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ciel phanthomhive in a little trouble por nofynoky

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Notas del capitulo:

hola! aqui va mi siguiente capi espero que le guste ;) y sólo espero que no mueran de aburrimiento xD 

Cierto demonio, el mismo que los había estado observando, decidió seguirlos. Luego de un rato de caminata por parte de los dos chicos, el de pelo oscuro cayó dormido y no parecía molestarse ni siquiera por el apresurado paso del rubio. Si bien no se habían percatado de su presencia, no lograban relajarse del todo, a pesar de que uno de ellos haya sido vencido por el cansancio.

Ninguno de los dos se encontraba con sus respectivos mayordomos y seguramente ya eran absolutamente dependientes de ellos… claro, como todos los otros humanos que decidían hacer un trato de ese tipo. Todos terminaban rápidamente y con un final lamentable, incluso para ser simples humanos. Pero no había nada más sabroso para el demonio que ver la desesperación de aquellos mayordomos al ver que sus comidas les eran arrebatadas, después de cuidarlas y cumplir todos sus deseos para luego no poder saborear ni un bocado de su presa… tanto esfuerzo para nada.

Aquello era la principal entretención de aquél demonio, he ahí la razón por la cuál era temido por otros demonios, todos rogaban por no encontrarse con ese tedioso y molesto personaje.

-          Nunca había jugado con dos a la vez… esto se ve entretenido… - su voz era rasposa y desagradable.

Pronto llegaron a una mansión, Alois había conseguido un carruaje que los encaminó a aquella enorme y lujosa morada. El interior estaba oscuro y silencioso, Claude aún no llegaba y el resto de lo sirvientes se encontraban durmiendo a esas horas de la noche, debían de ser alrededor de las cuatro de la mañana.

Dentro estaba más cálido de lo que esperaba, probablemente por el contraste entre el frío de la madrugada en el exterior y dentro de las gruesas paredes de la mansión Trancy.

Subió lentamente las largas escaleras, si bien él era fuerte, llevar el peso de un chico de dieciséis años bien cumplidos, todo el camino le había dejado algo más que los brazos adoloridos. Pronto llegó a una recámara y recostó sobre ella a su nuevo invitado.

Una vez que se liberó del peso del conde, se estiró exageradamente, era todo un alivio poder estirar sus músculos, inmediatamente el sueño recayó sobre él y sin poder aguantar más el cansancio se tiró sobre el primer lugar que pudo para luego caer profundamente dormido.

El demonio se encontraba escondido entre las largas sombras que proyectaba la luna sobre el cuidado jardín de la mansión Trancy. Las primeras luces del alba comenzaban a hacerse presentes. Una sonrisa surcó sus labios y decidió que por esa noche era suficiente, después de todo, si no se retiraba del lugar entonces ciertos mayordomos no podrían encontrar a sus amos y no podía haber diversión sin la presencia de éstos.

Se disponía para irse cuando vio por uno de los ventanales a ambos chicos durmiendo y se detuvo, esperaría a que fuera de día para hacer su retirada, primero quería comprobar una fugaz idea que se le había pasado por la mente. Además no estaría mal aumentar la ansiedad de ciertos chicos y ciertos mayordomos, algo le decía a gritos que todo esto no era un simple par de almas con un contrato común y aburrido; No era más que una mera intuición lo que lo mantenía intrigado.

 

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Sebastian aún se encontraba merodeando los jardines del vizconde Druitt, estaba al borde de la desesperación… si es que eso era posible en un demonio como él. Ya había ido y vuelto a la mansión Phanthomhive al menos dos veces a lo que llevaba de la noche.

En ese momento se mordía las uñas insistentemente al tiempo que caminaba de una lado a otro pensando en dónde pudo haberse metido su amo. Ciertamente era un experto llamando los problemas y tenía cierta habilidad para ser secuestrado por todo tipo de gente e incluso de otro tipo de categorías… no humanas por cierto. Este pensamiento alteró aún más al pobre de Sebastian, si hubiese sido un demonio todo sería más complicado aún… tal vez su amo estuviera dentro del menú de alguien más o incluso peor… que algún otro demonio ya se hubiera encargado de él…

Se detuvo de golpe al darse cuenta del hilo de sus pensamientos, aquello podía ser una posibilidad, era demasiado incluso para un demonio como él, se maldijo a sí mismo por haber perdido de vista a su amo y se maldijo aún más al ver que un simple humano podía ponerlo en aquél estado… ya había perdido un alma anteriormente, hace ya mucho siglos y sin embargo sólo se había enfurecido tanto como puede enojarse alguien al enterarse que alguien se ha comido su postre, pero nunca había pasado por un estado de ánimo como aquél… y no lo lograba comprender.

Volvió a mirar el sello de su contrato de manera casi desesperada y aún no había sido roto, lo que significaba que su contratista, es decir, su amo seguía con vida y eso lo tranquilizó un poco. Pero no podía comprender la razón por la que su amo había desaparecido súbitamente del mapa, se volvió a concentrar para localizarlo a través de su contrato… nada.

Ciel Phanthomhive simplemente no se dignaba a dar señales de vida por ningún lado, se sentía impotente ante todo aquello, como si sus poderes demoniacos hubieran sido suprimidos de un momento a otro… frustrado por no ser capaz de, siquiera, seguir a su amo ni saber dónde se encontraba, comenzó a restregarse la sien en busca de algún detalle que se le hubiera escapado, algún indicio para poder, al menos, saber dónde buscar.

Ya había pasado varias veces por el lugar donde se hallaba el vizconde Druitt, tirado boca abajo, lleno de tierra y algo más que no se molestó en verificar qué era, sin embargo no había descubierto ninguna pista acerca del que había hecho aquello.

Tal vez era por lo desesperado que se encontraba que no era capaz de hacer algo como aquello, se reprendía mentalmente a cada momento por ello, él hacía hazañas mil veces más imposibles que seguirle la pista a alguien y sin embargo ahí se encontraba… lleno de frustración, mordiéndose las uñas y murmurando cosas ininteligibles mientras caminaba nerviosamente de un lado a otro… cualquiera diría que ya había perdido la cabeza, si es que no lo había hecho ya.  

    

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   Los primeros rayos de sol comenzaron a filtrarse por las rendijas que dejaban las largas cortinas de la ventana, dando de lleno en la cara de Ciel que comenzó a despertarse poco a poco, molestado por esos luminosos rayos.

Se sentía más cansado que de costumbre y no quería levantarse aún, pero era su deber, probablemente ese día tendría que hacer muchos deberes, de los cuales Sebastian no le dejaría saltarse por muy cansado que estuviera.

De pronto se dio cuenta de que Sebastian no había ido a despertarle como siempre lo hacía y eso le extrañó, por lo que decidió desperezarse y abrir los ojos para levantarse. Estaba en eso cuando se fijó en el techo… estaba diferente y no recordaba haberle ordenado a Sebastian que lo cambiara.

Lo observó con curiosidad largo rato y sin moverse, hasta que de pronto sintió movimiento a su lado y a alguien que lo aprisionaba de la cintura. Giró la cabeza perezosamente sin siquiera molestarse en reparar sobre el hecho de que alguien estuviese junto a él mientras dormía, sus pensamientos rayaban en lo ilógico ya que aún se encontraba adormilado y se topó con un chico rubio, de piel blanca y muy guapo que lo abrazaba sin recelo alguno. 

Volteó una vez más la cabeza hacia el techo lentamente y como si de la nada despertara de una alucinación, volvió en sí y cayó en la cuenta de lo que acababa de ver, se volvió a dar vuelta rápidamente como si no acabara de creer lo que había visto. Efectivamente, a su lado se hallaba un chico nada más y nada menos que abrazándole.

Pegó un fuerte grito y sin pensarlo lo pateó fuertemente de modo que ambos salieron disparados a cada lado de la cama. Se escuchó un golpe sordo contra el suelo, seguido de un gemido de dolor.

Ciel se encontraba paralizado apoyado sobre sus codos en el piso. Su respiración era agitada y lucía como si acabara de ver un fantasma. Se asomó lentamente a gatas, por el costado de la gran cama. Al otro lado estaba el chico sentado con una mueca de dolor, mientras se sobaba la espalda soltando de vez en cuando un bufido de molestia.  

De improviso se levantó, encontrándose con la insistente mirada de Ciel Phanthomhive, que lo observaba con recelo. Era  una imagen que no se esperaba, se encontraba con aquél chico a solas y nada menos que en su habitación, mirándolo con esos ojos que tanto le gustaban.

Le sostuvo la mirada unos instantes, ambos se observaban mutuamente en silencio, hasta que sin poder evitarlo, una sonora carcajada se escapó de los labios del rubio. Ciel sólo lo miraba desconcertado por su actuar, se levantó para quedar a la misma altura que aquél carismático rubio.

Cuando sus carcajadas comenzaron a cesar, se volvió a enderezar encontrándose nuevamente con un confuso Ciel. Lo miró de arriba abajo con una sonrisa en su rostro. A lo que Ciel respondió levantando una ceja, sin decir una palabra.

-          ¿buenos días? – preguntó Alois, ya que a cambio de eso sólo había recibido una patada que lo había lanzado lejos de su propia cama y encima, su “atacante” lo trataba con cierta hostilidad y recelo.

-          ¿quién eres y qué hacías en MI cama? – preguntó un malhumorado Ciel. Alois se limitó a mirarlo con incredulidad a lo que luego contestó aprensivo.    

-          ¿qué? Es que no recuerdas nada de lo que sucedió ayer? – preguntó inocentemente, hasta que se percató de que, sin previo aviso, Ciel colocaba una cara de pánico impresionante. Analizó unos segundos lo que acababa de decir y se apresuró a contestar, antes de que Ciel reaccionara y lo sacara a patadas de su propia mansión.

-          ¡oh no, no, no! No es lo que crees… ¡enserio! – su nerviosismo fue evidente, después de todo, cualquiera lo estaría al percatarse del malentendido que había provocado. – Me… me refería a lo de después de la fiesta… - notó que no estaba arreglando demasiado las cosas y el nerviosismo ya no lo dejaba pensar nada coherente, sólo logró tartamudear algunas incoherencias y ahora la cara de pánico ya no era sólo por parte de Ciel.

Al cabo de un rato la situación parecía volverse más incómoda a cada segundo; Alois agradeció a sobremanera cuando la expresión de Ciel se suavizó. Al fin comenzaba a recordar vagamente lo que había sucedido la noche anterior y cuando por fin logró recordar todo se ruborizó de inmediato y desvió la mirada. A Alois le pareció un gesto tierno y dejó escapar una pequeña risita tonta.

Ciel volvió a mirarlo cuando éste se dirigió hacia un enorme armario y comenzó a rebuscar en él. Estuvo en ello un par de minutos y luego se volteó encarando a Ciel, quien lo miraba sin comprender.

Le lanzó un par de prendas y él las observó como si no supiera qué hacer con ellas.

-          ¿No vas a cambiarte? No creo que quieras quedarte así todo el día… o tal vez sí… bueno no sé cuáles sean tus preferencias… - comentó Alois divertido ante lo cuál Ciel se miró a sí mismo y comprendió que llevaba un vestido rosa con encajes. Un sonrojo volvió a su rostro, una vez más su cuerpo lo traicionaba dejando ver sus emociones como a un libro abierto, realmente detestaba aquello… aunque quisiera parecer serio, no podía evitar la vergüenza en momentos como aquellos, no estaba psicológicamente preparado para algo así. 

Fulminó a Alois con la mirada y en seguida se quitó el sombrerito que aún llevaba puesto junto con los largos mechones de pelo falso y los tiró sobre la cama, Alois quedó mudo cuando Ciel comenzó a quitarse la ropa en frente de él sin ningún reparo.

Se quitó el vestido por completo, quedando únicamente en ropa interior, Alois se sentía extraño y se mordió el labio reprimiendo algo de lo que no estaba seguro de qué era. Observó su piel blanquecina y hermosa, sus músculos estaban bien definidos, era bastante alto y a pesar de tener sus músculos y abdominales bien formados y cuidados, era delgado.

Ciel se sintió observado y antes de colocarse la camisa, se volteó para encontrarse con un Alois completamente absorto, mirándolo fijamente y con la boca ligeramente abierta, una escena bastante cómica.

Éste sintió la mirada del otro sobre sí y tragó saliva trabajosamente, ya sin tener idea de cómo llevar la situación de una manera propicia, se acercó cautelosamente a él, sin pensarlo y sin saber ni para qué, de hecho su cuerpo parecía saberlo mejor que él por lo que se dejó llevar, guiado por la embriaguez de su confusa mente.

 

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El demonio, que había esperado pacientemente por tantas horas, tenía una pequeña sonrisa de suficiencia. Había logrado confirmar lo que quería y aquello le aseguraba al menos un poco más de diversión de lo que esperaba.

Alois había comenzado a acercarse al pequeño conde, ya era el momento indicado para marcharse. Volvería al cabo de un rato para continuar observando a sus nuevos juguetes.

 

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Alois ya estaba a apenas unos centímetros del pequeño conde, él era un poco más alto, pero sus rostros estaban tan cerca que podían sentir el calor que emanaba el otro. Se miraron fijamente a los ojos una vez más, la respiración de ambos se volvió un poco más agitada que antes.

Alois acercó muy lentamente su rostro al de Ciel y éste estaba tan sorprendido que quedó paralizado en su lugar.

-          A… Alois? ¿qué estás haciend…? – comenzó a preguntar con evidente nerviosismo, pero inmediatamente fue callado por Alois. Sus labios se juntaron inseguros, de inmediato, Alois comenzó a mover sus labios pausadamente, esperando alguna respuesta del otro que se limitaba a estar parado ahí, rígido y sin mover un músculo.

De pronto Alois se dio cuenta de lo que estaba haciendo y al no ser correspondido se sintió estúpido por haber hecho algo tan imprudente como aquello.  Se alejó de Ciel, cortando el tímido beso que había comenzado, esperando un fuerte rechazo por su parte. Cerró sus ojos firmemente, como si no quisiera verle ni hacer contacto visual cuando éste le expresara su repulsión.

Sin embargo Ciel se sintió inundado por una sensación que no había sentido antes, le agradaba. De repente Ciel lo agarró por la tela de su camisa y tiró de él bruscamente en un claro reproche por haberse separado sin más… sus bocas se encontraron de nuevo y esta vez ambos correspondieron  el beso en busca de más. Sus lenguas se encontraron tímidamente y poco a poco el beso comenzó a subir de tono hasta que ya casi se quedaban sin aire, sin embargo ninguno de los dos lo detuvo.   

    

 

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Sebastian se encontraba sentado sobre la rama de un árbol, tenía las manos cubriéndole el rostro. Estaba angustiado por no encontrar a su amo y a cada segundo que pasaba se imaginaba algo peor que lo anterior.

Su cansancio era evidente, no era un cansancio físico, más bien era uno mental… su pequeño amo lo tenía en ese estado y no podía evitarlo, este pensamiento le rondaba desde hacía horas y no parecía querer dejarlo.

El sol ya había salido hace un par de horas y su amo no le daba ninguna pista, de pronto le llegó, como si le hubieran lanzado de golpe una señal... ya sabía a dónde dirigirse.

Se paró de un salto y comenzó a correr a una velocidad vertiginosa, en tan sólo unos segundos había encontrado el lugar donde su amo se hallaba. Era una enorme mansión que identificó como la una de las tantas pertenecientes a la familia Trancy; su primera impresión fue de extrañeza, no lograba encajar qué estaba haciendo Ciel en aquél lugar. 

No se detuvo a tocar ni nada por el estilo, sólo podía pensar en encontrar al joven lo antes posible. Los pasillos eran largos y llenos de habitaciones, sin embargo Sebastian no se detuvo a meditar a cuál de ellas debía dirigirse, sabía exactamente donde se hallaba y guiado por una fuerza que lo llamaba hacia donde estaba Ciel apresuró el paso.

Pronto llegó a la habitación en que se encontraba, la puerta estaba cerrada y no dudó en abrirla…

Sebastian quedó paralizado ante la escena que veían sus ojos, le dolía más de lo que hubiera esperado… y por supuesto, nunca había pensado en encontrarse con aquella circunstancia ni en sus peores pesadillas. 

   

Notas finales:

*o* qué sucederá???! me muero por saber porque aunque no lo crean... no tengo idea xD


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