Treize se enfurruñaba en los asientos traseros del carro. El día fue asquerosamente monstruoso. Le irritaba solo el recordarlo. Ribbons era el guardaespaldas del joven Treize, lo que inmediatamente lo convertía en el chofer personal del señorito. Y jamás lo noto tan tenso y con unas ganas de destrozar lo primero que tuviera al frente. Esos comportamientos eran mas propios de los mocosos mimados y desconsiderados, monstruos llamados hijos: como Ran o Silvia Noventa.
Cuando Ribbons lo recogió, Treize prácticamente se abalanzo al interior, ni siquiera hizo comentario o intento alguno porque lo dejara conducir. Una manía que Treize tenia desde que tuviera seis años, cuando se sentía lo suficientemente grande para tener un carné que le permitiera hacerse de un auto. por supuesto, que sus padres no autorizaban aun el que le enseñara a manejar, por lo que lo Ribbons lo instruía a escondidas de los patrones. De hecho, Treize aprendió tan rápido, que de regreso: era él quien manejaba el auto.
-¿paso algo importante, joven?- Treize bufó y lo ignoro. Ribbons arqueo una ceja, notando todos los ínfimos movimientos que Treize hacia por el retrovisor. - ¿por qué llora, señorito?
-¡no me llames así!. Sabes lo que me molesta - Treize levanto su cara roja y furiosa. Le escurrian las lágrimas y su nariz congestionada, le provocaba que su voz se tiñera de forma gangosa al hablar - no soy un Doncel.
-por supuesto que no - se rió - es muy grosero para ser un Doncel.
-no eres gracioso
-¿me dirá porque llora, Joven Treize? - Ribbons le paso un pañuelo desechable. - ¿vamos por un helado? Eso siempre lo anima.
-quiero que me contestes algo. No necesito el helado - Ribbons asintió. No podía creer que Treize hablara en serio. ¿qué niño de siete años no disfrutaba del helado cremoso? - hoy tuvimos la presentación de padres de familia.
- “el día del trabajo” ¿no? - Treize asintió - es el primer año que los señores no asisten. Pero creo que dijeron que lo sentían. Ya sabe que están muy ocupados estos últimos meses.
-solo teníamos que leer lo que hacen. En que trabajan, los que quisieran podían llevar a sus padres. Por eso no les insistí a ninguno que fueran. Se que están ocupados. - Ribbons no podía comprender lo bien educado que Treize estaba. Aunque Heero trabajara, se peleara por horas en la empresa con los contratistas: siempre tenia una buena cara para ir a darle las buenas noches a su hijo; lo mismo pasaba con Duo, aunque este estuviera cayéndose a pedazos por el entrenamiento del día o los enfrentamientos militares de asalto, prácticamente se arrastraba por las escaleras para leerle un cuento a su hijo. Treize los comprendía, porque sin duda veía el esfuerzo que ambos relazaban para no desatenderlo. Treize por eso clasificaba a sus padres como los mejores del mundo. Y Ribbons solo podía asentir, aprobando a su amigo Duo por el empeño que le ponía a la educación de Treize y lograra que Treize creciera admirándolo. - yo...yo, solo dije: que eran los mejores padres del mundo.
-no veo lo malo.
-el padre de uno de mis compañeros les llamo: mercenarios. - Ribbons freno de golpe sin importarle ocasionar algún accidente. La sorpresa fue enorme. ¿el padre de un compañero, un adulto en pocas palabras: le dijo a un niño que sus padres eran mercenarios? ¿En que demonios pensaba? - investigue que era eso. Se que padre Duo trabaja para el ejercito, es soldado....lo sé.
-Treize
-Ribbons - le llamo con la voz estrangulada - ¿mis papás matan gente por dinero? ¿son amantes de la guerra? ¿Odian la paz?
-yo no los llamaría mercenarios.
-¿entonces porque un soldado hace lo mismo que un mercenario? ¿Por qué un estratega hace lo mismo que un inventor? ¿dime Ribbons, porque mis padres encajan a la perfección con el termino de mercenarios? ¿Y por qué, yo me siento tan mal?
Ribbons dejo a Treize en la entrada de la mansión. Tenia que ir ha hablar personalmente con Duo sobre el afectado estado en que se encontraba Treize. Duo lo contrato después de retirarse de la milicia. Ahora solo ejercía como miembro monetario a las investigaciones en la materia de regeneración celular cerebral, que estaban desarrollando en secreto. Al final, resultaba que Ribbons prefería manejar las cosas en la comodidad de una mascara y entre las sombras, sentado y mandando. En vez, de matarse en la parte practica.
Con paciencia y escogiendo las palabras correctas, Ribbons fue relatándole la conversación que tuvo con Treize a Duo; claro que saltándose astutamente el echo de que dejaba a su hijo de siete años conducir de regreso a casa. Tampoco era tonto como para enfrentar a Duo. El contradecir una de sus órdenes era ponerse la soga al cuello. Trowa que se encontraba callado, pues antes de que Ribbons entrara con las malas nuevas: trataba el contrato con la milicia China que no querían cumplir con la paga estipulada, y aparte les regresaban dos Movil Suits “defectuosos” ¡ja! como si eso fuera posible; compartía el desagrado de Duo.
Ribbons fue recogiendo con cuidado las cosas que podrían ser utilizadas como armas, aunque en manos de Duo: un lápiz resultaba ser un objeto que quitaría la vida en cuestión de segundos; como una reacción natural al notar el cambio en las tranquilas y afectuosas expresiones faciales que Duo siempre traía a cuestas; aunque por supuesto que su amigo era armonioso, desjuiciadamente feliz terminando por rayar en lo sicótico para algunas situaciones: claro que Duo era amigable, incluso conservaba su impecable sonrisa en los campos de guerra; Ribbons le quito los papeles de las manos, de repente el filo natural de las hojas de papel de los muchos contratos dispuestos en el escritorio le parecían peligrosas.
Ribbons admiraba la forma en la que Duo Maxwell piloteaba a Death, su Movil Suit personalizado perteneciente a una selecta colección bautizada como “Gundam” estos siempre resultaban ser los mejores Suits en cuanto a tecnología se refería, ya que estaban personalizados para adaptarse a los pilotos y no eran serializados. Duo se convertía en el Dios de la Muerte en el espacio o en la tierra, gritaba eufórico en cada explosión que borraba la existencia de los enemigos. Duo era el rival en el campo de batalla que nadie quería enfrentar. Podría ser llamado vulgarmente como un “fajador”, solo que Duo prefería asesinarlos antes de que se pudieran levantar en armas tiempo después.
La habitación fue tornándose oscura, como si la madera de repente estuviera pudriéndose por lo vieja que era, ó eso le parecía a Ribbons que sentía la presión por lo desconocido apretujándole el pecho. Las cortinas rojas de los ventanales, se movían acompasadas por el viento suave: Ribbons no aprobaba la aparente calma de Duo.
-¿sigues consiente? - le dijo Ribbons tratando de quitarle hierro al asunto. Intentando tranquilizarse miserablemente.
-¿sigues teniendo los sesos en su lugar?- Ribbons no dijo nada. Opto por sentarse en la silla frente a Duo. Si deseaba desquitarse, que fuera a palabras y contra quien lo conociera. Por lo menos, de esa forma: Duo no hería a nadie importante - ¿sabes quien es? ¿Su numero de seguro? ¿Algo?
-no vas a asesinar a nadie Duo Maxwell.
-yo no voy a cortar cabezas - Ribbons le lanzo una mirada ácida, no queriéndole creer ni una pizca - voy a mandar a cortarlas. Es diferente. Me encuentro demasiado ocupado para hacerme cargo, ¿verdad Trowa? - Barton asintió. Él mismo anhelaba irse lo antes posible de la mansión Maxwell, pero el tema con los Chinos no podía esperar - ¿crees que sean opositores de la ley de armamento civil, Trowa?
-solo basta con que alguno de sus parientes, fuera muerto con una de las armas que Gundam fábrica: para que este en tú contra. - le contesto en el mismo tono monótono que usaba. Ribbons podía jurar que Trowa era más frió que Heero.- algún pacifista ¿tal vez?
-deberé sacar a Treize de la escuela. No pienso a arriesgarme con que este hombre sea un activista, que para terminarla: pierda el control y amenace a mi hijo.- Duo se sobo las sienes, augurando un dolor de cabeza.
-primero deberías de despejarle sus dudas - sugirió Ribbons - le duele demasiado saber que sus héroes son...am, ¿cómo lo digo sin que suene tan feo?
-¿asesinos? - probó Trowa. Duo lanzo una carcajada, la primera en lo que iba de iniciada la conversación. Ribbons le miro muy mal y Trowa ni se inmutó. - Treize debe comprender que Duo es un soldado, y tú Ribbons, sabes muy bien de lo que éste es capaz de hacer - Duo murmuro un tenue “¿debo de ofenderme?” al que Trowa ignoro.- Duo no se arrepiente. Heero tampoco. Ambos son legales, hacen terrorismo Legal: por donde se la quiera ver. Es por eso que Treize esta tan confundido.
-me espera una larga charla - suspiro Duo
-para eso te bastas solo - le contesto Trowa levantándose. - no veo el caso en seguir aquí. Estarás tan distraído Duo, que no avanzaremos nada. Resuelve esto primero. Nos vemos mañana.
-quédense a cenar - invito Duo - hace rato que no veo a Relena.
-será un placer.
Duo fue a buscar a Treize. Según lo que Ribbons le dijera, su hijo debería de estar cerca de los jardines preferidos de Hee-chan. Las manos le temblaban. La forma en la que debería de abordar el tema, era preocupante. Treize entendería, de eso seguro: el problema radicaba en que no estaba seguro exactamente que quería que Treize entendiera.
La platica tendría que posponerla, sus nervios le gritaban que la eludiera: pero la conciencia de la responsabilidad futura, le frenaba los pies para no salir corriendo en la dirección contraria. En ocasiones como estas, prefería batirse a muerte en un área repleta de enemigos con solo veinte minutos de carga en la batería de energía de su Gundam.
La mente de Treize lo convertia en un prodigio. Un asqueroso prodigio que lloraba en silencio escondido tras unos arbustos, espiando a su Ada, anotó Duo, viéndolo a la distancia. Por más genio que su hijo fuese, seguía siendo un niño. La enorme diferencia entre los grados de madurez, se hacían presentes.
Por unos instantes, en serio Duo deseo que le hubiera tomado más tiempo encontrarlo. Le parecía insignificante el tiempo que trascurrió para hallarlo. Se acerco sigilosamente a Treize. Haciendo gala de sus dotes de soldado, avanzo sin hacer sonar a las hojas que pisaba. Su instinto depredador se prendió de pronto: el asechar a su hijo soltaba una carga de adrenalina, a pesar de que fuera un juego. Imaginarse que podría estar a punto de saltarle al cuello a alguien, le tensaba los músculos, relajándolo asta el limite enfermizo.
En un momento en el que Treize no alcanzo ni a gritar por ayuda; Duo le tapo la boca, llevandole con una sola de sus manos, las dos diminutas extremidades a la espalda y con una de sus piernas, pisoteaba las pantorrillas de Treize. Duo se preocupo más de ser posible. ¡alguien podía entrar a la mansión y asesinar a su hijo! En esa posición, romperle el cuello a Treize era macabramente sencillo. ¡Diablos! Duo maldijo internamente. Heero tampoco se había percatado de lo que sucedía a sus espaldas. Aunque Hee-chan tiene un punto a su favor, pensó Duo “esta muy lejos para escucharnos”
Treize en cuanto se entero que su padre era el que lo maniataba, se tranquilizo. Duo le soltó y le pidió no hablar con un movimiento de su dedo sobre sus labios. Que esperaran un instante en la quietud para admirar a Heero..
Duo concia lo que Heero estaba asiendo. Era un ritual que hacia cada año, cada veinticuatro de febrero. Después de todo, no existía persona que detestara la guerra más que Heero Yui.
-te sorprendí - Treize no le contesto. Su padre se sentaba en flor de loto, con la sonrisa de veinticuatro horas en el rostro.- ¿qué haces espiando a tu Ada, Treize? Creo que Hee-chan te a educado mejor. Aunque claro, también e aportado mucho.
-¿qué hace?
-¿miras el arma que tiene? - Treize detallo en el calibre pequeño que podía esconderse perfectamente en las manos sedosas de Heero. El armatoste plateado brillaba como recién pulido - cada año la saca del armario. ¿Sabias que Hee-chan siempre carga una? - Treize negó apesadumbrado. Estaba descubriendo una faceta de sus padres que no le gustaba -pero Illyan es especial. Es el arma que le regalo la vida a tu Ada, cuando se la arrebato a alguien.
-¡¿asesino?! - a pesar de que quiso gritar, su ahogada voz salio tan alterada en ese susurro extraño que dan los niños.
-a una persona.- hizo una pausa dramática - Solo a matado a una persona de forma directa, Treize. - Duo trato de que la cara compungida de su hijo no le hiciera trizas el corazón. Tenia que tener mayor tacto.- Illyan después de eso, jamás fue disparada en contra de algo vivo.
-no entiendo. ¿Por qué papá querría matar a alguien?
-ese alguien se llamaba Noventa.- Treize retrocedio un poco. Era muy diferente el que el “alguien” tuviera rostro y nombre: podía aguantar el anonimato, porque eso significaba que su Ada no le importaba, pero esto decía lo contrario. Treize comprendía la importancia de ese gesto de su Ada. - Heero jamás se lo ha podido perdonar. -Los disparos sonaron, fuertes y feroces. Treize se pego en acto reflejo a su padre. Duo le paso le brazo por los hombros y le dio protección. - Hee-chan, purga así a sus fantasmas.- siguió diciendo, observando la forma del rebote en los brazos de su esposo. Tratando de no enternecerse con la postura fina de Heero.
-sigo sin entender.
-¿qué piensas de la guerra, Treize? ¿Piensas que es mala? ¿Horrorosa, quizás? ¿Te la imaginas como un pandemonium? Si es así, me alegro que entiendas y la esquives, que trates de no mirarla a la cara. Hay gente que nunca debe de conocerla, porqué hay quiénes la aman, quien incluso la persigue.
-¿cómo los mercenarios? - Duo se permitió tragar grueso, sacando un sonido agónico de su garganta. Treize siempre fue directo, apuntaba sin piedad y disparaba a quemarropa. Menos mal que su hijo no descubría la ambición: no dudaba que con su carisma, Treize consiguiera poner a una legión bajo sus encantos.
-los mercenarios van a donde el dinero los compra, no tienen un ideal al cual seguir. Por lo menos, no uno claro. Eso tampoco los vuelve inhumanos, solo inescrupulosos. Que no se te olvide Treize, que muchos de ellos son padres e hijos, son hermanos que solo quieren volverse intocables para si mismos o para los que los rodean. No hay nada definitivo en la vida, ni en la tierra....ni siquiera para el bando para el que juegas. Los mercenarios viven intensamente y de forma efímera. Se arriesgan por una paga que haría salivar a millones de gentes, pero que parece tan insignificante cuando se encuentran en medio de la noche preparándose para convertirse en las manos del diablo de los intereses. Los mercenarios juegan con sus propias reglas, bueno. Solo algunos. Los guerrilleros son otro tipo de mercenarios, Treize.
-no los puedo diferenciar.
-es porque hacen practicante lo mismo.- bostezo. Sinceramente era increíble que le estuviera explicando antes de tiempo a su hijo la vida militar. Pero era mejor que lo supiera, que entendiera que vivía gracias a los que morían, gracias a los conflictos interminables, pero que eso no lo convertía en alguien miserable: en un ser despreciable que no buscara la paz y el entendimiento humano para el chiste común de las bellezas Miss Universo.- los guerrilleros, pelean por una causa “justa”. pero sus métodos no son comúnmente los mejores. Arrancan sus vivieres de los pueblos que no tienen vela en el entierro. A los que se les oponen, terminan por asesinarlos. Muchas otras se divierten torturándolos. En Sierra Leona, era común cortarles los brazos a los civiles. No me preguntes porque, me revuelve el estomago siquiera el decir su excusa. A los niños, las guerrillas los entrenan, los roban y adiestran. La cantidad es apabullante para un mundo que trata de abandonar los conflictos. Pero hay quienes pelean en esas guerrillas por verdaderos ideales. Hay grandes iconos. Che Guevara, por nombrar a ese medico y existen verdaderos monstruos, como “el Negro”
-¿y tú, tú porqué peleas padre?
-al principio - Duo tartamudeo. Su razón sonaba tonta para todo lo que acababa de decir. Heero seguía disparando a un pedazo de madera que implantaba al lado de un árbol verde y frondoso. Usándolo como el receptor de todas sus culpas. Así, igual que siempre, ignorando de paso la conversación que se llevaba a cabo- lo hice por tradición - Treize se sacudió el abrazo de Duo. Zafándose para evitar tener que seguir tocándolo. Por un instante su padre le provocaba miedo. Duo no hizo amague por acercarlo, lo dejo. No tenia caso forzarlo - los Maxwell han sido tenientes, generales...líderes militares por generaciones, Treize: yo no pensaba ser diferente. Jugaba a la guerra, la trataba como si fuera heroico entrar con ella a bailar la suerte.- Duo respiro hondo. Estaba por contarle a su hijo su incursión en esa vida. Treize parpadeo muchas veces para no tener que hacerlo de nuevo, mientras su padre le confesaba aquello. Treize tenia que grabar las expresiones delatadoras de su padre. Así Treize sabría si le mentía. - Había una guerra, faltaban soldados experimentados. Mandaron a los cadetes, los veteranos pidieron que no lo hicieran. Los novatos son los que suelen morirse a los primeros tres días de ser lanzados al ruedo, son carne de cañón. Cuando me eligieron, estúpidamente creí que la gloria me llenaría el pecho en muchos listones bonitos, como muchos de mis compañeros. De los cuales, aun conservo a uno: Ribbons, era un soporte en aquel tiempo. Me desarmaron a la primera, me hirieron a unas cuantas horas tras eso, perdimos a la mayoría de los novatos el primer día: ¡termine en la enfermería con un mal pronostico, el tercer día! Tiempo después, cuando me acostumbre, fue el momento en donde me hacia preguntas. ¿Qué hacen los civiles? ¿Qué negocian las naciones? ¿Dónde están las municiones? ¿Y el alimento? ¿Por qué no mandan más médicos? La primera guerra la tuve en el espacio, Treize. Cuando el enemigo nos quito la base por la que aguantamos tanto tiempo, agarramos las rutas de evacuación, los trasportadores se llenaron de aquellos que pudieron cargar con su propio peso y ponerse a salvo. Abandonamos a los que nos serian un estorbo. Las naves se quedaron primero sin combustible: vagamos a la deriva y sin señal disponible. El oxigeno se acababa. Nos iniciamos a olvidar de los enfermos, a los que no tenían futuro, les disparábamos. Teníamos que asegurar el oxigeno para los que aun teníamos alguna oportunidad, también debíamos de asegurarnos la comida. Yo jale el gatillo muchas veces antes de que nos rescatarán.
-nunca me lo contaste.
-¿fragmentos de guerra como cuentos para dormir? -Duo bufo afectado por recordarse lo estúpido que fue de joven. No que ahora tuviera la madurez de su propia madre, pero seguía reprochándose la forma en la que su propio carácter le hacia ver algunas situaciones, su ligereza llegaba a ser un insulto incluso hacia si mismo. - tendrías pesadillas y tú Ada, me regañaría. Desde ese momento, vi a la guerra con otra cara. Termine especializándome en medicina, apenas nos rescatarán. No es por presumir, pero he logrado un alto lugar en la milicia. No ocupo condecoraciones, boinas..o ridículas venias de parte de mis subalternos para que me reconozcan.- Duo no supo la razón de reafirmarse frente a su hijo, pero lo hizo. Sintiéndose bien. - mi gente me aprecia. El jugarme la vida a su lado, tratar de no abandonarlos como si hicieron conmigo y mis compañeros, les ha echo quererme.
-¿y Ada?
-es el cerebro de todas las matanzas - admitió Duo con una sonrisa - sin él, estaríamos perdidos, desprotegidos. Nos asesinarían sin su intervención. Creo que Heero tiene la parte más difícil de una guerra. Carga con la responsabilidad de devolver a la mayor cantidad de personas con vida. Crea armas, crea Gundams...Hee-chan me dio a Death...como un regalo de bodas, - Treize se giro violentamente hacia su Ada. Heero lloraba hincado en sus rodillas. Golpeando al suelo. La algarabía no atraía a nadie, todos en la mansión conocían que el veinticuatro de febrero nadie podía interrumpir al amo Heero. El verde pasto bien cuidado de sus jardines, le daban un aura frágil a Heero. Cosa que a Duo volvió a enamorar.- “cuídate, esto es para que te protejas” me dijo cuando me dio la llave. Un Gundam para mi solo. Claro que tengo la ventaja hasta que el enemigo saque un modelo avanzado, y allí es donde Heero vuelve a ajustar a Deth para que continué matando y regrese a su lado. Hace lo mismo con todos los que confían su vida en él.
-pero los serializa.
-para cada nación. Heero no toma partido de nadie. Es una política de su empresa. Gundam no apoya la guerra a favor de nadie, pero venderá armamento a quien lo compre y este cumpliendo las reglas que impone la ONU. Hay otras empresas que desarrollan armamento interior, empresas paramilitares que sus mismos países mantiene en secreto para tomar por sorpresa a sus oponentes. Treize, esto es un caos. Explicarlo todo me llevaría demasiado.
-¿las armas son para cuidarse?- preguntó poco convencido.
-para salvaguardar. Incluso la guerra es para proteger, aunque su existencia en si sea una contradicción. ¿en que trabaja el padre de tu compañero?
-Ribbons te fue con el chisme.- se quejo
-¿por qué otra razón te estaría explicando nuestro trabajo?
-el padre de Bryan, trabaja de abogado. Peri, pecurhy - trato Treize de recordar el bufet en donde trabajaba el señor - ¿pez?
-Reprhecushyon - reconoció Duo - una firma comandada por Saiji Crosoard. El hombre perdió a su esposa en un ataque unilateral con un Gundam. Tú Ada fue demandado por la venta. Tiempo después, Saiji perdió a su hermana con una nueve milímetros en la calle, ella era reportera. Cubría el evento desafortunado de un desquiciado que abrió fuego en plena vía publica. Heero también fue demandado, pues la nueve milímetros llevaba el sello de pertenecer a Gundam.- le inventó Duo con rapidez. La hermana de Saiji fue asesinada porque estaba investigando cosas que no debía con respecto de Gundam, más objetivamente hablando, investigación de él mismo. Pero a cara a la prensa, esa fue la coartada usada - Fue incomodo discutir la utilización de un arma y las formula que hay que llenar para adquirir una. Gundam termino por reforzar la seguridad a la hora de adquirir un arma. Treize, no quiero seguir enredándote.
-no lo haces. El señor Saiji culpa a papá de las muertes de ellas, ¿verdad?- Duo asintió. Nunca imagino que Saiji inscribiera a su hijo en la misma escuela que Treize.- ¡pero papá no tiene nada de culpa!
-no Treize, Heero es tan culpable como el que jala del accionador. Heero es tan responsable como yo, cuando acciono mis misiles de Death. Heero es parte del ejecutador, pues él crea las armas. Pero también, es el autor de las felicitaciones que les dan a los victoriosos, de los que ruegan agradecidos que sus familiares regresen a salvo. Porque cuando yo estaba en la guerra, antes de conocer a Heero, cuando solo Hee-chan tenia catorce años, Treize, ¡Heero solo tenia catorce! ¡Dios! No teníamos más fondos para financiar la guerra, Heero se deslindo de las ganancias, regalo el armamento: se encargo de que la comida llegara, que la medicina escasa alcanzara a alargar el infierno, apoyo con sus armas para darnos una fútil esperanza de que regresaríamos. Por eso Gundam se congracio tanto con los países. Porque Heero no distinguía. Ganándose de paso, la reprobación de muchos más, claro está. Pero para Heero, la vida no tiene precio.
-no tiene sentido
-los conflictos nunca los tienen. Treize, Heero es solo quién crea las armas.
-¿entonces, porque papá dispara?- y señaló a su papá en el suelo, aguantando las lagrimas con los antebrazos húmedos.
-hoy es el día mundial por la paz. Hoy la paloma blanca de las Naciones Unidas, vuela recorriendo al mundo. Heero dispara la cantidad de balas por muertos que logra conocer su nombre cada año. Representan sus extintas vidas y que él los tiene presentes. Hoy fueron pocos. Hay ocasiones en las que pasaba toda la tarde disparando.
Relena traía a Wu Fei. El pequeño Doncel traía un pantalón blanco, ligero y una camisa negra. Trowa lo llamaba el traje de combate de un travieso Doncel. Era el uniforme de la escuela de artes marciales Chinas a la que Trowa lo inscribió. Todo con tal de asegurarse que su hijo tuviera alguna actividad para distraerse. Música y caligrafía, no eran bunas materias desestrezantes, por el contrario: Wu Fei las aborrecía por la forma en la que su madre le insistía porque las aprendiera.
Ambos esposos esperaban en la sala. Heero les acompañaba. Platicaban amenamente. Duo bajo rato después, adulando al pequeño Wu Fei que prácticamente se deshacía en las faldas de su padre. No estaba muy acostumbrado a que le dijeran lo bonito que era. Heero apenas y alcanzaba a demostrar una media sonrisa, una mueca ínfima que desesperaba a Relena, por lo seria que se veía.
En cuanto Treize se les acerco, embutido en su traje con corbata incluida, detallo que los señores Barton usaban un pañuelo negro de luto, pero se engalanaban con guantes blancos. Una señal extraña para una cena. Fue que recordó que su Ada si estaba de luto; Treize sonrió abiertamente, gratamente agradecido con los señores Barton por ser los mejores amigos de sus padres. No existían personas que los entendían de mejor manera. El negro era confianza, pérdida y el blanco, paz y frialdad. La combinación ambivalente de lo que conseguir la paz significaba para alguien como su Ada.
A modo de correspondencia, Treize fue directo hacia Wu Fei,. Saludándolo como correspondía para un Doncel, besándole el dorso de la mano, e invitándolo a pasar al comedor colgado de su brazo: sorprendió a sus padres que no recordaban haberle enseñado la etiqueta anticuada.
-curioso - dijo Trowa
-exagerado - opino Duo - Wu Fei lo merece, Relena, no me mal entiendas. Es solo que, bueno: Treize es demasiado pequeño para comportarse como un viejo estirado
-civilizado, querrás decir Duo - le pico Relena
-estirado - volvió a remarcar con aire dramático. Heero rodó los ojos. El que Treize iniciara a comportarse de forma caballerosa no debería de erizarle a Duo. Tendría que estar feliz porque su hijo no fuera ningún patán.- lo único que me falta es que Treize se comporte igual de parco que Heero. Tener a dos desalmados témpanos de hielo en la comida, es tan aburrido. Nunca hay de que platicar.
-Duo - advirtió Heero. Duo lo abrazo y le dio un pico en los labios. Notando de inmediato la mueca apretada de Trowa.- vayamos a cenar.
Ambas parejas veían entretenidas la forma en la que Treize atendía a Wu Fei. Treize le había apartado la silla para que se sentara con comodidad, le había pasado la servilleta y sentado frente suyo para que pudieran seguir conversando. La mesa de solo ocho lugares, parecía algún sitio en donde los pequeños trataban de cortejarse sin ser consientes de ello.
Wu Fei acepto la copa de zumo con un ligerísimo toque de vino de futras que les dieron los adultos. Incluso el mismo Treize le sugirió solo una copa a Wu Fei, pues alego que un Doncel no podía perder el decoro; ante lo dicho, a Duo le ardieron las mejillas de pena ajena y frustración, su único hijo seria un rompe corazones de los peores. Y uno muy taimado, pues el muy chucho, ya repetía copa.
-de seguro, mañana no recordara nada.- dijo Heero - Treize no aguanta el alcohol
-una lástima - admitió Relena - Wu Fei se va a estudiar al extranjero. ¿te acuerdas Heero que te dije que estudie en Santa Lucia? - Heero asintió - creo que es el mejor lugar en donde le educarán. Ya parece todo un hombrecito, con esas clases de karate a las que Trowa lo lleva.- el susodicho alzo los hombros.- incluso hoy en el preescolar le busco pelea a dos niños.
-Wu Fei solo defendía a una de sus compañeritas, a una tal Sally..- recalco Trowa. Duo asintió convencido. Wu Fei no se veía que fuera un buscapleitos - no le encuentro lo malo
-ningún hombre lo querrá si parece
-discutamos otra cosa - se metió Duo - a Treize no parece importarle que Wu Fei quiera escalar el árbol y retarlo a hacerlo, alegando que es un gallina que teme ensuciarse.
-¿qué? - dijo Relena
-digo que a Treize no le importa demostrarle a tu hijo, que puede hacer las mismas cosas que él.- señalo entonces a los niños que se fueron a escondidas, y que se veían perfectamente por la ventana. Escalando un árbol enorme - apuesto el quince por ciento de las acciones que me pertenecen en Gundam, a que estos dos terminan juntos.
-¡¡Duo!! - regañaron al unísono Heero y Relena, yéndose apurados hacia sus retoños que reían en la copa del árbol.
Duo aprovecho ese momento para servirse otro trago de Vodka, en lo que el mismo Trowa le seguía el ejemplo con un Güisqui. La noche era relajante, estimulante: perfecta para poner los puntos ortográficos perfectos en la tensa relación que estaba desarrollándose a escondidas de dos jugadores con los roles femeninos.
-espero que nunca le digas a Heero, lo que sientes por él. Me enojaría mucho verlo sentirse mal por Relena. - comento Duo como quién no quiere la cosa. Sonando calmado para alguien de su talla.
-¿celoso? - le regreso Trowa en el mismo tono sereno. Deslizando la lengua en el líquido amarillo. Ámbar, del tipo oro que embriaga los sentidos hasta embutirlos en un circulo de penas pasajeras - nunca te vi como alguien inseguro, Duo.
-no juegues juegos demasiado grandes para ti Trowa. Es en serio. Mi paciencia tiene un límite.
-la mía igual - Duo bufo molesto. El brillo asesino le destellaba en los ojos, Trowa agradeció que todavía fueran camaradas, y que Duo no haya detectado ninguna intención real de seducir a Heero: de lo contrario ya se veía muerto.- no pienso destrozar a tú adorada familia. Quisiera decir que trabajaste duro para obtenerla, pero como no es verdad, solo estaría traicionando a mi conciencia.
-tienes a una esposa que te ama.
-te confesare algo, el alcohol me ha aflojado la lengua - Trowa sonrió, Duo le paso la botella de Vodka. Siempre encontró en Trowa a un amigo de copas. No importaba que estuvieran peleándose por el mismo Doncel, tampoco que discreparan en muchos asuntos: lo que hacia valedera la amistad extraña que se tenían, era el respeto de reconocer al otro como un rival que se merecía ser golpeado de frente.- Wu Fei no es mi hijo. No se lo digas a Heero.
-¿por qué no? Estoy seguro que a Hee-chan, le darías ternura por la forma en la que tratas al pequeño y la manera en la que has perdonado a Relena.- hipo. Eructando groseramente sin taparse la boca.- ¿qué estoy diciendo? Tendría que sacarte a patadas de mi hogar, en vez de decirte que mi esposo te reconfortaría de saber tu miserable historia y acción buena del siglo. La única que tendrás en la vida, de eso seguro.
-ni así Heero lo descubriría. Ni aunque siga apoyándolo, o ayudándolo: ofreciéndome incuso a cubrirte las espaldas Duo. Heero es demasiado cruel.
-haces lo que hace un amigo. Hee-chan nunca te vera de esa manera romántica. Quizás es por eso que me animo a hacer estos chistes.- Trowa volvió a asentir.- pero me gustaría que te le alejaras.
-notaria de inmediato la separacion....deseo que pase desapercibida. Lo haré en su momento Duo. Lo haré de forma lenta.
-¿de quién es hijo?
-ni idea - alzo los hombros. Relena le exigía a Wu Fei bajar junto con Treize, que se ocultaba en una frondosa rama para saltarle encima y de sorpresa a Heero.- supongo que de un tal Li Wei. Hermano de una mujer, una perra a la que Ribbons abofeteo en una ocasión.
-la recuerdo - concedió Duo -no tiene mal gusto Relena. El chino y tú, son la prueba viviente.
-tienes un asqueroso sentido del humor.
-hablo en serio Trowa.- Duo volvió a reírse, soltando una carcajada usual en él.- los conservacionistas piden las cabezas de los tenientes y comandantes; exigen por vez primera juicios en contra de la humanidad. Mi nombre aparece muchas veces.
-¿Heero lo sabe? - le contesto nada impresionado por el cambio brusco de conversación.
-no quiero preocuparlo.
-por eso esperaras hasta que el ejercito llegue a arrestarte a las puertas de tu hogar, despertando a tu hijo: teniendo un montón de reporteros a las afueras de las verjas esperando fotografiar la angustia de Heero: suena lógico que no quieras causarle un mal sabor de boca.
-si lo dices así, suena mal.- Trowa no presto atención al puchero que Duo hacia, inflando sus mejillas al punto de parecer un niño inocente demasiado crecido: en vez de la escoria humana cruel que era - tengo que hallar el momento.
-saldrás bien librado. Como es la costumbre desde que te enlistaste.
-no temo que me hallen culpable de las decisiones de los presidentes, o de los congresistas; sino que temo por mi familia.
-les taparemos los oídos - Duo asintió feliz de poder contar con Trowa, de saber que Barton cumpliría con su palabra de cuidar de Heero.- a Treize y a Heero.... Ninguno nunca sabrá que has estado peleando de forma paramilitar.
-gracias.
-las masacres de Irlanda, Sudamérica y la extinción de Oojuadojuua: junto con los ataques a los satélites espaciales de L4 y L2, no serán pronunciadas frente a ninguno de ellos. Por mi vida que cuidare tu impoluta imagen. - Trowa apretó los dientes, simulando seguir bebiendo de su trago. Hacerle tal favor a Duo era demasiado.- tus horrores serán solo nuestro secreto.
-podría llegar a enamorarme de ti - Trowa se sonrojo por segunda vez en lo que llevaba conociendo a Duo. Sus bromas era desubicadas y estrafalarias - sino estuviéramos perdiendo la cordura por Hee-chan.
-y la identidad
-la salud
-la calma de no añorarlo mientras beso a Relena.
-demasiada información, amigo - y ambos se echaron a reír.