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19 días: Síndrome de Estocolmo por 3ngel

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Notas del capitulo:

Espero que les guste :)

19 days : Síndrome de Estocolmo

 

 

 

Día 1

-          Levántese joven Ki bum – Decía por décima vez su empleada.

-          Deja de molestar, ya dije que me iba a levantar en un momento. – Dijo volteándose para darle la espalda.

-          Pero… - seguí insistiendo

-          Sale de mi habitación en este preciso minuto si no quieres morirte de hambre a fin de mes – Escupió sin sentir la mínima culpa.

Sólo oyó el suspiro, pasos y luego el sonido de la puerta al cerrarse. Enojado por haber dormido poco, se levantó para dirigirse a la ducha. 

Ese día sería extremadamente agotador, las clases en la universidad lo tenían completamente estresado, más cuando ya era final de semestre.

Sentía como el agua recorría su cuerpo y se relajó, cerrando sus ojos sólo dejo que aquel líquido recorriera cada centímetro de su perfecto cuerpo. Porque de él todo era perfecto, a causa de eso, chicos y chicas caían enamorados ante su encanto y claro, su dinero. Pero él no tenía tiempo para ellos, porque ya tenía novio.

Sintió como rodeaban su cuerpo y comenzaban a besar su cuello, sonrió, sabía exactamente quien era; su novio de 2 años, aquel con el que comenzó “algo” por simple juego y terminó enamorándose. Si, ambos se proclamaban amor eterno. Eran como el agua y el aceite; como el negro y el blanco; como el yin y yang; tan distintos pero ninguno podía vivir sin el otro. Su novio era el único que lo conocía al 100%, todas sus facetas, todos sus sentimientos y pensamientos, todo su pasado y presente.

-          Me contaron que amaneciste de malas – Susurro en su oído.

-          No dormí mucho – Dijo apoyando su cabeza en el hombro del más bajo.

-          ¿Por qué? – Pregunto mientras lo giraba para quedar frente a él.

-          Pesaditas… soñé tonteras y desperté a media noche. Sabes que si me despierto me pongo de malas, al final, es como si no hubiera dormido nada. Y después esa empleada… - Dejó de hablar cuando volvió a sentir los labios de su novio en su cuello – Jjong… - suspiró estirando su cuello hacia atrás.

-          Te extrañé – Dijo su novio apegando su cuerpo al de él.

-          Yo también – Dijo sonriendo mientras lo tomaba del mentón y comenzaba a besarlo.

No le molestaba para nada el llegar tarde a su primera clase, menos le molestaba que su novio entrara de la nada a la ducha mientras él estaba ahí. Le gustaba sentir sus cuerpos pegados, sus respiraciones cada vez más agitadas, sus movimientos de caderas para provocar roce, sus suspiros en la boca del otro mientras se besaban, sentir las manos de su novio en su cuerpo haciendo que este se estremeciera. Más le gustaba cuando se volteaba, cuando sentía como sus cuerpos comenzaban a unirse, sentir aquel dolor que luego de unos movimientos comenzaba a ser bastante placentero, escuchar los gemidos de la otra persona en su oído mientras sus propias manos se aferraban de cualquier parte del cuerpo del otro para no gritar, cómo los movimientos cada vez se hacían más rápidos haciéndole perder la cabeza, el sonido que se producía cuando chocaban sus caderas. Pero lo que más le gustaba, era sentir la mano de su novio en su miembro provocándole más placer, para luego de unos minutos, poder sentir un largo gemido en su oído junto a una mordida mientras él se venía en la mano de su novio, y su novio, se venía dentro de él.

Agitado se separo del cuerpo del otro y se volteó besándolo.

-          Llegarás tarde – Dijo con tono travieso.

-          Tú también – Dijo Jonghyun mientras besaba al otro juntando nuevamente sus cuerpos.

-          No podemos de nuevo, Jjong – Dijo antes de perder otra vez la cordura.

-          Key… -Dijo en súplica el otro.

-          Jong, puedes esperar unas horas, ¿verdad? – Dijo mientras comenzaba a salir de la ducha.

-          ¡No puedo! – Le reclamó el otro mirándolo triste, Kibum rió.

-          Deja de hacer eso, ya vamos bastante tarde – Tomó la toalla que se encontraba preparada previamente y caminó a la habitación para cambiarse.

-          Tus padres no están – Dijo el otro

-          No sigas

-          Pero…

-          Pero nada, sabes que estoy en mis finales. Necesito estar en clases.

-          Está bien, está bien – Respondió el moreno resignado, comenzando a vestirse también.

Luego de haberse preparado, salieron casi corriendo de la casa, Ki bum apenas y pudo recoger una manzana de desayuno para el camino. Tomaron el auto de su novio que se encontraba estacionado en la entrada, y a los veinte minutos se encontraban en la Universidad. Él primero en bajarse fue el rubio, que se acercó para besarle, salió del auto no sin antes decirle un “Te Amo” haciendo que el otro sonriera para después responderle de igual forma.

Ese día, había comenzado perfecto, no había pasado aquella típica pelea mañanera que los caracterizaba y se sentía feliz. Sentía que sería un gran día. Suspiró caminando hacia la sala en la que le tocaba la clase.

Era ya la hora de almuerzo cuando se volvió a encontrar con su novio, fueron a almorzar por algún restaurant cerca y se despidieron de nuevo para ir a sus respectivas clases.

Cerca de la hora de salida, Key recibió un mensaje de texto de su novio que decía: “Lo siento honey, necesito irme antes, si que no te podré pasar a buscar. Nos vemos más tarde. Te Amo”.

 Los últimos minutos de la clase se le hicieron los más largos. Suspiró molesto y cansado. Cerró los ojos, mientras escuchaba lo que tanto anhelaba: “Eso es todo alumnos, para mañana me tienen que traer el bosquejo de su proyecto”. Sintió como su cuerpo se relajaba al instante, sonriendo feliz por haber terminado ese día.

Caminó hacia la salida, recordó que no había llamado a su chofer y eso le frustró. Tendría que caminar varios minutos para encontrar un taxi. Se puso sus audífonos mientras comenzaba a sonar la música, todo para que el camino se le hiciera más corto. Pero se sintió inquieto, se sintió nervioso, hace ya unas cuantas cuadras que un hombre de negro le vigilaba con celular en mano. Al principio no le había llamado la atención, pero luego de que aquel hombre llamara cada media cuadra, lo había comenzado a poner inquieto. Aceleró el paso para llegar lo más pronto posible al paradero. No era muy tarde pero en ese momento ya no había muchas personas, de hecho, el paradero se encontraba completamente desolado. Esperó unos minutos cuando vió un auto de color blanco estacionarse frente a él, miró inquieto mientras la ventanilla comenzaba a bajar.

-          ¿Taxi? – Preguntó un hombre de unos 40 años, pelo negro, que conducía el vehículo.

-          No, no eres un taxi. No tienes letrero – Dijo mirando hacia el otro lado para ver si de verdad venía uno.

-          Súbete – Dijo en tono de orden el hombre que hace ya rato lo venía siguiendo.

-          No – Dijo decidido.

Sintió como lo tomaba de los brazos, comenzó a mover su cuerpo para zafarse, pero aquel hombre le ganaba en fuerza. Vió como el señor del taxi se bajaba y lo único que cruzó por su mente en esos momentos fue gritar. Abrió su boca pero antes de poder emitir algún sonido, el otro ya le tenía la boca tapada con su mano. Pateaba al que se encontraba en frente para que lo soltara mientras que con las manos rasguñaba las piernas del que se encontraba atrás.

-          Quédate quieto – Fue una orden. Pero él hizo lo contrario, mordió la mano del mayor haciéndole gritar.

-          ¡Chiquillo de mierda! – Le gritó mientras se quejaba y él comenzó a gritar con todas las fuerzas.

-          ¡¡¡AYUDA!!!

Luego, un fuerte golpe en su estómago que lo dejó sin aire, seguido de un golpe en su mejilla para hacer que todo se volviera negro.

Quiso abrir sus ojos pero no podía, un dolor fuerte lo acompañaba por los golpes. Quiso volver a gritar pero su boca estaba sellada. Lo único que pudo hacer, fue mover su cuerpo para sentir sus manos atadas a una silla, como también lo estaban sus pies. Su respiración se agitó, quería llorar y salir lo más rápido posible. Pero estaba más que claro, que no saldría tan fácilmente.

-          Despertó – Oyó una voz ronca – Tú te quedas a cargo Minho

-          Si – Respondió el otro.

Por otro lado, en la casa de los Kim ya comenzaban a llamar a la policía, su hijo, su único hijo no había llegado a casa. Incontables llamadas fueron hechas pero ninguna obtuvo respuesta. La desesperación reinaba en la casa, ya eran 8 horas en las que no se sabía nada de Kim Ki bum. El miedo se hacía presente también, sumándose incontables rezos para la seguridad del muchacho. Los boletines de noticias no se tardaron en aparecer, todo un despliegue policial se había armado para rescatar al hijo de uno de los empresarios más importantes de Corea. Todo pasaba, mientras su novio, con rastro de lágrimas en las mejillas pero ahora con mirada decidida, recorría las calles en su auto esperando encontrar alguna pista del paradero de Key, todo sin dejar de sentirse culpable por lo que estaba pasando. Buscaría, por cielo, mar y tierra a su novio hasta encontrarlo.

Notas finales:

Comenten~ 


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