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Sueño al final de la pesadilla por shiroi neko

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Notas del capitulo:

Se aceptan sugerencias para los siguientes capitulos.Espero que os guste y por favor,si hal algo que no os guste comentad.un beso!

Hacía ya unos cuantos meses que habían pasado los incidentes relacionados con la batalla contra Hades. Todo había vuelto aparentemente a la normalidad; Saori pasaba una temporada en el santuario alternándola con sus visitas a la mansión; Seiya iba de acá para allá sin tiempo de ordenar el pequeño cuarto en el que vivía; Shiryu con Shunrei en el monte Rozán; Hyoga solitario como siempre, tan solo acompañado por el gélido aire del norte, Ikki desaparecido...y Shun...para él nada volvería a ser como antes. En su corazón, sentía emociones que creía olvidadas, y un sentimiento nuevo que nunca antes había experimentado. No se sentía bien y en estos momentos agradecía que no hubiera persona alguna en la mansión. No quería ver a nadie ni hacer nada. Tumbado en la cama, mirando hacia el techo, recordó lo que sucedió unos días antes.
Shun estaba dando un paseo por el enorme bosque que rodeaba la mansión, cuando sintió que un escalofrío le recorría la espalda, se dio la vuelta rápidamente, pero allí no había nadie.
-Mmm...Me lo habré imaginado...
Nada más girarse para continuar andando, una silueta se plantó frente a él, las sombras de los árboles cubrían su rostro.
En un primer momento, Shun se sobresalta al ver esa figura sombría de repente, pero no tardó en relajarse. Sabía perfectamente quien era, ese porte era inconfundible para él.
-¡Hyoga! ¿Querías asustarme?-preguntó Shun-
-Jeje...No, pero por lo que veo lo he conseguido-contestó Hyoga con ese tono burlón que solo él sabía darle-
-Bueno, pero solo un poco ¿eh?-dijo Shun-Sus hermosos ojos brillaban de alegría. Estaba feliz de reencontrarse con uno de sus mejores amigos.
No sabía muy bien porque pero le apetecía abrazarle, asi que lo hizo.
-Eeeh....vaya,cu...cuanta efusividad-dijo Hyoga un poco cortado-
-Es que me alegro mucho de verte-al decirlo, una enorme sonrisa cubrió el rostro de Shun-
-¿Y cómo es que has venido? ¿Está todo bien?
-No, tranquilo. Te preocupas demasiado. Solo quería ver cómo estaban las cosas por aquí-contestó Hyoga, aún un poco turbado por el abrazo de Shun. Nunca se había fijado en que tenía tan suave el pelo.-
Mientras Hyoga andaba sumido en sus pensamientos, Shun le preguntó algo, pero no se dio cuenta de ello.
-¿Hyoga?-pregunto tímidamente Shun-
-¿Eh?-se estaba poniendo nervioso por momentos-
-Te preguntaba si vas a quedarte en la mansión-Notaba algo nervioso a su amigo, pero no le dio importancia. Sabía que hyoga no era muy dado a expresar sus sentimientos, así que creyó que era su imaginación. Lo que ignoraba era que estaba equivocado.
-Eeh...no...No...Ahora no... -titubeaba Hyoga- quiero decir, que me gustaría dar una vuelta y...eso, que luego vengo ¿vale?-Hyoga lo dijo todo de corrido sin darle tiempo a Shun para contestar-Lo único que quería era huir de allí. Se sentía raro. Dicho aquello, se alejó corriendo. Mientras se alejaba pensó en que le había ocurrido. Llego a la conclusión de que seguramente era la alegría de volver a ver a un viejo amigo. Sin embargo, seguía en su recuerdo esa suavidad increíble del pelo de Shun...

Shun se quedó un poco cortado.
-Vale....-es lo único que le dio tiempo a decir mientras Hyoga se alejaba.- ¿Tendría prisa por algo? Hm....no se...pero olía tan bien.

Desde aquel momento no pudo dejar de pensar en ello; en lo que había sentido...
En el silencio que ahora inundaba la casa, se podía sentir la melancolía que embargaba al muchacho. Las puertas y ventanas cerradas, las camas hechas, todo perfectamente ordenado...Tampoco podían oírse los gritos de Tatsumi (que se encontraba acompañando a Sauri en el Santuario) echando la bronca a nadie, ni las peleas por sentarse en los sofás...nada. Todo parecía acompañar la tristeza del muchacho.
Se levantó de la cama, necesitaba hacer algo porque si no sentía que la tristeza y esa sensación pesaban demasiado, que podían con él. Abrió la ventana de su habitación, al hacerlo una corriente de aire tiró algo de la mesita de noche. Se sobresaltó al oír romperse algo al caer.
-Vaya...se ha roto el cristal-murmuró
Cogió con cuidado un marco con el cristal hecho añicos y con cuidado apartó los cristales de la foto.
-Hermano...-A Shun le dieron ganas de llorar, esa tristeza que siempre estaba allí, con él, salió de nuevo.
-ojalá pudiera verte sonreír más-Shun aún se sentía culpable por todo aquello que sufrió su hermano en la isla de la reina muerte, también de ser tan débil...Le dolía mucho la soledad en la que aparentemente quería vivir su hermano y no sabía que podía hacer.
Sin darse cuenta, al apretar la mano cogió pedazos de cristal, pero no le importó. Siguió apretando el puño, como si quisiera que, de alguna manera, el dolor le hiciera sentir mejor. Una lágrima resbaló sobre su rostro. Se quedó así un tiempo, quieto y sin pensar, dejando que el dolor fuera más fuerte que su aflicción.
Tan sumido estaba en su dolor que no se percató de que alguien había llegado a la mansión. No oyó ni el ruido de la puerta al abrirse ni las voces llamando para saber si había alguien.
Así que el desconocido subió las escaleras tranquilamente para ir a su habitación pero le pareció oír algo en la habitación de Shun, la puerta estaba entreabierta así que se asomó.
-¡Anda! Pensaba que no había nadie en casa, ¿no me has oído gritar?
Vio a Shun sentado en el suelo, detrás de su cama y de espaldas a la puerta.
Shun no supo cómo reaccionar en ese momento, no se había enterado de nada hasta que Shiryu se asomó a su habitación.
No sabía que decir ni que hacer pero mientras intentaba pensar Shiryu se le adelantó y se acercó a él, dandose cuenta de lo que había pasado, o al menos de una parte.
-! Shiryu ¡
-Pero... ¿qué te ha pasado?
Se agachó y le cogió la mano con cuidado.
Shun iba a decir algo pero su amigo le cortó de inmediato.
-Vamos a curar esto ahora mismo.
Al levantarse, Shun se tambaleó. Pero Shiryu le sujeto con fuerza, No quiso preguntarle nada ahora, no parecía el mejor momento así que decidió hacerlo más tarde.
Bajaron lentamente las escaleras, nadie dijo una palabra, cada uno estaba sumido en sus pensamientos.
Al llegar a la cocina, Shiryu le indicó que se sentara en la banqueta de la mesa mientras él iba a por el botiquin. Shun obedeció en silencio.
Ya con el botiquín, Shiryu examinó más a fondo su mano.
-Madre mía...tienes un montón de cristales clavados.
Le miró a la cara, sus miradas se cruzaron pero Shun la apartó rápidamente. Temía que si mantenía la mirada descubriría que había pasado realmente. Pero, aún sin cruzar las miradas. Shiryu sabía que algo no iba bien. No había que ser ningún genio para darse cuenta. Apenas pronunciaba una palabra, su piel estaba pálida...
¿Pero qué está pasando aquí? Shiryu estaba realmente preocupado...
Shun se preguntaba qué sería de su hermano...y donde se habría metido Hyoga y por qué no había vuelto...
Y en otro lugar, muy lejos de alli, un joven de cabello rubio recordaba momentos felices y tristes...e intentaba averiguar qué es lo que sentía realmente su corazón...


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