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Usurpador por Ori_aiko

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Notas del capitulo:

Two shot escrito para la comunidad de LJ 30 vicios.

Disclaimer: One Piece no me  pertenece bla bla bla, tampoco los personajes bla bla bla.

 

Usurpador (parte I)

 

Abrió los ojos sintiendo aún el peso del sueño en sus párpados. Se limpió los restos de babas que le habían quedado en la cara tras una corta noche de sueño. Los siete tripulantes del Going Merry habían pasado una intensa velada de festejo por su regreso de Skypea y su merecida victoria en el Davy Back Fight.

Se estiró en su hamaca con una gran sonrisa en la cara. Esa sonrisa de niño pequeño que sólo él podía hacer tan auténtica.

Ya no quedaba nadie en la habitación de los chicos. Debían estar todos desayunando. Se levantó a toda velocidad intentando reprimir sus ganas de pedirle comida a Sanji a gritos.

Mientras corría hacia la cocina se reía recordando las estupideces de la noche anterior y estaba contento ante la expectativa de vivir otro gran día de aventuras.

¿Un gran día? No. Aquella fatídica mañana no fue, ni por asomo, un gran día. Al menos no lo fue para Monkey D. Luffy.

El aspirante a Rey de los Piratas miró horrorizado el panorama que se extendía ante sus ojos. No podía creerlo. No estaba. No había ni rastro de ello. Era imposible.

Con el pulso acelerado y las pupilas contraídas buscó frenéticamente en la cocina aquello que estaba buscando; aquello que tanto ansiaba y necesitaba…

El desayuno.

Con una mezcla de desesperación y enfado se puso a gritar como un loco llamando al cocinero de la tripulación, que también parecía haber desaparecido, no sólo de la cocina sino del barco.

- ¡SANJIIIIIIIIIIIII!

Nada. No recibía contestación.

- ¡SAAAAAAAANJIIIIIIIIII! ¡COMIIIIIIIIIDAAAA!

Luffy se rascó la cabeza confuso. ¿Dónde se había metido todo el mundo? Buscó por todo el barco, hasta en los sitios en los que sólo alguien con una edad mental de 5 años buscaría.

Buscó dentro de los barriles del almacén; entre los mandarinos de Nami; incluso se asomó al interior del cañón por si sus nakama se habían escondido ahí. También quiso mirar en la nevera pero el sistema de seguridad que el rubio había puesto en ella era demasiado sofisticado así que desistió antes siquiera de intentarlo.

Derrotado, Luffy se sentó en el suelo cruzado de piernas y brazos. Si le estaban gastando una broma, no le hacía ninguna gracia. Lo primero era desayunar. Antes de las aventuras tenía que llenar su estómago sin fondo.

Pensó que debía probar a llamar una vez más a su cocinero de a bordo así que reunió todo el aire que pudo en sus pulmones (que, dado que Luffy es de goma, eso es mucho aire) y volvió a la carga.

- ¡SAAAAAAAAAAAAAAAAANJ…!- el grito se tuvo que quedar a medias. Recibió tal golpe en la cabeza que casi se arranca la lengua de un mordisco- ¿Eh? ¡Nami! ¿Por qué me pegas?

La pelirroja navegante había aparecido de la nada y le miraba de una forma que sólo podía inspirar miedo.

- ¿Tú eres imbécil? ¡Deja de gritar de una maldita vez! ¡Se te oye en todo el Grand Line!

- Nishishishi- el moreno rió inocentemente; había tomado el comentario de su nakama como un elogio… - Oye Nami, ¿dónde os habíais escondido? ¡Tengo hambre!

La chica señaló con el pulgar hacia la puerta abierta del almacén y, más concretamente, a la trampilla que bajaba hasta el cuarto de las chicas. Jamás se le habría ocurrido buscar allí ya que tenía terminantemente prohibido poner un pie en esa habitación.

- Estamos todos ahí…- la expresión de Nami cambió de enfadada a triste en apenas un segundo pero Luffy no lo advirtió- Vamos, baja. Ahora no es momento de comer.

- ¡No, Nami! ¡Quiero desayunar! – Se quejó como un niño pequeño- ¿Dónde está Sanji?

- Sanji no puede cocinar, así que olvídate de desayunar hoy.- A pesar de sonar autoritaria la voz le temblaba un poco - Luego me encargaré yo de preparar algo de almuerzo.

- ¿¡Quéeeeeeee! ¿Cómo que Sanji no puede cocinar?

- Está enfermo. – dijo tajantemente mientras le arrastraba hacia la habitación.

- ¿Enfermo?

- Sí, algo le pasa en los pulmones.

- ¿En los pulmones?

- ¡Deja de repetir lo que digo, joder!-la pelirroja paró un momento y le asestó otro de sus mortales golpes a la cabeza del capitán- Chopper le está revisando. No tiene buena pinta.


El ambiente en la habitación de las chicas estaba enrarecido. Se podían respirar el nerviosismo general y la preocupación en el aire.

Cuando Nami bajó acompañada de Luffy, todos se giraron hacia ellos y saludaron al capitán con una ligera inclinación de cabeza, para volver a centrar su atención en el examen médico del cocinero.

Lo cierto era que Sanji no tenía buen aspecto. Estaba pálido y jadeaba de dolor mientras el pequeño renito le auscultaba. Tenía la frente cubierta de sudor y respiraba con dificultad.

Cada pocos segundos le atacaba una tos seca y persistente que hacía que Usopp pusiera cara de horror.

Tras un par de minutos examinando el tórax desnudo del cocinero, Chopper se giró hacia sus nakama con el ceño fruncido. Dejó el estetoscopio a los pies de la cama dónde habían acomodado a Sanji y comenzó a hablar sin permitir que la voz le temblara. Era un doctor muy competente y sabía mantener la compostura cuando la ocasión lo ameritaba.

- Es un neumotórax. – observó las caras de sus compañeros y comprendió que debía explicar lo que eso significaba – Es decir, hay aire en uno de los pulmones de Sanji, en la membrana que recubre el pulmón.

- ¿Es grave?- A Usopp aquella palabra le sonaba a enfermedad terminal más que a cualquier otra cosa.

- No demasiado.- Chopper empezó a recoger su material médico- Tengo que hacerle una punción pleural. Con una aguja extraeré el aire que tiene dentro. Con eso y reposo debería estar recuperado en un par de días.

- ¿Y es normal que le ocurra algo así a cocinero-san?- Robin sentía una mezcla de fascinación y curiosidad por los conocimientos médicos del reno.

- Si. Es común que afecte a hombres jóvenes y delgados. Pero eso no es lo que me preocupa…

- Es la causa ¿no? – Nami había dado en el clavo.

- Exacto…- Chopper se sentó en el suelo para explicarles el asunto a sus compañeros- Seguramente se deba a que ha recibido un golpe fuerte en el tórax y eso ha causado la acumulación de aire en la membrana.- Casi todos los presentes dirigieron la mirada hacia Zoro, que se mantenía apoyado en la pared con expresión tranquila – Pero está empezando a subirle la fiebre y podría tratarse de alguna enfermedad infecciosa... – Suspiró largamente deseando poder hacer algo más para aliviar el dolor de su nakama- Voy a esperar a ver cómo evoluciona antes de dar un diagnóstico. De momento le daré analgésicos para el dolor.

- ¿Cuánto tiempo estará así?- el espadachín habló por fin aunque lo hizo sin mostrar demasiado interés en el estado del enfermo.

- Eso depende del diagnóstico. Nunca he hecho una punción pleural así que voy a estudiar el método antes. Pero si después de sacar al aire sigue sin mejorar tendré que hacerle más pruebas.

- ¡Chopper, eres increíble!- Usopp y Nami se abrazaron al renito henchidos de orgullo.

-¡No voy a ser feliz porque me digáis eso, cabrones!- como de costumbre, su cara radiante decía todo lo contrario. Tras recuperar la compostura dejó unos pequeños sobres de medicina encima del escritorio- Esto es por si le sube la fiebre antes de la operación.- al ver las caras preocupadas de todos, sonrió todo lo alegremente que pudo- No os preocupéis, sea lo que sea, con medicamentos y estricto reposo pronto estará bien.

Todos se encontraron más calmados tras las breves y precisas palabras del doctor.

Aprovechando que el ambiente se había animado un poco, la navegante les hizo sentarse y comenzó a dar instrucciones sobre lo que cada uno debía hacer mientras el cocinero estuviera impedido.

Inmediatamente todos se pusieron a debatir sobre el reparto de las tareas del cocinero. En ese momento se dieron cuenta de la cantidad de responsabilidades que tenía y de que cumplía con todas ellas con rigor y sin que una sola queja saliera de sus labios.

Tras una breve discusión y un par de golpes que la navegante utilizó para "convencer" a algunos de los tripulantes, la división del trabajo estaba hecha. Sólo faltaba que alguien se encargara de cuidar, o más bien vigilar, al cocinero.

Lo más lógico habría sido que lo hiciera Chopper pero iba a estar ocupado estudiando la intervención y preparando las medicinas que Sanji debía tomar mientras estuviera enfermo.

Usopp iba a proponer que hicieran turnos para cuidar de Sanji; al fin y al cabo era lo más lógico. Pero alguien se le adelantó con una propuesta un tanto diferente.

- Yo me encargo.

Todos se giraron y miraron estupefactos al espadachín. Debía haber perdido la cabeza para proponerse voluntario para algo así.

- ¡De ninguna manera! – gritó la pelirroja señalándole con el dedo índice- ¡Conociéndoos, empezaréis a pelearos en cuanto Sanji-kun esté consciente!

Zoro la miró con las cejas alzadas. Él no era del tipo de persona que tomaría ventaja en una situación así. No tenía intención de volver a pelear con el cocinero hasta que estuviera en perfecto estado. Era una cuestión de honor.

- Muy bien. ¿Crees que tú podrás retenerle en la cama? ¿Por cuánto tiempo? ¿Un día? ¿Dos? Sabes de sobra que en cuanto tenga la oportunidad va a intentar levantarse.- el espadachín hablaba con conocimiento de causa. Estaba más que seguro de que el muy imbécil querría levantarse y ponerse a trabajar cuánto antes.

- …

- Eso es cierto. Sólo Zoro es tan bruto como para obligarle a quedarse en la cama hasta que se recupere…. – pensó en voz alta el tirador de la tripulación. Al ver que el aludido le estaba mirando con cara de pocos amigos se apresuró a rectificar - ¡…Br-Bru-Bruto en el buen sentido, Zoro-kun!

- Bueno, pensándolo bien, así por lo menos harás algo de utilidad… - reflexionó la navegante tocándose la mejilla con el dedo índice

- Tsk… lo que tú digas.- le respondió Zoro con indiferencia.

- Peeeeeero….- añadió Nami con una mueca de felicidad- Por cada golpe que reciba Sanji-kun mientras está enfermo te haré pagar 100.000 berries.

- ¡Bruja rastrera…!- el espadachín intentó quejarse de esa injusta decisión pero Usopp le dio una palmadita en la espalda haciéndole ver que no importaba lo mucho que replicase; Nami siempre sería Nami.


Abrió los ojos recibiendo aquella oleada de luz que le obligó a volver a cerrarlos. No sabía cuánto tiempo había estado inconsciente pero al menos ya no le dolía tanto el costado. Chopper habría cumplido bien con sus funciones de médico, eso no lo dudaba. Pero aún le costaba respirar y le dolía cuando intentaba hacerlo profundamente y esa sensación de tener calor y frío al mismo tiempo le daba ganas de vomitar.

Aún con los ojos cerrados intentó incorporarse pero una mano en su hombro le impedía que se moviera de su posición.

Haciendo uso de todas las fuerzas que tenía en ese momento agarró la mano que le había frenado y abrió los ojos para mirar a su dueño. No sabía por qué, pero no le sorprendía que fuera el imbécil del marimo.

- No me toques, espadachín de mierda.- apenas reconocía esa voz débil y desgarrada que salía de su propia garganta.

- Tú no te muevas cocinero.- Zoro se soltó del agarre de Sanji y se sentó en el suelo a una distancia prudencial de la cama- El doctor ha dicho que guardes reposo.

Sanji observó con curiosidad la cara del marimo. Parecía que algo le estaba molestando pero no sabría decir con exactitud de qué se trataba. Seguramente era porque le habían obligado a "cuidar" de él…

- ¿Qué me pasa?- preguntó el rubio llevándose una mano al pecho. Sentía una extraña opresión bajo las costillas.

- "Neumonosequé"

- ¿"Neumonosequé"?- Sanji parecía divertido por la respuesta del peliverde. Hasta esos extremos llegaba su estupidez.

- Tienes aire en un pulmón.- respondió por fin reflejando seriedad en su mirada.

- Anda marimo, ahora nos parecemos en algo…- dijo el cocinero intentado controlar su sonrisa- Yo tengo aire en un pulmón y tú lo tienes en la cabeza.

Zoro apretó los puños con fuerza conteniendo las ganas que repentinamente le habían entrado de asesinar al cocinero. El muy idiota aún tenía fuerzas para meterse con él. Se relajó un poco al darse cuenta de que eso era una buena señal.

- ¿Y te han dejado de niñera? Pobre marimo-kun…- Sanji seguía burlándose de su nakama e intentaba que su voz sonara todo lo sarcástica y burlona que podía.

Como si el destino le hubiera castigado por sus malas intenciones para con Zoro un ataque de tos le dejó sin respiración y apretándose el costado izquierdo presa del dolor. Eran como malditas puñaladas.

- Será mejor que cierres la boca, cejas de sushi.- a pesar de que sus palabras aparentaban ser duras, su tono de voz era neutral. Se levantó y se acercó al escritorio de Nami en silencio. Tras servir un poco de agua en un vaso que alguien había dejado allí fue hasta la cama y se lo tendió al cocinero- Por mucho que me provoques no voy a entrar al trapo.

Sanji aceptó de mala gana el vaso de agua que Zoro le ofrecía y bebió de él con expresión contrariada. ¿Ni siquiera podía molestar al marimo? Le esperaban unos días de recuperación eternos…

- Oye cabeza de alga, ¿cuándo te relevan?- le preguntó con fastidio tras un largo silencio.

- ¿Relevarme?

- Qué cuándo te vas a largar y van a venir Nami-san y Robin-chan a cuidar de mí.

- Ah, eso.-Zoro se puso en su posición habitual de dormir; apoyado contra la pared con las manos enlazadas tras la nuca- No van a venir.- Antes de que el cocinero pudiera replicar, añadió- Nami y Usopp se encargarán de cocinar mientras tú no puedas y Robin y Luffy limpiarán la cocina.

- ¿Y Chopper?- preguntó Sanji manteniendo una pequeña última chispa de esperanza.

- Está ocupado con tus medicamentos.

- ¿Y entonces tú…?

- Me encargo de vigilarte.- el espadachín terminó la frase por él.

Sanji no sabía qué era lo peor de todo. Si tuviera que elegir entre ver a Nami-san teniendo que cocinar por él, encontrarse la cocina destruida tras la "limpieza" de Luffy o tener que soportar pasar las 24 horas del día con el marimo… era una elección difícil. El primer puesto se lo disputaban sin duda Luffy y el cabeza de alga.

Por su propia salud mental tenía que recuperarse cuanto antes.

- Qué he hecho yo para merecer esto…- suspiró dramáticamente el rubio conteniendo un quejido de dolor.

- Ser un capullo sin remedio.- respondió Zoro, sólo por fastidiarle un poco. Que no fueran a pelear no significaba que no pudiera meterse con él.

- Era una pregunta retórica, imbécil.

Iba a seguir insultándole para desahogarse y así al menos sentirse un poco mejor pero comenzó a encontrarse realmente mal. El dolor del costado estaba regresando y cada vez le resultaba más difícil respirar. Por no hablar de los sudores fríos.

Zoro se dio cuenta y se levantó del suelo ágilmente para acercarse con cautela a la cama, como si fuera la jaula de algún animal salvaje y peligroso.

Comprobó que el cocinero no estaba fingiendo para molestarle. Las perlas de sudor corrían por su frente y se le habían empezado a sonrojar las mejillas.

Adelantó una mano y la dejó a escasos centímetros de la frente del cocinero. Incluso a esa distancia podía sentir el calor que emanaba. Sanji tenía los ojos cerrados con fuerza a causa del dolor y la boca entreabierta, en un vano intento de coger aire. Gracias a ello no pudo ver cómo las mejillas del espadachín se coloreaban también, aunque no precisamente por la fiebre.

El peliverde se mantuvo así unos segundos, con la mano en el aire, dudando si debía tocar esa piel ardiente o no. Finalmente decidió hacerlo, sólo por asegurarse de que realmente tenía tanta fiebre…

Cuando Sanji sintió el contacto de la áspera mano en su frente no pudo contener un pequeño, un mínimo gemido de placer. Aquella mano le parecía estar tan fría… era un verdadero alivio.

Abrió un ojo con esfuerzo esperando ver una expresión maliciosa o de burla en la cara del espadachín pero en lugar de eso, parecía… preocupado.

Y realmente lo estaba. La fiebre del cocinero era mayor de lo que parecía en un principio. Estaba literalmente ardiendo.

Alejó la mano de él y fue de nuevo al escritorio, esta vez a buscar el termómetro.

Cuando volvió a estar frente a él se quedó inmóvil. Tenía el termómetro en la mano y miraba alternativamente el objeto y el cuerpo de Sanji.

- Mira que eres… tonto, marimo- jadeó el rubio con esfuerzo- se pone debajo de la axila.

- Eso ya lo sé.- respondió el otro con fastidio. Tenía suerte de que el color moreno de su piel ocultaba bastante bien su sonrojo. Porque se había descubierto pensando que el termómetro también se podía poner en la ingle e imaginarse poniéndoselo al cocinero en un lugar así… le causaba una sensación extraña.

Finalmente le puso por fin el dichoso aparato y esperó unos segundos en silencio intentando sacar de su cabeza esa imagen que parecía haberse quedado grabada a fuego. Cuando recuperó el termómetro no pudo ocultar ya su preocupación.

El maldito chisme marcaba algo más de 40°…

Como siempre que ocurría en las situaciones de "emergencia", Zoro reaccionó rápido. En apenas unos segundos ya había disuelto la medicina en el agua y extendía el vaso hacia Sanji.

El rubio le miró suspicazmente pero al final aceptó de nuevo el vaso y bebió todo el contenido de un trago a pesar del asqueroso sabor que tenía. No es que creyera que el marimo fuera a envenenarle o algo así… simplemente le resultaba demasiado raro verle tan atento.

Era demasiado extraño que cuidara de él con tanto empeño, sin quejarse y sin soltar ningún comentario mordaz Aunque era lo que se esperaba de alguien en su situación… Zoro no… el marimo no solía ser así.

Cerró los ojos de nuevo queriendo caer profundamente dormido hasta que la fiebre se esfumara. Quería soñar con un campo verde; un enorme campo de hierba verde totalmente vacío. No sabía por qué pero quería soñar algo así…

Notas finales:

¡Continuará en el capítulo 2!

Ya sabéis, críticas, tomatazos, ánimos, lo que queráis... en los RWs!

Nos leemos en el capítulo 2!

Aiko.


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