Justo como Treize prometiera, paso a casa de los Barton por Wu Fei a la mitad de la semana, aprovechando de paso, entregarle las invitaciones para la fiesta. Milliardo termino por convencerlo de que lo mejor era no acercarse a la oficina. Que debían de esperar un poco.
Relena se puso pálida cuando lo observo tras abrirle la puerta. Ni quería dejarlo pasar. Treize le recordaba a Duo, con sus mismos rasgos en el rostro, perfilándose en la barbilla y en el cabello, abofeteándole con ese tono serio y juguetón que le devolvía el saludo que nunca salió de su seca garganta. Relena no pudo gritarle que se fuera, que desapareciera.
Wu Fei, siendo rápido al notar a su madre paralizada en la puerta: bajo corriendo las escaleras con la chamarra al hombro; le quito las invitaciones a Treize de la mano y las dejo en la mesa pequeña que se encontraba al lado de la puerta; Wu Fei besando a su madre en la mejilla, dio la media vuelta en un movimiento imperceptible de su tobillo, que ni vio la forma en la que Relena se limpio con el dorso de su mano la muestra de amor. Wu Fei a lo de Treize del brazo: cerro la puerta cuando pasaron por ella, aun dejando a su madre como una estatua de sal en las columnas de los templos de Grecia a sus dioses; atino a subir a Treize al carro que su padre le compro y que dejo en la cochera todo ese tiempo, pues no lo ocupaba en su actual residencia.
A Treize no le molestaba ser el copiloto. Podía notar que Wu Fei era muy bueno manejando, o al menos le dio esa impresión por la manera tan precisa y rápida en la que salió de la calle rechinando las llantas en la curvas del lugar. Hubiera deseado alargar la agonía de Relena con su presencia, sugiriéndole lo maleducada que era por no ofrecerle un café o su sala para esperar a que Wu Fei bajara; suspiro derrotado. No siempre se obtenía lo que se quería.
-con calma Wu Fei. Las audiciones para la formula uno, se darán dentro de unos meses, si te estampas en una de estas, no llegaras a recuperarte al cien - le bromeo. Pero se sujeto mejor de la manija en la puerta - menos mal que alcance a ponerme el cinturón de seguridad. Podrías ser más delicado.
-¿aun le temes a la velocidad? - le soltó a quemarropa. Sus lentes reflejaban el brillo del sol.
-¿perdón? Nunca le he temido a las altas velocidades. Es más, me gustan Wu Fei.
-eso, aja. - ironizo de buena gana - No creas que nunca note que jamás rebasabas los limites de velocidad. - Treize se sintió raro. Nunca espero que Wu Fei hubiera reparado en él. Cierto que jamás se permitía manejar demasiado rápido. No era que no confiará en su destreza para conducir, se jactaba de ser buenísimo en ello; pero el sino de saber si el resto de las masas neuróticas que llenaban las calles, manejando como si fuera la ultima vez que podrían llegar a su destinos antes de ser despedidos, fuera medianamente aceptable para evitar una coalición, le daban miedo. Nunca se podía confiar en los demás.
-uno se muere, si choca a ochenta kilómetros por hora.- le informo Treize - Sus maravillosas excepciones, quedan traumados de por vida. Sin contar que las rehabilitaciones son largas y dolorosas. Ya pase por la etapa de usar pañales, no me apetece regresar a ella antes de cumplir los noventa.
-conozco a una persona que sobrevivió a un impacto de ciento noventa kilómetros por hora, y contra un pilar de concreto que sostenía un puente.- Wu Fei sonrió - con la función corporal integra. Cierto que paso un año en rehabilitación, pero: son detallitos.
-que no planeo padecer.- confeso - ¿qué te ha pasado Wu Fei? Luces tan fresco. Tan diferente a como te recordaba. - Wu Fei siguió concentrado en el camino. Llevaría a Treize al mirador. Aquel era un sitio tranquilo. Perfecto para hablar - te ves.... ¿feliz? - dijo no sabiendo como describir a su actual Wu Fei. La palabra le provocaba miedo.
-hasta suenas como si no me mereciera ser feliz, Treize. - Wu Fei se carcajeo - pasaron muchas cosas. Ya te lo dije.
-no me lo creí hasta ahora. - Wu Fei lo miro directo ¿cómo Treize se atrevía a llamarlo mentiroso? Definitivamente Treize cambio - el camino Wu Fei - le pidió nervioso Treize- mira el camino. ¡Carro al frente! - Treize grito como si fuera una damisela en peligro. Wu fei encontró sumamente divertido el absurdo comportamiento de Treize, se decidió que lo haría sufrir un poquito. Soltó el volante, demasiado confiado en la buena mecánica de su auto - ¡Wu Fei! ¡Pon las manos en el volante! No te atrevas a soltarlo de nuevo - Wu Fei acelero un tanto mas. La flechita roja del velocímetro ya apuntaba el numero ciento veinte y Treize veía su suerte aumentando hasta el ciento cuarenta.- ¡bájame, Wu Fei!
-esa es la línea de las mujeres y Donceles, cuando el novio se hace el idiota tras tratar de manosearlas y encabronarce por no lograrlo.- le echo en cara. Treize lo observo pálido. Wu Fei no podía estar pretendiendo cobrarse algo que para iniciar jamás había echo, ¿verdad? - después, el patán se hace el muy digno, y acelera hasta conseguir su victoria. La muchacha en cuestión, le suplica con lagrimas en los ojos, parea terminar siendo violada en los asientos traseros del auto.
-si, pero en este caso, ¡Wu Fei! Ya no estas en la escuela de leyes para que te pongas tan sexista con el tema. De todas maneras, siempre es...¡Wu Fei! - Treize se interrumpió la frase cuanto el carro dio un peligrosos zigzag quedando peligrosamente cerca de otro carro que venia en dirección contaría a ellos, pues Wu Fei no tenia el volante entre sus dedos; sin embargo ese descontrol obligo al oriental a ponerse semi serio de nuevo. El carro volvió al carril que le correspondía con un ligero movimiento- ¡¿ves?! Esto es peligroso. Baja la velocidad Wu Fei - volvió a suplicar.- o bájame a mi y mátate solo.
-prométeme que me contaras todo - Treize se la pensó por varios minutos. No era de los que rompían sus promesas - o por lo menos lo que puedas. - dijo ya accediendo a que Treize le diera tantas vueltas al asunto, como si fuera político en campaña dando un discurso tan largo y rebuscado, que al final no decía nada. Treize bien podía arreglarse las cosas para hacerlo.
-lo are.
-bien - Wu Fei bajo la velocidad. Desacelerando por completo. El auto se movía solo con el impulso dado de antes - fue divertido. A esto es lo que llamo un verdadero juego de muerte; esto, y el juego de la ruleta con balas verdaderas.
-para ti lo fue - le reclamo Treize - júrame que no has jugado esa trampa del destino.
-claro que para mi - Treize lo volvió a observar. Wu fei estaba irreconocible - pude observar al príncipe de todos, lloriquear como una niñita. Es un privilegio que solo puedo tener yo. Me lo debes, no me marcaste ni una vez. Con respecto a la ruleta, puede que algún día te lo diga.
-eres rencoroso, demasiado para tu propio bien,.- dijo hipócritamente. Él también estaba cortado con el mismo molde
-¿volvemos a jugar? - le amenazo
-no.
Treize estuvo en silencio, no podía imaginar el cambio sicodélico que la tuerca maestra de su plan tuvo. Tenia que acoplarse ahora para que las cosas siguieran su rumbo fijo. Tendría que traer a Milliardo y hacerlo amigo intimo de Wu fei. No, mala idea.
Milliardo cada vez se encontraba mas reticente a sus planes, pero, los seguía. Milliardo no se arrepentía, solo que en ocasiones le ganaban los escrúpulos. Cosa normal. El odio que le tenia a su madre, no resultaba suficiente como para que antepusiera ese maldito juego a todo lo demás.
Wu Fei aparco el auto en el mirador. La ciudad se veía a lo lejos. En la noche la vista era magnifica. Las luces de los faroles y edificios, evitaban que vieran las constelaciones en el cielo, pero creaban un mar de brillantes luces en la tierra, que se apagaban y prendían y hasta en ocasiones formaban imágenes. El viento en la cima era helado a pesar del sol. La chamarra de cuero que Wu Fei traía era bien recibida. Por su parte, Treize era demasiado resistente a las bajas temperaturas, cortesía enseñada por Mio.
Las copas de los árboles soltaban un gracioso murmullo del viento que les contaba sus aventuras al otro lado del mar. Las ramas le contestaban con su aleteo deslumbrado. Las hojas aventuradas s e iban con el viento para ver hasta donde podrían llegar, y otras tantas se quedaban en los hombros de Wu Fei.
-¿cigarro? - invito Wu fei extendiéndole la cajetilla personalizada que traía siempre
-no gracias. - Wu Fei alzo los hombros. Y encendió su cigarro mentolado. Adoraba la fresca sensación atravesándole la nariz y la boca, llenándole los pulmones y matándolo lentamente.
-¿qué te ha echo volver? Y no me salgas con la tontería de que al ser parte de Rome Feller, estas en alguna misión por la paz. Que te crean todos esos a los que deslumbraste en la televisión.
-me dijiste que te dijera la verdad: y esa es; ahora que si no me crees, también estas en
lo cierto, no es solo por el tema que trate con tu padre hace poco. Tengo un pequeño secreto, que aun no puedo concretar.
-vaya cosa. ¿y que hiciste todo este tiempo?
-ahora me toca preguntar a mi.- Wu Fei asintió. Si Treize deseaba turnarse, por él mejor. Al menos tendrían un orden para no perderse.- ¿extranjero?
-cuando desapareciste, pasaron muchas cosas con mi familia. Treize, se que puede parecer que lo tenia todo
-todo, menos lo que era lo común para un niño, ¿no? - Wu Fei asintió asombrado - ya lo había descubierto. Siempre hablabas de los padres como una ilusión magnifica que te gustaría conocer. Solo sume y tuve el resultado.
-no me gustaba hablar de ellos. Siempre he tenido muy claro las cosas.- exhalo el humo del cigarro y dejo que este se consumiera - mi padre nunca ha sido malo conmigo, él a tratado por todos los medios de mostrarme que me ama, aun sobre mi madre. El pleito es de ellos, no mío. O eso creo, o quiero creer.
-Wu Fei
-espera. No tenía a nadie con quien distraerme en confianza. Padre se la pasaba culpando a madre sobre algo que aun no entiendo, a lo mejor tú si lo sepas, siempre se pelean por tu Ada. A lo mejor madre, esta enamorada.
-me pegaría un tiro, si así resultara.- confeso - no andas tan lejos. Pero no es amor lo que siente.
-no pude terminar leyes. - Treize casi se va hacia atrás. De todos los alumnos, no esperaba que Wu Fei fuera d e la lista de los desertores. - no era lo mío
-déjame dudarlo
-el que sea alegón, no quiere decir nada.- se sonrojo - Me fui por arqueología. No esta nada mal. Me fui sin permiso. Agarre las maletas; ya no aguantaba verlos pelear Treize. Madre se la pasaba en el suelo, llorando que padre la tratara así. Y yo no podía culparlo. Solo me dolía su forma de resolver las cosas. Papá no es malo, Treize. Solo es que no sabe resolver sus problemas.
-seguro
-ya no podía seguir como si no supiera que padre, no era mi padre - Treize dio un respingo. Desconcertado por la fresca manera en la que Wu Fei le confesaba el adulterio de Relena - como dices, solo sume y vi el resultado.- Wu Fei lanzó una carcajada de alegría. Realmente el asunto ya no lo afectaba - era un desastre en aquel tiempo. Trowa no tiene ningún pariente asiático, de ninguna manera pude parecerme tanto al abuelo, como me dijo una vez: cuando le pregunte la razón de que fuera de cabello negro y ojos de alcancía. - Wu Fei volvió a profundizar su risa. Realmente le parecía increíble el amor que Trowa le tenia. Su padre lo amaba. Eso era suficiente - madre es de raza caucásica. Tengo los ojos negros, Treize, ellos de color. Supongo que salí todo a mi padre biológico. Quizás el tono de piel, sea lo único que tengo de madre.
-Wu Fei
-no te creas que siempre fui así. Tan despreocupado. Me herían y con fuerza, me hacia el loco, el que tenia una buena vida, el que seguía viviendo en un bonito palacio con la reina amorosa y el rey magnánimo. Existió un tiempo en el que, trataba de ignorar los hechos.- subrayo con un ligero tono melancólico - Cuando lo descubrí, madre se trepaba en la espada de padre para arañarle la cara y morderle el cuello; y padre la azotaba contra la pared, tratando de quitársela de encima. Su violencia siempre subía de nivel. Ellos no saben cual es su límite. Parecen estar atrapados por una caja de cristal, de ese método antiguo oriental para elegir el mejor veneno para asesinar: en donde se encierra a un montón de insectos ponzoñosos y el sobreviviente es el elegido para usar. Eso me recuerdan ellos.
-me sorprende que sigas cuerdo
-ni tanto. Si tuviera todos los caramelos en el frasco, no me aventuraría dentro de las estructuras apenas en pie. - Treize suspiro de nuevo - cuando ellos discutían, cuando olvidaban que podía oírlos: me refugiaba en los libros. Me tapaba los oídos y leía en voz alta, tratando que mi voz opacara su jaleo. Su lucha no podía alcanzarme cuando me escapaba a “Corazón” y a la educación que Edmundo de Amicis describía en los niños. Hasta en mi, quien ya no tenia menos de diez, quien ya comprendía que el mundo es complicado y los adultos solo lo tuercen más; me describía al punto de hacerme sonrojar y madurar.
-te puliste hermosamente Wu Fei.
-gracias. Y gracias entonces por no contestarme ninguna llamada. - Treize tuvo la decencia de evitar observarlo. Wu fei no mentía. Siempre le marcaba. Tenia todo el derecho de enfurecerse - si lo hubieras echo, hubiera claudicado apenas te escuchara. El echo de que no tuve ni una sola mano para sentirme del todo seguro, fue lo que me endureció en las frías tierras en donde ahora vivo. Debo de agradecerte entonces, Treize. Te parezco hermoso, porque soy una creación que ayudaste a esculpir. Creo que sigues siendo el mismo narcisista de siempre.
-ya es tarde. Aun faltan lugares que deseo ver.
-pues yo quiero comer.
-lo que quieras.
-¿seguro? Te advierto que detesto los sitios a los que frecuentas. Solo voy por padre. Desde que decidiera irme, encuentro mejor los campos abiertos y las casas de campaña en las cumbres nevadas.
-¿qué tan malo puede ser?
Treize termino mirando su hamburguesa como la comida mas rara del mundo. La especialidad Americana, solo tenia tocino y quesos, carne a la parilla con una ligera capa de salsa, con la acostumbrada guarnición de papas a la francesa. Jamás pensó que terminarían en el burger King de la avenida cercana a los cines. Y mucho menos cerca de la piscina de pelotas en e l área de niños.
Wu Fei no se burlaba solo por respeto. Cierto, tenia tiempo de no venir a ninguno, pero ya le demostraría a Wu Fei que no era cosa de la otra dimensión. Yoshian no tenia permitido comer comida rápida, pero cuando podían, se escapaban de la vigilancia de Mio y Light, avisándole a Armand que llegarían tarde, para meterse un rato a los toboganes y comerse las malteadas con nieve lo mas rápido posible.
-Wu Fei, quiero presentarte a alguien
-¿Zeck como esta? - Treize ladeo la cabeza - ¿cuánto llevan saliendo? Ya sabes. Tengo derecho a enterarme cuando te casas. Zeck no se ve de los que inicien una relación solo para probar suerte. Si esta contigo, debe de ir muy enserio. Y espero que por su bien, estés pensando en que piedra regalarle. Que sea algo de seis kilates en adelante.
-te cayo bien - afirmo. Wu fei no se tomaría la molestia de amenazarlo si Milliardo le fuera indiferente. Extrañamente sintió un retortijón. Wu Fei se comportaba como el hermano pequeño celoso, que le correspondía ser. La sangre que los juntaba podría estarlos llamando. Después de todo, se solía decir que la sangre era mas espesa. - Zeck es solo un amigo.
-¿en serio? Juraría que Zeck te ama. Debió de ser mi imaginación.- suspiro - mi sexto sentido esta fallando.
-lo es. Zeck es un Doncel, independiente. No ha nacido el hombre que lo atrape.
-puedo presentarle a alguien.- dijo animado.
-no te metas en territorio peligroso
-lo llevare a la fiesta. Dame otro pase, o a avísale a tus hombres que llevare a un acompañante. No quiero hacer escándalos.
-de acuerdo. Te advierto que Zeck es muy exigente
-igual la persona que llevare. Están a mano. Aun no me creo que seas parte de Rome Feller.
-vete acostumbrando Wu fei.
Heero sintió una fuerte contracción, respiro tres veces. Se sentó en la silla, y dejo de sentir los dolores. Era extraño, debería de llamar al doctor. Le pidió a Johann que lo llevara al consultorio. El Doncel lo trato como la cosita mas frágil del planeta, hasta le pidió a Michell que lo cargara hasta el auto para que no bajara las escalera, hasta Nena le aseguro que le llevaría las cosas preparadas para el alumbramiento, al hospital tan pronto pudiera.
Menos mal que todo había sido una falsa alarma. El galeno le aseguro que todo marchaba bien. Que al ser gemelos, de seguro se movieron al jugar mas de la cuenta, provocándole dolores mas intensos. Heero no estaba de cuerdo. Ya había parido, y sabía reconocer las contracciones cuando padecía una, no paso mas de nueve horas sufriéndolas como para olvidarlas. Pero se resigno creerle al medico que atendió el parto de Lockon, y que tenia su entera confianza.
Regreso a casa con la noticia de que tenia hambre y que las nauseas le atacaban. Lyle se paso la tarde a su lado, disculpando a Lockon por no poder estar. Aunque le llamo por teléfono y le grito su irresponsabilidad, y lo lento que era para terminar la junta y el papeleo.
-¿sabes que es lo mas interesante? - Heero dijo un “hum” que fue suficiente para Lyle - Rome Feller quiere desmantelarnos y hacernos que nos unamos a un país, de lo contrario: nos disolverán. Tratan de aprobar la ley de no armamento. No se como planean hacerlo. Rusia tiene sus misiles y las muestras de viruela negra. Estados Unidos, sus agencias. Los países sub desarrollados cuentan con su terrorismo de bajo presupuesto y muy efectivo
-¿eso nos importa?
-las organización de las naciones unidas, pretende tener ahora su propio ejercito. Como si no le bastara el incidente con los cascos azules, durante su intervención en Polas. Ya no se darán por satisfechos con convertir en coladores a los civiles y misioneros voluntarios de otros países, ahora volaran una cuidad.
-no es una buen broma Lyle.
-¿quién esta bromeando? Marina, terminara por desmantelarnos. Ahora esta haciendo negocios con nosotros, pero no creo que Rome Feller la deje por mucho mas, terminaremos sirviendo a tu hijo. Estoy seguro.
-Treize solo quiere destruir o devolverme lo que me pertenece por derecho, Lyle. No es tan iluso como para obligar a los países a desarmarse. Nadie confía en nadie. Estados Unidos, constantemente critica a México, y viceversa. Latinoamérica padece la violencia de México. España, tiene sus propios problemas,. Alemania, es un sitio del que todos prefieren cuidarse. Rusia también. Son potencias, locas potencias.- recalco - Si ellos se desarman, puede que Treize tenga éxito. Pero no lo aran,.
-tu hijo, es inteligente.
-solo busca venganza. No quiere nada más, Lyle. Su vida es la venganza. Ahora temo que no posea nada más que esta. - Lyle percibió la angustia silenciosa que apenas marcaba el inexpresivo rostro de Heero. - tenemos que asistir ahora. Tomemos el avión para que esto termine rápido.
-¿qué fue lo que el medico te dijo? No veo conveniente que lo acompañes esta ocasión.
-Lyle cierra la boca. No te estoy preguntando si puedo acompañarlo - Lyle abstuvo un suspiro pesado. Su cuñado era un témpano de hielo que hundiría cualquier barco con uno de sus golpes. - estoy seguro que Nena, ya te fue con el chisme. El galeno asegura que me encuentro en perfectas condiciones.
-te llevare con mi hermano. Le darás una gran sorpresa al acompañarlo. Ya se hacia a la idea de no tenerte cerca.
-el quiso casarse. Que ahora sencillamente no piense que se libraría tan fácil de mi.
-créeme, Heero: Lockon no ha pensado eso.
Valeska Kadaj tarareo la letra de una canción de sincera letra, de fuerte potencia: la cantaba bajito, apenas para que los transeúntes a su lado se percataran de ella. Con la mano izquierda, la cual afianzaba su bolso rojo, tamboreaba con los dedos el ritmo del piano, para no desafinarse demasiado. En algo debía de distraerse hasta que llegara caminando a su destino. El hotel de la Bruja, la estaría esperando para darle la bienvenida, con los brazos semi abiertos, y con un montón de empleados que estarían temblando al final de los corredores para que no se les diera ninguna tarea sobresaliente.
Algo que pasaba cotidianamente apenas y la rentaban un rato.
La Bruja, resultaba ser el Hotel predilecto de los influyentes del bajo mundo para hacer sus transacciones a lo grande. Y el sitio de los mas variados conciertos privados, en donde hasta phill collins se presentaba por una suma desorbitante. En fin, ella tenia una fama que proteger; y que de seguro se había regado como pólvora entre los nuevas adiciones al Hotel.
Milliardo mandaba a poner todo en orden, incluso pretendía probar todos los platos antes siquiera de que los prepararan en masa, en unas cuantas horas. Si debía de cambiar algo, lo haría sin dudar.
Los concejales alrededor de Milliardo, se detuvieron de sus respectivas tareas y voltearon a ver a Valeska que entraba con sombrero de ala ancha, de tipo veraniego para pasar la tarde en la playa soleada de alguna clase de paraíso afrodisíaco, en vez de pasear por la cuidad. Ella agito su cabello castaño tras su oreja, una vez que se quitara el sombrero y dejara su bolso en una de las tantas sillas. Se quito los tacones de numeración catorce, restándole un buen tamaño a su impresionante e imponente figura llena de dulzura.
-Milliardo, tiempo - saludo Valeska. El acento húngaro con una extraña pronunciación árabe, se dejo impresa en el ingles que Milliardo reconoció. Una nota muy peculiar en su amiga - ¿quién me iba a decir que me contratarías para cantarte? ¿Quién me dijo que no llegaría a cantar en La Bruja? ¡ha, si! Una boba que ahora ni recuerdo su nombre
-estas de buen humor
-estoy como se supone debo de estar. Ni más ni menos. Es hasta gratificante que la vida no me asfixie. Creo que me merezco unos cuantos aplausos por ello - los mesero la observaron. El vestido blanco le cortaba de manera rara la silueta, dándole un aire treinteno. Quizá Coco Channel, resultaba así de peculiar para su época - este lugar tiene mala resonancia.
-estarás en el escenario
-pretendo bajarme - Valeska se acerco a Milliardo y le beso la mejilla - ¿quiénes vendrán?
-la confederación de la paz
-un montón de suecos, entonces. - se burlo. Milliardo asintió - supongo que tu madre también - Valeska conocía un poco de Milliardo. Se jactaba de ser su única amiga.
-se supone. Aunque no lo creo.
-Treize te esta marchitando demasiado - le confeso - cuando éramos niños, siempre sonreías de esta manera - Valeska alargo su boca con sus dedos morenos por el sol del desierto. Milliardo trato de no rodar los ojos. Valeska podría ser demasiado exagerada, aunque solía ser acertada. Los años solo pulieron su lengua.- y yo apretaba mis ojos con las manos, fingiendo que esa asquerosa mueca era tan hipócrita y vacía, que era un pecado verla siquiera. Sigo diciendo que eres un bicho raro, por poder sonreír de esa manera sincera cuando te mataban a vejaciones y mentiras, aun peor: asesinándote con la bestial verdad.
-lo recuerdo.- después de todo Valeska, de vez en vez: le limpiaba las heridas que Aioria le hacia - Luego te fuiste.
-mamá me mando al hermoso desierto. Cuando se reconciliaron, creyeron que era lo mejor. Los padres son una molesta carga, una extraña responsabilidad hoy en día. Espero que para cuando sea madre, mis hijos no quieran botarme a un asilo a mis cuarenta.
-se te corrió el labial - dijo Milliardo con un tono monocorde. Valeska alzo los hombros, luego se vio las uñas y pensó que tendría que pintarlas de otro colar. Ya tenia dos días con el mismo esmalte. No podía presentarse si no las traía decoradas de otra forma.- te volviste vanidosa
-mujer - le corrigió Valeska como quién no quiere la cosa - tenia que crecer, y descubrir que mis caderas sirven para algo mas divertido que solo montar un caballo - Milliardo se sonrojo por el tono lascivo que Valeska imprimió a su insinuación. - aunque, aun me intereso en sementales
-tanto como yo.
-Milli, estas tan bueno como cualquier hombre. No me importa el que puedas preñarte.
-las mujeres son un enigma.
-los Donceles, otro. - Valeska le dio un pequeño besito en la barbilla - es hora de trabajar. Solo cuatro horas para un ensayo general. Les cobrare bien - aviso
-desquita tu precio.- le regreso en el mismo tono.
-¡¡¡QUIERO A TRES HOMBRES, PERO YA!!! - grito. Tres mesero se apresuraron llegar cuanto antes. Se pusieron en fila frente ella y esperaron indicaciones - tú no me sirves -séllalo al de la izquierda - demasiado flacucho. Te desmayarías si Mamba te toca un poco. ¡¡¡¿¿ ALGUIEN QUE LEVANTE PESAS??!!! - Milliardo volvió a suspirar. Valeska era una muy buena cantante. Era parte del selecto bufet de talentos que la empresa Polaris patrocinaba a modo de escuela. Y ella, era una profesora. Ya empezaba a sentir lástima por los pobres que estuvieren esta noche a su mando - ¡¡MUEVANSE NENITAS, ES PARA HOY!!
-tenles algo de paciencia - pidió Milliardo. Los novatos a los alrededores y que se encontraban fuera de la vista de Valeska, se limpiaron el sudor de la frente y se burlaron de sus compañeros. - no todos estamos acostumbrados a que alguien que tiene el humor del Cherf del Infierno, nos este comandando.
-ya que te incluiste Milliardo - Milliardo sintió un escalofrío en la espina dorsal. Había cavado su propia tumba - si no desapareces en menos de cinco minuto, te pondré a trabajar. Serás el cumpleañero, pero no planeas pasarte la de gorrón. ¿verdad?
-nos vemos en la noche. Te lo encargo Valeska.
-nadie me quita de la cabeza que Treize, te esta matando.
-no lo hace
-¡mírate Milliardo!, hazlo por favor, así a lo mejor logras ver que pese a que has mejorado físicamente, estas en realidad tan roto como cuando Aioria te presentaba como su juguetito. Suenas igual que en aquella época
-Treize me salvo
-Treize solo alarga tu agonía
-Treize - intento de decirle Milliardo con los puños apretados. No quería ser paciente con Valeska. De todas las personas que no ocupaban sus gentiles gestos, Valeska era la que se llevaba las palmas.
-¡¡Amas a Treize!!! - grito ofuscada - ¡¡dilo en voz alta!! A lo mejor logras olvidarlo hoy. Te embriagaré hasta que tus labios pidan otro nombre
-no pruebes suerte donde no esta Valeska. Eres una amiga con la que me acabo de reencontrar. No lo eches a perder. - Valeka chasqueo la lengua. Sintiendo el odio de Milliardo - Treize es solo un amigo. Yo no pretendo nada con él, ni el conmigo. Es alguna clase de pacto silencioso que no se romperá. El que tu digas y hagas cosas innecesarias y tratando de tener un poder que no te corresponde, no cambiará nada. Solo lograrás molestarme.
-que necio
-¡no, Valeska! La terca eres tú - Valeska no le demostró lo mucho que le dolió el que la sacara de su vida de golpe. Cierto que tenían años de no verse. Tiempo de no contarse sus secretos. Pero siempre sintió que Milliardo podría observarla como a un prospecto de mujer. A lo mejor con el tiempo seria una buena compañera, pero se equivoco - no pienso seguir discutiendo
-tampoco yo. -admitió Valeska. Milliardo se giro y se fue sin verla. Valeska respiro hondo. Tenia que aceptar su derrota y volver a iniciar a trabajar en la amistad con Milliardo. Fue tonta por pretender que las cosas seguirían iguales. Milliardo debía de pensar que lo abandono y sin decirle nada, resultaba ser el tipo de canalla que Milliardo más detestaba. Pues no tuvo el valor de despedirse. Valeska noto a penas que el resto de los trabajadores la veían hasta con pena. La furia subía a su cara y tornándola roja, le zumbaron los oídos. - ¡¡¡¿¿QUÉ MIRAN??!!! ¡¡¡A TRABAJAR!!! Traigan esos bancos, muevan las mesa, mi piano no cabe si no quitan esas porquerías del escenario. Hagan mas espacio. El ballet no tiene forma de moverse. ¡Demonios, traigan agua, enciendan la ventilación! ¡Traigan comida! ¡Muchachos esperamos a cuatro bailarines, dos cantantes más, y a todo un staff! ¡¡QUE PRENDAN LA VENTILACION!!