“26 de Enero de 2012
(03:58 a.m.)
En fin, ya no hay nada que hacer… Ya estoy en el avión, rumbo a una nueva ciudad: Japón. Debo dejar todo atrás, amigos, familiares, escuela, compañeros, maestros… Pero bueno, supongo que nada puede ser tan malo. Aunque adaptarse a otro lugar en dónde no conoces a nadie con mi corta edad es malo…
“Vamos Alice, ¡será divertido!” me dijeron… Espero que no me hayan mentido, porque esto ya es aterrador. Extraño demasiado a mis amigas, y dudo que nos podamos mantener en contacto seguido… Diablos, más amigas que perder. Es la segunda vez que debo cambiar de vida por un ascenso del trabajo de mi padre. Pasamos de América a Europa, y de Europa vamos directo a Asia. El cambio será, otra vez, muy drástico…
(14:26 p.m.)
Ya estamos en el apartamento. Debo admitir que es todo lo que soñé y más esta ciudad, pero sigo con toda la melancolía. En un rato debo ir con mi madre a comprar el uniforme de mi nuevo instituto. Es una escuela de mujeres únicamente, llamada Spica. El campus y los dormitorios se comparten con otros dos institutos femeninos: Lulim y Miator. Me asusta tener que comenzar en un lugar diferente, pero aunque sea no habrá muchachos babosos o molestos que me sigan, como siempre pasa…
Bueno, basta de pensar en esos depravados que debo ir a comprar el bendito uniforme. He oído que aquí en Japón son unos hermosos conjuntos, así que debo irme.”
- Pues tenía razón –Me dije a mi misma frente a un espejo- Es un hermoso uniforme n.n
- Cariño, ya debes irte –Gritó mi madre desde la cocina-
- Haaaaaaaaaaaaaai –Le contesté mientras arreglaba un poco mi negro cabello- Creo que es lo mejor que puedo hacer con este asco de apariencia –Bufé-
Al bajar vi un delicioso desayuno preparado. Se me antojaba, pero iba a llegar tarde y no creo que permitan cosas así en ese instituto tan prestigioso.
- Adiós madre –Dije dándole un abrazo- Ya nos hablaremos, aunque no quiero –Lo último lo dije sin aliento, pues no podía ni respirar de lo que me estaba apretando esa mujer-
- Tu padre te desea un buen comienzo –Dijo secándose las típicas lágrimas de madre orgullosa- Pero no pudo safarse de…
- No necesito explicaciones –Dije apretando un poco el puño, ya que me irritaba la situación- Me voy…
Salí de allí emocionada. Ya no tendría que ver siempre a mis padres, lo que era una ventaja para mí. En fin, antes de lo que esperaba, ya estaba allí, en un enorme campus, que ni mis ojos podían creer y mi mente nunca pudo imaginar.
No pude evitar soltar un “Wooow” con una enorme sonrisa y ojos como platos. Estaba perdida mirando esa encantadora vista cuando alguien me sacó de mis pensamientos.
- Buenos días –Dijo una encantadora señorita- Me llamo Tomori Shion, y soy la representante de Spica. Y tú debes ser la nueva estudiante.
- Sí, buenos días –Dije inclinándome levemente- Mi nombre es Alice…
- Curioso nombre… -Dijo mirándome de arriba abajo, lo que hizo que me ruborizara un poco- Bueno, empiezas en cuarto año, ¿verdad?
- Hai –Dije un poco ruborizada todavía-
- Bueno, designaré a alguien que te ayude a conocer el magnífico campus y te ponga al tanto de las clases –Dijo revisando unos papeles que tenía en la mano-
- Gracias –Dije sonriendo un poco, y noté como sus mejillas cambiaban a un tierno rosado-
- L-Las chicas que te acompañarán se llaman Hikari Konohana y Yaya Nanto –Dijo mirando un poco más de cerca sus papeles, tratando de ocultar su cara-
- Gracias, ahora las buscaré –Dije inclinándome un poco y echándome a caminar-
Mientras caminaba hacia Spica, podía oír algunos comentarios que hacía que me avergonzara un poco…
- ¿Quién es ella?
- ¿Es nueva, no?
- ¡Kyaaa es muy mona!
- Tiene unos ojos de ensueño.
- Ojala fuera mi compañera de cuarto…
- ¡Kawaii!
- ¡Waaa que moe!
Cada vez me iba poniendo más roja. Esos comentarios me estaban apenando, no podía mirar a nadie. Pensé que los acosos no iban a ocurrir en esta escuela. Rayos. Caminé cada vez más rápido, y sin notarlo, me tropecé con una chica.
- Lo… Lamento –Dije agarrándome la cabeza por el golpe- ¿E-Estás bien?
- Sí, deja –Dijo la chica de la larga cabellera- Estoy bien, no te preocupes –Dijo mientras se levantaba-
- Shizuma, ¿te encuentras bien? –Dijo una muchacha que la acompañaba-
- Dije que estaba bien –Dijo la chica de la enorme cabellera sacudiendo su uniforme-
Al levantarme del suelo, pude observar bien a las dos personas con las que tropecé: eran infinitamente hermosas, sobretodo la muchacha de la larga cabellera de plata…