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Lo mejor de ti por Hotarubi_iga

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Gravitation no me pertenece. Es propiedad de Murakami Maki.

— 32 —

 

Utilizando mi tan precario y preciado tiempo libre, el cual uso normalmente para atrincherarme en la cama de Yuki de tal manera que ni con soborno me logran sacar, decidí aventurarme a usar mi portátil que tarde mal y nunca tomo en cuenta, salvo para ver artículos nuevos de Sakuma-san. Claramente esto lo tengo que hacer a escondidas debido a los celos infantiles de Yuki, y es que la última vez que me pilló recreando la vista con fotografías sensuales de Sakuma-san me aventó la portátil por la ventana. ¡Todo mi yaoi, mi música y mis fotografías de Sakuma-san se arruinaron! Y por un momento odié a Yuki al grado de querer ponerle veneno para ratas en su desayuno.

Claro, él puede hacer lo quiera. Pasa todo el día solo y estoy seguro que no usa su laptop exclusivamente para trabajar. En sus ratos libres navega en internet buscando porno o alguna estupidez culinaria para practicarla y usarme de catador. La última vez se le ocurrió preparar un platillo tailandés. No me quejo, le quedó sabroso, pero terminamos en el hospital por el exceso de condimentos, y eso que el picante forma parte de mi vida.

No me considero un experto en computación, pero sí lo suficiente como para descargar música y jugar online. Yuki por el contrario, he descubierto que es un poco bestia (bastante). En más de una ocasión ha tenido que enviar su lap al servicio técnico porque se le llena de virus. Y lo más cerca que llega a estar de un juego virtual es el Solitario y el Buscaminas.

Pero hoy he descubierto algo que me llevó al extremo de agujerear la muralla con mi cabeza, víctima de la desesperación, y despotricar a los cuatro vientos cuanta guarrada se me vino a la cabeza. Porque visitando un blog leí un artículo que decía: La masturbación masculina es un crimen.

Después de leer y releer el artículo, creyendo que se trataba de un chiste, las teorías que los puritanos manifestaban respecto al crimen que se cometía por cada eyaculación innecesaria me llevó a pensar que soy un asesino, y en potencia. No puedo creerlo... ¡Soy un criminal! ¡Un genocida! Y siempre creí que tocarse en soledad para alcanzar el placer era sano. Lo he hecho desde la adolescencia, pero ahora ya no sé qué pensar.

Admito que soy lujurioso y un pervertido homosexual, pero de ahí a pensar que la masturbación es un pecado me resultó terrible. Y fue tanto mi pánico que llamé a mi madre a la espera de un consejo, porque iba a tener un hijo criminal y preso.

Tras hablar con mi santa madre (que para variar me ignoró) y leer una vez más el dichoso artículo, salí disparado de mi dormitorio y corrí a contarle a Yuki.

—¡Yuki, soy un asesino!

Él dejó de trabajar en su portátil y me miró tras sus anteojos con esa expresión que bien puede derretir hasta el más frío glacial.

—¿Qué hiciste? ¿Pisaste una cucaracha?

—¡No! Soy un asesino porque la masturbación es un crimen. ¡Es un crimen!

Bien, admito que haber soltado esa respuesta no fue muy lúcido para Yuki. Él me miró fijamente para luego terminar poniendo  los ojos en blanco y retomar su trabajo en su laptop.

—Y yo que creí que habías soltado semejante grito hace un rato porque descubriste que la tierra es redonda.

Me planté frente a él y le mostré el artículo que encontré. Tenía la extraña idea de que él no me creería si le contaba. Él no confía en mi cerebro.

—Ahí dice que los espermatozoides tienes vida, y que masturbarse es considerado prácticamente un genocidio. Las veces en las que terminas dentro de mí también es considerado un crimen. ¡Oh, por Dios, Yuki! ¡Tú también eres un asesino! ¡Nos iremos presos! ¡Iremos a la cárcel y nos condenarán a la cámara de gas! ¡Yuki, no quiero que mueras! ¡Eres muy joven y yo tengo toda una vida por delante! ¡¿Qué haremos?!

Yuki me vio casi con pena. Se apretó el puente de la nariz y luego miró al techo.

—¿Por qué me odias, señor? ¿Qué tienes en mi contra que me das esta clase de castigos?

Entendí que Yuki no me estaba tomando en cuenta. Salí mascullando groserías por su falta de comprensión y por hacerme ver como un castigo en su vida.

Imaginar que soy un asesino al “terminar” sin el propósito de tener hijos me hizo pensar en posibles escenarios: la idea de imaginar al FBI irrumpiendo con armas de fuego porque Yuki se vino dentro de mí y yo sobre la cama no resultaba un bonito escenario. ¡Por Dios! todos los homosexuales somos criminales, despiadados y homicidas, ¡perores que Hitler!

Creo que ahora no veré el sexo de la misma manera. ¿Pero qué diablos? ¿Acaso las personas hetero también irían a la cárcel por tener sexo sin intenciones de procrear?

¡Al carajo el artículo! Iré a cometer genocidio con Yuki.


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