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By: SasuDaiii
Capítulo 19. Decisiones.
18/Diciembre
—Paga— Declaró Mikoto a Itachi, mientras bebía un poco de Coca-Cola. La cara de estupefacción del mayor me hizo gracia, pero me mantuve al margen con Sasuke junto a mí.
Era domingo, y esos días, nadie, ni siquiera Fugaku, lograba escapar del almuerzo familiar; la mayoría de veces se celebraba en el patio, donde nos sentábamos a ver cómo las sirvientas servían la comida, a diferencia de los días en los que Mikoto arrastraba a Itachi y Sasuke para que cocinasen algo.
—No ver, no creer— Refutó con cansancio, luego de subir ambos pies al sofá. Mientras ellos peleaban con las miradas, Fugaku suspiró, distante como siempre.
—Naru-chan, ¿Sasuke y tú son pareja otra vez?— Cuestionó con inocencia, peinando sus cabellos.
— ¿E-eh? Sí— Afirmé con vergüenza, al sentir la mirada de Gaara sobre mí.
— ¿Ves? paga— Repitió más segura que antes, sin perder de vista cómo su hijo sacaba un par de billetes de su cartera.
— ¡Esto no termina aquí!— Expresó con derrota, dedicándome una mirada inescrutable. Su madre, quien no perdió detalle, se puso de pie para casi arrebatarle el dinero de la mano.
—Aprende a perder— Sugirió, triunfante, sentándose una vez más —Tómalo como un consejo de madre.
Mi celular entonces irrumpió la paz y la preocupada mirada de la antes sonriente Mikoto se posó en mí, como si presintiese el remitente. Por poco temblé sobre el sillón y, antes de que alguien inquiriera algo me puse de pie, listo para marcharme y contestar en la soledad.
Sonreí ante el remitente y pasé de largo la expresión de Sasuke, quien me echó una mirada antes de alejarme de ellos. Me adentré en la casa y con rapidez atendí la llamada, yendo hasta la habitación, con el celular sobre el oído.
—Papá— Saludé, más opaco de lo esperado.
—Hola, Naru-chan.
— ¿Sucedió algo?— Cuestioné, una vez estuve en la seguridad de la habitación.
—E-Eh… ¿Acaso no puedo llamar a mi hijo favorito cada vez que quiera?
Me reí estruendosamente —Soy tu único hijo, viejo.
—Nimiedades.
—Necesito… hablar de algo importante, tal vez…
— ¿Sucedió algo con los Uchiha, te trataron mal? Si así es, me extraña, Fugaku no es muy hablador pero es buena persona en el fondo…
—No, no es eso.
— ¿Entonces?
—No creo que sea capaz de irme a Rusia… siendo honesto, todo lo que dije antes fue… por la emoción del momento. Acá tengo todo lo que me importa y los Uchiha son…
—No es tu familia, y te equivocas, Naruto, no tienes todo lo que te importa allá, ¿Qué hay de tu madre y yo?
—Es diferente… igual sería una pérdida de tiempo irme para allá, mamá pronto acabará con el tratamiento y…
—Yo… nosotros, teníamos pensado vivir aquí, el estudio es mejor, y sentimos que…
— ¡Espera!— Casi grité —Imposible. No, no pienso vivir allá.
—Eso… lo hablaríamos acá. Somos tu familia.
— ¿Y los Uchiha, mis amigos…?
—Naruto…
— ¡No, no! Lo siento… no puedo.
Logré escuchar un hondo suspiro en la línea y tuve la necesidad de sentarme sobre la cama, en busca de apoyo —Haz lo que quieras.
—Papá— Musité —No lo entiendes, no puedo irme.
—Está bien, hablaremos luego.
—No, viejo, ahora— Exigí —Los amo, son mi familia, pero no puedo dejar tantos recuerdos… me es imposible, soy japonés, no encajo con los rusos.
—Eres un crío, ¿Lo sabes?— Rió —Tu mamá es igual, son demasiado parecidos— Suspiró, por segunda vez en la llamada —De igual forma— Tomó una pausa —Te quiero acá. No será mucho, ya acabaste la escuela, podrás venirte sin problemas. Te necesitamos.
—Lo… pensaré.
—Gracias— Dijo —Te llamo luego, Kushina me necesita.
—Adiós— Me despedí y colgué con lentitud.
Esperé a reponerme y mantener una expresión aceptable antes de salir a darle la cara a los Uchiha; sin cambiar la radiante sonrisa y las facciones que expresaban que todo se encontraba bien, porque, a pesar de no haber cambiado el parecer de Minato, estaba junto a Sasuke, y eso era todo lo que importaba. Más allá de pensar en que no lo vería más o que tal vez la lejanía quebraría nuestra relación, Sasuke estaba conmigo, punto.
Caminé por el largo pasillo, me detuve para dejar escapar un largo suspiro, y, antes de continuar, las voces en la habitación continua me hicieron detener — ¿Así que Naruto y tú sí salían?
— ¿Alguna vez lo negué?— Pude identificar esa voz como la de Sasuke, más suave de lo usual.
—No, pero tampoco lo afirmaste.
—Ya sabes que no suelo hablar de lo que no me preguntan.
—Cierto— Su tono de voz bajó considerablemente — ¿Desde cuándo eres gay? Creo que siempre lo supe… pero…
— ¡Cállate!— Contuve una risa inquieta —No soy gay.
— ¿No?
— ¡Maldición, no! No es como si viese a un hombre y me excitara, es diferente.
—Naruto es diferente— Concluyó.
—La situación es esta, al estar tú a mi lado, él empieza con inseguridades, así que aléjate.
—Está bien— Dijo fresco, como si no fuese cosa del otro mundo —Siempre lo supe.
—Lo sé, tal vez por eso no tuve la necesidad de aclararlo— Se hizo una pausa —Por cierto, si vuelves a besarme, te partiré la cara.
— ¿Acaso no te gustó?— Silenció —Está bien, no me mires así— Sonreí para mis adentros —Sólo fue para empujar un poco las cosas.
— ¿A qué te refieres?
—Llegué a pensar que, aunque te gustaba, eras lo suficientemente idiota como para mantenerlo lejos de ti, así que impulsé los celos del chico para que él diera el primer paso. No es como si me gustaras, capullo, no te creas mucho.
El bufido made in Uchiha se escuchó y, a diferencia de él, tuve la necesidad de saber más —A diferencia de ayudar, arruinaste todo, pedazo de idiota.
—Riesgos a tomar— Me pude imaginar su sonrisa, a pesar de no haber visto las veces necesarias su rostro.
—Es suficiente— Gruñó y, a temor de ser visto, caminé hacia la habitación una vez más, con una sensación de alivio experimentada en mi cuerpo. Dentro del cuarto, logré escuchar el abrir de la puerta y unos cuantos pasos, seguidos del ingreso de Sasuke a mi habitación.
— ¿Sucede algo?— Preguntó, al ver mi pálido rostro. Por mi parte, sonreí aliviado ante la sola sensación de Sasuke hablando con naturalidad junto a mí. Negué suavemente y me senté en la cama una vez más —Estás pálido— Aseguró, acercándose a mí, quedando sentado a mi lado.
—Papá— Farfullé, mirándole fijamente, tan de cerca como para desear unir nuestros labios; aun así, no lo hice.
— ¿Te ha dicho algo?
—Al parecer… continúa con la idea de que viaje hacia Rusia.
— ¿Le dijiste que no?— Preguntó, acomodándose mejor en la cama, quedando con una pierna cruzada sobre el colchón y mirándome de frente.
—Sí— Contesté, imitando su movimiento —Si hablo bien con él… me dejará regresar, pero… por el momento es necesario que viaje.
Sus oscuros ojos se fijaron en los claros míos, intimidantes —Supongo que así es.
— ¿Así como así?— Me quejé, golpeando su hombro sin fuerza real para luego cruzar los brazos con molestia — ¡¿Acaso no te importa?!— Más que un reproche sonó como un gemido lastimero.
Sasuke sonrió entonces, acercando su rostro hasta rozar nuestras narices. Y, por más que deseé apartar la vista, la mantuve fija. —¿Por qué siempre tienes que hacer de algo pequeño una gran cosa?
Inflé mis mofletes, en desacuerdo —Es algo grande, idiota.
—Sólo calla y escucha— Murmuró, alejándose —Sólo es cuestión de hablar con mamá para que me permita viajar contigo.
— ¿Eh?— Esperé, para conectar sus palabras en mi cabeza —¿EH? ¿Vas a viajar junto a mí?
—Eso estoy diciendo, si es cuestión de algo temporal no le veo por qué no.
—Y si papá…
— ¿Acaso no quieres que viaje contigo?
Me sobresalté y negué con las manos, frenético —No es eso y lo sabes.
—Sólo es cuestión de decirle a mamá.
Sonreí ante su actitud dominante y acerqué la cabeza hasta su hombro, concentrándome en su pausada respiración.
—Naruto.
— ¿Uhm?
— ¿Qué pasó con Sai?— Me sobresalté, pero no me moví de ahí.
— ¿Sobre qué?
— ¿Hablaste con él?
Suspiré —Sí… aunque no había mucho por hablar, le dejé las cosas claras desde el principio, no es como hubiese pasado algo.
—Se besaron— Resaltó, y alcé la vista para verle mejor: tenía una mirada demasiado intensa, aquella que hacía escocer mis pupilas.
—Me besó— Corregí —Y ya sabes que lo rechacé— Acentué de tal manera que no hubiesen inconvenientes venideros.
Frunció el ceño de manera casi dolorosa y se acercó a mis labios peligrosamente —No dejes que te bese otra vez, ¿Entendido?— Asentí, en parte ido por su hipnótica mirada, y me perdí sin más apenas unió nuestros labios en un beso que no pude descifrar.
Acaricié sus mejillas, arrastré mis palmas alrededor de su cabello y apegué su cabeza por la parte de atrás hasta quedar lo suficientemente cerca de mí.
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— ¿Estás seguro, Sasu-chan?— Preguntó Mikoto, al terminar de escuchar la propuesta de este sobre el viaje.
—Sí, será momentáneo, unos meses por mucho, luego empezaremos la universidad— Fruncí el ceño ante su poco tacto al expresar sobre su decisión, pero lo dejé pasar, luego tendría tiempo de recriminarle.
— ¿Te quedarás con Naru-chan?— Su vista se posó en mí.
—La verdad… esperábamos que usted hablase con mi papá primero, sé que no se interpondrá luego de haberme recibido en su casa.
—Es cierto— Farfulló para sí misma —Además, si tú te vas, no pondrá mayor problema. De acuerdo, supongo que está bien.
Sonreí con furor y Mikoto me devolvió la sonrisa, sin apartar la vista de ambos.
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— ¿Se irán juntos?— Preguntó Ten-ten, atrayendo la mirada de los demás. Sasuke frunció el ceño, contrariado —¿Qué dijo Minato-san?
—Aceptó. Sólo serán tres meses, luego nos regresaremos con mamá y papá.
La discreción se pudo ir a la mierda cuando los demás se acercaron a nosotros. Con miradas curiosas, y sonrisas nerviosas — ¿Sucedió algo?
—Naruto y Sasuke viajarán a Rusia juntos.
— ¿A qué ciudad de Rusia, exactamente?
—Novosiber.
— ¿Eh?
—Es Novosibirsk, dobe— Corrigió Sasuke, con un perfecto acento.
Lo miré, ceñudo —Lamento no ser un experto en la pronunciación.
—No hay lío— Respondió simple.
—P-pero… ¿Dónde se quedarán?— Cuestionó Sakura.
—Con papá.
Todos callaron, con miradas de desear saber más pero sin intenciones de seguir preguntando.
—Vamos tarde, la película está por empezar— Declaró Ten-ten, dándole fin a la charla, dirigiéndose hasta donde Sai, quien parecía estarse llevando bien con Gaara. Sonreí por inercia y me perdí en mis pensamientos.
La película era sobre una familia que había sido separada luego de sufrir los desastres causados por un Tsunami en Tailandia; era conmovedora, y Ten-ten, Sakura, Ino y Hinata se encontraban llorando. No podía negar que en un momento mis ojos desearon soltar unas cuantas lágrimas, pero me contuve, más por orgullo que por otra cosa.
Le eché un vistazo a los asientos y pude ver cómo Gaara yacía semi-dormido en su asiento, con un Sai inclinado sobre el asiento y el rostro lleno de pánico. Sonreí al notar que el moreno miraba a Gaara y removía su cuerpo para que despertase. Luego estaba Sakura junto a Lee, ambos llorosos y con las manos cogidas.
Tal para cual—Pensé.
Seguía Ino junto a Chouji, a diferencia de los anteriores, el castaño se dedicaba a comer más que a ver la película y su acompañante, medio perdida en la trama, retiraba lágrimas de sus mejillas.
Kiba y Hinata, que se encontraban abrazados, se asustaban de vez en vez cuando algún imprevisto ocurría y, a pesar de que el trigueño intentaba aguantar el llanto, el rastro de las lágrimas dejaba un brillo peculiar en su rostro.
Me fijé una vez más en la pantalla y el resplandor junto a mí me atrajo hasta Sasuke. Entre sus manos tenía el celular, y parecía estar jugando angry bird, gruñí por lo bajo y le arrebaté el celular de las manos. Atrayendo al fin su mirar.
—No me jodas— Susurré, lo suficientemente alto para que sólo él escuchase, presionando el botón de apagado en su celular y entregándoselo tiempo después.
—Eres un hijo de puta— Bramó, en voz baja.
Sonreí para mis adentros y me volteé hacia Ten-ten, quien estaba del otro lado, y parecía necesitar un abrazo. Alcé el brazo de la silla que se interponía entre nosotros y la acobijé en mis brazos.
La película, entonces, dejó de ser importante.
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—Dobe.
— ¿Humm?— Me abracé un poco más a su cuerpo, y entreabrí uno de mis ojos, negligente.
—Nada— Declaró, bostezando y removiéndose, perezoso.
Me acerqué un poco más y acaricié con esmero su rostro, con el cabello desparramado en la almohada. Sasuke en aquel momento me observó tan directo, que mis mejillas se encendieron.
—Descansa— Susurré, para besar su frente y cerrar los ojos.
—Hola, soy Naruto Namikaze, y estoy enamorado de ti— Se burló, logrando que abriese mis ojos con sorpresa.
—Hijo de puta.