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You are the smell after the Rain por TheEleventh

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Notas del capitulo:

You are the smell after the Rain

Disclaimer: Bueno, Eyeshield 21 y todos sus personajes son propiedad de Riichiro Inagaki y Yusuke Murata y yo sólo los uso para liberar frustración, ni siquiera gano dinero con ello ni tengo intención de hacerlo.

n/a: Lo cierto es que me obsesiona un poco la idea de no caer en el OoC y Shin es un personaje que cae fácilmente en él. He intentado mantener intacta su personalidad en la medida de lo posible y espero que os guste. Hace siglos que no escribo, así que no estoy del todo segura de la calidad de este capítulo, si narro demasiado rápido o no las críticas son definitivamente bienvenidas. En fin, sea como sea. Está hecho. A leer se ha dicho.

 

La canción es Flames', de Vast.

Capítulo 1

"Just put me inside you

I would never ever leave

just put me inside you

I would never ever leave

I would never ever leave you"


Después de la semifinal las cosas habían cambiado considerablemente entre Shin y él. Si era para mejor o para peor poco importaba en el sentido de que su presencia se había convertido en un elemento vital, extraordinario y esperanzador en su vida. Sena pensaba mucho sobre ello, había tenido la suerte de conocerle pronto, en el momento y en el lugar adecuado. Había tenido la suerte de tener a un rival tan impresionante como ejemplo desde el principio, alguien a quien colocar como punto de referencia para mejorar constantemente. Un objetivo material, una meta tangible.

Una obsesión, dirían algunos.

No basta con decir aleatoriamente '¡Voser el mejor!' al aire si nadie te recuerda constantemente que debes mejorar. Si nadie te pone los pies en el suelo para que corras en vez de volar en sueños. En ese sentido Shin había caído como un regalo del cielo, para bien o para mal se había obsesionado con mejorar al linebacker de los Oujou y eso, siempre lo diría, fue la clave para su mejora.

Sintió la meta cumplida, se sintió lleno, pletórico, en la cumbre del mundo cuando durante aquél partido infernal entre el barro, la lluvia y el peso insoportable del Mundo, Deimon venció a Oujou. El corazón le latía desbocado, las protecciones húmedas por el sudor y la lluvia se le pegaban al pecho y las rodillas le temblaban por el esfuerzo cuando Shin se acercó a él y le tendió la mano. Sena la estrechó con una sonrisa llena de calidez y felicidad. Cuando Shin miró a un lado antes de levantar la vista en un gesto relajado, lleno de sana determinación y dibujó una sonrisa inusual y satisfecha el corazón de Sena decidió que era suficiente por el día.

Definitivamente.

"El año que viene, Eyeshield. ¡Oujou será mucho mejor!", Sacudió su mano con una ligera presión amistosa y le soltó antes de girarse. Shin le prometía mejorar, alcanzarle, continuar siendo el ejemplo y el compañero que necesitaba. El pecho de Sena se inundó de un sentimiento desconocido e inmenso. Se sentía maravillado cada vez que Shin demostraba su ímpetu, su determinación. Su mirada oscura, casi azulada a la luz, le prometía aventuras, metas, mundos aún por descubrir a los que sólo podría acceder con el entrenamiento paciente pero constante y sus piernas de oro.

Había sido el momento más feliz de su vida, sólo superado -casi-, por cuando el equipo japonés se reunió para competir contra el equipo estadounidense y cada uno obtuvo su pareja de entrenamiento.

Akaba y Taki entrenaban por un lado, Sena se reía sólo de verlos caminar juntos, hacían un dúo magnífico. Los miraba con una sonrisa, cruzado de brazos cuando una mano se posó en su hombro con una presión fuerte y segura.

"Eyeshield, ¿preparado?", Se giró para encontrarse a Shin colocándose unos guantes negros, su expresión era un reto en sí misma. La sonrisa de Sena se extendió en sus labios, casi traviesa, cuando se lanzó al campo a correr.

Casi al momento ya sentía la presencia de Shin por encima de su hombro.

Así habían sido las cosas desde que llegaron a Estados Unidos. Todos se alojaban en el mismo hotel y era un entrenamiento diario, prácticamente desde la mañana hasta la noche, sin descanso ni misericordia.

La relación entre Shin y él había cambiado allí, evolucionado hacia algo más allá de la simple rivalidad, hacia un respeto inmenso, mutuo y solemne. Puede que incluso algo parecido a la Amistad. Shin era un hombre de pocas palabras pero Sena casi siempre comprendía sus pensamientos sin la necesidad de que el linebacker dijese nada, lo había conocido jugando, corriendo, lanzándose al barro con él en el campo de juego. Lo conocía mejor que aquellos compañeros de clase que se habían estado sentando a su lado durante años sin decir una palabra.

También comenzaba a sentirse más confiado en su presencia, más liberado del peso de la cortesía y la educación, a veces incluso le hablaba de sí mismo y Shin le escuchaba, asintiendo de cuando en cuando o incluso dedicándole algo similar a lo que Sena imaginaba que debía ser una sonrisa para él.

Al quinto día de alojamiento hacía un frío horrible, ¿o era su imaginación?, debía serlo porque nada más salir de su habitación vio a Monta correr alegremente en camiseta corta y casi se atragantó con una saliva que no tenía. Jumonji se acercó, mirándolo con preocupación.

"Sena, ¿estás bien?", Sena se tambaleó a la vez que cerraba los ojos con fuerza y se apoyaba contra la puerta de su habitación.

"La-la verdad es es que no me siento... muy bien", se puso la mano sobre los labios, acababa de sentir como su estómago se agitaba. Sentía náuseas. Jumonji se acercó más y le colocó el dorso de la mano en la frente con el ceño fruncido.

"Estás ardiendo, chaval. Será mejor que no entrenes hoy. Vuelve a la cama, yo avisaré a los demás", automáticamente le vino a la cabeza Shin, el entrenamiento, el partido, Shin, Shin, le estaba esperando para entrenar. Shin. No podía dejarlo colgado. Dio un paso hacia delante e imediatamente volvió a apoyarse contra la puerta de su habitación, se puso la mano sobre la boca y entró corriendo en su habitación. Jumonji escuchó la puerta del baño y moviendo la cabeza en un gesto de resignación fue al comedor para avisar a los demás.

Mamori había tardado exactamente cuatro minutos en llegar a su habitación tumbando la puerta, preocupada como la buena madre que algún día sería. Sena había decidido que estar de lado y en posición fetal reducía las náuseas al mínimo.

Mamori se acercó a su cama para tocarle la frente, sacó un termómetro de su bolsa y se lo puso en la axila, por debajo de la camiseta empapada en sudor frío mientras le retiraba el pelo de la cara. Inmediatamente se giró para echar gente de la habitación y dejar a Sena descansar.

Si Sena se hubiese vuelto habría visto a Hiruma ametrallando las puertas del hotel lleno de rabia, a Kurita y Komusubi con gestos preocupados, los hermanos huh-huh cruzados de brazos, Monta se había acercado también a la cama y hasta Takami y Sakuraba se habían asomado a la puerta para ver qué ocurría. Cuando el gentío se dispersó y sólo quedaba Mamori murmurando frenéticamente"PorDios,40ºdefiebre,sabíaquenodebíaentrenartanto.Todoesculpamía,¿quéhabrápillado?MalditaseaShin hizo acto de presencia. Lo cual no era mucho ya que su presencia era fácilmente ignorada debido a su silenciosa forma de ser.

Mamori tuvo que dar al menos dos vueltas más a la habitación y llamar a un médico por teléfono para por fin volverse y ver a Shin, allí, de pie en medio de la habitación. Mamori se llevó la mano al pecho por el susto.

"Oh, Shin-kun. Me has asustado"

"¿Qué le ocurre a Eyeshield?", Mamori no estaba acostumbrada a tratar con hombres tan directos, el tono de Shin fue frío y cortante, volvió ligeramente la cabeza para mirar de reojo el bulto acostado en la cama.

"Bueno, parece que está enfermo", Shin le devolvió una mirada silenciosa que hizo a Mamori sentirse idiota, por supuesto que Shin ya se había dado cuenta de ello, pedía detalles. Se aclaró la garganta, "Aún tiene que venir el médico para diagnosticarle pero yo diría que os habéis pasado con el entrenamiento. ¡No es normal! ¡Os pasáis el día corriendo y peleando desde el amanecer hasta el anochecer!", Mamori estaba cogiendo carrerilla, "No me extraña que se haya puesto así, el cuerpo se debilita con el sobresfuerzo y es mucho más fácil enfermar".

Él sólo frunció ligeramente el ceño en respuesta a la perorata que le había dedicado la chica.

"Puede que tengas razón. "Mamori se sintió repentinamente mal por Shin, se cruzó de brazos con expresión contrariada. Su tono fue mucho más suave entonces.

"Uhm, ¿quieres quedarte con él un momento? Tengo que hablar con Hiruma-kun y no quisiera dejarle solo", Shin sólo asintió y la chica salió por la puerta. El linebacker se acercó a la ventana y se dedicó a mirar por ella, sin demasiado interés. Volvió un momento la vista para mirar a Sena y pudo advertir la palidez enfermiza de sus pómulos, las ojeras y el sudor empapando su frente, el pelo se le adhería a las mejillas por la humedad y su respiración era débil y agitada.

Shin no volvió a mirarle. Pasaron 10 minutos hasta que Mamori volvió con el médico, al entrar en la habitación Shin se giró inmediatamente para marcharse sin mediar palabra. Mamori quiso detenerlo.

"¡Shin-kun! ¿No quieres quedarte un poco?", Shin ni siquiera se giró para responder.

"Mi presencia no mejorará su estado, además", volvió a andar en dirección a la puerta, "debo entrenar."

Y se fue, como vino, en completo silencio.

Tuvieron que pasar dos días hasta que Sena estuvo lo suficientemente recuperado para levantarse de la cama y vagar por el Hotel para ver a sus compañeros, pero sin permiso para entrenar aún. Se acercó hasta el pabellón, dos calles más allá del Hotel, donde el resto de sus amigos estaba entrenando. Buscó con la mirada a Shin sin éxito y se acercó a Takami, que estaba sentado en las gradas con los codos apoyados en las rodillas y gesto concentrado.

"Takami-san", el susodicho se volvió con una expresión automática de amabilidad.

"Ah, Eyeshield, me alegro de verte, ¿cómo te encuentras?"

"Mucho mejor, gracias."

"La gente ya se había desmoralizado ante la idea de jugar sin ti el partido contra los americanos, ¿jugarás?"

"Sin problema, el médico me ha dicho que para entonces estaré al cien por cien."

"Magnífico entonces", Takami volvió a mirar a Sakuraba, que hacía unos ejercicios de pesas entre Kurita y Ootawara con cara de pánico. Takami sonrió, sin apartar la vista de su compañero. Sena tragó saliva y se rascó la sien de forma casual.

"¿Has visto a Shin-san?"

"Ahora que lo dices, la verdad es que no, y es raro. Ayer tampoco lo vi."

"¿Sabes dónde puedo encontrarlo?", Takami se mesó la barbilla un momento, con expresión pensativa.

"Si no ha querido entrenar las piernas estos días estará en el gimnasio, que está en la calle contigua."

"Gracias, Takami-san."

"No hay problema", comentó el chico, volcando toda su atención de nuevo en el chico rubio, inocente y despistado que entrenaba en la pista. Sena fue hasta el gimnasio, donde hizo uso de su pésimo inglés para preguntar por Shin sin resultados. Lo buscó por todas partes en vano y ya por fin, habiendo anochecido se dio por vencido y volvió al Hotel. Le dolía un punto concreto entre los ojos, se mesó el puente de la nariz con el dedo índice y pulgar de la mano derecha con gesto cansado, al abrir los ojos se encontró con Mamori, que lo esperaba para regañarle por haberse escapado.

Haciendo caso omiso a la chica siguió paseándose por el Hotel en busca de Shin hasta que, por fin, dio con él.

Sena había escuchado el chapoteo del agua al pasar cerca de la Piscina del Hotel y dedicó una mirada breve al interior para cerciorarse del origen de aquellos sonidos. Un chico moreno hacía Largos a una velocidad impresionante.

Sena sonrió al instante y entró en el recinto. Se acercó, haciendo ruido deliberadamente con sus pasos hasta el borde de la piscina rectangular. Shin levantó la cabeza al llegar donde estaba Sena y sacando los brazos del agua los apoyó en el borde y sacudió la cabeza, unas gotas salpicaron la cara de Sena, que sonrió, poniéndose de cuclillas para hablar con Shin.

"Eyeshield."

"Shin-san."

El linebacker le miró a los ojos con la respiración agitada por el esfuerzo. Había algo intenso en la oscuridad de su mirada. Sena miró a otro lado, algo nervioso.

"No- no sabía que también nadaras", comentó sintiéndose patético al instante por el comentario tan estúpido que acababa de soltar.

"La natación es un deporte muy completo, ayuda a tonificar una gran parte de los músculos del cuerpo, más que en cualquier otro deporte, de hecho.", respondió Shin, muy seriamente.

Sena se rascó la nuca riendo nervioso, "lo ma-malo es que no puedes marcar touchdowns". Justo cuando pensó que no podía quedar más en ridículo Shin le dedicó una mirada seria pero pensativa.

"Tienes razón." El agua caía desde su pelo hasta sus mejillas y un par de gotas colgaban de su nariz, labios y flequillo. El agua seguía corriendo más abajo. Sena prefirió no seguir ese camino.

"Mañana podremos entrenar", comentó casualmente, intentando que el hilo de sus pensamientos volviera a la normalidad. Shin apoyó las manos en el borde y se elevó fácilmente para salir de la piscina, junto a Sena.

"Me alegro...", llevaba un bañador en forma de pantalones cortos, negros. Las gotas de agua caían rápidamente por todo su cuerpo. Sena se incorporó, con la vista clavada en el suelo mejor que en cualquier otro sitio", ya comenzaba a aburrirme." Sena se sonrojó.

¿Cómo mirar a otro lugar cuando Shin llenaba todo su espacio vital allí donde posase la mirada? Su forma física era perfecta, no parecía tan exageradamente musculoso como cuando llevaba las protecciones y el uniforme de fútbol, así, en bañador, se apreciaba el desarrollo en su justa medida de todos sus músculos. La casi delgadez en torno a la cintura sorpredió ligeramente a Sena, que muy a su pesar ya estaba mirando demasiado. La sangre le hervía en las mejillas. Shin se acercó para examinar su rostro más de cerca. Volvía a ser demasiado alto.

"¿Estás bien, Eyeshield?"

"S-sí, claro. ¿Por qué lo dices? Estoy muy bien, aunque aquí hace algo de calor, ¿no?" respondió, de carrerilla y casi trabándose con sus propias palabras.

"Es por la climatización de la piscina, también lo he notado al entrar."

Inmediatamente hubo un silencio incómodo que ninguno de los dos supo cómo llenar, allí estaba Shin, parado frente a él en toda su magnificencia, su frialdad y su silencio. Y allí estaba él, un chico enfermo y acalorado, sintiéndose ridículo.

"¿Jugarás el partido?", tenía la vista clavada en las pequeñas ondas de luz que se formaban en la superficie del agua aún agitada por los Largos de Shin. Respondió sin apartar la vista de allí.

"Sí, para entonces estaré p-perfectamente", se llevó la mano a la frente con un gesto de dolor. Shin se acercó más y le cogió de la muñeca, estaba tan cerca que Sena podía rozar su pecho con la punta de la nariz, le pasó el dorso de la mano por la frente.

"¿Seguro que ya estás bien? Si quieres jugar debes descansar", casi sonaba a orden en boca de Shin y el runningback se estremeció.

"Tienes razón, lo siento."

"También deberías comer, pareces haber perdido peso."

"Lo haré."

"... ", Sena se sonrojó aún más y Shin se alejó en busca de sus cosas, "vámonos".

Como le había ocurrido en el pasillo al encontrarse con Jumonji un dolor intenso y agudo le sobrevino, se llevó una mano a la frente y apretó la mandíbula con los ojos muy cerrados.

"Eyeshield"

Era como si estuviesen taladrándole las sienes.

"¡Eyeshield!"

Sonido de pasos.

No podía respirar muy bien.

Caía en la oscuridad, y lo cierto es que Sena siempre había pensado que la oscuridad no tenía ningún tipo de consistencia pero allí, hundiéndose lentamente mientras sus miembros flotaban sin peso se sintió cómodo. Al momento siguiente estaba en el campo, era el partido contra los Oujou pero, por alguna razón, Shin no estaba. Hiruma se acercó a él sin quitarse el casco y le puso una mano huesuda y alargada en el hombro.

"Vamos con una carrera, enano. Quedan 3 segundos de partido, cuando ese tiempo se agote deberás acabar la jugada, si te tumban después sin haber marcado hemos perdido."

Sena asintió, dio una palmada al aire antes de colocar las manos sobre las rodillas y frotarlas, estaba preparado para correr.

"Set."

Las gradas se levantaron en gritos de júbilo y ánimo.

"¡Hut!"

Las líneas de Deimon y Oujou se enfrentaba en el centro, enormes y terroríficas.

"¡HUT!"

Hiruma hizo un gesto levantando la pelota en el aire, preparándose para pasar, en su lugar dejó caer la pelota a sus espaldas, Sena se lanzó a por ella y la atrapó antes de que tocase el suelo. Corrió, corrió como alma que lleva el diablo, no fue un problema esquivar a los defensas de Oujou después de cruzar el hueco que la Línea había abierto para él. Tres defensas se lanzaron a la vez, Sena los esquivó de forma magistral, fintó a la derecha para pasar al primero, se agachó para pasar justo por debajo del brazo del segundo y en un salto se elevó sobre el tercero. La zona de gol estaba vacía y Sena sólo tuvo que correr y correr mientras el público se levantaba en sus asientos.

Al fin, cruzó la línea de gol. El árbitro pitó y …

Ya no estaba en el campo, o tal vez sí, el suelo húmedo de la piscina era frío y él estaba empapado, pero bien podía ser la lluvia y la hierba mojada bajo él, en la bruma de la semiconsciencia unos labios se posaron sobre los suyos, devolviéndole el aire.

El árbitro pitó y... ¿Por qué no decía "Touchdown"?

Sena abrió los ojos lentamente, tardó en enfocar la vista en el rostro teñido de preocupación que lo miraba atento a 3 centímetros del suyo propio. Shin giró el rostro para oír atento la respiración de Sena. El runningback susurró, contra su oído.

"Touchdown", Shin se apartó visiblemente sorprendido, entonces y por primera vez desde que Sena y él se encontraran dibujó algo similar a una leve -muy leve- sonrisa, sin dejar de fruncir el ceño entre la preocupación y la diversión. Sena más tarde, echado en su cama, pensaría sobre si también había soñado aquello. Le pesaban los brazos y piernas como yunques pero sonrió, girando la cabeza para mirar a Shin, "He marcado un touchdown."

Shin se acercó a él y cogió uno de sus brazos para pásarselo por encima del hombro. Su voz sonó tan fría y seria como siempre, pero algo, algo era distinto.

"No deberías volver a salir de la cama hasta que te hayas recuperado".

"Lo siento, Shin-san."


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