Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lo mejor de ti por Hotarubi_iga

[Reviews - 493]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Disclaimer: Gravitation no me pertenece. Es propiedad de Murakami Maki.

— 25 —

 

Me considero un individuo valiente y de personalidad fuerte a pesar de mi «violable» e hiperactiva apariencia. Normalmente me tildan de nenaza, frágil y, en el peor de los casos (que es casi siempre), un sujeto sin una pisca de dignidad y carácter que deja que todo el mundo se le pasee por el culo. Pero tengo una forma de ser desastrosa. Soy demasiado extremista, impulsivo y voluble; e incluso puedo llegar a ser violento. Yuki lo sabe, por eso en algunas ocasiones modera su trato conmigo porque exploto a la más mínima provocación, como nitroglicerina, y luego es mi acometedor temperamento el que habla por mí.

Y fue precisamente por mi despotricado temperamento que conocí a Hiro, luego de vernos en vueltos en una riña en la escuela. Si bien en aquel entonces no era un macarra, era el tipo de chico que no se dejaba pisotear por los bravucones del colegio. Mi mamá me decía: «no permitas que te pasen a llevar; date a respetar». Y yo, ingenuamente, entendí que la idea de darme a respetar era respondiendo a golpes las afrentas violentas que los abusadores me hacían por ser más pequeño y flacucho que los demás.

Conocí a Hiro luego que éste recibió un golpe de mi parte por error. El garrotazo iba para el bravucón que arrancaba de la silla que le quería arrojar; pero Hiro se cruzó en el camino. Después de eso, él y yo no volvimos a separarnos. Comenzamos a ser populares en la escuela y luego en la preparatoria por nuestro dueto musical. Ahí todo el mundo nos respetaba y admiraba.

Soy un sujeto osado, sin una pisca de discernimiento cuando se me mete algo en la cabeza. Primero actúo; después pienso. No soy un marica que se desmaya cuando ve sangre o que lloriquea bajo los estragos hormonales de una pubertad que hace mucho caducó. Soy llorón, sí; lo admito, pero sé muy bien lo que quiero, necesito y deseo. No ando por la vida temeroso de mi destino. Por eso estoy esperando que Yuki regrese a casa (luego de pasar unas semanas en Kioto) con una sorpresa dentro de mi boca. No sé cómo lo irá a tomar, pero tengo la confianza y la certeza que le gustará tanto como a mí me dolió los primeros cinco días.

Luego de tres insufribles semanas sin su presencia en casa, él aparece ante mí como una visión sacada de mis más libidinosas fantasías. La sala se inunda con su aroma y yo me derrito en la vertiente de pensamientos indecorosos y cursis que surcan agudamente en mi cabeza.

—¡Bienvenido, amor mío! —chillo estridentemente para ver su reacción. Él ODIA los recibimientos exagerados, pero me gusta contemplar su expresión sulfurada; ¡se ve tan mono!

—Te hacía en casa de tu amante llorando por mi ausencia o colgado de la viga del techo. Cualquiera de las dos hubiera estado bien comparado con tu ridículo recibimiento. Aunque no me hubiera molestado verte completamente desnudo sobre la mesa.

Yo sólo sonrío porque le tengo algo mucho mejor que un recibimiento nudista. Pero... pensándolo bien, creo que usaré su sugerencia para una próxima ocasión.

—Es que no aguanté tantos días sin verte —ronroneo para provocarle.

—Nos vimos anoche por Skype; me llamaste esta mañana para desearme un buen viaje y hace diez minutos para saber por qué no llegaba todavía.

Displicente, se tiende en el sofá; y yo, como buen anfitrión, le extiendo una lata de cerveza fresca mientras me acomodo a su lado, muy ansioso.

—¿Me extrañaste?

—¿Quieres honestidad o sarcasmo?

Medito un instante y respondo:

—Ninguna de las dos.

—¿Entonces qué quieres?

—Un beso.

—No beso mientras bebo cerveza, y lo sabes.

—No me importa; ¡quiero un beso!

Me abalanzo sobre él sin permiso; le robo un apasionado y jugoso beso y Yuki no tarda en descubrir mi pequeña sorpresa.

Se aparta de mí contrariado ante la novedosa sensación y pregunta:

—¿Qué mierda tienes en la boca?

Satisfecho por el descubrimiento de mi pequeño secreto, saco mi lengua y revelo la sorpresa.

—¿No te gusta?

Yuki a veces puede ser muy expresivo.

—¿Y por qué crees que me va a gustar?¿Estás chiflado? Ah, no, lo olvidaba... sí lo estás. No sé ni para qué me sorprendo. De ti se puede esperar cualquier cosa.

Sonrío nuevamente y me acomodo sobre él.

—Me lo puse luego que te fuiste. Pensé que sería un lindo obsequio para ti.

—¿Para mí? ¿Y por qué tendría que gustarme algo que tú te atravesaste en la lengua como una brocheta de carne?

Yo vuelvo a sonreír, esta vez con malicia, y comienzo a deslizarme por su pecho hasta llegar al borde de su pantalón. Jugueteo con mis manos para hacer más dramático el momento y Yuki descubre rápidamente mi propósito.

—¡Ni lo sueñes, pervertido! No dejaré que te lo metas en tu boca con eso ensartado ahí.

—¿Estás... seguro?

Antes de que Yuki pueda protestar, le abro el pantalón y libero aquello por lo que estuve esperando tres semanas.

—¡No te atrev...!

Sus palabras mueren en su boca en el momento que pongo a trabajar su obsequio. Realmente la sensación es distinta, y Yuki también lo siente. Su expresión de placer sucumbe ante el nuevo accesorio de mi diestra lengua.

Nunca imaginé que un pequeño pendiente podría llevar nuestros encuentros pasionales a un nuevo nivel. Los cinco días que estuve con la lengua adormecida e hinchada como un pez globo sin poder hablar no se comparan al hecho de ver a Yuki entregado a mí. Sus incontenibles gemidos hacen que la valentía de perforarme la lengua haya valido mil veces la pena.

¡Prepárate Yuki!, esta noche no dormiremos. Tienes que reponer tus tres semanas de ausencia.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).