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Lo mejor de ti por Hotarubi_iga

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Gravitation no me pertenece. Es propiedad de Murakami Maki.

— 26 —

 

Cuando estoy aburrido sin nada más que hacer que ver ridículos infomerciales en la televisión mientras me corto las uñas de los pies, descubro que ese tipo de vicisitudes son eventos que se presentan en mi vida lo necesario como para destilar lágrimas de felicidad y desear gritar desde la azotea de un edificio lo bienaventurado que soy.

Llegué no hace mucho de NG y me siento lo suficientemente extenuado como para orinarme en los pantalones por la flojera de ir al baño. K es un maldito tirano explotador sin corazón que no respeta ni siquiera mis horarios de descanso. Porque escaparme de NG ya no funciona, y eso me ha llevado a pensar que K me implantó un rastreador. Tengo una pequeña protuberancia detrás del cuello y... ¡Nah...! Debe ser sólo mi imaginación.

Tendido boca arriba en el sofá, espero que Yuki llegue a casa. Hoy es viernes y, como cada viernes por la tarde, él tiene cita con su psiquiatra.

Se supone que ya se había «curado», pero desde hace unas semanas comenzó a sentirse mal. Pensamos que sus estados de ansiedad se debían nuevamente a Kitazawa —ni muerto deja de molestar—, pero la psiquiatra sugirió que Yuki se sometiera a una hipnoterapia, porque no ha seguido el mismo patrón que en la psicoterapia anterior.

Después de intensas sesiones de hipnosis, Yuki descubrió que tuvo vidas pasadas —muchas, en realidad—. Él nunca ha creído en la reencarnación. Según él, eso es una falacia que la gente ignorante inventó para justificar los miedos y las emociones frente a determinadas experiencias en la vida. Sin embargo, desde que comenzó con «las regresiones», su conducta mejoró. No me ha querido contar en detalle lo que ha «recordado», pero parece que ha descubierto muchas cosas que le han permitido ver y enfrentar el presente con mejor tolerancia.

La puerta del departamento se abre y yo me incorporo del sofá como un espagueti recocido para recibir a Yuki. Ver su rostro es la primera impresión que tengo para saber si me puedo acercar sin que me muerda.

—Hola, cariño. ¿Todo bien? —le pregunto, con la ridícula esperanza de que él me devuelva el saludo con una sonrisa capaz de derretir el hielo de la Antártica y una frase de amor cursi, lo suficiente para provocarme una hemorragia nasal aguda.

Yuki me ignora —nada raro en él— y se pierde por el corredor para encerrarse en el dormitorio. Y como yo soy una persona que carece de sensatez y mesura, voy y le doy alcance. Al entrar al cuarto lo veo tendido boca abajo sobre la cama. Su cabeza descansa oculta bajo la almohada. ¡Oh...!,  a veces es como un niño hermoso e indefenso que me incita a hacerle cosas indecorosas. Un niño al que le gusta hacer cosas de adultos.

—¿Qué sucedió, Yuki?

—¡Lárgate, no molestes!

Intuyo que no le fue bonito en la sesión; la manera en que me acaba de ladrar lo dice todo. Me recuesto a su lado y lo abrazo por la espalda. Y muy cerca de su oreja le susurro:

—¿Quieres que te arrulle con una canción de cuna?

Yuki saca la cabeza bajo la almohada y me taladra con la mirada.

—¿Qué no entiendes japonés? ¡Lárgate!

—¡¿Y qué diantres te hice ahora?! ¡¿Por qué siempre tienes que ser tan bestia y amargado?!

Yuki vuelve a hundir la cabeza bajo la almohada y refunfuña con frustración.

—¿Sucedió algo malo en la sesión? —Sé que no me responderá. Siempre se traga todo él solo y no comparte conmigo ni un pedazo.

—Lo vi.

Sé a quién se refiere, por lo que lo abrazo aún más fuerte, intentando transmitirle mis sentimientos y el calor de mi cuerpo.

—¿Y a mí...? ¿No me viste en esta ocasión?

Escucho a Yuki bufar y sacudirse contra el colchón. Le encanta hacer berrinches de niño malcriado.

—Aunque lo intente mil veces, siempre terminas involucrándote conmigo. ¡Pobre de mí!

—¡Oye! ¡Deberías agradecer que todavía esté a tu lado, incluso en esta vida! Otro en mi lugar te habría pateado por ese mal carácter que te gastas y cambiado por un modelo menos acabado y más simpático.

Yuki nuevamente saca la cabeza bajo la almohada y me observa.

—Lo mismo digo yo. No sé por qué todavía te aguanto. Y si nos vamos por modelitos cero kilómetro, te aclaro que tu culo está rozando los límites de su fecha de caducidad. ¡Estás próximo a la extinción!

Nuestra manera de discutir siempre roza los límites del infantilismo e imbecilidad, pero así es nuestra manera de amarnos y coexistir sin asesinarnos.

—En esta vida u otra, siempre te tendré como un chicle pegado a la suela de mi zapato.

—Mira a lo que me has rebajado, imbécil —me quejo—. Ahora soy un miserable chicle; antes era tu mascota.

—Has evolucionado a algo mejor. Siéntete afortunado por eso.

Lo golpeo con la almohada de mi lado hasta que él consigue tumbarme en la cama con su exorbitante fuerza. Estando nariz con nariz, nos besamos y terminamos nuestra discusión con una dosis de caricias y palabras indecorosas —y algunas un tanto melosas— que mueren secretamente en la habitación.

En esta vida o en cualquiera otra, mi mundo siempre girará alrededor de Yuki. Y no elegiría ninguna otra que no fuera ser el amor que él siente, respira y vive apasionadamente.

 

Notas finales:

Las actualizaciones de este fanfic probablemente se comenzarán a dar de manera mensual, pues considero que ustedes (como lectoras) deben estar aburridas de leer más de lo mismo.

Este fanfic da para actualizaciones diarias o semanales, pero no quiero saturar a nadie con un trabajo que no está a la altura del gusto colectivo.


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