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JEALOUS por Ichigo no Kokoro

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Notas del capitulo:

Bueh..... aquí esta el segundo capítulo. Muchas gracias a los que hasta ahora han leído y comentado. Me animan a continuar.

Espero que no haya quedado triste... de verdad. es que estaba viéndome el último live de X Japan en el Dome, y siempre lloro cuando veo eso...

Hide!! te extrañoooooo!! :'(

 

Solo eran amigos. En verdad, solo eran eso. Por lo menos, en eso habían quedado. Eran compañeros de cama. Algo de “sólo te busco cuando tengo ganas”. Por lo menos, Kyo había dejado eso muy en claro. Sólo buscaba a Ruki por el sexo. El mismo Kyo se lo había explicado. Era más fácil hacérselo a él, que a una chica. Era más apretado que una mujer, podía ser tan rudo como quisiera, no tenía que fingir ser tierno, y podía venirse dentro de él sin cuidado. Solo eso. Solo sexo. Y a pesar de todo… era buen sexo.

Los sentimientos, no estaban incluidos en esa relación.

Al menos… ese era el acuerdo.

 

>*<*>*<*>*<*>*<*>*<

 

¡Ah, Joder! Se quejaba mentalmente un adolorido Ruki entrando en su salón de clases en la universidad. Arrastraba los pies al caminar. ¡Que ahora tenga la espalda y el culo destrozados es culpa de Kyo! El muy cabrón es un bruto.

 

- Buenos días – saludó a sus dos amigos.

 

- Buenos días – le respondió un hiperactivo pelirrojo, conocido por todos como Die. Luego del saludo, lo observó bien de arriba a abajo – ¡¡Ughhh!! ¡Ruki! Que cara tío… ¿quién te dio tan duro anoche? – preguntó con malicia.

 

- ¡Cállate Die! ¡Solo es falta de sueño! – prácticamente ladró. Se habría visto realmente amenazador, si no fuese por el sonrojo que cubrió su rostro prácticamente hasta las orejas.

 

- ¡Ya Ruki! Coño, que humor el que te cargas – le decía un castaño, de sonrisa amplia y amable, para todos, conocido como Kai – Por cierto Die, ¿sabías que…?

 

Y Ruki dejó de seguir el hilo de la conversación. Se había percatado que un poco más alejado de dónde el estaba, se encontraba Kyo, charlando tranquilamente con unos amigos. Hijo de puta, que ahora esté así es tu culpa. Y los reclamos mentales del castaño, continuaban. ¡No me ignoreeees! Y Kyo ni cuenta se daba de su presencia.

Tarea de arte…

¿Ah?

 

- ¡Houston, Houston! ¡Tenemos un problema! – y allí estaba Die con sus jueguitos. Kai solo reía divertido - ¡Estamos perdiendo al enano espacial! ¡Responda Houston!

 

- ¿Cómo? ¿Qué decían? – solo recién, Ruki había vuelto a la conversación.

 

- ¡Nooooooo! ¡Houston! ¡Lo perdimos! – y Die comenzó a llorar desconsolado. Ruki, cayendo en la cuenta de que bromeaban con él, se molestó, y giró su cara ofendido.

 

- Ya Die basta – le recriminaba Kai, aunque para él también era difícil dejar de reír – Ruki, no te molestes… Joder Die ¡Ya!

 

- ¡Auuuch! – Die se sobaba el lugar afectado de su cabeza por el zape de Kai. Golpeaba duro – Eso no era necesario – e hizo un infantil puchero, que nadie le creyó.

 

- Sí… si lo era – dijo Kai – En fin Ruki… te repito la pregunta ¿hiciste la tarea de arte para hoy?

Me cago en la…

 

- ¡Nooo! ¡Ah! ¡Cómo se me pudo olvidar! – en verdad, hoy no era el día del pobre castaño.

 

- ¡Jajaja! – se burlaban los otros dos - ¡Eres hombre muerto Ruki! – finalizó Kai.

 

Y así… entre puteadas, gritos, risas, llantos y peticiones de poder copiar la tarea, se les estaba yendo el rato. Sin embargo, los gritos, le hicieron a Kyo darse cuenta de la presencia del castaño. Y así, pudo dirigir su mirada a Ruki, sin que el otro pudiese notarlo. Una mirada fría… 

 

Luego de la clase, cuándo todos salían, Ruki escuchó una voz susurrarle al oído.

 

- Esta noche. En tu casa. Como siempre – le decía Kyo – no quiero que llegues tarde – y salió rápidamente del aula. Dejando a un desconcertado Ruki con un escalofrío recorriéndole de arriba abajo.  Maldito el día en que le di una copia de la llave. Se autoregañaba el castaño.

 

Y así, salió de la universidad, hacia su trabajo. Caminando por las calles de su ciudad. Observando a las personas a su alrededor tener una vida normal ¿Es que acaso él no tenía una vida normal? Pues, él creía que no. Es cierto, su vida había sido difícil, no tenía familia, tenía pocos amigos y dependía de su trabajo para sobrevivir y pagar la colegiatura. Sin embargo, hasta ese punto las cosas no pintaban tan mal ¿No? Pero en ese punto hacía su entrada él, Kyo. ¿Si estaba enamorado de otro… cómo podía acostarse con Kyo? No lo sabía.

 

Cuando estaba cerca de Suzuki-san las cosas eran tan calmadas; se sentía cálido y cómodo cuando estaba con él. Suzuki-san era amable, y lo trataba con respeto y con consideración. Todo lo contrario de Kyo. A Kyo le gustaba jugar rudo y faltarle el respeto. Sin contar la de veces que había recibido uno que otro golpe durante los “juegos” que tenían. ¿A pesar de todo, por qué no cortaba con eso? No podía… y no sabía por qué…

 

Realmente… no quería saber el por qué.

 

Y así… metido en su nebulosa mental, llegó a su trabajo. Todo iba normal… un día tranquilo. Clientes que intentaban sobrepasarse con él, las peleas de siempre que tenían con Aoi… etcétera, etcétera, etcétera. Un día sin él…

 

- Son las 11:40 – suspiraba el castaño, viendo el reloj que colgaba de la pared – ¿Será que hoy no viene? – mientras hacía un tierno puchero.

 

- Ruki – le dijo Aoi de manera calmada – El ya vino ayer. Además, debes dejar de ser tan obvio, se dará cuenta – mientras, picaba con un dedo, la frente del castaño.

 

- Ya lo sé… pero – su respuesta murió en sus labios al escuchar la campanilla que anunciaba el ingreso de un nuevo cliente. Y no cualquier cliente. Era Suzuki-san, en compañía de otro hombre. Parecían de la misma edad, pero el otro era un castaño realmente hermoso. Era alto, y con una boca muy sugestiva. Pensaba que su corazón se contraería por los celos… pero nada pasó.

 

- ¡Buenas tardes! Shiroyama-san, Matsumoto-kun – saludó alegremente Suzuki – Este es un amigo, se llama Takashima Kouyou. Lo traje porque quería recomendarle esta excelente librería.

 

- ¡Oh! ¡Buenas tardes! ¡Encantado! – y antes de que Ruki pudiese decir algo, Aoi prácticamente lo había arrojado al suelo al pasar por su lado. – Mi nombre es Shiroyama Yuu – y se presentó ante el castaño. Sus ojos brillaban al posar su vista en el más alto. Y después dice que yo soy el obvio. Pensaba Ruki.

 

- Mucho gusto Shiroyama-san – le decía el castaño con una sonrisa, quizá Aoi tendría una oportunidad - ¿Qué le parecería mostrarme la tienda? – ofreció.

 

- ¡Oh Claro! ¡Me encantaría! – Aoi no se lo pensó dos veces, y se marchó a recorrer la tienda junto con el castaño. Suerte. Le deseaba mentalmente Ruki.

 

- Al parecer nos han dejado solos – le dijo una voz conocida muy cerca de él. Inmediatamente, sus mejillas se colorearon al percatarse de que había olvidado la presencia de Suzuki-san. ¿Cómo es eso posible?

 

- Sí… ni siquiera nos han tomado en cuanta – le dijo alegremente, sólo para no dejar morir la conversación.

 

- ¿Sabes Ruki? Me gustaría decirte algo. ¿Podría tomarme ese atrevimiento? – dijo el rubio mal teñido. ¡Ah! Es un caballero. Sí… así de tontos eran los pensamientos de Ruki cuando Akira Suzuki se encontraba cerca de él. Por lo que, con miedo a decir una estupidez, solo sintió con la cabeza.

 

- Sí quería enseñarle la tienda a Uruha – empezó, con algo de nerviosismo – pero realmente quise venir hoy, para verte a ti.

 

- ¿A mí? – no pudo evitar preguntar el pobre pequeño, a pesar de su contrato mental de no pronunciar palabra alguna.

 

- Sí… verás… pues… - Akira se veía un poco… indeciso. Buscaba las palabras correctas. – Mira, te he estado viendo todo este tiempo, y pues… Me gustas Takanori ¿Puedo llamarte Takanori, verdad? – preguntó de manera nerviosa, rascándose la nuca. – En fin… ¿querrías salir alguna vez conmigo?

 

Takanori no sabía que pensar. Allí estaba sucediendo algo imposible… increíble… inconcebible… después de esto, creería en todo. Sin embargo, estaba un poco decepcionado. En cierto sentido, no sentía lo que esperaba sentir. Sin duda, estaba alegre, sí. Y su pulso se aceleró, también. Pero algo no hacía: ¡Clic! Su corazón no latía desbocado por la emoción. No sentía esas mariposas en el estómago. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por… Y esa pregunta se repetía en su cabeza una y otra vez.

 

Sin embargo, sabía que Suzuki-san estaba esperando una respuesta suya.

 

- Por supuesto Suzuki-san – la alegría que mostraba no era fingida, ni la emoción tampoco. Es sólo, que él no la creía suficiente – Saldré con usted cuando quiera.

 

- ¡Perfecto! – exclamó de alegría el más alto – te dejaré mi numero y así quedamos.

 

Eso hizo. Intercambiaron números, continuaron hablando de cosas superficiales, hasta que llegaron los otros dos terminando su tour en la librería. Compraron, y se marcharon. Ambos, con la promesa de volver.

 

Aoi estaba que flotaba en una nube muy alta, pensando en ese castaño de piernas largas. Mientras tanto, Takanori seguía pensando en lo que acababa de pasar. ¿No se supone que Suzuki-san es el amor de mi vida? ¿No debería estar más feliz? ¿No debería haber sentido cosas más… profundas? Preguntas como estas lo acosaban. Y él no podía hallarles respuestas… por lo menos, ninguna de las respuestas que hallaba, le gustaba.

 

>*<*>*<*>*<*>*<*>*<

 

- ¡Vuelves a llegar tarde! – le recriminaba Kyo. Esta noche parecía un poco más enfadado que de costumbre - ¿Con quién estarías? – murmuró en voz baja, tanto, que el otro no pudo escucharlo.

 

- Ya te he dicho a qué hora salgo del trabajo – le dijo Ruki con paciencia – no es mi culpa que siempre llegues tan temprano.

- Tsk – espetó el rubio, fastidiado – No importa. Y por un momento, el silencio se apoderó del pequeño departamento. Kyo continuó fumando, sentado, hasta que se decidió a hablar - ¿Quién es Suzuki-san?

 

- ¿Eh? – en verdad, Ruki estaba confundido, no se esperaba que el rubio preguntase algo así.

 

- No me digas “¿Eh?”… ya que tú fuiste quién lo mencionó – observó la cara de, aún confusión, del castaño.

 

- Yo… yo nunca… dije eso – no sabía a ciencia exacta por qué el rubio preguntaba eso. ¿Será posible que…?

 

- No me sorprende que no lo recuerdes, ya que estabas hablando en sueños. – Kyo se levantaba poco a poco del suelo - Así que pregunto otra vez ¿Quién es Suzuki-san?

 

El castaño retrocedió unos cuantos pasos, hasta chocar con una pared. Cuando quería, Kyo podía verse realmente amenazador.

 

- Ee… eso no es de tu incumbencia - ¿Fue lo único que pudo decir?

 

- ¿Sabes? – dijo Kyo, acercándose a él con su cigarrillo encendido, dejándolo cerca del rostro del otro. Tan cerca, que sentía el chisporroteo del fuego – Eres tan malditamente fácil de leer – y apagó el cigarro en la pared, justo al lado de la cabeza de Ruki.

 

El castaño pasó saliva fuertemente, realmente… no sabía lo que planeaba hacer el rubio. Y eso lo atemorizaba.

 

- ¿Lo han hecho ya? – preguntó el rubio como si nada, teniendo aún acorralado al castaño contra la pared.

 

- ¿Qu..? E… eso no es así – le respondió de manera nerviosa, exaltándose. La situación, realmente se estaba saliendo de sus manos.

 

- ¡Oh! ¿Es así? Pero… sí lo haces conmigo ¿o no?

 

- … - Ruki no sabía adónde quería llegar Kyo con esa pregunta.

 

- ¿Tanto disfrutas que yo te folle? – le preguntó Kyo, tomando con fuerza las muñecas de Ruki entre sus manos.

 

- Eso no… - su respuesta fue interrumpida.

 

- Tienes que admitirlo Ruki – el castaño había comenzado a forcejear, por lo que Kyo tuvo que ejercer más presión en el agarre – Te gusta rudo. Cuando te follo lo único que haces es gemir por más y más. Admítelo, el único que sabe hacerlo como te gusta soy yo.

 

- ¡Estás equivocado! ¡Basta! – Ruki intentaba soltarse del agarre de Kyo, pero este realmente tenía fuerza. Aún así, continuaron forcejeando… hasta que al rubio se le agotó la paciencia…

 

- Tsk – y de un puñetazo en el rostro, mandó al castaño directo al suelo. 

 

La mente del Ruki era un tumulto de sensaciones confusas. Se levantaba poco a poco del suelo. Su nariz goteaba sangre, y su rostro dolía por haber recibido un doble impacto: el golpe de Kyo, y el golpe al caer contra el suelo.

 

Kyi no sabía exactamente qué estaba haciendo… solo… había una rabia en su interior que necesitaba salir, que necesitaba ser descargada. Sin saber muy bien por qué… se acercó al castaño en el suelo.

 

- ¡Noooo! ¡¿Qué haces?! – gritaba el castaño, con kyo encima de él - ¡Suéltame! – intentaba defenderse, pero al estar de cara al suelo y con el rubio sobre sí, era realmente difícil.

 

- ¡Cállate! – exclamaba un exaltado Kyo – ¡No te hagas el santo ahora! – y bajó de un solo tirón los pantalones y bóxers del otro.

 

- ¡Kyo no lo hagas! – rogaba inútilmente el castaño, mientras pataleaba e intentaba defenderse, sin conseguirlo.

 

- ¡Deberías saber que nadie puede satisfacerte como yo lo hago! ¡Nadie! – Desabrochó  sus pantalones y sacó su erecta polla y así, de manera violenta y certera, Kyo introdujo su miembro en el interior de Ruki.

 

- ¡Arhggggg! – el grito de dolor no se hizo esperar – ¡Noooo!… ¡me duele! –

 

Pero Kyo no se detuvo al escuchar los ruegos de Ruki. Continuó entrando y saliendo del castaño, una y otra vez. Ruki sintió algo resbalar entre sus piernas, probablemente, su propia sangre. Pero ya no forcejeaba… ya no se defendía… solo permitió que Kyo hiciese lo que quisiera con su adolorido cuerpo.

 

- Ah… ah… amm – el rubio jadeaba por el esfuerzo y el placer.

 

- Ahh… ahh – pequeños gemidos empezaron a salir de la boca del castaño. Sin desearlo, sentía un poco de placer… y se estremecía. Sin embargo… ¿Qué…? ¿Qué pasa? Yo… el rostro de Suzuki-san… no puedo recordarlo…

 

Volteó su rostro, que daba al suelo, hasta poder encontrar el rostro de Kyo. Este sudaba y jadeaba por el esfuerzo de las embestidas, que no se detenían. Pero Ruki fijó su vista en la mirada del otro… una mirada triste, dolida… y traicionada.

 

¿Ah? ¿Por qué… por qué Kyo me está mirando así…?

 

Y sin que su cerebro mandase conscientemente una señal para hacerlo, la mano de Ruki se elevó hasta tocar una mejilla de Kyo. Este se sorprendió, estaba abusando del pobre castaño… ¿y aún así lo acariciaba? Sin pensar mucho en ello... una sensación cálida y empalagosa se instaló en su pecho, y bajó su rostro, hasta rozar con sus labios los de Ruki, para luego unirlos en un beso.

 

Su primer beso…

 

Kyo sintió que su clímax se aproximaba, así que apresuró sus embestidas. Pero el culmen, fue sentir como las estrechas paredes de la entrada del castaño, se cerraban a su alrededor una y otra vez, formando una exquisita presión. Y no aguantó más, derramándose en el interior del castaño.

 

-Ah… ah… ah… - ambos jadeaban. Su respiración era agitada y entrecortada. Ruki estaba avergonzado. ¿Cómo pude haberme corrido? Peleaba mentalmente consigo mismo. Sí, a pesar de todo, lo había disfrutado. Y eso hacía todo aún más humillante.

 

Kyo salió del interior del castaño, se levantó y abrochó sus pantalones. Tenía la mirada gacha, con vergüenza… su cerebro estaba hecho una mierda. ¿Por qué lo hice? ¿Por qué así? Pensaba una y otra vez.

 

Ruki se levantó… su cuerpo y rostro dolían de manera brutal, y qué decir de su parte trasera. Pero su orgullo herido dolía más que todo junto. Sin embargo, él sabía que Kyo no solo había destrozado su orgullo… sino también su corazón. Caminó los pocos pasos que le separaban de Kyo para quedar, así desnudo, frente a él.

 

- Ruki… yo… lo sie… - comenzó el rubio de manera nerviosa. Pero fue interrumpido por un golpe. Uno fuerte, que casi le hace saltar un diente. Y ahora, era él el que se encontraba en el suelo, con una nariz de la que brotaba sangre… sangre que también manchaba los nudillos del puño de Ruki.

 

- Vete de mi casa – dijo Ruki, de manera sombría – Vete y no vuelvas… hijo de puta – a pesar de todo, Ruki no decía esto de manera molesta. Estaba extrañamente frío y calmado, lo que asustaba al rubio.

 

- Ruki… escú… - Kyo trató nuevamente… pero no logró terminar la oración.

 

- No hagas que vuelva a golpearte – sin que el otro lo supiera, la coraza fría que el castaño había creado estaba a punto de resquebrajarse, pero no quería que Kyo lo viese derrumbarse – Vete de mi casa… ahora.

 

Kyo intentó mirar los ojos de Ruki, pero el flequillo de su cabello, ocultaba su azul mirada. Con un largo suspiro, Kyo salió de ese departamento. Se sentía mal, se sentía como un monstruo. ¿Qué mierda hice? ¿Qué putas mierdas hice? Esos eran los pensamientos que inundaban su cabeza, mientras caminaba por las frías calles, alejándose de esa casa, dónde aparentemente, había dejado su corazón. Esperen… Acaso… acaso… ¿Me estoy enamorando?

¡Ah! Mierda…

 

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El agua tibia contra su cuerpo adolorido, le caía a la mar de bien. Las pequeñas gotas de agua resbalaban graciosamente por su cuerpo, refrescándolo, relajándolo. Pero no eran el elíxir de la amnesia (para él, eso era el alcohol), por lo que por más que deseara no podía borrar el reciente suceso de su mente. Para ser más exactos, lo que no podía borrar, era el rostro de Kyo… la mirada dolida que le había dirigido Kyo.

¿Por qué?... Acaso… ¿Estoy enamorado?

Ambos… estamos enamorándonos…

Notas finales:

Bueno.... esto fué.....

Muchas gracias por leer y comentar :)

Espero nos leamos en el próximo capi :3

Se la soban!!

Ichigo no Kokoro


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