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Lo mejor de ti por Hotarubi_iga

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Gravitation no me pertenece. Es propiedad de Murakami Maki.

— 19 —

 

Yuki no quiere verme. ¡Está furioso! Y no lo culpo. Bien podría mostrarse un poquito más dócil, pero con él eso es algo imposible. Esa palabra, así como muchas otras, no existe en su diccionario vivencial.

Muchas veces me pregunto: ¿qué le cuesta aprender a tratarme con respeto y ser más amoroso conmigo? ¡Ah! Y más paciente. Sabe que haberme abierto las puertas de su casa —y de su corazón— fue, es y será una responsabilidad y un gusto adquirido sin derecho a devolución. «La garantía ya expiró, cariño», le digo cuando la ocasión lo amerita. «No hay derecho a reembolso.»

Su rabioso genio es porque tiene una pierna enyesada. ¿El motivo? Se cayó por culpa de una fan loca que se le arrojó encima cuando lo reconoció en la calle. El incidente bien pudo haber pasado como cualquier otro si no hubiese sido por lo que descubrieron los paramédicos cuando llegaron a socorrer a Yuki. ¿Qué descubrieron? Un hermoso barniz azul petróleo en las uñas de los pies de Yuki.

Sus uñas fueron la comidilla de la prensa. Salió hasta en los programas faranduleros, por eso él está tan furioso. No le dolió tanto la lesión en su pierna, sino el hecho de dejar en conocimiento público que yo le pinto las uñas o que él mismo lo hace. Vamos... que un gay tenga las uñas pintadas no es algo por lo que deban impresionarse, ¿no? Yo siempre las tengo pintadas y lo considero muy normal, porque mi imagen de estrella de la música me lo permite y requiere. Mmm... supongo que para Yuki no es igual. Ni modo...

La tarde que se me ocurrió cometer semejante barbarie fue cuando Yuki y yo estábamos descansando en su (nuestro) dormitorio luego de visitar el centro comercial para cotizar unos libros que él necesitaba. Yuki estaba agotado y mosqueado de tanto caminar y apenas se tendió en la cama se durmió. Yo había comprado algunos artículos personales y entre esos estaba el esmalte azul petróleo. Quería probar mi nueva adquisición pero tenía las uñas pintadas. Vi los pies de Yuki y decidí aventurarme estúpidamente.

Yuki se habría evitado pasar la vergüenza de su vida si me hubiese pescado cuando le dije que debíamos ver la película que había programado en el cable. Tenía el panorama armado para ese día, pero él, como siempre, me aguó la fiesta. Se echó a dormir sin siquiera decirme «gracias por haberme acompañado, mi amor». No, él sólo me dio la espalda y dijo: «no hagas ruido, mono».

Ahora el maldito está tendido en su cama, con la pierna derecha enyesada por tres semanas. Me pregunto si seré capaz de soportar su mal trato por tantos días. No llevamos ni uno desde el accidente y sólo se dedica a ladrarme cada vez que oso acercarme. Lo único que quiero es atenderlo, pero dijo que contrataría una enfermera muy sexy para que lo ayudara en todo, incluso a bañarse. ¡Ni loco voy a permitir eso! ¡Nadie va mirar a MI HOMBRE desnudo! ¡Sólo yo tengo ese bendito derecho!

—Yuki, te preparé la cena. —Bien, es un intento de cena, pero la intención en lo que cuenta—. Verás que está deliciosa —agrego, asomando una banderita blanca en son de paz desde la puerta.

—Jódete —me responde. Su rostro fastidiado lo dice todo. ¿Puede haber una expresión más clara que esa? Lo dudo.

Me acerco y deposito la charola con la cena a un costado de la cama, asumiendo que no dudará en arrojármela por la cabeza.

—Tienes que alimentarte. Llevas aquí encerrado todo el día. Y las pastillas que te recetó el...

—¡¿Eres sordo, imbécil?! ¡Dije que no quería verte! ¡Muérete!

Como yo tampoco soy de los que sabe quedarse callado cuando me pasan a llevar, le respondo:

—¡Eres un bastardo insensible! ¡Te preparo la cena, me visto de enfermera exclusivamente para ti y tú me tratas de este modo! ¡Mal agradecido! ¡Ojalá y te muerda un perro!

—Yo requiero los servicios de una enfermera sexy e inteligente, no de un travesti con cara de depravado.

Su displicencia para responder me enerva.

—¡Pues tendrás que aguantar a este travesti porque no permitiré que nadie ponga un pie en nuestra casa!

—¡MI-CA-SA, parásito!

—¡NUES-TRA-CA-SA, animal!

Yuki vacila al momento de arrojarme la cena por la cabeza y sólo resuelve bufar furibundo y comer sin mirarme.

—Esto sabe a tierra —masculla, intentando masticar las cáscaras de huevo que se me cayeron al sartén.

—Lo sé, pero te lo tienes que comer todo, cariño.

—No me queda otra —gruñe—. Sólo espero que esta porquería no me envenene. ¿Qué mierda preparaste? ¿Caca y mocos?

—Sólo come, o te lo daré en la boca.

—Al menos te quedaría el título de esclavo sexual.

Me inclino y beso su mejilla. Me encanta cuando intenta ocultar el sonrojo en sus mejillas. ¡Se ve tan lindo ruborizado!

—Cuando hayas terminado de cenar te quitaré el esmalte de uñas —le susurro. Y no hizo falta ver su cara crispada por mi desatinado comentario. Lo admito: lo hice para molestarlo.

Tendremos que soportarnos las siguientes tres semanas y de alguna forma hay que divertirse para no asesinarnos. Pero me preocuparé de ser su enfermero sexual y atenderlo en todo lo que necesite. Aahh... cómo disfrutaré cuando toque las horas de baño. ¡Yuki, prepárate!

 

Notas finales:

Con este track me despido. Me ausentaré de Amor Yaoi (mejor dicho: del PC) por un tiempo. No sé cuánto; tal vez unos meses. Pero prometo que al regresar continuaré con más actualizaciones; tengo programado bastante material. Y ojalá y puedan tomarse un minuto de su tiempo en dejarme algún comentario sobre esta actualización. Nunca los pido, pero me animarán como no tienen idea cuando consiga leerlos.

Saludos.


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