Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Déjà vu por metallikita666

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola nuevamente, muñecas n.n

Hoy también les traigo un avance con el cual les recomiendo estar relajadas y atentas... Pero sobre todo, tranquilas.

Y como si el destino fuera así de calculador como él en Endless Rain -además de sádico a causa de su natural sensualidad como en este fic y en la vida real- esta escena está consagrada al que fuera el primero de mis soles queridos: Atsushi Sakurai. Gracias a Buck-Tick conocí el maravilloso mundo del VK, y gracias a ti supe lo que era un hombre... XDDDDDDDDDDD ¡Felices cuarenta y seis, Acchan de mi corazón!

“Te haré vivir este dolor

Te haré vivir esta tristeza”

Shade, Luna Sea

 

       Me eché en sus brazos tras sonreír ampliamente, rodeando su cuello para luego estamparle un gran beso sobre los labios.

-¡Me encantó la película!- exclamé, mirándolo directo a sus lindos ojos avellana. –Pero lo que más me gustó fue el detalle, aunque no sé cuán conveniente haya sido que fuéramos al cine. Sin embargo, tengo que reconocer que resultó muy astuto de tu parte reservarlo solamente para nosotros dos…-

       Hide repuso con un furtivo y pícaro atisbo, sonriendo de lado mientras me estrechaba más contra su pecho.

-Se reducen las posibilidades al haber menos gente enterada del asunto. Pero además, no sé  a cuenta de qué nos preocupamos tanto. Kawamura no tiene un contrato que estipule qué puedo hacer contigo y qué no. Yo pago por tu tiempo; en teoría, deberíamos poder hacer juntos lo que a mí me venga en gana.-

       Suspiré profundamente. Luego levanté la diestra y con delicadeza le coloqué sus mechones fucsia detrás de la oreja, mirándolo con melancolía.

-Ojalá fuera así.-

       Percibí que mi interlocutor se había enterado perfectamente de la tristeza que me embargó al considerar aquella pequeñez; la cual, no obstante, era un motivo de enorme preocupación en mi estado, justo como lo habíamos examinado juntos hacía tres días. Me allegó más a su rostro para rozar su nariz y sus labios contra mi mejilla, y con un dulce susurro se preparó para despedirse.

-No pienses más en eso, mi amor. No dejes que te atormente. Sabes lo mucho que te quiero y que me preocupo por ti; y aunque las cosas no puedan ser diferentes de momento, al menos estamos juntos y ya no tienes por qué sentirte solo. Todo cambiará muy pronto. Ya lo verás.-

       Dio por terminadas sus palabras y nuestras bocas volvieron a unirse con renovadas ansias, siendo para nosotros sumamente difícil resignarnos a que debíamos separarnos hasta un nuevo encuentro. Los nuestros no podían pasar de una noche si no había una justificación especial, cosa que me había comenzado a torturar amargamente, pues para entonces no deseaba volver a Luna Sea. Empero, daba gracias por la medida tan estricta, ya que sabía muy bien que, en el caso de Inoran, que aquel fuera el tiempo máximo de forzoso trabajo era la única ilusión que lo mantenía esperando el regreso a la casa.

       Si bien nuestras lenguas inquietas eran capaces de trastornar nuestros sentidos en pocos instantes, tuvimos que controlarnos y asumir la despedida. Un último beso puso fin a las palabras enamoradas que intercambiamos, y luego de pasados unos momentos –durante los cuales me miré al espejo para asegurarme de que todo estuviera en su lugar y me compuse el atuendo- me volteé para abrir la puerta del coche. La sangre se me heló dentro de las venas cuando ésta pareció abrirse sola y advertí que quien la había movido era nada más y nada menos que Kawamura.

-Hola, Sugichan- dijo el pelinegro, dedicándome una torcida mueca a modo de sonrisa. –No te esperaba tan temprano.-

-¿Me… me estabas esperando?- respondí con nerviosismo, sin saber realmente qué decir. Fue lo primero que se me ocurrió.

-No. ¿Cómo crees? Ni que te anduviera vigilando…- Su tono no dejó de desconcertarme, especialmente cuando me sostuvo la mirada por unos segundos y no pude notar el característico brillo fantasmal en sus ojos. Su mirada era absolutamente plana. –¡Ah, Hide! ¿Cómo te va?- dijo el yakuza finalmente, extendiéndole la mano a mi cliente, quien hizo otro tanto y le devolvió el saludo. –Han pasado algunos días desde la última vez que hablamos. ¿Qué tal se ha portado mi princesa? ¿Digna de su linaje?-

       De reojo observé que el semblante de Matsumoto no era menos extrañado y confundido que el mío, pero que también intentaba guardar la compostura. Asintió sin añadir nada más sobre el tema, encendiendo el coche una vez que yo me bajé de él.

-Con permiso, Ryuichi-san. Debo irme.-

       Me miró por última vez sin atreverse a despedirse de nuevo, pero los pensamientos que en ese momento le atravesaban la mente fueron absolutamente claros para mí. Hice mi mejor esfuerzo y esbocé una sonrisa tranquilizadora, colocándome con naturalidad al lado de mi proxeneta.

-Hasta pronto, Hide. Nos vemos luego.-

       Arrancó y salió del lugar. Yo por mi parte seguí a mi jefe, quien abría la puerta lateral del burdel mientras yo aguardaba. Resolví que la mejor manera de saber si algo ocurría era hablándole, por lo que con tono bastante normal le dije

-En realidad es temprano para que estés en casa. ¿Hubo algún problema?-

-Al parecer Ino-chan sigue enfermo. Quién sabe qué clase de porquería le dio a comer el imbécil tacaño de Yoshiki…-

       Subimos las escaleras que daban al piso donde se encontraba la casa, atravesando luego los conocidos vericuetos entre ésta y el burdel. Me quedé meditando la respuesta del mayor, pues –que yo supiera- la falsa excusa que Shinobu le había dado al rubio había sido hacía dos noches, y según lo que me dijo, asumí que a Ryuichi le contaría la verdad; o al menos, la parte que le convenía conocer.

       El oyabun de ojos achinados y cobrizos abrió la puerta de la casa, y –como con la de la entrada y tal cual hacía siempre- se esperó a que yo ingresara primero. Entré y me volteé para reponer algo, cosa que jamás llegó a suceder, pues un brutal puñetazo me tumbó con estrépito contra el suelo.

-¿Qué… ¿¡qué demonios haces, animal!?? ¿¡Qué mierda te pasa ahora!?-

-¡Puta asquerosa y malagradecida!- Sus gritos redoblaron el volumen de los míos, y más que la sensación horrible que recorrió mi carne al conocer que ese día, sin duda alguna, volvería a quedar marcada y adolorida, me aterraba la certeza de saber por qué se había puesto de aquella manera. Empecé a jadear al verlo acercarse. -¿Es así como me pagas todo lo que he hecho por ti, todo lo que te he dado?- La llama de la furia se alzaba en sus ojos como nunca antes la había visto. Casi que podía escuchar sus crepitantes destellos amenazando con calcinarme. -¿¡Es así!? ¡Responde, arrastrada!-

       Me tomó de los cabellos, no en aras de levantarme el rostro para hacer que lo mirara o algo parecido, sino para fijarme y asegurarse de que no escaparía del aluvión de golpes que a continuación descargó sin misericordia alguna sobre mi rostro. Después me azotó en la boca del estómago, sacándome el aire con ello para luego poder ensañarse bestialmente con mis costados, pecho y espalda.

       Abundantes lágrimas me arrasaban las llagadas mejillas, combinándose pronto con la sangre que manaba de mi nariz y de una de mis cejas, la cual había abierto con la impiedad de sus puños. Desconsolado, sentí una enorme amargura y me recriminé por haber sido tan estúpido al confiar en las engañosas palabras del ser más cercano al malnacido lunático; por mostrarle sin reparos los sentimientos que albergaba mi corazón. Deseé jamás haberlo hecho, y en su lugar haber tomado una aguja para coserme los labios, pues en aquel momento estaban más que claras sus intenciones al decirme que no estaba solo y que en él tenía a alguien con quien desahogarme.

       No obstante y contra todo pronóstico, el miserable agresor se encargó de desmentir la versión que ya yo daba por cierta, al considerar que su favorito me había traicionado. Sus posteriores palabras me dieron a entender que aquella reacción había sido producto de sus propias pesquisas; de lo que había tenido oportunidad de observar. Entonces, viendo que no me movía de donde me dejó echado como un perro, dio unos pasos. No supe hacia dónde, pues mi rostro seguía contra el suelo.

-Creíste que estaba bromeando cuando te lo dije, y que jamás me daría cuenta de lo que se traían ustedes dos. ¡Y te lo advertí, Yune; te lo advertí! ¡A mí nadie me engaña, y mucho menos me ve la cara de imbécil!- Estrujé la alfombra persa que cubría el piso de su sala, la cual además ya me había encargado de teñir con el escarlata de mi sangre. Pero no alzaría el rostro. No le daría el gusto de ver reflejado el gesto del miedo y el dolor en mis ojos.       -¿Qué mierda pensabas que hacías con esos arrumacos, con esos besos? ¿¡Es que tengo que matar a Hide para que entiendas lo que te digo!?-

       Abrí los ojos como platos y sentí que el tiempo se detuvo. Poco importaba el escozor que torturaba mi anatomía o el temblor que invadía mi ser. Mi corazón comenzó a latir tan rápido que juré que un repentino infarto me fulminaría, pues estaba a punto de salírseme del pecho a través de la garganta. Mis consideraciones desaparecieron y ya no me importó si mi maldito esclavizador se regocijaba ante la vista de mi semblante maltrecho y mis ojos desorbitados por el pavor.

-¡No te atrevas, Ryuichi! ¡No lo hagas! ¡¡¡No lo hagas, hijo de puta!!!-

-¡Silencio!-

       El sólido escabel de fina madera de roble se desgajó sobre mi lomo como si hubiera estado hecho de cartón. Pero no sólo dicho objeto se había roto al contacto con las sangrientas manos del demonio de enmarañada cabellera, cuya belleza era únicamente superada por su desmesurada maldad. Mi voluntad también acabó postrándose ante aquel enviado del infierno, y mi corazón amainó sus latidos para permitir que el consolador desmayo me tomara en brazos. Sus palabras resonaban a lo lejos, entrecortadas por los jadeos de un cuerpo sin entrañas.

-Tu único dueño… he sido, soy y seré yo. Antes muertos… a que otro te posea…-

Notas finales:

De nuevo, pero ahora Shade... Y ese hombre bramando sus amenazas, ¡ah, dioses! Juro que mi sexímetro se revienta con sólo escucharlo

 

kono kurushimi wo kurete yaru

kono kanashimi wo kurete yaru

 

En fin... Creo que iré a tirarme a mi cama... y miraré el techo para ver si me tranquilizo XDDDDDDDDD

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).