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Hindi por Sodoma

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Notas del capitulo:

Esta historia la escribi para un concurso hace un par de años, desafortunadamente no fue la ganadora ni la más ovacionada, pero en realidad a mi me gusto mucho, asi que quiero compartirla con ustedes.

 

El blanco lino susurraba sobre la aun caliente arena, acompañando sus pasos rápidos y ansiosos, sus pies ligeros y descalzos se hundían en ella  mientras se apresuraba a llegar a las puertas del templo de Indra.

Hacia un mes que repetía aquel camino nada mas el poderoso sol se hundía en el horizonte, enterrándose entre las dunas; acudía a la cita inexistentemente acordada, con el corazón golpeándole el pecho como si quisiera salir de su prisión humana para ser el mismo la ofrenda otorgada a aquel poderoso y cruel Dios.

Umang suspiro aliviado al adentrarse a la cámara de ceremonias de aquel imponente lugar y comprobar que estaba solo, entro en ella y cerro las pesadas puertas tras de si, aislándose del exterior, cerrando la entrada a aquel pequeño y personal universo que estaba a punto de preparar e intentando desesperadamente cerrar también las puertas de su corazón.

Se despojo de la pesada y oscura capa que le cubría, dejándola caer a sus pies, sin tomarse la molestia de recogerla camino decididamente hacia los incensarios colocados a ambos extremos de la poderosa e imponente escultura del Dios, alzo la mirada un momento contemplando aquel inexpresivo rostro de piedra sintiendo un reverente temor y un latigazo de electricidad recorrerle la espina dorsal, cuando su mente se lleno de sonidos y sensaciones experimentadas.

Lleno los dorados depósitos y encendió un pequeño fuego que les hizo arder, liberando su embriagador aroma por el aire, haciendo que el chico inhalara profundamente mientras cerraba los ojos  y alzaba su delgado brazo lleno de hermosos brazaletes de oro, con pequeñas gemas incrustadas  haciendo que las volutas de humo perfumado se enredaran entre sus dedos como lascivas serpientes reptando por su morena piel, mientras se llevaba las manos hacia el cabello, que llevaba sujeto por un delicado alfiler, halando de el suavemente dejando caer sobre su desnuda espalda una cascada de ondulados cabellos negros, y cerraba los ojos comenzando a arrodillarse ante aquella imagen, murmurando ininteligibles rezos cadenciosamente.

 

Pero no tuvo tiempo siquiera de adoptar la requerida y correcta posición antes de que una fría mano lo detuviera en su viaje hacia el suelo cubriéndole los ojos desde la espalda, dejándolo de rodillas.

-          Has venido- escucho que murmuraban en su oído, mientras que aquella mano que le cegaba se deslizaba por su rostro, y sentía como recorría con la punta de una uña demasiado filosa rasguñando su delicada piel, produciéndole un persistente escozor ahí donde pasaba. 

-          No puedo desobedecer el mandato de mis dioses- contestó con voz que intentaba sonar serena pero que empezaba a quebrarse ante las persistentes caricias sobre su pecho y vientre, sabia que debía luchar por no caer ante aquellas seducciones, sabia que debía resistir pues los excesos del cuerpo afectaban la paz de su alma, pero no podía, cada que la noche caía se dirigía con premura hacia aquel alejado templo creyéndose incapaz de resistirse, pues no contaba con la fuerza suficiente para ello, pero cuando el día iluminaba de nuevo las calientes arenas de Persia, y la razón regresaba de nuevo a él, no podía dejar de preguntarse,de tenerla... ¿podría por fin liberarse de aquel lujurioso hechizo?, esa era una pregunta de la cual le aterraba conocer la respuesta.

Intento abrir los ojos, al sentirse libre de aquel toque sobre ellos, pero le fue imposible, Indra jamás le dejaba mirarlo, lo privaba de un sentido, agudizando por defecto los otros, volviéndole mas receptivo a los aromas que le rodeaban, a aquellas manos frías y delgadas que lo acariciaban y a aquellos labios ansiosos de pobrar el sabor de su piel, bebiendo del cáliz en su cuello, el vino de su sangre y su sudor.

-          N...no- jadeo con voz pesada, cuando sintió como era despojado con dulzura de sus vestimentas, dejando al descubierto su desnudez, ante aquel ser superior, que sabia lo contemplaba a placer, rendido ante sus pies, sobre aquel frío suelo.

-          ¿Temes por tu alma?- escucho aquella voz grave salir de unos labios que le recorrían la piel, devorándola sin rendición que le valiera, erizándole cada vello del cuerpo, mientras se deslizaba aquella calida y húmeda lengua por su entrepierna expuesta, que respondía ante aquellas suaves atenciones, irguiéndose orgullosa contra su vientre.

-          Te…temo… temo por la tuya- contesto antes de lanzar un gemido prolongado mientras separaba sus piernas y arqueaba la espalda al sentir su miembro cobijado en aquella boca sagrada, mientras que al mismo tiempo un par de dedos se adentraban en su interior  acariciándole insistentes haciéndole gemir descaradamente y remover inquieto las caderas.

-          No importa que intentes negártelo - contesto el Dios mientras admiraba aquel cuerpo delgado y moreno, brillar por el sudor haciendolo lucir mas deseable de lo que pudiese imaginar sobre todo al intentar acallar sus gemidos mordiendo uno de sus dedos, lo que únicamente lograba que sus gemidos fueran mas sonoros -  puedo sentir el deseo correr por tus venas.

 

Pero lo que el no decía, es que ese mismo deseo corría por las suyas propias, quemándole como acero fundido, hiriéndole en su orgullo superior, derrotándolo no con la fuerza, sino con la sumisión, encadenándole a ese cuerpo mortal con cada jadeo, con cada suspiro.

Una sonrisa triste y resignada se perfilo en los fríos y delgados labios de aquella deidad que ahora se arrodillaba en aquel suelo que en otras ocasiones no se había dignado a pisar a pesar de los ruegos desconsolados y los fervorosos rezos dirigidos a el intentando conseguir su clemencia; y en el que ahora yacía postrado entre las piernas de un mortal.

- Ya… ya… te necesito…. Te quiero en mi…. Te necesito- exclamo impaciente Umang mientras extendía los brazos al aire, ciego y necesitado del calor que le hacia caer en una vorágine de placer y dolor, que devoraba su alma con cada caricia, pero que lo llenaba de una amor aun mas sublime, y aquella abandonada entrega fue recompensada. Sintió como su carne era separada trabajosamente por aquel duro miembro, como se internaba en su interior, abriéndose camino lenta y firmemente, haciéndolo pagar aquel tributo de su sangre que gustoso entregaba a cambio de probar el amor de un dios.

Indra espero unos segundos a que aquel delicado cuerpo lo acogiera por completo, deleitándose con sus labios húmedos y anhelantes, enterrando el rostro en aquellos sedosos y aromáticos cabellos negros que acariciaban su piel, mientras de una potente embestida terminaba de adentrarse en el muchachito, que lo acogía gustoso, enredando sus piernas en sus caderas, atrayéndolo mas a el y arañando su espalda mientras movía las caderas ansioso por más. Mezclando los rezos con sollozos de placer.

Dejándose conducir a un lugar mas allá de lo mortal, apenas sintiendo otra cosa que gloria y pasión exquisita llenar cada uno de sus sentidos.

Sin protestar cuando aquellos movimientos cesaron durante un instante para colocarlo boca abajo, con sus calientes mejillas apoyadas contra el tibio suelo, que ellos mismos habían templado con su calor, y apoyándose únicamente en sus rodillas separadas al máximo, mientras sentía como aquel miembro se adentraba de nuevo, con mas brios dentro de si, obligándolo a lanzar alaridos de placer en su mas puro estado. Mientras su boca se llenaba de su propio sabor, cuando los dedos de su Dios se adentraron en ella, y sentía su pesado y agitado aliento golpear en su nuca.

 

Se sabia al borde de un abismo del cual no podría volver atrás, pero eso dejo de importarle cuando un exacto punto en su interior fue golpeado una y otra vez, llevándolo ala culminación, y mostrándole por unos instantes las puertas del nirvana que ya nunca jamás podría volver a alcanzar lejos de aquellos brazos.

 

El siseo de la llama al consumirse lo despertó sobresaltado, y se descubrió tendido a los pies de aquella poderosa e imponente imagen de piedra, se incorporo y un agudo dolor en el cuerpo le indico que nada de aquello había sido un sueño, y aunque ahora podía ver de nuevo, ya no había rastro alguno de aquel poderoso hombre que lo había convertido en su siervo.

 

 Suspiro suavemente, no sabiendo si aliviado o decepcionado, recogió los ropajes y se los coloco sin prisa alguna intentando reordenar sus pensamientos, poniéndose de pie y huyendo de aquel sitio, jurándose a si mismo como cada día que jamás volvería a aquel lugar, aun sabiendo que  mentía.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Hacia mucho que no ponia nada nuevo por aqui, pero espero salir del letargo literario en el que me encuentro y desempolvar mi cuenta.

Este one shot esta dedicado a Maryme, ya que fue ella la que me informo del concurso, y la que me azota con una vara de fresno a media noche para que vuelva a escribir. Con todo mi cariño querida Maryme lovu lovu.

 


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