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Subtítulo por SasuDaiii

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Notas del capitulo:

 

Me he demorado en actualizar como es lo usual en mí pero… no, no hay pero XD no tengo excusa ;—; en este cap. podremos ver un poco de OoC en Sasuke, quien mediante la mayoría de la historia se ha mostrado completamente desinteresado sobre el romanticismo; sólo es un poco. El OoC no es realmente lo mío, usualmente en mis fic’s verán a un Sasuke arisco y apático.

No les quitaré más de su tiempo, espero hayan tenido una próspera navidad y… bueno no sé, si hay alguien por hay, quien sea, que desee saber más sobre mí, cuanto quieran preguntar, acá les dejo el link de una pág. donde sea lo que pregunten lo responderé. 

Questions

Muchas gracias por todo su apoyo, ahora disfruten de la lectura. ¡Saludes! Y… Oh, se me olvidaba. Debido al cumpleaños de Subtítulo, un poco atrasado a decir verdad XD Crearé un drabble, será como un cap. especial, sin tener más que una breve participación en el fic, la fecha en la que se ubica no es relevante así que… whatever LOL. Pronto le publicaré, pero como digo, es tan sólo un especial.

No siendo más, continúen. C;

 


 

Subtitulo

By: SasuDaiii

 

 

Capítulo 14. Celebrar un cumpleaños al estilo Sasuke Uchiha.

 

10/octubre.

El consistente movimiento del otro lado de la cama me concientizó del despertar de Sasuke, no hice caso omiso, aun cuando me intrigaba el vagar del otro por la habitación. Usualmente, se marchaba rápidamente, sin hacer el mínimo ruido, como un gato sigiloso; entreabrí los ojos en un torpe intento de observar a mi pareja, pero esta estaba demasiado lejos de mi rango de visión como para poder detallarlo con claridad. Me rendí fácilmente y, perezoso, cerré mis ojos nuevamente. Bien sabía que era un buen madrugador, a diferencia mía, y que gracias a que pasábamos las noches juntos tenía que despertar antes que todos. Todo con tal de no ser descubierto, vaya lío— pensé. Bostecé largamente y, con un adormilado movimiento, me arropé por completo, hasta la corinilla de la cabeza. La luz resultaba insoportable y Sasuke, con su vacilar, estaba logrando ahuyentar casi por completo mi anhelante sueño.

El sonido de la puerta al ser abierta finalmente se escuchó y los inquietos pasos en la habitación desaparecieron, permitiéndome finalmente descansar. Me removí libremente por el colchón y, justo cuando Morfeo me arrastraba a sus redes, los molestos pasos regresaron. Maldecí internamente, rogando por no matar a Sasuke en un afanado intento de regresar a dormir —Dobe— ignoré el llamado y fruncí el ceño a la espera de que se marchara —Dobe— Repitió con lentitud.

Pude darme por vencido de inmediato, ese tono molesto significaba sólo una cosa: ya sabía de mi despertar. Abrí mis ojos con parsimonia y, entre mis largas pestañas, esperé a que dijese otra palabra —Oye, Naru… idiota.

Me limpié los ojos con aspereza y murmuré respuesta, sin estar seguro de si había escuchado —¿Qué?

—Levántate— Ordenó; sin convencimiento, lo detallé en silencio, demasiado cansado aún. Por un momento, sin saber si era un truco de mi semidormida cabecita, logré apreciar una sonrisa de burla.

—¿Qué hora es?— Cuestioné, cerrando los ojos nuevamente

—Las 5 de la mañana— Escuché el tintineo de su muñeca al golpear débilmente con el reloj, para luego oír su respuesta.

En un acelerado movimiento de reproche me senté por completo, quedando frente a frente de, al parecer, mi despertador personal, provocando a su vez una jaqueca insoportable por el brusco movimiento y los convalecientes rayos de sol que se colaban por la semi abierta cortina. Fruncí el ceño —Las 5…— Repetí, sin llegar a ser coherente —¿Sasuke, es que me odias? Déjame dormir— Rogué en un tono que expresaba cosa contraria, pero, en cambio de parecer recapacitar, en un rápido movimiento retiró las cobijas que con anterioridad me arropaban. Suspiré sin llegar a entender por qué se tomaba tanto problema para despertarme.

Su sonrisa arrogante me hizo sonrojar y, sin lograrlo, retiré penosamente la mirada —No te odio, todo lo contrario. Ahora levántate.

—No— Expresé un tanto irritado.

—No seas inmaduro— Y, con aquel tono que me hacía querer obedecer, lo observé, demasiado atento a sus ojos como para llegar a concentrarme. Sasuke enarcó una de sus cejas a la espera.

—No— Repetí

Sasuke finalmente se rindió y, sentándose frente a mí, sobre el ahora descubierto colchón preguntó: —¿Acaso sabes qué día es hoy?

—No— Admití, utilizando, al parecer, mi palabra favorita del día.

—Hoy es 10 de octubre.

—¿Y?— Continuaba sin comprender por qué tanto inconveniente por hacerme saber la fecha.

Los ojos color carbón de la persona frente a mí se fijaron en los claros míos, de manera inquietante, respingué inconscientemente —Tu cumpleaños…— Pronunció como si fuese obvio.

Abrí los ojos impresionado —Mi… cumpleaños.

—Sí, felicitaciones, descubriste que el sol sale en las mañanas.

Con la emoción anulada por su comentario refunfuñé —¿Qué clase de bienvenida es esa?

—Cállate y mueve tu trasero hacia al baño.

Lo observé atentamente por primera vez en el día y noté que se encontraba vistiendo ropa de salir, aparte del olor a limpio que impregnaba el ambiente —¿Para qué?—Murmuré dando una olisqueada a su alrededor, acercándome peligrosamente hacia él.

Sasuke me miró extrañado y, posicionando una mano en mi frente, me apartó de él, evitando que continuara olfateándole —¿Cómo que para qué? ¿Demonios, me toca explicártelo todo?— Asentí levemente. Este pareció recapacitar pero su respuesta fue tan obvia que sonreí al acto —No, muévete de una buena vez antes de que decida actuar por las malas.

—¿Y mi regalo qué?

—¿Regalo?

—Sí, Sasuke, cuando alguien cumple se le da un obsequio— Dije, arrastrando mis palabras con sorna, cosa que Sasuke no pasó por desapercibido.

—Tu regalo soy yo— Comentó como si fuese lo más obvio.

Enarqué una de mis cejas desafiante, listo para molestarle un poco y vulnerar de paso su elevado orgullo —No, gracias, ahora déjate de bromas y dame algo material.

Con los labios conformando una línea recta, musitó —Hieres mis sentimientos.

Bostecé por tercera vez en la mañana, para restregar una vez más mis ojos, retirando cualquier molesta aspereza —¿Lo de regalarte es en serio?

—Sí—Admitió con obviedad.

Le sonreí para colocarme de pie finalmente —Si no querías regalarme algo sólo tenías que decirlo.

Sasuke entrecerró los ojos —Habla el que me dio la cobija de tomate— Refutó, imitando mi movimiento.

Le sonreí en disculpa —Y aun así la utilizas a diario.

—Para no herir tus sentimientos.

—Cuánto tacto— Me burlé desperezándome.

El de cabellos azabaches suspiró impaciente —¿Será que puedes bañarte?

—Sí, sí…

Con pasos lentos me acerqué al armario, tomando el primer par de ropa interior que encontré.

Sasuke caminó hacia mí, atrayendo finalmente mi atención. —Hay algo que tengo que decirte— Comentó, antes de unir nuestros labios en un casto beso. Lo retiré de inmediato, negando con la cabeza repetidas veces. Odiaba cuando Sasuke se acercaba tan repentinamente a besarme justo después de levantarme.

—¿Qué?— Le pregunté perezoso.

—Báñate y te diré.

Lo observé extrañado; no obstante, sabiendo de antemano que no obtendría nada al presionarlo asentí inerte, para luego retirarme al baño, notando todo demasiado silencioso para mi gusto.

Minutos después de tomar una ducha y lavar repetidas veces mis dientes me adentré nuevamente a la habitación, con una toalla rodeando mi cintura; Sasuke, silencioso, apoyado al espaldar de la cama, con los pies calzados descansando sobre la misma, me observó, sin añadir ninguna perversión para mi asombro. Sonriente, me acerqué a él, para ofrecerle un casto beso en recompensa del rechazado anterior.

—Bien, ahora sí, ¿qué querías decirme?

Sasuke, con aquella arrogante sonrisa de medio lado, me inquietó, hasta tal punto que incluso el respirar resultaba confuso —Les conté.

Parpadeé simultáneamente sin comprender aun a qué se refería —¿Les contaste qué a quiénes?

—Sobre nosotros, a ellos.

Tragué en seco. Si se trataba de una broma de mal gusto, el moreno tendría graves problemas —¿Por ellos te refieres a tu familia?

—Sí— Bufó con burla.

—¿Por qué?— Indeciso sobre qué responder, me fijé en que sus ojos ahora parecían más brillantes y que el bombear de mi corazón resultaba cada vez más intenso.

—Fue la única manera que se me ocurrió para que se marcharan— Dijo Sasuke, con aquella simpleza que me cautivaba cada vez más.

—¿Y qué dijeron?

Con las mejillas calientes me esforcé por ocultar, cada vez con menos éxito, la sonrisa que inquieta deseaba salir a flote —Bueno… mamá fue bastante melodramática, supongo tendrás que explicarle varias cosas; papá… él no mencionó palabra e Itachi… lucía un poco infeliz— Explicó contrariado.

—¿Y? … Eso significa que ya no puedes echarte para atrás.

Su sonrisa, tan peligrosa como siempre, logró tranquilizarme —Lo sé.

—¿Estás preparado para una relación seria?

—No.

Fruncí el ceño hastiado —¿Entonces?

—Yo… no nací para estar comprometido con alguien, pero… creo que funcionará.

—¿Crees?

—Sí, creo.

Omití aquella palabra que estaba empezando a incomodarme para continuar con las preguntas, que, inquietas en mi garganta, deseaban escapar —Sasuke… y, ¿qué piensas hacer?

—¿Sobre qué?— Su sonrisa parecía no querer desaparecer.

—Sabes muy bien de qué hablo

—Ya te dije, no hay caso en ocultarlo.

Asentí, sin saber muy bien por qué —Pero… tú dijiste que no querías dar a conocer una relación si está eventualmente terminaría.

—Yo sé muy bien qué dije— Refunfuñó —Lastimosamente todo tiene su fin pero… no prevengo cual será el de nosotros.

—¿Eso quiere decir que en tu calculadora cabeza no tienes previsto el terminar de esto?

Una de sus cejas, altanera, se elevó —¿De esto? No es una cosa.

—De este… ¿Noviazgo?

—Exacto.

—Bueno, eso es bueno, ¿no?—Valga la redundancia—Pensé. Sin lograr articular palabras esclarecedoras. Sasuke parecía conocerme tan bien que me enfermaba.

—Eso creo.

Mis cejas se encontraron de nuevo, realmente detestaba esa estúpida palabra creo —Ahora sí,  ¿qué piensas darme de cumpleaños?

Con un gesto de burla, repitió su absurda oferta —Ya te dije que yo soy tu regalo.

Suspiré, acercándome para besarlo lentamente, demasiado ocupado en calmar las acumuladas emociones como para notar cómo sus pantalones se mojaban por el abrupto acercamiento. Sasuke parecía no encontrarse molesto por el incidente. Me alejé, levemente apenado —Bien y, ¿qué se supone que haga contigo? ¿Volverte mi esclavo? ¿Venderte o usar tu cuerpo para ganar dinero?

—Cállate y cámbiate.

—Espera… ¿qué se supone que haremos?

Sasuke sonrió y, con un único cabeceo, negó.

—¿No me dirás?— El Uchiha negó nuevamente.

 

 

—¿Por qué?— Refunfuñé, sentado en el asiento delantero, junto a Sasuke, de medio lado, de tal manera que pudiese observarle libremente. Con los labios fruncidos, crucé los brazos, fingiendo molestia.

—Así es mejor— Argumentó, sin disculparse por apagar repentinamente el radio del auto. Sus vagos ojos se encontraron por limitantes segundos con los míos, los suficientes para mí.

—Eso me hace preguntarme…— Admití en un arranque de sinceridad —La verdad es que… no sé nada de ti.

—Según escuché el color favorito de Sasuke es el negro— Recordé oír de una de las tantas mujeres del instituto. Resultaba inquietante que la mayoría de aquellas empedernidas acosadoras supieran más de los gustos del Uchiha, que yo, quien se suponía era su pareja, ¿no?

—¿Eh? ¿A qué viene eso?

—Sólo digo que, siendo novios, debería saber más sobre ti— Y ahí, de medio lado, la sonrisa de Sasuke resultaba insoportable.

—Me conoces lo suficiente.

—Bueno, sé ciertas cosas… como que logras conciliar el sueño sólo si te acuestas de medio lado y con la vista puesta en la ventana; además, aunque no lo digas, disfrutas del pastel de vainilla de Mikoto-chan y que, por alguna razón, sólo te gusta la gaseosa en lata; también, me he reparado de que, estando en un examen, te muerdes el labio sino recuerdas la respuesta pero…

—Vaya, Naruto— Me interrumpió —Tu acoso es alarmante.

—¡No es acoso!— Refuté sonrojado, intimidado por el comentario del Uchiha. Sasuke, quien desde que había empezado a hablar llevaba una sonrisa en su rostro, me observó, de manera tan inquietante como imprecisa. Leyendo mis facciones con una exactitud chocante.

Miró nuevamente hacia el frente, por el bien de ambos —Tengo una teoría respecto a la gaseosa en lata, creo que se conserva mejor en la sabor que en la de botella. Es por eso que…

—Nadie te pidió explicaciones— Le corté.

—Lo sé, pero también sé que quieres saber— Asentí, aunque no lograba verme el rostro —La verdad es que no hay muchas cosas por estar al corriente…

—¡Claro que sí!

Y una limpia carcajada brotó de sus rosados labios, una risa al estilo Uchiha, una risa al estilo Sasuke. Riéndose de la manera que él sólo sabía —Eres un tarado de profesión.

Ignoré el comentario —¿Es verdad que tu color favorito es el negro?

—¿Eh?— Me miró por menos de un segundo —No lo sé, eso creo.

—¿Cómo que eso crees?

—No tengo color favorito.

—¿En serio? Pues, hace unas semanas escuché a unas chicas del colegio hablando sobre eso, aseguraban que tu color favorito era el negro.

—¿Ah, sí? La verdad no sé de dónde vienen tantas teorías sobre mis gustos personales. Hace unos años atrás alguien dijo que me gustaban las mujeres con el cabello largo y todas empezaron a utilizarlo de esa forma.

—¿Y te gusta largo?— Me sonrojé al notar el doble significado de la pregunta, pero, al parecer, Sasuke no lo notó.

—De ambas formas, pero al ver a todas con el cabello así me provocó un gusto inusual por el cabello corto.

—¿Como el mío?

Sasuke sonrió con sorna —Sí, como el tuyo.

—¿Qué hay de tu comida favorita?

—Me gusta toda la comida.

—¿Música?

—Muy poca.

Fruncí el ceño —¿Libro?

—Ya lo sabes.

—¿Escritor?

—Ninguno en especial.

—¿Cantante?

—Hum… no hay.

—¡Eres imposible!— Exclamé, irritado —¿Acaso nada te gusta?

—Te equivocas— Refutó y, en un ágil movimiento, unió nuestros labios en un rápido beso —Me gustas tú.

Sonrojado hasta las orejas golpeé su brazo —Ten cuidado, idiota, pudimos habernos accidentado.

Sasuke no respondió, por lo que supuse que la charla llegaba a su fin. Apoyé la cabeza en el espaldar del asiento.

—Naruto, no te sientes así. Es peligroso.

—No lo es— Murmuré —Aparte, así puedo ver tu rostro—Perplejo por tan superflua confesión, retiré la mirada.

—Como quieras.

—Por cierto, Sasuke, ¿a dónde vamos?

—Qué escandaloso— Dijo, sin retirar la vista del camino —Calla, ya estamos por llegar.

—Está bien— Me rendí mediante un bostezo, logrando quedar dormido minutos después.

 

 

—¿Acaso intentas asesinarme y dejar mi cuerpo donde nadie lo vea?—Dije al observarle detener. Desde ahí, en completa soledad, me fijé en la inusual vegetación que nos acompañaba. Sasuke nos había dirigido a una quebrada que daba de frente con el inicio del amanecer.

—No seas absurdo.

Sus ojos carbón se tornaron opacos —¿Has visto esas tontas películas adolescentes donde el protagonista lleva a su pareja a algún lugar romántico para impresionarle?—Asentí automático —Este no es el caso— Aclaró, con su vista fija en mí —No deseaba traerte a algún lugar perfecto…  

—Sí, que grave error sería ese— Comenté sarcástico.

Ignoró mi comentario y prosiguió —Aun así, quería que vieses algo realmente especial.

—¿El amanecer?— Cuestioné sin lograr esconder una delatante sonrisa.

—Ajá— Respondió para acercarse a mí y abrazarme por la espalda —Pensé que me reprocharías si fracasaría por lo que deseé mostrarte mi sitio personal; esto, a diferencia de los clichés adolescentes, mantiene su significado.

—¿Significado?— Pregunté intimidado por el tan cercano abrazo.

—Sí… feliz cumpleaños— Susurró cerca de mi oído. Demasiado tentador como para permitirme siquiera respirar; entonces, con un débil asentir, me enfoqué en tan sólo observar cómo entre las claras nubes, los rayos del sol  hacían presencia. Sasuke con sus pálidos brazos rodeando mi espalda me trasladaron a un universo totalmente diferente. Donde lo único que interesaba era disfrutar el ahora; vago, di media vuelta, para observarle más de cerca. Sasuke, dedicándome mi sonrisa favorita, unió nuestros labios en un beso.

 

 

—¿Sucede algo?—Preguntó Sasuke al ingresar a la habitación, con la toalla aún sobre sus húmedos cabellos.

Retiré la mirada del papel que mantenía entre mis dedos, le sonreí, sin pronunciar palabra, y volví la vista a la tarjeta. Al parecer, aun cuando continuaba creyendo que papá me odiaba, le resultaba imposible ser mal padre.

—Dame acá— Ordenó el más alto al arrebatarme la carta de las manos —¿Es de Minato-san?— Asentí con el ceño fruncido debido a su acción —¿Todavía te molesta que te llamen por tu nombre?

—¿Eh?, no— Musité deprisa —No puedo creer que lo recuerdes.

—¿Cómo no? Con aquel berrinche injustificado que hiciste a nadie se lo podría olvidar.

—Calla.

Sasuke se sentó junto a mí, mientras leía la carta que había escrito papá —Así que tu padre ya está por regresar.

—Eso parece.

—¿Qué harás entonces?— Cuestionó, entregándome el papel.

—¿Sobre qué?

—¿Te irás?— Con un ágil movimiento, arrojó la toalla a una silla posicionada al extremo contrario, esta cayó sobre ella para luego resbalar y terminar con la mitad de la tela sobre el suelo. Luego, el Uchiha, tan rápido como hosco, me acostó sobre el colchón, posicionándose sobre mí.

—No lo sé— Admití suspirante gracias a las caricias que me proporcionaba en el cuello. Sus labios, calientes, subieron hasta la línea de la mandíbula.

—¿Cómo que no lo sabes?— Murmuró cerca de mis labios, antes de jalar del labio inferior, rudo, llegando a lastimarme.

Luego, justo cuando me acercaba, listo para devorar los labios contarios, el sonido de la puerta al estrellarse con la pared se escuchó, seguido por el huraño suspiro de Sasuke. Sonrojado me moví incesantes veces, las necesarias para que el moreno comprendiera y se quitara de encima de mí.

 —Ustedes— Reprochó

Esperé siguiente palabra pero parecía demasiado ocupada lidiando con la situación.

—Miko-chan— La llamé, colocándome de pie. Su fría mirada erizó los cabellos de mi nuca.

—¿Y aún tienes el descaro de llamarme así?— Cuestionó, cruzando los brazos.

—Digo, Okasan— Corregí sin convencimiento, observando de reojo la prepotente sonrisa del moreno. Entonces, sin decir nada, se encaminó hacia la puerta, listo para marcharse. Sin embargo, antes de siquiera lograr dar dos pasos, Mikoto le gritó:

—¿Tú para donde crees que vas?

—Al baño... — Contestó mediante un refunfuñar.

—¡Nada de eso! Siéntate— Ordenó

Y, extrañamente, Sasuke así lo hizo.

—Bien, ahora, lo importante. ¿Por qué me ocultaron su relación?

—Porque sí— Respondió rápido el azabache.

—Cállate Sasu, hablo con Naru.

Tartamudeé sin pensar coherente —Es… que no…

—No les importa mi opinión— Mencionó, terminando mi oración. Con prisa negué pero Sasuke se me adelantó, una vez más.

—Exacto.

Dedicándole una gélida mirada, desmentí lo dicho —No, no es eso. Tan sólo queríamos privacidad

—¿Me dices entrometida?

—Sí.

—No, Okasan, no es eso.

—¿Entonces qué, Naru-chan?— Preguntó, matándome con lentitud gracias al tono dulce que acababa de utilizar

—No es nada en lo absoluto, es tan sólo que….

—Yo se lo pedí— Intervino Sasuke y, por primera vez, lo agradecí.

—¡¿Por qué hiciste tal cosa?!

A la espera de la respuesta, observé el contrariado rostro del bruno —Demonios, no tendría que estar explicándote cosas justo antes de dormir.

—Cállate y responde.

—Porque sí.

Observé hacia el otro lado, sintiéndome fuera de lugar. Sobrando en aquella nocturna charla.

—¿Por qué sí y ya?

—Sí— La simple respuesta me hizo sonreír.

—¿Qué clase de respuesta es esa?

El abrupto silencio, me causó tal curiosidad, la suficiente como para que le mirase nuevamente —La mía.

—No me iré hasta que me des una valida respuesta

...

—Ponte cómoda, entonces—Sentenció desperezándose.

—¡Sasu!

Este suspiró con lentitud para luego mirar fijamente a su progenitora —Estaba tanteando que tan seria era.

—¡Así que sólo estás jugando con Naru-chan, lo usas sexualmente y luego te irás sin hacerte cargo de las consecuencias!— Los destellos a su alrededor lograron asustarme —Solo, desolado, con un bebé en su vientre mientras tú continúas con tus romances y…

La irritada mirada de Sasuke proclamó no buena cosa —Miko-chan, yo soy hombre—Aclaré, por si las dudas.

—¿No has oído sobre los donceles?— Preguntó con una dulce sonrisa.

—No…

—Realmente no importa ahora, Sasuke— Exclamó, acercándose cada vez más a ambos — Dime cuáles son tus reales intenciones con mi Naru-chan, ¿lo amas? ¿Piensas casarte con él o solamente lo utilizas para sexo?

—Okasan— Murmuré, apenado. Detallando cómo en sus ojos volvía aquel impetuoso brillo característico de ella.

—Eso, eso, llámame así, Naru-chan.

—No— Dijo Sasuke, con el ceño fruncido, atrayendo la mirada de su madre, la cual apretaba mis mejillas dolorosamente.

—¿No qué, Sasu?—Preguntó aún sin dejarme ir.

—Naruto, no es un desahogo sexual, ya no.

—¿Ya no?— Farfullé incomprensiblemente debido a la presión en mis mejillas. Sin lograr que el molesto tono llegase hasta él.

—Al principio fue para experimentar un poco, se le podría decir hasta curiosidad morbosa, pero luego se convirtió en algo más— Admitió triunfal

Mikoto finalmente me dejó ir, para acercarse hasta su hijo —Sasuke…

—¿En qué?— Cuestioné con los ojos entrecerrados

—En mi esclavo.

 —¿Qué?— Más le valía estar bromeando.

—En mi esclavo. Es sólo mío, nadie le echa mano a menos que sea para mi beneficio, nadie le mira, ni le habla sugestivamente, es tan solo mío.

Para mi desgracia, no lo hacía.

—¡Qué romántico!—Gritó Mikoto, eufórica

—¿Tú crees? Yo tan sólo escuché palabras de posesividad por parte de un bastardo insensible e inseguro.

—Eso es porque aún no interpretas bien significado del lenguaje de Sasuke— Comentó Mikoto con una sonrisa sobre sus labios, mirando entre ojos al menor de sus hijos.

Sasuke parecía bastante acostumbrado a ese tipo de comentarios provenientes de su madre, por lo cual ni se inmutó, a diferencia de mí, quien taladraba mentalmente sobre el significado. Si Sasuke había dicho que yo era suyo refiriéndose a su vez de mí como su esclavo,  eso decía que él era mi amo y, gracias a eso, lo comprendí. Mikoto no creía que era romántico por el contexto como tal, ella tan sólo lo confundía con una manga que hace tanto me había enseñado.

Este se llamaba: ai no kusabi. La verdad, no lo había leído aun teniendo sobre mis hombros la insistencia de Mikoto para que lo hiciese -como un intento de que le tomara de referencia para acercármele a Sasuke-; pero conocía bastante bien su temática. Ella misma lo había relatado como una trágica historia de amor entre dos hombres, separados por las “clases sociales” o, en este caso, la genética.

Suspiré, esa hermosa mujer frente a ambos estaba loca, sin embargo, ante mi vista y la de muchos se hallaba increíble, como una joya nunca antes vista.

—Miko-chan.

—¡Okasan!— Rectificó, frunciendo el ceño.

Sasuke bufó.

—Okasan— Corregí, con una sonrisa sobre mis labios —No creo que esta relación tenga que ver algo con ese manga.

—¿Cuál manga, Naru-chan?— Cuestionó con inocencia.

Ai no kusabi

Esta se sonrojo al verse descubierta, dándole una expresión y unos gestos apacibles —Naru-chan eso es horrible, ustedes no terminaran así y es obvio que Sasu-chan no pondrá una anillo en tu pene para hacerte su propiedad, ¿O sí?

Ese fue mi momento para enrojecer de vergüenza, siendo detallado por la mirada intensa de Sasuke el cual no entendía nada de aquella conversación.

—No me refería a eso.

—No me expliques nada, la intimidad sexual entre ustedes es cosa suya— Murmuró con una media sonrisa sobre sus labios, logrando que mis mejillas se tiñeran de un rojo escarlata más encendido.

—No, Okasan, confunde las cosas…

Mikoto realzó el dedo índice de su mano derecha para que me callase.

—No interesa, ahora, si me permiten, me iré—Y así hizo, dando vuelta entre sus pies, caminando con galantería y elegancia característica de los Uchiha hacia la puerta, dejándonos a Sasuke y a mí, finalmente solos.

—¿Qué fue eso?— Preguntó repentinamente Sasuke, atrayendo mi mirar. Estaba totalmente avergonzado.

—¿Que fue qué, Sasu?

—Lo del anillo en el pene— Respondió con un gesto cansino -y divertido, a su vez- implantado en sus facciones.

—Ya dije que no me refería a eso.

—¿No te referías a qué?

Este bufó con burla, logrando que me sonrojase aún más —Es un manga Yaoi, donde las personas están separadas mediante la genética, entonces, una vez uno de los…

—Para— Me interrumpió —¿Por qué me cuentas esto?

—Realmente no sé— Confesé, mirándole fijamente —Tan sólo contesto tu pregunta.

—Hazla corta entonces.

Suspiré nuevamente —El anillo en el pene era símbolo de esclavización.

Sasuke sonrió, acercándose a mí —¿Cómo es que sabes todo eso?— Este se detuvo a unos centímetros, dejando ambos cuerpos sumamente cerca.

—Tu madre— Inquirí, sabiendo que aquello sería más que suficiente.

El Uchiha ensanchó su sonrisa y, sin decir nada, se acercó a mis labios para besarlos suavemente, sin profundizar mucho el contacto, presionando con fuerza sus labios contra los míos.

—Bueno, la verdad suena demasiado tentador colocártelo, de esa manera, nadie nunca más me alejará de tu lado— Farfulló sugerente sobre mi oído.

Tragué en seco —Nadie lo hará, Sasuke, estaré cerca de ti cuanto tú lo desees.

Sasuke se apartó tanto como para encontrar ambas miradas, ansiosas —En ese caso, no te irás jamás.

Sonreí entre dientes.

—Eres mi esclavo y, como tal, debes permanecer junto a mí— Sonreí aún más, comprendiendo de inmediato que aquello era un intento por retirar todo aquel romanticismo que se hallaba cargado en el ambiente.

No era cómodo para ninguno de los dos y eso se notaba a leguas, pero, aun así, una parte de toda aquella desigual situación atraía mi atención. SI Sasuke no me quisiese aunque fuese un poco, nunca habría aceptado que ambos estábamos juntos.

¿Cierto? A lo mejor, todo comenzaba a mejorar.

 

 

Notas finales:

 Así que el final está cada vez más cerca pero todavía faltan cosas por concluir, la situación entre Naruto y su papá, Sasuke y su falta de palabras en cuanto sus emociones y el esclarecer de cierto personajes, por ejemplo, ¿qué hay de Sai? ¿Alguien se acuerda de él? Yo sí y de Kiba... y su "ensoñamiento" hacia Naruto, hay algo que hacer con eso. Pero bueno, eso se irá aclarando con el pasar de los caps así que no se preocupen

Feliz año Hijo mío ;-; Waaa! Crecen muy rápido :c 

 

 


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