Tocaron a la puerta, de una manera no tan fuerte pero audible en aquella solitaria casa.
Un castaño escuchó aquel sonido, se incorporó y se sentó en su cama, como esperando que volvieran a tocar para abrir. Tocaron por segunda vez. En el rostro del bajo chico se formó una sonrisa maliciosa. Se incorporó por completo, encendiendo la luz de una pequeña lámpara que estaba sobre una mesita de noche.
Caminó por un pequeño pasillo, ahora sentía los golpes con más insistencia. Por fin abrió la puerta, dejándose ver a un chico de cabellera rubia y de una peculiar bandita sobre su nariz.
-hasta que abres, enano- lo miró alzando una ceja mientras se aproximaba bruscamente hacia el menor. – ¿estás muy necesitado, Rei-chan? – habló con un deje de inocencia mientras el rubio cerraba de un portazo la puerta de fina madera y arrinconaba al castaño.
-creo que el necesitado es otro…- sensual le habló rozando sus carnosos labios, mientras veía como el pequeño lo miraba atento con una risita juguetona. –tú me llamaste, ¿no?- continuo, mientras besaba el blanquecino cuello del chico y este, suspiraba sintiendo aquellos húmedos besos. –Y tu… de inmediato acudiste… ¿no?- hablaba con dificultad producto de las sensaciones que le producía el de bandita.
-¿de verdad estas solo?- ignoró lo que le había preguntado el castaño. –Obvio, aunque… si mis padres estuvieran, me daría lo mismo- respondió seguro abalanzándose a los brazos de su amigo devorando sus labios con deseo. –eres un puto, ¿lo sabías?...- cortó el beso busco dejando a ambos respirando con dificultad.- si, Aki, como tu digas… - intentó ignorar eso, ahora no estaba para pelear, solo quería hacerlo. Rápidamente fue sacando el saco del rubio, seguido de una camisa la cual quedo tirada en medio de ese pasillo. Ruki devoraba y tocaba con ansias al mayor.
Llegaron al a habitación del castaño, este recostó a su amigo en esta y se posiciono sobre él mientras mordisqueaba sus tetillas y sentía al rubio gemir levemente.
-mm… Rei-chan- entrecerraba sus ojos al sentir como el mayor acariciaba su redondo trasero por sobre su ropa. –mierda, no me digas así…- dijo jadeante mordiéndose su labio inferior, mientras que el pequeño se movía sensualmente simulando embestidas. – ¿por qué no, Rei-chan…?-
-¡mierda! ¡¿Te haces el idita?!... – dijo en un gruñido sintiendo como sus miembros, que aun no estaban descubiertos, se rozaban exquisitamente volviendo locos a ambos. –ay, cariño… el problema es que… te gusta que te hable como pendejo inocente, pervertido de mierda- descendió para comenzar a acariciar al pene de Akira por sobre su ropa, luego desabrochó sus obscuro jeans metiendo su mano y sacando el creciente miembro de este. –mgh…- bufó intentando reprimir algún gemido. No podía negar que ese condenado enano lo sabía volver loco aunque lo odiara la mayoría de las veces, pero en cuanto a sexo se tratase, él si sabia como volver demente a cualquiera.
Masturbó el miembro de Akira mientras veía como este intentaba controlar cualquier tipo de reacción, pero sus rostro mostraba señas que de verdad le estaba gustando lo que le hacía, aunque ocultara sus gemidos de aquella manera.
Ruki masturbaba a su amigo de una manera delirante, lo hacía lento y torturante, pero de vez en cuando aceleraba el ritmo y cuando sentirá que el mayor se iba a venir solo calmaba el vaivén, le gustaba jugar de esa manera, sabía que el mayor se desesperaba, y la verdad le gustaba que se pusiera así.
-mierda, Ruki… a…mgh! –no alcanzó a decir más cuando sintió que el menor se engullía aquel ya húmedo miembro a sus boca, lo mordisqueo un par de veces haciendo que el mayor se retorciera de dolor y placer. -¡aah! Mgh…- en un contenido gemido se corrió el de la bandita. Ruki se lamio seximente sus labios quitando algún rastro de semen de su amigo. El Rubio yacía jadeante, tenía los ojos cerrados, poco a poco Ruki, a orcadillas se fue acercando al rostro del Rubio, besó un par de veces su cuello y luego besó sus labios, fue un beso ferviente cargado de lujuria.
El más pequeño se fue desabotonado su blanca camisa, hasta que, sin cortar el beso se la quitó tirándola al suelo o donde cayera. Akira cortó el beso y comenzó a quitar el pantalón y la ropa interior del menor, con dificultad, hasta que logró quitárselos por completo, luego quitó el suyo con ayuda de su amigo.
El rubio rozó con uno de sus dedos aquella zona, la estrecha entrada del menor, fue un contacto sutil, pero Ruki gimió mientras levantaba un poco mas su trasero para sentir mejor ese contacto, apoyo sus manos en el pecho del mayo para ayudarse. –mm... Rei…-se retorcía de placer sobre el mayor.
El castaño quería, necesitaba mas contacto, se hico un poco más hacia atrás y con sus nalgas tocó el miembro semi-erecto del mayor, frotó el pene de su amigo con su trasero simulando se autopenetraba mientras gemía fuertemente sin pudor alguno. –mgh... Akira…- hizo su cabeza hacia atrás mostrando por completo sus rostro, su cabello húmedo por el sudor, sus mejilla sonrojadas, sus ojos entre abiertos, sus labios, sus hermosos y rojos labios que yacían semi abiertos, hacia que este pequeño se viera condenadamente sexi mientras movía sus caderas por sobre el miembro de su amigo.
Taka no daba más, tomó una botellita que estaba en la mesita de noche, bajo la atenta mirada del mayor. Tomó la mano del rubio, lamió unos dedos de este sensualmente mientras no dejaba de mover sus caderas, luego puso un poco del tranparente y viscoso líquido sobre los dedos previamente ensalivados. Ruki le dio una pervertida sonrisa al mayor recibiendo una sonrisa de la misma magnitud. Taka hizo sus caderas hacia delante y puso un dedo del rubio en su entraba habiendo lo gemir salvajemente mientras el otro lo penetraba.
Introducía y sacaba sus dedos, ya tenía dos adentro, el castaño ya no aguantaba mas, en un brusco movimiento quitó los dedos de su interior y luego introdujo el pene de Akira, sorprendiendo a este. – ¡ah! ¡Mierda! – gruño mientras apretaba sus puños sobre la cama.
Introdujo lentamente el miembro de su amigo en su interior mientras gemía. Sus gemidos era una mezcla de dolor con placer. Metió todo el grueso miembro del mayor, esperó un poco para acostumbrarse, moviendo sus caderas hacia delante y hacia atrás, dando de vez en cuando saltitos, los cuales hacían gemir a su amigo.
Reita ayudaba al castaño, moviendo sus caderas de arriba abajo penetrándolo bruscamente.
Akira, en un rápido movimiento hizo que Ruki se ganara abajo, tomo sus piernas las cuales el pequeño enredó en su cadera, el rubio volvió a penetrarlo certeramente y de una sola vez, embistió brutalmente al más chico haciendo que Ruki gimiera descontrolado, Akira tomo el miento de este y lo masturbó rápidamente y sin ninguna delicadeza haciendo que un ronco gruñido este se corriera sobre ambos vientres. – mgh...- se quejó al sentir como el pequeño se contraía haciendo que con un par de fuertes estocadas mas se terminara corriendo en el interior del castaño.
Cayó rendido sobre el menor un sin sacar su miembro dentro de este. Penetro un par de veces antes de salir de su interior escurriendo su blanca esencia en los muslos de Taka. –ngh...- jadeo bajito el castaño al sentirlo salir dentro de él. Ruki acaricio la rubia cabellara de Reita besando un par de veces su hombro mientras que con su otra mano se abrazaba a él, Akira no dijo palaba alguna, solo se levanto buscando de inmediato su ropa.
-Reita, ¿ ya te vas?- preguntó el menor mientras se apoyaba de sus codos para mirarlo. – ¿tú que crees? Mañana hay clases… - respondió fríamente. – pero… ¿no te quedas a dormir? – se sentó en la orilla se su cama mientras veía al mayor vestirse, Ruki se bajo de esta y se acercó al mayor con una sensual mirada se gano frente a él y le abrochó sus pantalones ante la atenta mirada del rubio, al terminar lo volvió a besar atrayéndolo hacia su cama donde ambos se tumbaron.
–Basta enano, me voy- dijo tajante mientras se separaba del cuerpo del otro, se terminó de acomodar su ropa.
– te acuestas conmigo mientras sales con… otro…- reprochó el castaño.
– Eso no es de tu incumbencia…- respondió mirándolo fríamente.
–ya… no deberíamos hacerlo más, mejor quítate las gana con él, yo… puedo ser muy puto según tu pero… igual tengo sentimientos, ¿sabes?- se sentó nuevamente en su cama mientras desviaba la mirada de su amigo. Akira recogió la camisa del menor, que estaba tirada en el suelo y se la aventó.
–Póntela, te puedes enfermar- dijo. – ¿sabes?, yo no soy el que se me abalanza encima y me pide a cada rato que nos acostemos- continuo.
– Lo sé…- respondió el más chico mientras se colocaba lentamente su camisa. –…Pero de todas formas nunca te niegas…-miró sus piernas escondiendo sus húmedos ojos.
–Me voy, y esto queda hasta aquí, no nos acostamos mas y… sí, estoy saliendo con alguien, me gusta, no le quiero hacer daño…- habló mientras caminaba hacia la salida. – y… a ti tampoco, somos amigos- se giró y lo miró por ultima vez, mas el castaño no lo miró, no quería mostrar su rostro, lloraba, mas él no sabía con exactitud porque, le gustaba acostarse con Akira, le gustaba tener sexo con él de igual manera nunca sabrá si de alguna forma le gustaba aquel el de la bandita, su amigo.
Escucho la puerta cerrase, miró hacia el pasillo y vio que su rubio amigo ya se había ido, se recostó nuevamente y se cubrió con una acolchada manta, cerró sus ojos y sintió que aun caían aquellas lagrimas, sonrió amargamente y con la manga de su camisa secó su rostro luego cayó presa de un profundo sueño, quizá mañana todo será normal y las peleas de cada día con su amigo Reita volverán como si nada.
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