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El regalo. por yuukiyuki

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Notas del capitulo:

Hmmm...hacía mucho que no publicaba nada, esto me hace feliz (D

Escribí la cosa en cuestión hace un par de meses...creo...no lo recuerdo bien ._., para... ¿un concurso? xDDD, tampoco lo recuerdo bien, el chiste es que hoy en la mañana lo encontré de nuevo y me dio por publicarlo.

Mientras lo releía una vez mas me pregunté varias cosas que seguramente se resolveran con los reviews que van a dejar ¿verdá? °3°

Era la primera vez que escribia algo asi y...bah, ya hablé mucho! gracias por puchungarle al titulo minasan n.n!

 

-¡Policía! ¡Que nadie se mueva!- grité en el preciso momento que pateaba la puerta ¡Siempre había querido hacer eso ^0^! ¡Pero no es momento de pensar en ello >.

4 cuerpos degollados, las respectivas cabezas en las parrillas de la estufa y Molly, tan nueva en este negocio que sus frágiles nervios no lo habían soportado, en cuanto vio a su doble corrió a refugiarse a sus brazos, temblando.

-Que el forense venga a ver esto- ordené, Jack asintió con la cabeza y salió en busca del susodicho.

-¡Jefe!- me llamaban, suspiré internamente, había de todo, menos rastro de aquella serpiente escurridiza. Asomé la cabeza a todos los cuartos sin llegar a hallar de donde me hablaban -¡Jefe!- se escuchó de nuevo, corrí a la entrada, donde habían formado un circulo alrededor de algo aparentemente interesante.

-¿Qué sucede?- Inquirí, nadie me respondió. Estaban realmente concentrados en ver lo que fuera que estuvieran viendo, al bajar la vista localicé el objeto de su interés, una pequeña puertita muy bien camuflada con el suelo, al inclinarme para revisar si esta se abría algo llamó mi atención.

-Soy solo yo o…-

-…Huele a vainilla- completó Haru mis palabras.

-Ábranla- pedí, Morgan, que había aparecido en algún momento sin su hermana y con las manos enguantadas abrió la puertecilla.

De inmediato un concentrado tufo a vainilla inundó la casa y aturdió nuestro olfato por segundos. Yendo yo por delante bajamos por las escaleras que se abrían frente a nosotros. Fueron 13 escaleras en total y al final de ellas había algo que agradecí Molly no hubiera visto.

La mayoría nos quedamos sin saber que decir. Morgan alcanzó a huir subiendo a toda prisa las escaleras, Jack no tuvo tanta suerte y terminó por vomitar en el suelo.

El chico estaba justo en medio del sótano, a su alrededor unas 50 velas aromáticas  difuminaban el olor a humedad que debía de haber existido e iluminaban de manera macabra el cuarto, se hallaba sobre una cama de pétalos blancos y su cuerpo desnudo se contorsionaba de manera grotesca, tanto que costaba creer que un humano pudiera doblarse de tal forma. Sus ojos pardos estaban perdidos en algún lugar lejano, dilatados a más no poder, y al notar nuestra presencia destelló en ellos un dejo de todo, conciencia, razón, vida que se desvaneció casi al instante y me dejó la impresión de no había existido en realidad.

Y entonces, aquel muchacho, aquel niño que a pesar de la sangre negruzca que escurría de todas sus heridas y los enormes moretones esparcidos por toda su piel lograba lucir como un quimérico ángel caído de inefable belleza estiró sus perfectos labios en una sonrisa escalofriante y se rió. Se rió. Y se rió.

Hasta que su risa retumbó en las paredes y se grabó con fuego en mi memoria.

-Traigan un médico….- logré –al fin- articular.

Me pidieron que fuera a descansar, yo me negué rotundamente al principio, cedí al final.

Morgan apostó a que no me necesitarían, Molly daba 5 horas antes de que volvieran a llamarme.

Eran las dos de la madrugada y un viento frío me azotó las mejillas al abandonar la casa, a las 7:15 mi celular me levantó del sillón en el que había terminado dormido

-Jefe- sonó la voz de Jack –errr… necesitamos ayuda con el interrogatorio.-

 

-x-

 

-¿Y bien?- pregunté al llegar, en mi mano extendida dejaron el recién creado expediente de aquel chico, al mirar la foto, seguramente apenas tomada no pude evitar mirarlo a él a través del cristal y pensar que no había punto de comparación, la cámara le quitaba todo su encanto, en aquella foto no se apreciaba el rojo encendido de sus cabellos, sus encantadoras pecas que casi parecían haber sido acomodadas, uno no notaba el color durazno de su piel ni percibía aquella apariencia de porcelana y seda conjuntas que esta tenía, el lente no había logrado captar los profundos que eran sus ojos ni todos los colores que los iluminaban. Jack, a mi lado, se aclaró la garganta y me obligó a poner los pies en la tierra.

-Hicimos que el médico lo revisara, tenía tanta droga en su organismo como para dopar a un elefante, el efecto se le terminó hace una hora mas o menos, los moretones se irán en unos días, tenía algunas heridas a medio infectar pero se las han curado, el doctor dijo que si lo hubieran obligado a retorcerse de aquella manera ya estaría muerto así que deducimos que solo es un chico muy flexible- resumió él.

-¿Deducimos?- repetí, Jack asintió dejando a la menor de las gemelas seguir.

-No es de este país y no es alguien tan relevante como para que merezca estar en nuestra base de datos, no encontramos papeles que lo identificaran, solo ha dicho su nombre y suponemos que es falso- terminó Molly

-No es nuestro trabajo suponer- dije yo bastante serio ¿Desde cuando mi equipo solo deducía y suponía? No era para lo que les pagaba…

-Lo sometimos al detector de mentiras y….- Morgan, que era la que ahora hablaba, dio un paso a su derecha y detrás suyo apareció el detector apagado y echando humo de algún lugar, ya decía yo que olía a quemado –Habla muy bien el idioma, le preguntamos si conocía o era pariente de las victimas, dijo que no y era verdad, preguntamos si le había secuestrado, dijo que si, de nuevo verdad, le preguntamos si sabía donde esta él, contestó que no, dijo la verdad, le preguntamos porque estaba en aquel lugar, porque no intentó huir, dijo “Lo amo” y la máquina estalló-

-Parece que sufre Síndrome de Estocolmo- añadió Haru, que recién llegaba y aparentemente había estado charlando con el psicólogo de la estación.

-Si ha estado tan cooperativo como me cuentan ¿Para qué necesitaban mi ayuda?- pregunté algo confundido.

-Queríamos ver si tu puedes quitarle “eso”- levante una ceja, expectante, ellos entendieron el gesto -Realmente se porto muy dócil, hizo todo lo que le pedimos, pero cuando le pedimos que soltara lo que trae en las manos enloqueció de repente y no lo quiso entregar por mas que lo amenazamos-

-¿Por qué no lo forzaron?- los cuatro miraron a través del cristal, yo hice lo mismo y, aunque no me pareció una razón lo suficientemente buena, la entendí: NADIE había querido hacerlo.

Enterado de todo aspiré hondamente, era hora de hablar con él. Al salir del cuarto contiguo a la sala de interrogatorios escuché el agudo pitido de la videocámara que anunciaba que esta estaba encendida y lista para grabarlo todo.

-Hola- le saludé al entrar, él, que miraba aquello en sus manos se giro a verme. Aquel par de ojos me escrutaron en silencio hasta que sentí que el chico estaba fragmentando mi alma y analizando cuidadosamente cada pedazo. Fui a sentarme frente suyo, Sus enormes ojos me siguieron a cada movimiento, en silencio, las cicatrices de color rosado resaltaban en su cuerpo y su rostro, el único totalmente intacto, lucía tan sereno, frágil, fino y perfecto que me hacia perder la respiración.

¡¿Y como rayos era posible que aquella sonrisa enferma de la que era poseedor le cambiara tanto la cara?! No era una sonrisa normal, era una mueca trastornada, psicópata ¡loca y demás sinónimos!

-Hola- correspondió el bello pelirrojo a mi saludo, su voz era como el trino de un bello pajarillo.

-¿Cuál es tu nombre?- pregunte lo más amable que pude

-Misha- contestó al momento –Misha Baleful, es un placer detective Tame…- aquello me tomo por sorpresa

-¿Virus te habló de mí?- pregunté algo alarmado ¿Y si había dejado al muchacho como una especie de mensaje? ¿Si solo era una distracción? El sonido de su risa rompió el hilo de sus pensamientos, el día anterior había sido un ruido siniestro, ahora era un sonido embriagante y musical.

-Ustedes los detectives- dijo, limpiando una lágrima causada por la risa –Siempre mirando al cielo cuando la respuesta esta a sus pies- ladeé un poco  la cabeza en señal de no entender su extraño comentario –Me refiero a trae un gafete con su nombre, detective, no tiene porque sacar raras conclusiones- tuvo la amabilidad de explicar –Usted y yo nunca nos hemos visto, ni hemos hablado, ni yo se nada de usted que no sea el hecho de que ayer entraría a esa casa buscando a alguien con quien quiere ajustar cuentas…alguien que, por cierto, ya no estaba ahí- El maldito en cuestión era uno de los criminales mas buscados, especialmente por mi, lo único que tenían en común sus crímenes era que cada uno era totalmente diferente, sin puntos de conexión entre ellos ni una razón especifica para ser cometidos, me costaba pensar que existiera alguien así, pero parecía que solo mataba por matar. No era que fuera algo imposible claro, pero…de cualquier manera…

No tenía rostro ni nombre, nosotros le llamamos virus, por decirle de alguna forma, nos parecía que se llevaban, él era idéntico a uno, enfermizo e indeseable.

-Y déjeme decirle algo mas detective- prosiguió hablando el pelirrojo –Este, al igual que los otros interrogatorios, carece de sentido, no se nada de quien buscan, cada que llegamos a un nuevo lugar me encierra en el sótano o en algún cuarto, siempre es así- explicó con una cara de boba añoranza

-¿Qué hacían ahí Misha? ¿Por qué mató a esa gente?- el niño se encogió de hombros

-¿Diversión?- respondió inocentemente -Esto es todo lo que sé desde el momento en que comienzan mis recuerdos, Sr. Tame: No tengo padres y no hay un solo papel que pruebe mi existencia, me crié en un circo ambulante y por eso es que puedo doblarme en las formas más extrañas, supongo que eso le gustó, me raptó un día como cualquiera, desde entonces voy a donde él va, así de simple- sentenció sacándome un poco de quicio su “simpleza”

-Dices que lo amas- comencé a decirle con voz de quien se está explicando cosas a si mismo -¿Aún cuando te drogó, golpeó y dejo atrás como basura?- ¡¿Tenía piedras en la cabeza acaso?! El muchacho volvió a reír

-¡Él no hizo nada de eso!- exclamó contento

-Entonces…- sus ojos se posaron en lo que tenía entre manos y lo observó por breves segundos casi con amor

-Su palabra es mi ley, Sr. Tame…si él lo ordena, yo lo hago- murmuró cual si fuera algo sin importancia y totalmente natural

-Si el también te ama ¿Porqué te pediría algo así?- pregunte sintiendo como el horror ganaba terreno dentro de mi ser

-Dijo que era una sorpresa para usted-  ¡Oh claro!

-¿Qué traes en las manos? Déjame ver- ordené ya falto de paciencia, su rostro, amigable hasta entonces, adquirió tintes de hostilidad, daba la impresión de que me saltaría encima si trataba de quitarle “eso”. Pero de inmediato volvió a estar tranquilo, aquella expresión enamorada le regresó al rostro para mi alivio.

-Es algo que hará que venga por mí, tiene que encontrarme si lo quiere de vuelta, sé que no debí y que quizás esté enfadado conmigo pero… me perdonará, ¿no lo cree?- inquirió mirándome a los ojos, tenía la expresión de un crío en el rostro y por poco me hace olvidarme de mi papel.

-Eso no me dice nada- repuse aclarándome la garganta, incómodo de su mirar –Déjame verlo- pedí de nueva cuenta. Sus manos de largos dedos de pianista se abrieron y pude ver un dedo índice, no tendría sino unas horas de haber sido cortado y se encontraba en proceso de descomposición.

 

UN     DEDO     ÍNDICE     MUTILADO

 

¡Grandioso! ¡No había ni pies ni cabeza en todo esto! Algo tan típico de esa sabandija… Controlé lo mejor que pude las distintas emociones que se arremolinaron en mi estómago al unísono.

 -Misha…tienes que dármelo…- de nuevo la hostilidad –Terminará pudriéndose si lo tienes solo así, yo simplemente quiero…- ¡obtener la huella digital! -…Ponerlo en un líquido donde se conserve en buen estado- El pelirrojo titubeó unos segundos.

 -Hágalo frente a mis ojos- No fui capaz de negarme. Tras media hora me entregaron el frasco lleno del líquido donde metería el dedo, cuando lo puso en mis manos mi cerebro dijo a mi boca “¡Ordena que se lo lleven!”, pero por una razón que desconocí por completo mis labios ni siquiera hicieron el intento de separarse, sentí lo que mi querido equipo debió de haber sentido, la frustración de no poder tocarle, de no poder engañarle o desobedecerle, sin oportunidad de hacer otra cosa metí el dedo al frasco e inmediatamente se lo devolví, Misha lo apresó entre sus brazos con sumo cariño

-Gracias- musitó sonriéndome y besando la tapa. Su mirada, tenía que ser su mirada…

 

-x-

 

-¡¿Como que desapareció?!- grité al teléfono con ganas de partirlo a la mitad.

 -Es…es que… ¡no sabemos!- tartamudeó Haru con desesperación, el teléfono cambio de manos mientras yo me vestía rápidamente -¡De repente todo el departamento se quedó dormido! ¡O desmayado! ¡No lo se!- gritaba Morgan – ¡Borraron todos los videos grabados ayer! ¡Todos!- añadió Molly también agitada.

 ¡¿Qué demonios había pasado?!

Exactamente cinco minutos después, cuando llegué, Jack dejó en mis manos un pequeño papel

 -Suponemos que es para usted- me dijo y se alejó a alguna parte, en la hojita y con una caligrafía de extraordinaria soltura estaba escrito únicamente:

¿Le ha gustado mi niño, detective? Tuve que ir a recoger aquello que el pequeño imprudentemente me ha quitado para poder seguir jugando con usted. Confío en que se ha portado muy bien y que no ha dicho nada que le de a usted alguna ventaja, espero…

-¡Jefe! ¡Aquí está!- gritaron, deje de leer la nota y me apresure a donde me solicitaban. Jack, terriblemente pálido, abrió la puerta de mi oficina.

El bello Misha estaba dentro, de nuevo desnudo y contorsionado, 3 cosas diferían de aquella primera vez que lo vi hace dos días: 1) Estaba sobre mi escritorio 2) La sangre que manchaba el suelo había manado de las falanges cortadas de sus dos manos 3) Y claro, estaba muerto.

Saque la nota del saco del traje y terminé de leerla:

 

…Espero que no le moleste que se lo regale.

Notas finales:

Y...y ya...es unpequeño one-shot, ojalá y les halla entretenido,

*dejenreviewsporfavoryolos amo .3


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