Capítulo 14.5
Con la áspera tela rozando mi espalda, intenté acomodarme mejor, sin hacer el mínimo ruido. Queriendo a la vez escuchar la voz de nuestra intrusa.
—¿Qué sucede, mamá?
—Creí que estarías solo con Itachi de viaje…— Justificó, con voz firme.
—Ya vez que no es así— Respondió Sasuke, veloz. Casi podía imaginarme la encarda ceja de su madre.
—Ya veo— Farfulló —¿Por cierto, has visto a Naru? Pasé a su cuarto y no le vi.
—No— Aseguró Sasuke, respondiendo -una vez más- demasiado veloz —¿Soy acaso su niñero?
—No sé a quién sacaste ese horrible temperamento— Se lamentó Mikoto—Bien, me voy.
Y, segundos después, escuché los pasos de Mikoto al alejarse, seguido del sonido de la puerta al cerrarse.
—Idiota— Llamó Sasuke, abriendo a su vez las puertas del closet —¿Piensas salir?—Su altanera sonrisa me irritó.
—¿Del closet? Pero si ya lo hice hace mucho— Me burlé; Sasuke tan sólo sonrió.
—¿Sabes qué sería muy sexi?— Negué con la cabeza repetidas veces —Tú, yo y el closet.
—¿Ah?— Sin lograr refutarle, fui arrastrado por los fuertes brazos de Sasuke, ingresándome una vez más al estrecho armario. Con el Uchiha tan cerca de mi cuerpo como para que fuese aun el respirar dificultoso —Hay algo duro golpeando mi trasero— Me quejé.
—Soy yo— Ironizó Sasuke, acercando sus labios a mi cuello.
—Ya quisieras, tarado, sabes muy bien a qué me refiero— Y, antes de poder decir algo, Sasuke atrapó mis labios, mientras alzaba mi camiseta para acariciarme el pecho. Me dejé hacer, después de todo, la idea resultaba excitante.
Los segundos pasaron y las inquietas manos se dirigieron hasta mi pantalón, colándose hasta la ropa interior. Respiré presuroso gracias a la sensación y, antes de ser consciente, de mis labios ya se escapaban ahogados gemidos.
Sasuke parecía estarse divirtiendo, no lograba ver su rostro; sin embargo, podía imaginar bastante bien su inquieta sonrisa, escondida en mi cuello.
Luego, todo pasó muy rápido: el sonido de la puerta se escuchó y Fugaku, con un rostro que jamás había visto, nos observó, con los ojos bien abiertos.
En ese justo momento todo pudo irse a la mierda y Sasuke, quien momentos atrás me estaba masturbando, alejó su mano de mi semi-erecto pene con rapidez.
—Papá— Farfulló con lentitud ante su palidecer; pero éste, al ser llamado, tan sólo dio media vuelta para marcharse tiempo después.
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Me tocó repetirlo por el limite de las palabras.
Capítulo 14.5
Con la áspera tela rozando mi espalda, intenté acomodarme mejor, sin hacer el mínimo ruido. Queriendo a la vez escuchar la voz de nuestra intrusa.
—¿Qué sucede, mamá?
—Creí que estarías solo con Itachi de viaje…— Justificó, con voz firme.
—Ya vez que no es así— Respondió Sasuke, veloz. Casi podía imaginarme la encarda ceja de su madre.
—Ya veo— Farfulló —¿Por cierto, has visto a Naru? Pasé a su cuarto y no le vi.
—No— Aseguró Sasuke, respondiendo -una vez más- demasiado veloz —¿Soy acaso su niñero?
—No sé a quién sacaste ese horrible temperamento— Se lamentó Mikoto—Bien, me voy.
Y, segundos después, escuché los pasos de Mikoto al alejarse, seguido del sonido de la puerta al cerrarse.
—Idiota— Llamó Sasuke, abriendo a su vez las puertas del closet —¿Piensas salir?—Su altanera sonrisa me irritó.
—¿Del closet? Pero si ya lo hice hace mucho— Me burlé; Sasuke tan sólo sonrió.
—¿Sabes qué sería muy sexi?— Negué con la cabeza repetidas veces —Tú, yo y el closet.
—¿Ah?— Sin lograr refutarle, fui arrastrado por los fuertes brazos de Sasuke, ingresándome una vez más al estrecho armario. Con el Uchiha tan cerca de mi cuerpo como para que fuese aun el respirar dificultoso —Hay algo duro golpeando mi trasero— Me quejé.
—Soy yo— Ironizó Sasuke, acercando sus labios a mi cuello.
—Ya quisieras, tarado, sabes muy bien a qué me refiero— Y, antes de poder decir algo, Sasuke atrapó mis labios, mientras alzaba mi camiseta para acariciarme el pecho. Me dejé hacer, después de todo, la idea resultaba excitante.
Los segundos pasaron y las inquietas manos se dirigieron hasta mi pantalón, colándose hasta la ropa interior. Respiré presuroso gracias a la sensación y, antes de ser consciente, de mis labios ya se escapaban ahogados gemidos.
Sasuke parecía estarse divirtiendo, no lograba ver su rostro; sin embargo, podía imaginar bastante bien su inquieta sonrisa, escondida en mi cuello.
Luego, todo pasó muy rápido: el sonido de la puerta se escuchó y Fugaku, con un rostro que jamás había visto, nos observó, con los ojos bien abiertos.
En ese justo momento todo pudo irse a la mierda y Sasuke, quien momentos atrás me estaba masturbando, alejó su mano de mi semi-erecto pene con rapidez.
—Papá— Farfulló con lentitud ante su palidecer; pero éste, al ser llamado, tan sólo dio media vuelta para marcharse tiempo después.