Capítulo 1:
¿Cuánto tiempo ya ha pasado? 10 años, y para mí han sido siglos.
Mi nombre es reconocido como uno de los mejores cantantes y compositores del mundo, todos querían saber mi mayor secreto y mi gran amor. En su momento quise ocultarlo para no dañarlo, hoy… se lo quiero decir a todo el mundo para que sepan el nombre de la persona que me hizo más feliz, y que es la misma persona que me rompió el alma después de un tiempo, mi corazón no lo destrozó, porque mi corazón aún sigue latiendo cada vez que voy a su tumba para verlo, o cuando en periodos del día comienzo a recordar sus gestos.
Ya han pasado 10 años, seguramente si me viera se asombraría de lo maduro que me encuentro, que los años no pasan en vano, aunque es sólo el querer… él no puede volver, una manta fría como la nieve lo envolvió la noche más maravillosa que he tenido en mi vida. ¿Suena paradójico? Lo es.
Le prometí vivir, hacer todas las cosas que él no pudo en su vida, y así lo hice. Viajé, compuse, viví, pero nunca me permití volver a enamorar, sé que me regañará la próxima vez que nos veamos pero no pude… su amor estaba grabado en mi pecho. Los inviernos se hacían parte de la más hermosa serenata, soñando que el viento era su voz, esa misma que recordaba tan claramente cada vez que las lágrimas asaltaban mis ojos y mi fuerza dudando si podría seguir. Aquella copa de vino que te molestaba que tomara en frente de ti porque decías que me ponía tonto y sentimental, y que no querías pensar en los últimos días cuando estabas conmigo porque simplemente el que nos amáramos era para la eternidad. Cuantas veces no soñé con volver a tocar tu cara al despertar, o verte sonreír, cuantas veces no he recordado nuestros momentos alegres y esos que destrozaban mi alma cuando llorando aferrado a mi pedías un poco más de vida.
Me desvié del tema, es la primera vez que estoy escribiendo, y han sido 10 largos años en los que quiero expresar muchas cosas. En especial, la historia de mi vida, esa vida que un día se me fue, ese año que conocí muchas cosas que no hubiera conocido si no hubiera sido por esa persona.
Aún recuerdo la primera vez que lo vi, él era un reportero de un diario poco conocido, recuerdo cuando entró aquella sala tímidamente.
- ¿Puedo pasar? – Dijiste.
- Claro – Respondí de manera seria.
Entró lentamente en la oficina de aquella compañía, esa oficina que me dieron ni siquiera entendiendo el porqué.
- Vengo por lo de la entrevista – Dijiste de la manera más seria que pudiste en ese momento.
- Que sea corta porque tengo más entrevistas – Respondí de manera pesada.
Ahora que pienso en eso sonrío, quién iba a pensar que aquel hombre que se veía tan indefenso y tímido podía llegar tan dentro de mi corazón. La entrevista era con las mismas preguntas de siempre, si tenía pareja, cuáles eran mis planes a futuro, que era lo próximo que lanzaría, cómo eran mis reacciones ante tal éxito. Estábamos sentado tú enfrente de mi y me molestaba aquella manía que tenías de mover los pies cuando estabas nervioso.
- ¿Puedes dejar de hacer eso? –Dije ya enfadado
- ¿Qué cosa? – Preguntaste inocente
- Mover el pie.
- Lo siento – Dijiste avergonzado y continuaste con la entrevista.
A los pocos minutos aquella entrevista se había terminado. Comenzaste a tomar tus cosas guardándolas en aquel bolso todo desaliñado que cuidabas tanto, decías que era de tu padre, claro que esa información la supe después.
- Soy tu fan – Dijiste sorprendiéndome cuando ibas saliendo.
Ese día tuve muchas entrevistas más, tu presencia en ese día no había sido importante para mí. Mi vida y la tuya continuaban de la misma forma.
Recuerdo que un día que iba pasando por aquella cafetería que me gusta visitar por su ambiente tan relajante, te vi, estabas con dos chicas y un chico más te acompañaba. Sonreías, y esa fue la primera vez en que me fijé que tu sonrisa era la más hermosa que había y he visto en mi vida. Entré y pedí mi café para llevármelo, era una época de vacaciones, y tú me notaste. Cuando salía corriste detrás de mi.
- Kim Hyun Joong-ssi – Me dijiste haciendo que me diera la vuelta.
- ¿Si? – Te mire de frente.
- Yo… - Estabas nervioso, te costaba hablar.
- ¿Tú? – Mi faceta arrogante.
- Espero que pronto pueda oír alguna nueva canción suya – Dijiste sonriendo y agachando la cabeza.
- Ok. Ahora vuelve a tu mesa y a tu cita – Dije dándome la vuelta.
- ¡No, no! ¡No es mi cita! ¡Ella… - decías haciendo gestos con las manos.
- No me tienes porqué dar explicaciones – Le dije sin más caminando a mi casa y dándole la espalda.
La vida me dio la oportunidad de volver a tener otra entrevista contigo, recuerdo que ese día estaba tan molesto porque el presidente de mi compañía quería que hiciera muchas entrevistas, y estuviera en muchos programas de variedades. Yo no era así, eso todo el mundo lo sabía, yo me dedicaba a mi música y no en andar haciendo el ridículo en aquellos estúpidos programas de variedades que ni siquiera me interesaban. Lamentablemente, ese día me desquite contigo.
- Entrevista con Kim Hyun Joong – decías cuando ya habías prendido tu grabadora. – Dígame, ¿Cuáles son sus expectativas para este nuevo álbum que está lanzando?
- Las mismas que la de todas las demás – dije cortante mirando por la ventana de aquella oficina la ciudad de Seúl.
- ¿Perdón?
- ¿Por qué no mejor pones las mismas respuestas de la entrevista pasada? – Seguía dándote la espalda.
- Tengo que hacer esta entrevista, es muy importante, es mi trabajo – Me decías seguro sentado en aquel sillón que se encontraba en la oficina.
- ¡Haz lo que te digo o yo mismo me encargaré que te despidan! – Dije molesto dándome la vuelta.
- ¡No! ¡Que seas un famoso no te da derecho de tratarme así! ¡Yo respeto tu trabajo y tú respeta el mío! – dijiste levantándote de tu asiento mirándome seriamente.
- ¡Quién eres tú para hablarme así! – Mi voz iba en aumento cada vez más - ¡Vete! –Dije apuntando hacia la puerta.
- ¡Quién soy! ¡una persona igual que tú! – Dijiste desafiándome
- ¡Igual que yo! ¡No me hagas reír! ¡No eres nadie! – Cada vez me acercaba más y de forma más amenazadora haciendo que tú dieras unos pasos hacia atrás.
- ¡Soy mucho más persona que tú quizás! Yo… ¡Yo respeto a una persona! ¡Y si fuera famoso no utilizaría mi estatus para hablarle de la forma que lo estás haciendo a alguien!
- ¡No me hagas reír! ¡Qué me tienes que enseñar tú! – La rabia salía de cada uno de mis poros.
- ¡Más de lo que quizás me puedas enseñar tú! Qué desilusionante que la persona que admirabas te hable así, y que te des cuenta cuán mierda es – Dijiste tomando tus cosas - ¡Yo que pensaba que toda esa hermosa música que componías, lo hacías porque tu corazón era tan puro como para llegar a transmitir emociones! – Eso me molestó más.
Cuando vi que ibas saliendo de la oficina, corrí y te tomé del brazo para darte vuelta. Me quedaste mirando de forma desafiante.
- ¡Tú no sabes nada! – Te dije aún sosteniendo tu brazo.
- ¡Ya me lo haz dicho todo! – Dijiste zafándote de mi.
Cuando estabas a punto de salir tomaste tu pecho haciendo un gesto que no pude descifrar en aquel minuto. Te quejaste y vi cómo se a poco comenzabas a caer de rodillas en frente de mí.
- Así deberías haber estado pidiendo perdón – Dije de forma venenosa. Saliendo de aquella oficina.
Desde ese momento no te vi más por al menos un mes, mi manager me tenía loco diciendo que te habías llevado al hospital porque te encontraron desmayado en la puerta de mi oficina, me sentía muy culpable, y aún me sigo sintiendo culpable. No quise saber nada de ti, porque sabía que encontrarte iba a ser difícil, más aún cuando me di cuenta que no sabía tu nombre. En mi cabeza, sólo daba vueltas aquella discusión y cómo te había desilusionado, no entendía porqué un hombre que había visto un par de veces rondaba tanto por mi mente.
Un día estando sentando en mi departamento, aquel con esos ventanales grandes dónde te gustaba mirar el mar, y siempre me reclamabas que estaba tan lejos de la ciudad, tomando una copa de vino y fumándome un cigarro tus recuerdos volvieron a aparecer, no sabía porqué estabas tanto en mi mente, tu figura delgada, tu mirada que mostraba tanta decepción, rondaban una y otra vez en mi cabeza. Recuerdo que ese día tomé las llaves de mi auto dispuesto a buscarte y a disculparme por el trato que te di, yo no era una persona así, ese día estaba disgustado y me descargue contigo. Manejé rápidamente a la oficina de tu trabajo, al llegar todos me miraban asombrados porque “La estrella” Kim Hyun Joong estaba en ese lugar, pasé rápidamente mientras intentaban sacarme fotos y todas las cosas por el estilo y me dirigí a la oficina del director, entrando sin pedir permiso y sorprendiéndolo para luego preguntarle en dónde te podría encontrar, me miró raro cuando le dije que no sabía tu nombre.
- Es el chico que ha ido dos veces a entrevistarme – Dije ya perdiendo la paciencia.
- ¿Te refieres a Heo Young Saeng?
- No me sé su nombre, ya le dije
- Entonces debe ser él, está en el hospital de Seúl – Una extraña punzada hizo que mi pecho doliera. Sabía que era mi culpa, pero no sabía que habías ya estado varios días hospitalizado.
- Ok – Dije sin más para luego irme.
Manejé al menos media hora antes de llegar al hospital, estaba nervioso, si me hubieras visto de seguro te hubieras burlado como solías hacerlo. Repasaba una y otra vez qué te diría, no era tanto, pero me tenía sumamente nervioso. Pregunté en informaciones por tu sala y me la dijeron sin preguntar mucho, mientras recorría los pasillos de nuevo gente sacaba sus cámaras para sacarme fotos. Llegué al tercer piso y encontré tu habitación. Entré, viendo que estabas mirando por la ventana.
- Hola – Dije
- ¿Qué haces aquí? – Me dijo después de girarse al darse cuenta de mi presencia.
- Vine a…
- No tengo nada que hablar contigo, si te preocupa que alguien pueda saber, no te preocupes, nadie lo sabe ni lo sabrá – Dijiste sin dejarme terminar – No quiero que me pagues para guardar silencio porque de todas formas lo haré – Estabas en guardia y no te culpaba, él que había actuado mal era yo y tu reacción era normal.
- No es eso… - Dije agachando mi mirada.
- ¿Entonces?
- Vine a disculparme… - Dije mirándote fijamente a los ojos.
- ¿A disculparte? – Me mirabas sin comprender.
- Si, sé que actué mal, de verdad que no soy así, estaba enojado…
- No tienes que darme explicaciones – Las mismas palabras que te había dicho me las repetías –Si estás tranquilo con que acepté tus disculpas, está bien, las acepto. – Giraste volviendo a ver por la ventana.
Fue un impulso, uno tan grande que me hizo caminar directo hacia tu cama, tomar tu cara y sin previo aviso juntar mis labios con los tuyos.