

Capítulo 11. ¡Ella, no es mi madre!

 

15/Agosto.

—No lo entiendo— Susurré, apoyándome en la pared detrás de mí en busca de sustento.

—Lo siento, Naru-chan…

Mi padre no dijo más, tan sólo colgó, permitiéndome escuchar el pitido repetitivo de la otra línea.

Sin saber muy bien qué hacer, me mantuve estático. Sin reaccionar, sin dejar fluir la información. Negándome a creerlo, sintiéndome engañado. Esperando por otra llamada de mi padre en la que estallaba en risas, y desmentía lo último. Pero ésta nunca llegó, aun cuando mi celular se aprisionaba fuertemente entre mis dedos, esperando.

Derrotado me deslicé por la pared, hasta quedar sentado. Sin dejar brotar ninguna lágrima, delatadora. Sufriendo internamente, ahogándome en mi llanto silencioso.

Luego de unos minutos, la puerta de mi habitación se abrió sin previo aviso y, aun sin alterarme, me mantuve ahí sin detallar al intruso; con la vista puesta en mi celular esperando a que éste vibrase.

—Naru-chan…— Musitó Mikoto, para sentarse junto  a mí, en el piso —Tu padre me ha llamado.

Sin observarla aun, apretujé el celular con más fuerza entre mis dedos.

—Él me pidió… que te llevase hasta donde están ellos— Dijo, cuidadosamente —Todos te acompañaremos. No te preocupes por nada, que Fugaku ya ha salido por los tiquetes…

Ausente, asentí.

—Mañana viajaremos, así que…— Sin saber qué añadir, carraspeó la garganta y continuó —Debajo de la cama hay una maleta para que metas tus cosas…

—¿Para que viajamos?— Cuestioné, mirándole a los ojos —Papa sólo bromea, siempre lo hace. No le crea, Okasan.

Esta me sonrió condescendiente y, con unas desbordantes lágrimas sobre sus ojos, se acercó a mí y besó mi frente.

Luego de unos minutos en completo silencio, se fue. Dejándome nuevamente solo.

… con los minutos pasando lenta y pausadamente, sin prisa. Atormentándome hasta abrumarme.

Mis pies, los cuales se movían solos, me dirigieron a la cama y, cansado, me acosté sobre ella para arroparme, sin lograr conciliar el sueño.

Las horas ante mis ojos pasaron con una parsimonia inimaginable y, cuando creí volverme loco, escuché cómo la puerta se abría nuevamente. Sin moverme, esperé para luego sentir cómo se adentraban a la cama y se arropaban con mi misma cobija. Era Sasuke, el cual me abrazaba fuertemente por la espalda.

—Hola, dobe— Murmuró —No finjas estar dormido.

—¿Quién finge?— Pregunté, dándome vuelta. Dejándonos frente a frente.

Este sonrió arrogante y, sin pronunciar otra palabra, unió nuestros labios en un casto beso.

—No estoy de ánimos para tu sesión diaria de sexo, Sasuke— Aseguré, mientras apoyaba mi cabeza sobre su pecho.

—¿Y quién dice que yo quiero tener sexo contigo?

—¿Ah, no?

—No.

—De acuerdo, supongo que este extraño sueño se vuelve cada segundo más inusual… — Musité provocándole una sonrisa de autosuficiencia.

—Si este fuera mi sueño, tú tendrías en este momento las mejillas sonrojadas, una sonrisa placentera y un traje de zorrito para complacerme.

—Cállate, pervertido— Dije, golpeando con mi puño su pecho, sin hacerle real daño —Aparte, se supone que los hombres no se te dan.

 —No los hombres, tú sí— Confesó, mirándome fijamente —Esto es extraño… tus mejillas no están sofocadas como usualmente.

—Tan sólo… n-no me siento bien— Farfullé, fingiendo una sonrisa.

 —Entonces duerme, mañana será un día largo — Y, sin poder evitarlo, solté una primera y única lágrima silenciosa.

 

_____SN_____

—¿Cómo que Sasuke y Naru-chan tienen sillas preferenciales y nosotros no?— Reclamó Itachi.

—¡Calla de una buena vez!— Gritó, Mikoto. Atrayendo la mirada de muchos —Si tan sólo tuvieras una relación estable con algún chico, todo sería diferente.

—A mí no me gustan los chicos.

Esta frunció el ceño, contradictoria —¡Y ese es exactamente el problema!— Exclamó.

Luego de unos minutos más de conflicto, caminamos hacia el avión. Itachi, resignado, finalmente se ubicó en su puesto, dejándonos a Sasuke y a mí, solos.

El vuelo tenía una duración de catorce horas. Haciendo una única parada, dejándonos alrededor de cuarenta y cinco minutos para descansar de tan cansino y molesto viaje.

Y cuando éste finalmente dio inicio, suspiré. Preparándome para lo peor, esperando por el final de esta terrible y pesada pesadilla. Pero nada sucedía, en lo absoluto.

Estaba solo, con Sasuke, pero solo. Ya que, para mi angustia, él no era una ayuda certera, tan sólo se mantenía en silencio, escuchando música desde su reproductor, ignorándome como usualmente. Dejándome, tal vez por gusto propio, a la deriva.

—Lo siento, sire. ¿Desean algo para tomar? — Cuestionó una azafata, acercándose. Con aquella sonrisa impecable que las caracterizaba.

—No— Respondí perezoso, sonriéndole forzosamente, sacándole vergonzosos sonrojos dibujados en sus mejillas.

—Ok, sólo dígame y vendré de inmediato— Dijo, con un acento inglés impregnado en sus palabras.

Extrañado de que ésta no le dedicara una sola mirada a Sasuke, le sonreí nuevamente, pero esta vez con mayor fluidez que la anterior —De acuerdo.

Esta asintió y, sin inquirir nada, se marchó.

Luego de unos minutos, se escucharon las indicaciones de una de las azafatas sobre los cuidados y demás durante un vuelo, las recomendaciones necesarias y las salidas de emergencias. Terminando finalmente con: Abróchese por favor el cinturón,  y manténgase sentado mientras se realiza el despeje.

Apoyándome contra el asiento, me fijé en el oscuro cielo empañado de espesas nubes griseas, que le daban un aspecto melancólico; parecía como si el cielo se adaptara a mi estado de ánimo y no es como si me sintiera devastado, más bien desconcertado y perdido. 

Era un poco ridículo si se le pensaba bien, después de todo, ¿Quién podría amar a alguien que no conocía? 

Y es que ese tipo de cariño ya lo había experimentado dos veces: con Sasuke, y ahora con mi difunta hermanita.

Mi difunta hermanita… la que se había llevado el alma de mi madre con ella, dejando a una muerta en vida; y es que la Kushina que se conocía por aquella entereza y fortaleza se había desvanecido por completo, dejando a un cuerpo sin alma existente.

Expectante miré hacia donde estaba Sasuke, tenía los ojos cerrados y ya no escuchaba música. Se encontraba dormido, siendo aquella mi más anhelante invitación.

Sin poderlo evitar, las primeras lágrimas brotaron silenciosas, humedeciendo mis mejillas en su totalidad. Arrancando reprimidos gemidos de mi estremecido cuerpo, el cual temblaba contra el asiento, suavemente. Cada uno era callado por mi palma, la cual se presionaba con fuerza contra mis labios.

Y, sin retirar la mirada de Sasuke, fui sorprendido por sus ojos expectantes, los cuales me detallaban inquisidores.

Sin decir nada retiré la mirada avergonzado, para limpiar mis pómulos con aspereza. A la espera de alguna palabrería ofensiva, pero ésta nunca llegó.

Sasuke, sin previo aviso, levantó el brazo del asiento que se interponía entre ambos y me  agarró de la cintura, con fuerza, dejando mi rostro sobre su pecho.

—No llores en un avión, es patético— Murmuró, acariciando mi cabello, vacilante y, sin pensar mucho en ello, me acerque más a él, dejándonos uno junto al otro.

—Nadie llora, bastardo— Respondí desviando la mirada, evadiendo aquella sonrisa de superioridad que tanto anhelaba reventar a puñetazos.

—Miento, dobe, no significa que porque yo no llore, tú tampoco debas hacerlo— Murmuró neutral, sin el sarcasmo impregnado en sus palabras.

Esto había llegado a impresionarme. Sasuke era una persona bastante reservada con sus cosas y, cuando demostraba algún tipo de emoción fuera de la perversión innata en él mismo, era simplemente un milagro.

—Ya dije que no lloro, maldita sea— Respondí arrebatadoramente, presionando con más fuerza que antes mi cabeza contra el pecho de éste, rozando ambas mejillas contra la cálida tela de su camisa, apreciando de por sí, el contraer del pecho de Sasuke por la excesiva presión. 

—Entonces, ¿Qué es esto?— Cuestionó mientras tomaba con fuerza mis hombros, dejando mi humedecido y lagrimoso rostro frente al de él.

—Nada— Contesté incorporándome y retirando con fuerza sus manos.

Sasuke me observó por incontables segundos, con un brillo intenso sobre sus oscuras pupilas, acompañado de una expresión seria y facciones impertérritas; entonces, sin decirle nada por temor de que me temblase delatadoramente la voz,  retiré la mirada, incliné mis piernas y abracé protectoramente mis rodillas.

Todo estaba en total silencio, acompañados por diversos pasos de la parte de atrás, donde se encontraba la clase económica, la cual se encontraba separada por una gruesa cortina de nuestras sillas.  

Las azafatas abstraídas a la situación conversaban amenamente sin prestar la mínima atención a Sasuke o a mí, los cuales nos hallábamos completamente solos, acompañados únicamente de un sujeto ubicado unas sillas más adelante.

Y entonces, cuando pensé que finalmente aquel obstinado y pretencioso Uchiha se había resignado a mi total indiferencia, sentí sus ásperas manos sobre mi cadera, con un agarre fuerte y conciso, atrayendo finalmente mi atención.

—¿Qué crees que haces?— Pregunté, frunciendo mi ceño.

Este no me contestó, tan sólo con aquella impensable fuerza que poseía me alzó y, de un solo movimiento, me sentó sobre sus piernas.

—Pedazo de imbécil— Reñí, mirándole fijamente, sorprendiendo al no verle aquella sonrisa de superioridad que siempre tenía sobre sus labios.

—¿Mejor?

—¿Y si alguien te ve, súper Uchiha?— Cuestioné, enarcando una ceja.

—¿Qué podría suceder?

—Bueno, en dado caso de que sucediera y que ese alguien nos conozca, tu reputación de bastardo varonil con principios de ninfomanía se iría a la mierda,  ¿O es que se te olvida que prefieres mantenerlo en secreto?— Escupí con demanda y violencia. 

—No lo hago exactamente por eso, aparte, tu parecías bastante bien con eso.

—¿Ah, no? ¿Entonces por qué? Y tú sabes muy bien que nada de esta mierda de ocultarlo me es agradable pero, ¿Acaso tenía otra opción?— Enojado, retiré la mirada. Detallando  la silla frente a mí.

Sasuke, sin decir nada, retiró sus manos de mí pero aún estando tan irritado, me negué a levantarme —No es por eso que lo hago.

—No me importan tus razones— Farfullé, apático.

—Naruto, date vuelta— Ordenó.

—No se me da la gana.

—Demonios, ¿Cómo se supone que hablaremos si no te das vuelta?

—Nadie quiere hablar, bastardo.

—Entonces supongo que eso da fin a esta relación— Comentó, indiferente. Despertándome de mi eterno letargo.

—Si así lo quieres… — Murmuré convaleciente.

—Bueno, esta ha sido mi más larga relación.

Sin decirle nada intenté ponerme de pie, siendo retenido por los fuertes brazos de Sasuke, los cuales me abrazaban la cintura —Espera, dobe, ¿Acaso no tendremos sexo de compensación?

Sin refutar nada, retiré con entereza sus brazos y me ubiqué nuevamente sobre mi asiento.

—Supongo que eso es un no… — Murmuró para sí mismo.

—Déjate de bromas, Sasuke.

—¿Quién bromea? — Inquirió amenazante, con su ceño fruncido.

—Cállate de una vez— Bramé, sintiendo mis ojos humedecerse nuevamente, con aquellas delatadoras lágrimas iniciales sobre mis brillosas pupilas.

Sasuke finalmente sonrió, dejándome ver sus blancos dientes mientras lo hacía.

—Así está mejor— Comentó, indiferente.

Y, con una condescendiente sonrisa sobre sus labios, se acercó hasta mi rostro para tomar mis mejillas con severidad y proporcionarle un beso a cada mejilla, deteniendo las lágrimas.

Sonrojado, lo observé alejarse.

—Te aseguro que tu madre estará bien.

—¿Y tú cómo lo sabes?—  Pregunte con impudicia —No sabes nada y, la verdad… no quiero seguir con esta relación autodestructiva y sin sentido.

Sasuke se mantuvo con una parsimonia palpable, observándome fijamente.

—Sasuke, la verdad, antes llegué a creer que esta relación sería algo más que un casual encuentro sexual para ti, pero supongo y me equivoqué.

Este no respondió nada, en lo absoluto.

 —¿O es que acaso me amas?— Cuestioné, dejando finalmente de llorar, a la espera de una válida respuesta —Supongo que no… después de todo, el que calla, otorga.

—¿Cómo voy a responderte si no te callas?— Exclamó.

Estupefacto ante su reacción, callé. A la espera de su respuesta, la cual nunca llegó.

—Lo siento, Sasuke. No tienes que decir algo que no quieres…— Murmuré, desviando mi mirada hacia la ventana.

—Supongo y tienes razón…— Masculló.

No sabía a qué se refería con exactitud; tal vez a lo de mantener una relación de sexo casual o, a lo mejor, simplemente confirmaba el hecho de no amarme. No sabía, pero, de igual manera, cualquiera de las dos opciones dolía tanto como la otra.

 

_______SN________

—Naru-chan, ¿Te encuentras bien?— Preguntó, inclinando su rostro para verme mejor; estaba junto a Fugaku, el cual conducía el automóvil de mi padre.

—Sí— Respondí.

Esta no dijo más, tan sólo volvió su vista hacia al frente para así entablar una animada conversación con su esposo.

Sasuke e Itachi se mantuvieron silenciosos el resto del camino. Sasuke, con los ojos cerrados y una expresión cansina, mientras Itachi jugueteaba con su teléfono celular.

Luego de unos cuantos minutos, llegamos al hospital donde estaban mis papás y, al parquear Fugaku el auto, me bajé de él para correr hacia el hospital.

Cuando me adentré en el mismo logré escuchar estruendoso gritos de enfurecidas enfermeras, exigiendo el disminuir de mi velocidad; sin embargo, no me detuve.

Con las fuerzas desgastadas y los miembros de mi cuerpo entumecidos por el exigente cambio de horario, corrí, corrí tanto como pude, corrí hasta quedarme sin oxígeno. Para, eventualmente, llegar a la dichosa habitación.

Mi padre estaba abstraído a todo, observando desde la ventana a mi mamá, la cual se encontraba sentada sobre la camilla, mirando a la nada.

La ventana era tan grande como la misma pared de la habitación, detallada por rendijas de la blanca cortina.

—Hola— Farfullé, atrayendo la mirada de mi papá.

—Naruto— Dijo, sonriéndome hipócritamente.

—Te ves horrible, viejo— Confesé una vez se acercó a mí. Este me sonrió abiertamente, haciendo caso omiso a mi comentario.

—¿Cómo te ha ido?— Preguntó mientras acariciaba mi mejilla con demanda.

—Eso no importa, más bien, ¿Cómo te ha ido a ti?

—¿Cómo que no importa?

Suspirante, palmee su hombro amistosamente.

—Bueno, no es primordial en este momento hablar de tales nimiedades, ¿No crees?— Inquirí, forzando una sonrisa en un inútil intento por calmar la pesadez del ambiente —Y ahora lo importante, ver a mamá.

—No creo que sea… adecuado, en este momento— Musitó.

—Tonterías— Dije, sonriéndole nuevamente —¿Algún día tendré que verle, no? Mejor pronto que tarde.

Y, sin esperar respuesta, me acerqué a la puerta logrando detallar a la familia Uchiha desde la lejanía, acercándose a nosotros. Ignorándoles, me adentré en la habitación.

Ahí estaba Kushina, mi madre, con el rostro apagado y aún observando a la nada. Parecía estar incrustada mentalmente en otro sitio, ignorando deliberadamente los estragos que causaba su perpetuo insomnio a los demás.

Entonces, en busca de un poco de privacidad, cerré velozmente la persiana, dejándonos en  completa soledad, con la puerta cerrada y con adormecedores rayos de sol entrando desde la otra esquina del dormitorio, donde una ventana se encontraba vagamente abierta en busca de claridad.

Nervioso y con paso decisivo me acerqué a ella, logrando asustar finalmente a aquella mujer que no era mi madre, o al menos no era la misma mujer que yo recordaba con tanto apremio.

—¿Qué haces aquí?— Cuestionó vorazmente, poniéndose de pie.

—He venido a verte— Murmuré, ignorando aquel tono que tanto me había lastimado.

Esta frunció el ceño y, con aberración, se encaminó hacia mí, quedando a unos cuantos pasos de distancia  de mi inactivo cuerpo —Lastimosamente, yo no quiero lo mismo, vete.

—Basta, mamá. Yo lo entiendo, estás mal, no hay problema con aquello, pero, por favor, no me exijas irme porque no lo haré. 

 —¡No me digas mamá! estú…estúpido mocoso, quiero que te vayas. ¡Ya, vete ahora mismo! por favor… vete, tan sólo vete.

—No lo haré— Aseguré con el rostro contenido.

—¿Por qué no entiendes que los desprecio a ambos? Verlos a ustedes me recuerda a… me recuerda a… — Calló, omitiendo aquella palabra que ambos sabíamos.

 —Madre, está bien…

—¡Ya dije que no me llamaras así!... Los odio… ¡Los odio, lárguense de aquí!— Con los ojos enrojecidos, me observó con real odio.

Entonces, impávido, me permití derramar incontables cálidas lágrimas.

—No me iré— Farfullé, con toda la entereza posible.

—¡Vete, vete, vete, vete, vete!— Exclamó mientras se agachaba en el piso, hasta quedar en cuclillas.

—No.

—¡Vete~!— Y, tal como lo había sospechado, aquella mujer frente a mí no era mi madre, aun cuando su apariencia era exactamente igual, aquella mujer echada en el suelo con el rostro acongojado, no era mi madre.

Anonadado, me acerqué a ella y la tomé por los hombros, para dejarla de pie. Me observaba, perpleja, totalmente asustada —¡Donde está mi mamá!— Grité, haciéndola llorar aún más —¡Maldita sea, te estoy hablando! ¡¿Dónde está?!— Con mis manos presionando firmemente sus hombros, la zarandeé violentamente.

—¡Naruto, detente!— Exclamó mi padre entrando a la habitación, siendo seguido por otros pasos, probablemente provenientes de la familia Uchiha.

—¡Dónde está mamá!— Grité nuevamente, ignorándolo.

Aquella mujer, que era violentamente ultrajada por mí, se estremeció entre mis dedos.

Su blando cuerpo se sacudía con fuerza entre mis ásperas palmas —¡Naruto!— Exclamó nuevamente mi padre.

Y, sin esperar más, alguien se acercó y me tomó por la cintura para pasar sus brazos sobre la misma, encerrándola entre ambos, para así arrastrarme lejos de aquella mujer frente a mí, la cual -ciertamente- no era mi madre. Esta se dejó caer nuevamente en el suelo, para abrazar su pecho protectoramente e hipear desenfrenadamente. 

Ultrajado, humillado, eufórico y molesto, empecé a moverme con euforia para exigir a mi agresor que me soltara, volteando mi cabeza, me fijé que era Sasuke. El muy desgraciado se negaba a dejarme ir. —¡Suéltame, bastardo!— Exclamé, al ser sacado de la habitación por el mismo.

 

Notas finales:

No tengo mucho por decir. Gracias por leerlo, lo continuaré ya que sufrí hace poco en carne propia la suspensión de uno de mis fics favoritos.

Me tardaré aproximadamente: 3 semanas o 1 mes para subir el siguiente, sobre los otros fics... no se preocupen.

Gracias por llegar hasta acá y no olviden que su opinión es de suma importancia.

Oh, por cierto, como siempre mi recomendación. El fic que recomendaré es una traducción y se llama: Todo comenzó con un café. Es excelente.

Luego responderé sus reviews y... amenazas. 

Adiós.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).