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El interior de carne y el de engranes por sleeping god

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Notas del capitulo:

Debería avanzar en esto ahora que estoy incapacitado. Ya veremos si es verdad.

Primer día de clases de Grimmjow, ya tiene todo listo en su mochila y llevo el almuerzo que le a preparado Yuzu: mucha carne para su agrado.

Lo dejo en la puerta, contento de ver que las cosas pueden mejorar para él y por lo tanto para mí.

Ahora me voy yo a la escuela, saludo en la puerta a Rukia y maás tarde encuentro a Renji, además de pasar por un costado de Kempachi que sigue siendo el mismo aun sin mi pantera, todos los demás parecen calmado y “liberados” como diría mi novio.

-hey, Ichigo-me llama la menor de los Kuchiki.

-¿Qué pasa?

-vamos a almorzar-no digo que no y subimos al techo a comer.

-hoy entró Grimmjow a la universidad-le presumo, tanta alegría tengo que compartirla.

-¿en qué tipo de escuela lo aceptaría?-me molesta su comentario.

-te he dicho que no es tan malo, no es su culpa.

-Ichigo, todos en la escuela saben que a veces hablaba solo, que se pelea sin razones y además que su actitud es la de un desquiciado ¿no crees que te arriesgas a ti y a tu familia al tenerlo cerca?

-no lo conoces-digo secamente, levantándome. No estoy dispuesto a escuchar esa mierda otra vez: “esta loco”, “perdió el juicio hace años” y hasta “a ese gato loco le patina el coco”; basura todo, es diferente, eso es todo ¿Quiénes son ellos para decir qué es lo sano y qué no?

-no te molestes, Ichigo. Sabes que ese sujeto no sólo me molestó a mi, también a mi hermano-me detengo de bajar las escaleras.

-lo sé… pero… no es verdad eso que dicen de él, nadie sabe nada y ni se tomaron la molestia de conocerlo-digo con resentimiento que me dura hasta la salida donde Rukia se disculpa, aceptando que lo que sabe del pantera es lo que cuentan todos, esos chismes de los cuales se supone nunca se enteraría.

Voy a su escuela a recogerlo pero mi sorpresa es encontrarlo con un hombre pegado a su cuerpo, es obvia la molestia de mi novio pero aun así le preocupa lo que se pudo malentender.

-no es lo que parece-dice veloz, como esposo hallado en la cama con la mejor amiga.

-¿entonces qué es?

-es… es… un maestro, al parecer. No lo sé, todos aquí son muy extraños-sonrió, se nota que aquí pueden apreciarlo.

-parece que es un requisito.

-hey…-se queja y emprendemos el camino a casa.

-¿Cómo te fue hoy?

-bien, conocí a una banda que antes había en la escuela: “Vizard” eran su nombre y le hacían frente hasta Starrk… al principio andaban ardidos pero se les pasó, además está enorme la escuela y tiene muchos salones y por eso no encontraba a dónde demonios iba y, y, y el comedor tiene bancas de metal que no están rayadas y puedo comer GRATIS aunque digan que me modere, tienen como 10 menús distintos…

-tranquilo-le digo ante su creciente emoción de niño.

-los siento, algún día entrarás conmigo para que veas de que hablo, y podemos comer algo.

-tienes un hueco en el estomago-menciono burlón.

-no engordo ¿Cuál es problema?

-que si sigues así…

-¿voy a engordar?

-no, el mundo se va morir de hambre-lanza una de sus clásicas carcajadas que resuenan en toda la calle.

-déjame comerte más seguido y lleno el vacío-le doy un codazo en las costillas y corro a tomar el metro mientras me alcanza con un abrazo.

 

Busco mi tarea en la computadora cuando escucho llegar al pantera, dejando su mochila en el suelo e ir a besarme en la frente.

-¿Qué haces?

-tarea.

-bien, haré lo mismo-saca una libreta con el bosquejo de una mascara de demonio japonés con cuernos.

-¿Qué diablos es eso?

-tuve un sueño-dice sentándose en el suelo, como es su costumbre para dibujar-el shinigami, ese con el que luego sueño, aparecía con esta mascara y atacaba a la pantera, le ganaba pero no la mataba, la protegía de… dirás que extraño pero era de una cosa, una os muy extraña… no lo sé, pero la mascara era buena.

-¿Qué?-bajo con él para mirar nuevamente ese demonio.

-si, era fuerte más era para proteger-suspiro y dedico una sonrisa. No comprendo del todo, nunca lo hago pero me gusta que me cuente las cosas y que de mi boca nunca escuche algo sobre su salud mental o que dice estupideces.

Empieza a trazar líneas con rojo y antes de que tome el negro pongo mis manos alrededor de su cuello y lo atraigo hacia mí.

-¿Qué pasa, precioso?

-nada-coqueteo con sus labios, acercando los míos pero no permitiéndole besarme.

-no seas cruel-me pide y aun así sólo bajo una mano a los botones de su camisa, a abrirla y morderle el cuello. Deja la libreta de lado y se recuesta, dejándome recorrer su cuerpo con mis labios, en besos pequeños y algunos más marcados.

-te amo, Ichigo-dice acariciando mi cabellera, yo le tomo una mano y se la beso también. Ahora subo en su pecho, recostándome, y permito tome mis labios mientas sus manos me abrazan la cintura.

-¿puedo pasar?-escuchamos tras la puerta a Karin. Nos separamos y cuando acaba de abotonarse la camisa, abro.

-mañana iremos Yuzu y yo a un viaje de la escuela así que tendrán que hacerse el desayuno.

Ambos decimos que no hay problemas, le damos las buenas noches y volvemos a lo nuestro, sólo cariño algo caliente pero sin sexo, terminamos en la cama decididos a dormir sin molestia de ninguno de los dos. A veces adoro eso de él, sé que gusta hacer el amor, y aun así puede pasar un par de horas sólo demostrándome lo que siente y diciéndomelo muy seguido.

Salimos temprano de la escuela, la falta de la última clase, la de Byakuya, es algo extraño pero mínimo es el único maestro que avisa que no vendrá.

Paso a casa de Rukia para pasar un rato, es un lugar enorme y muy bonito, en las zonas más caras de la ciudad. Claro, gracias su multimillonario hermano.

 

-¿Qué crees que debería decirle?-me pregunta finalmente, después de contarme en toda la semana lo que le gusta y no le gusta del pelirrojo.

-sólo dile que te gusta, no puede pasarte nada peor que a mí.

-si, pero al final andas con él… ese no podría ser mi caso-se sienta el sillón junto a mi y baja el volumen del televisor.

-dile, te hace mucho caso, pasa por ti para ir a la escuela aunque no le queda de paso y te invita a ti sola a salir a algún lado. Claro que le gustas-le repito nuevamente aunque sus dudas todavía aparecen en su rostro-le preguntaré ¿está bien?-le digo para hacerla sonreír.

-gracias, Ichigo-vemos otra vez el programa de bromas hasta que me pregunta-¿Cómo está Grimmjow?

-bien.

-¿nada más bien? ¿No vas a decir que esta guapo o…?

-¡Rukia!-empieza a reírse y antes de que diga más suena mi teléfono. No conozco el numero-bueno.

-¿con quién hablo?-dice la voz de un hombre, de manera muy seria.

-Kurosaki Ichigo ¿Quién es usted?-digo algo molesto.

-mi nombre es Ukitake, trabajo en la policía ¿eres la pareja de Grimmjow?

Me alarmo, levantándome del asiento.

-sí ¿está bien?

-él está bien pero le agradecería que viniera a la estación. No quiero entrar en detalles por teléfono.

-voy para allá-digo, tomo mi mochila y salgo sin despedirme. Incluso tomo un taxi para no perder el tiempo. Llego en 15 min. Preguntando en la recepción por mi novio pero me responde un hombre que esperaba en la puerta, alto, de cabello largo blanco y una cara muy apacible para ser policía.

-Ichigo, soy Ukitake. Siéntate-me pide mostrándome una oficina.

-¿Qué pasa?-pregunto con prontitud.

-el padrastro de Grimmjow se suicido-no me duele pero me mareo al pensar en la reacción que debió tener mi gatito con esa noticia. Debe estar devastado-creo que necesita compañía.

-claro-me levanto para que me guie a él.

Vamos a un cuarto de piedra gris, con una ventana grande que da hacia una habitación con solo una mesa y una silla y… a Grimmjow sentado con la cabeza recargada en la mesa, con los ojos cerrados y sin delinear, aun visible que ha estado llorando.

Sin pedir permiso abro la puerta y entro.

-¡Grimmjow!-le grito, eufórico por tenerlo cerca.

Corre hacia mí con lágrimas en los ojos y como un niño se abraza a mi pecho. Le rodeo con mis brazos, con todas mis fuerzas, y lo acarició y beso, queriendo que eso y unas palabras de consuelo paren el dolor que demuestra.

-todo estará bien, Grimm-le digo, levantándolo-vámonos a casa-salimos del lugar y Ukitake, en la puerta, me pide que algún día le traiga a Grimmjow a una revisión psiquiátrica. Digo que sí aunque no sé si lo haré. Mi pantera no lo ha escuchado.

Fuera mi papá lo abraza y la cara de Grimmjow se contorsiona de dolor, todo por el amor paternal que le tiene a mi viejo. Igual el peliblanco pero que si parece entenderlo.

Al volver a casa lo recuesto en mi cama y me meto con él, queriendo protegerlo de todo, mi frágil gatito, el que todo el mundo cree que es indestructible pero no es así, a sufrido tanto que las cosas más extrañas lo hieren; claro ejemplo su abusivo padrastro lo ha dejado fracturado del corazón con su muerte.

-te amo-dice con voz baja. Sonrió y sigo acariciando su rostro.

-yo también-me besa y lo dejo. Hoy y hasta que se recupere podrá hacer lo que quiera si eso le devuelve su sonrisa.

Mete su lengua en mi boca, enredándola en la mía y jugueteando en mi interior, un beso muy erótico que sólo hacemos hasta estar metidos en el sexo. Bueno, no tarda en demostrar que es a lo que vamos al subirse en mí y meter sus manos frías bajo mi ropa.

-Grimm…-susurro, sujetando sus conejos.

Baja a mi cuello, dejando una mordida. Le abrazo la espalda, encariñado de que no se vea triste.

-está bien-acepto para que me joda.

 

Me levanta para sacarme la playera y acariciar mi cuerpo mientras me besa, paseo mis manos por su cuello, su gran espalda y su cabello azul cielo. Mientras siento sus labios gruesos sobre los míos y ese respirar excitado, el sonido de nuestro de la saliva siendo una y el crujir de la cama con unos pocos movimientos de nuestras manos y mis piernas acariciándose automáticamente al cuerpo del pantera. Roso su pene erecto, aprisionado en el pantalón. Meto las manos a su camisa para quitársela, me gusta sus pectorales marcados, después bajo su pantalón y lamo su pene, subiendo y bajando una mano en toda su longitud, recostándome con el pecho para tenerlo bien atendido, lo mojo con saliva para meterlo en mi boca y succionar, subiendo y bajando en el, aguantando las arcadas que me dan cuando llega a mi garganta, con las manos acaricio sus testículos, luego los chupo y vuelvo a su verga, lamiéndola por los lados, la punta, de abajo hacia arriba y viceversa. Es sabrosa, me encanta hacerle esto.

-ahhh…-grita después de un rato, sin venirse, soportándolo como solo él sabe hacerlo. Me desviste y… me hace cosquillas en la panza. Adoro cuando mete eso en el sexo, es divertido y parece que no me quita la mirada de encima mientras río, como si lo hipnotizara.

Dejándome de hacer reír lleva su mano a mi pene, bajando y subiendo en el.

-eres un ángel, mi amor-dice dejándome, llevando sus manos a mi rostro. Algo de luz han recuperado sus ojos azules.

-tú también, Grimmjow-beso su mejilla aunque este sudando. Se ve bien, hace que sus músculos se noten más.

-te amo-dice mientras siento sus dedos tanteando mi entrada, tocando de manera que me excito y me dilato sin querer.

-te amo, Grimm, te amo mucho-mete los 3 al mismo tiempo, me arqueo contra su cuerpo, sintiendo ese placer repentino.

Ah, que bien…

No mueve los dedos, los deja ahí. Es torturante. Dame. Dame ahora.

-entra en mí…-le ruego, desesperado. Se posiciona y empieza a entrar, siento toda su longitud encajar dentro mio. Se siente enorme, incluso he llegado a preguntarme como puede entrarme pero ahora solo me da gusto tenerlo todo dentro de mí.

Esperamos. Ya me he acostumbrado a la intromisión y me empiezo a masturbar. Entonces empieza a embestirme lentamente. Leves gemidos damos mientras me empuja hacia atrás con cada golpe hasta que sostiene mis caderas. Se agacha y me besa, dándome otro beso con mucha lujuria, con su lengua marcando mi interior al igual que su miembro, después la pasea por mi mejilla, luego la oreja, el cuello y mis pezones que marca felizmente, sin dejar de entrar y salir. Solo puedo abrazarlo con las piernas y sostenerme de las sabanas.

-ah, Grimm… que rico… que grande… ah-le digo sin poderlo evitar. Todo el gusto que siento se lo digo sin importar como se escuche.

Se acelera y grito, juntando las cobijas hacia mí, levantándome en mi espalda y cerrando los ojos.

-sí… más… así- le pido nada consiente, solo eso, empujando, empujando, empujando con todas sus fuerzas, con velocidad, sobando un punto dentro mio que es como si desactivara mi cordura-¡ah, Grimmjow, dame mucho más!-es extraordinario, lo hace sin mucho esfuerzo.

No puedo… ya no puedo más. Mi propia mano se cansa de atenderme y me levanto a que me abrace mientras me corro con ayuda de su mano. Tomo una gran bocanada de aire y digo:

-perdón…-me sostengo de sus hombros, sentado en su pene.

-¿Por qué te disculpas?

-parece que no he durado lo suficiente-es difícil pero hoy yo debía complacerlo, no al revés aunque siempre es así.

-no…-dice sonriendo-está bien, me gusta saber que te puedo complacer completamente-me besa y sale de mi mientras tomo algo de cobija para cubrir mi desnudes. Sin embargo puedo ver su falo aun parado así que le pido cierre la puerta, por suerte nadie nos vio.

Al cerrarla vuelve a sentarse en la orilla de la cama y, de sorpresa me jala de las piernas para tenerme de espaldas y con el entre mis piernas. Vuelvo a carcajear, divertido. Se recuesta en mi espalda mientras entra, no dejo de reír pues me hace muy feliz, aunque luego es risa con gemidos, después de un rato me pone en perro para darse bien el gusto, sin embargo mis manos no dan para eso y estoy sobre mis codos, viendo su mano masturbándome y su cuerpo moverse para ingresar al mio. Finalmente concluye en mi interior, ese liquido caliente que tantas veces debo limpiar en las mañanas de mi trasero. Se sale y lame su palma con mi semen. Voy a su pecho, me abraza y le beso una vez más antes de dormir.

El sol ingresa por la ventana, no dejándome descansar, busco taparme con el cuerpo de mi pantera.

-es hora de levantarse, bebé.

Me junto más a él, sin entender por qué quiere ir a trabajar tan temprano.

-vamos, arriba, a la escuela o ambos no llegaremos-me besa la frente y me levanto de golpe.

¿La escuela? No tenemos clase, es sábado.

-Grimm…

-me bañaré primero o puedes entrar conmigo-se levanta y temo… que no sea sólo un olvido del día.

-Grimmjow-me abraza y busca que empecemos-Grimmjow, espera, esp…-le alejo-Grimm.

-¿Qué?

Sostengo sus grandes manos y lo veo a los ojos, esperándose sea una broma.

-¿Qué día es hoy?-pregunto con tacto.

-oh, vamos…-se ríe y… creo… no, estoy seguro… parece no recordarlo, está muy tranquilo.

-¿Qué día es?-insisto.

-viernes, sé que no es agradable ir hoy a la escuela pero recuerda que empezaremos el cuadro del atardecer.

Me visto para encontrar mi papá a punto de irse.

-viejo, espera-le pido-Grimmjow… creo que algo anda mal.

-¿Qué?-cuestiona dejando el maletín.

-creo que no recuerda lo de ayer- sube conmigo y por suerte se puso un pantalón.

-¿recuerdas que comimos ayer?-pregunta papá, tanteando también el terreno.

-claro, ese pollo raro, que tiene esa crema como café y con un chingo de verduras. Karin me regaño por dárselas a Asesino-ayer no comió en casa.

Nos vemos. Sí, no sabe qué ocurrió.

-¿Qué hicimos en la noche?-digo con decisión. El jueves vimos una película y se quedó dormido. No hicimos nada pero debe sentir su pene usado.

-mmm… bueno… fui por ti a la escuela, vinimos en el metro y…

Calla. Lo medita. Dios, quizá era mejor si no lo recordara. Ahora vuelve a mostrar dolor.

-mi amor-digo tomando su rostro tiernamente.

-¿Por qué… me duele?-llora y mi papá lo abraza y, repentinamente, lo empuja al suelo como si le quemara.

-Aizen-dice muy seguro, ahora lo abrazo aunque permanece inmóvil.

No debí decir nada.

Hasta muerto lo hace sufrir.

-¿estás bien?

-no-dice, soltándome sin mirarme-debo preparar un funeral… tengo el dinero para… para… eso… su dinero…-las lagrimas salen de sus ojos y estos parecen perder la vida poco a poco, en un azul cada vez mas opaco-…ahorrar para pagar la misma muerte ¡que puta mierda!-lo vuelvo a abrazar hasta que deja de llorar.

-¿Grimm?

-sí, amor-pregunta con una sonrisa-¿Por qué te ves tan triste?

Le rodeo el cuello con los brazos. Es agobiante esto. Duele ser el causante de su dolor.

-Grimmjow-dice mi padre, queriéndome evitar decírselo nuevamente.

En la cara del pantera se ve la confusión.

-tu padre murió ¿recuerdas?-vuelve a nublársele el rostro.

Lentamente asiente y baja a revisar algunos números de funerales.

Mi padre decide no ir a trabajar.

Mis hermanas lo miran en silencio, cuando pensaban decirle algo vemos como se queda con el teléfono en la mano, quieto… y se ríe.

-¿a quien le iba a marcar?-pregunta con aire infantil.

No lo soporto y esta vez no digo nada. Tomo el teléfono y digo los datos necesarios.

Al escucharme recuerda otra vez y sale al jardín delantero a fumar.

-estoy loco ¿verdad?-me dice con miedo.

-no, Grimm. No lo estás-afirmo seguro de lo que digo.

-¿entonces por qué tengo que perder el juicio cuando necesito ser fuerte? No quiero que tengas que cuidarme.

-es natural ese dolor-arroga el cigarro aun a la mitad y me abraza de la cintura-no tienes que mentir porque olvidaré más veces esto, cada vez que lo haga sólo dímelo crudamente y yo lo entenderé…

-pero…

-¿acaso hay manera de decirlo sin que duela?-me niego a lastimarlo. Que no pida eso.

-no voy a…

-¿la hay?

-es que…

-¡¿la hay acaso?!-me grita, agarrando con fuerza mis brazos-no la hay y no quiero…-me libera y acaricia donde dejó las marcas de sus dedos-… no voy a lastimarte por Aizen, por mi debilidad y o mi puta demencia. Te amo y… ¿puedo pedirte que me ayudes? ¿Si?-sus lindos ojos se ven tan suplicantes, tan perdidos y desesperados-¿me dirás que Aizen ha muerto? ¿Lo harás?

-sí-digo con la voz casi ahoga. Si eso lo ayuda lo haré. Aunque veo como pierde la luz de sus ojos en muchas ocasiones; en la morgue, cuando registramos su muerte, cuando compramos el traje negro y en el funeral. Todo el tiempo parece perdido.

Lo llevo un rato al baño y lo beso pasivamente. Algo, una respuesta de cualquier tipo, lo que sea.

Por fin me sostiene la cara y regresa el beso con su lengua agarrando la mía. El erótico Grimmjow.

-que gusto verte tan animado-ronronea petulante y con sus manos juguetonas.

-..s…-no me sale la voz, no puedo ni decirle que quiero hacerlo o lo de su padre… lo prometí pero… ya no quiero verlo sufrir, ya no quiero… por favor…

-¿Qué pasa?-me pregunta cuando empiezo a llorar.

-no quería decirte, perdón…

-¿Qué?-¿será verdad que la ignorancia es felicidad? Ahora crearía que si pero el me pidió ser sincero y… sin tener la respuesta, voy a creerle.

-estamos en el funeral de Aizen-otra vez, una vez más. Ya no lo soporto y él tampoco.

No lo veo durante el resto del funeral, nos evitamos mutuamente.

Al acabar nos retiramos a la casa.

Se duerme apenas toca el colchón.

En la mañana no hablamos mucho y con los días vuelve a actuar como antes.

Parece el mismo.

Únicamente parece.

Porque algo anda mal.

 

Salgo temprano de la escuela y apuro el paso para alcanzar a Grimmjow al salir de la universidad. Sin embargo al llegar veo salir a todos pero a él no. Le marco y no responde. Al hacerlo por tercera vez desisto, quizá estar solo lo ayude.

Vuelvo a casa.

Tarde en la noche no recibo noticia alguna de él.

Me estoy preocupando mucho.

Le marco.

No responde.

¡¿Por qué gusta de preocuparme?!

Golpeo mi frente con el teléfono.

Tengo un mal presentimiento.

-Grimmjow-digo viendo la imagen que tengo de fondo de pantalla en el celular, a mi gatito en una pose sexy con un cigarro, de pie en la puerta.

Recuerdo claramente ese día y como no podía dejar de verlo por ir con su chaqueta y nada más después de que un niño le tirara el refresco sobre la camisa blanca. No pude evitar pedirle que me dejara tomarle esa foto. Lo disfrutó, no puede engañarme.

Suena el teléfono con I wish you were here y contesto rápidamente.

-hola, amor-ah, su voz. Que alivio.

-Grimm ¿Dónde estás?-apuro a preguntar.

-estoy con unos amigos.

-¿Por qué no contestabas?-y digo sinceramente-me preocupé mucho.

-lo siento, amor. Sabes que últimamente no me había sentido bien y esperaba que esto me hiciera sentir mejor.

-¿funcionó?

-sí, me siento mejor-creo que le pasaría hasta una infidelidad si eso lo hace sentir mejor… bueno… no seré tan extremo, él es mio.

-me da gusto.

-volveré mañana, me quedaré a dormir.

-bien, cuídate.

-te amo. Lo sabes ¿verdad?-me ruborizo aun sin tenerlo frente a frente.

-… si, lo sé. Yo también-me río sintiendo mis mejillas calientes y mi corazón enamorado.

-me gustaría que volvieras a posar para mí.            

-lo haré con una condición.

-¿Cuál?

-que sea desnudo-dijo con valor y morbo. Que diablos, sé que esas cosas le gustan a mi pantera.

-me costara mucho trabajo dibujarte, estaré pensando en otra cosa y el pincel va estar muy duro para querer hacer algo artístico.

-¿seguro que no puedes volver ahora?-pregunto estando contento de complacerle a su pincel.

-¿me necesitas?

-no es divertido solo-admito que si no viene tendré que desquitarme solo o darme una ducha.

-te compensaré, pasaremos un fin de semana como nunca.

-confió en eso. Te veo mañana, gatito.

-te veo mañana, lindo-dejo el celular a un lado y… bueno, no me doy la ducha y opto por lo otro. Al acabar me duermo.

Despierto con algo que no es muy común, un abrazo con olor a alcohol.

-Grimm-digo medio adormilado.

-buenos días, mi fresita-abro los ojos y le sonrió.

-buenos días, mi gatito-le doy un beso y sonríe como antes.

-siéntate-lo hago y sostiene mis manos-quiero avanzar en esto-el mundo se me detiene y la sangre se me baja de la cabeza-ah, Ichigo… no estoy pidiéndote matrimonio-es como si me hubiera leído la mente.

-ah, sí… ya sabía…-maldito, me asustó.

-igual ya sabes que vas a ser mi esposo-antes de replicar lo que fuera continua-voy a vender algunas cosas que me dejó Aizen y a rentar su casa, compraré un departamento y una moto. Avanzare ¿entiendes? Me voy de tu casa pero eso no quiere significar que estaré lejos de ti, es más, hasta podremos pasar más tiempo juntos sin temor a hacerlo en un mal momento ¿Qué te parece?

Que se aleje no me gusta pero sé que eso no pasará. Avanzará y eso es bueno. Al fin olvidará a ese padrastro cruel.

-me parece excelente, Grimm. Me alegro por ti-lo abrazo y el hace lo mismo.

 

Al día siguiente se marcha y compra un departamento de 2 habitaciones, bastante espacioso, y una motocicleta Harley en color negro; esto vendiendo el diseño arquitectónico de un plano que guardaba y por razones de herencia es suyo.

Con el pasar del tiempo se ve contento, tiene el dinero suficiente y hasta ha dejado de usar la misma ropa rota de siempre. Parece disfrutarlo.

Y también se nota distante. No pasa tanto tiempo conmigo como imaginé, siempre pegado al teléfono o diciendo que se tiene que ir, de fiesta todas las noches.

No puedo considerar la infidelidad pues en esos cortos momentos actúa como siempre, sé que me tiene el mismo amor de siempre pero algo oculta y por más veces que se lo pregunte no me lo dice.

 

Recojo un poco el departamento antes de que llegue a casa, tal parece que tuvo una fiesta anoche. Entro a su cuarto que tiene un par de latas de cerveza al costado de la cama… pero…

-¿Qué es eso?-digo, metiendo la mano a debajo de la cama y sacando una katana azul. Saco la espada y siento que realmente tiene filo.

-Ichigo ¿estas aquí?-salgo del cuarto con el arma frente a mi. Me mira sorprendido-¿ahora revisas mis cosas?-pregunta quitándomela.

-¿Por qué tienes esto?

-es un adorno, se ve chingón.

-no te creo-le critico agarrándolo para que no me deje hablando solo.

-¿Por qué no?

-porque creo que haces algo malo.

-creí que confiabas en mi, que decías que yo no era tan malo, que la opinión publica sobre mi era errónea-contesta con notable molestia.

-dime que me ocultas-le pido.

-nada, ya te lo he dicho.

-¿cómo quieres que confié en ti si no me dices nada?

-no estoy haciendo nada malo, eso debería ser suficiente-sonríe, tomándole poca importancia a esto.

-¡tú “nada malo” está torcido!

-no digas eso-me ordena.

-dime que es para que te diga si está bien o no.

-sé que es bueno y malo. No me tomes como un loco-se enfurece pero estoy igual-no lo estoy.

-tengo razones para dudarlo-digo firmemente.

-¿eso es lo que piensas? Bien, excelente-saca la katana de la funda-piensas que rebano a las personas con esto, es eso-la alza en el aire y corta una mesa a su costado y opta una posición derecha, con los brazos estirados frente a él y el arma derecha, sostenida por ambas manos, en una pose profesional-esto es lo que hago con ella ¡ENTRENO!-la arroga lejos- ¡TOMO CLASES DE KENDO, PUTA MADRE!-retrocedo-gracias por confiar en mi-dice sarcástico.

-lo sien…

-salte de mi casa-dice mirando a otro lado.

-Grimm…-no me deja disculpar-yo…

-largarte-dice otra vez, guiándome fuera. Doy al pasillo del edificio de departamentos-Ichigo-volteo velozmente-confía en mí, sé que lo hago-bajo la cabeza y afirmo velozmente.

-lo siento-voy a él y lo abrazo.

-ya… lamento gritarte.

-perdóname por lo que dije-me pego más a su pecho-confiaré en ti, en todo.

Me devuelve la sonrisa y volvemos a entrar a hacer el amor, sin mebargo a mitad de este suena su celular.

-no… no contestes-le pido subiendo y bajando en su pene mientras me besa el cuello, sentado cómodamente.

-veré quien es-dice tomando su pantalón y sacando el comunicador-debo contestar.

-Grimm… ah…-no puedo reclamar más antes de que conteste.

-dime-sigo moviéndome automáticamente aunque puedan descubrir que hace-lo sé pero estoy ocupado… ah…-dice sin querer cuando me siento mas fuertemente.

Le lamo la otra oreja y digo en voz baja-cuelga… quiero que me pongas atención.

-sí… lo recuerdo…-continua aunque lleva su mano a mi cintura para que baje y suba más-bien… te mando un mensaje con… vamos… ¿tiene que ser ahora?- como parece que no colgará me dedico a hacerlo como si no estuviera hablando-ahh… -baja el teléfono para gemir-así… que rico… Ichigo, sube más, no te estreches tanto…-vuelve a tomarlo-¿Qué necesitas?

Me agarro de sus hombros y lo hago más rápido.

-está el número en el escritorio… chinga… dame un momento-por fin deja eso de lado y me tumba en el sillón a embestirme locamente y masturbarme a la misma velocidad, en menos de 5 minutos logra terminarlo. Enseguida se sale y vuelve a la llama, dejando así, como una cualquiera.

Me cambio y al salir lo veo arreglado y con las llaves en la mano, aun con el aparato en la oreja.

-Ichigo, no voy a poder llevarte. Nos vemos mañana-me besa en la mejilla ya que no dejo lo haga en la boca y se marcha.

Vuelvo a casa muy confundido de todo pero con una certeza: El pantera ya no me necesita.

Notas finales:

Gracias por leer.


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