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El interior de carne y el de engranes por sleeping god

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Notas del capitulo:

Por fin me agradó como quedó... y bastante largo diría yo.

Espero sea de su agrado.

Vamos todos a cambiarnos a un salón vacío entre risas.

-eso fue grandioso. Grimmjow-me vuelve a felicitar Hallibel mientras se quita la playera y se queda en un sostén negro del que no pierdo detalle.

-fue un buen golpe-complemente el 5to espada.

Concluimos de vestirnos y me miran como bicho raro por mi traje blanco y el de ellos negro.

-debidos vestirnos todos de blanco-dice Starrk-así debemos ser los espadas. Todos igual-asiente y me sonríen. Es la primera vez que me siguen por propia voluntad y eso se siente tan bien.

Voy tras ellos pero me detienen del hombro.

-gatito.

-Aizen-digo al girar.

-ven, hijo-vamos hasta su oficina donde, al cerrar, me dice con poca importancia-deberás cerrar también porque tengo un asunto y no podré estar a tiempo-cierro mis puños dentro de los bolsillos de mi pantalón.

-¿es urgente?-cuestiono con la vista borrosa ¿Qué me pasa?

-… un poco, supongo. De hacerlo mañana me llevara el doble del tiempo-pasa por mi costado, me da un manotazo en la espalda y sale.

¿Qué importancia tengo yo para él? ¿No ve que es importante para mí que este ahí? ¿A quién quiero engañar? Nunca nadie ha visto que me siento totalmente solitario, que mi mente necesita constantemente compañía… que…. que estar solo me enloquece.

Sin saber como estoy fuera, sentado en la entrada del edificio viendo como los alumnos reciben a sus padres.

Ah, ahí esta la madre de Ulquiorra, abrazando a su hijo aunque este se avergüence. Por allá los padres de Sonmari caminan hacia el auditorio. El padre de Nnotra lo alaga con palabras antisonantes…

Entro a la escuela y voy a los baños a verme en el espejo para culpar otra vez a ese niño peliazul que no debió nacer. Y lloro. Me recuesto en la puerta por si alguien entrara no descubra.

Cuando me mejoro me secó las lágrimas y me lavo la cara para volverme a delinear los ojos de azul.

-que soledad, que vacío…-me digo bajando el rostro-¿Cómo siento algo que no tengo? ¡Basta!-me grito-no pierdas la cabeza-doy dos pasos y me pregunto ¿literal o figurativamente?-rompo un espejo con la mano-ya basta… piensa… piensa correctamente… vamos, Grimmjow, tranquilízate… no te pierdas-abro los ojos y esta claro. Suspiro, gane esta batalla.

Salgo a los pasillos donde me intercepta Ichimaru.

-Grimmjow, te buscaba.

-sí, ya voy-le contesto con desgana para ir al auditorio aunque no tenga caso… nada tiene razón de ser. Mis amigos tienen sus planes… y no son los míos. Pero yo no tengo planes, estoy perdido en este mundo que no me complace.

-buenas tardes, chicos. Hoy es el último día de clases…-se acabara todo, ese es mi plan, después de hoy… viviré dentro mio, aceptaré mi locura -…y para algunos el último día en esta escuela. Sé que normalmente el director da un discurso pero tuvo que ausentarse, así que pasaremos directamente al alumno que los despedirá, Grimmjow Jaegerjaquez.

Que paz es tener un rumbo, salgo sonriendo, adiós idiotas, no los veré nunca más.

-debo decir que sobrevivimos-les digo lo que tengo en la mente sin procesar ¿Qué estoy diciendo? ¿Qué importa lo que dice un loco? No sabe lo que dice, mejor que lo callen-literalmente, sobrevivimos a 3 años aquí…-es… ¿es posible? Mi mente regresa, aun no proceso pero…ahí está, él si está… sí, está aquí, joder. Mi amor, tu no me abandonas- pero no quiero decir eso-cierro los ojos y hago la cabeza hacia atrás, suspirando, ya no hay vacío ni temor solo esos ojos castaños que en contra de todo  aun me miran… me ama, ama a este loco y este demente… lo ama. Te amo, puedo revelármelo ahora, te amo con todo mí ser. Abro mis ojos para no perderlo de vista nunca más-3 años donde algunos sacaron su verdadero ser pero la mayoría nos ocultamos, agachamos la cabeza y nos convertimos en maquinas sin mente ¡así es, bola de putos, es la pendeja verdad!-les dijo la verdad, pavoneándome frente a ello. Termina el reinado del rey pantera, un patético niño huérfano-hasta yo- ahora a mis amigos-los espadas tomaron lo mejor de mi cuando no los necesito-brinco de la plataforma que cruje bajo mi peso-esta bola de matones, todos con defectos. Starrk que dice cuidar a su padre pero que en realidad espera ansioso su muerte para no hacerlo más-sigo caminando, es hora de que se vean como son-las terceras espadas que dicen entrar de doctoras pero para lo único que sirven será calmar la calentura pues en su cabeza únicamente hay mierda y pornografía-me escabullo del grupo y me alzo en las butacas- Ulquiorra que teme no ser querido nunca y por lo mismo no le dice al maestro de escritura japonesa que le gusta, Nnoitra que sabe que no durará en la universidad y finalmente será echado a la calle a vivir del robo, luego la cárcel y finalmente una patética muerte- les quema escucharse tal cual son- Aporro que cree que no sé que tiene sida, Sonmari que no sabe que su novia le pone el cuerno… ¡Y QUE YO ME LA COGIA EN TU PROPIA CASA CUANDO BAJABAS A PREPARAR LA COMIDA!-me rio con total burla ¡aquí me tienen pendejos, ya no los necesito!-así es, ella no estaba abochornada porque tu cuarto no tiene calefacción, pendejo-me jalan del saco al suelo y solo veo los golpes venir mientras quiero retomar el micrófono, quería decir que Yami quiere con Ulquiorra y que me pidió hacia tiempo algo de droga para cogérselo mientras estaba inconsciente. Alcanzo el micrófono y me levanto con el dolor del mundo más nunca tan contesto, tan libre de mis engranes.

-quiero decir que todo esto fue una verdadera mierda, excepto por el único que supo que conservarse, el chico de que me di cuenta que me enamoré…-si, me enamoré, por fin me doy la oportunidad de sentir en carne viva. Voy a él y le extiendo la mano-te amo, no me di cuenta de que en realidad si estoy loco por ti, Ichigo.

-jodete, Grimmjow-como duele ser de carne…

No escucho nada, no veo, no digo, no… no, eso si, si siento el dolor de perder.

Al fin reacciono para ir tras Ichigo, con la burla de todos. En la puerta me paralizo, la cierra Aizen.

-que vergüenza eres-me dice y retrocedo.

-padre.

-¡cállate! ¡Yo no soy padre de alguien como tú!-terminada su oración me lanza a unas butacas que se rompen con mi peso, una me corta el torax pero no grito. Me agarra la cabeza y me la golpea contra la pared, después con su rodilla de la en la barbilla, ahora gimo, duele… duele…

-basta… por favor…-le ruego pero sus ojos no me ven. Me odia en estos momentos-papá, no me pegues-quiero que reaccione el verdadero Aizen, él me quiso cuando nadie más lo hizo.

-¡te enseñare modales, pinche cabrón!-esta viendo mi pierna y muy tarde doy que está sobre una silla, antes de reaccionar la rompe con su pie, pisándola. El grito no me sale, pero siento las lágrimas y la saliva correr por mi cara.

Apenas puedo ver como Ichimaru saca a los curiosos, esos putos ojos que creen que soy una atracción, una pantera dentro de una jaula que hace trucos por felicidad… no ven, nunca ven, ni quieren hacerlo pues entonces tendrían que hacer lo que yo no hago: defenderme.

Me agarra del cabello, se inca a mi lado y me dice en voz baja.

-¿Cómo se siente saber cual es tu lugar?

-¿Cuál… cuál... es…-mierda ¿Qué sigue? ¿Qué estoy preguntando?

-aquí, en el suelo, debajo mio, siempre debajo mio.

-debajo…-¿debajo de qué?... –ajaja… jaja… ¡jajajaja!-me rio como el loco que soy. Claro, aquí es donde pertenezco pero que no me dejaron quedar, debajo, debajo de la tierra, muerto, muerto como me dijo aquel sujeto, cuando el shinigami me arranque le corazón estaré bien pinche muerto.

Me calla de una patada a la cara con la que mi mandíbula se siente floja.

El dolor me regresa a la realidad y vaya que es cruel. Me duele hasta los huevos.

-Aizen, basta-aboga con temor el zorruno subdirector.

-arrástralo a mi auto-lo escucho irse con esos finos zapatos que hacen eco en las paredes. El sonido de un hombre importante. Supongo que cuando yo camino no se oye así. Quizá así sabemos quienes son importantes y quienes no, por el ruido de su caminar y no el de sus palabras.

Gin intenta levantarme pero termino gritando, así que me arrastra hasta los asientos de atrás del auto de Aizen.

Me recuesto dejando que todo el dolor fluya y me desmaye.

Me despierta el crujir de mi pierna contra el suelo. Lloro. Duele más de lo esperaba y tengo frio… como aquella vez, algo puedo recordar, en la calle, solo, abandonado, dejado a los brazos de la muerte y retirado de los de mi madre, quizá ahora esta mujer huesuda si me quiera. Que triste, ni la muerte me quiso de hijo.

Veo que me habla Aizen pero no escucho nada. Incluso veo sus puños chocar contra mi abdomen y aun así es como si me fuera volando, confortablemente…

Pero luego un abrazo y escucho su respiración, su llanto y el mio.

-¿Por qué no te cuidas? ¿Por qué no me quieres como yo te quiero tanto?-quiero abrazarlo, decirle que lamento no ser el hijo que debía ser y, sobre todo, decirle que lo quiero mucho.

Se va y me muevo unos centímetros antes de renunciar y dormir en el suelo. En realidad no me planteo la posibilidad de no despertar, que más da.

Hay alguien… otros golpes más y seguro no despierto. Ya basta… basta por hoy… ya… ya estoy asustado, no sé por qué pero no quiero morir.

De pronto me duele desde la columna hasta mi pierna, alguien me sienta y acabando de gritar puedo verlo.

-…Ishigo…-volvió…por mí. No sé que siento más este ese remolino de odio, miedo, dolor y mierda esta una esperanza y cariño que nunca nadie me había dado como él y, sí, hay felicidad.

-debemos ir a un hospital-más es un insensato. Yo me quedo, él se va. Ambos estaremos bien-vámonos, Grimmjow. Te va a matar si te quedas-no.

-vete… tú…-imposible. Aizen es mi padre. Tengo miedo pero me niego a creer eso.

-no voy a dejarte, es imposible que yo lo haga.

-¿po… qué?-no es nada nuevo, todos lo hacen.

-…aun te amo-sonrió. No puedo pensar más que en el con esa frase: “te amo”. Deseo estar con él porque supo entenderme, porque es el primero que ME QUIERE a su lado.

-no… puedo…-le intento decir cuando le ayudo a levantarme.

-claro que sí, vamos.

-no… mi… fierna…

-úsame de muleta-paso mi brazo sobre sus hombros y es como si me clavaran cristales en el cuerpo entero y la pierna sobre todo. Antes de llegar a la puerta escucho los pasos de alguien importante: Aizen. Me zafo de inmediato, poniéndome donde antes y señalando donde se esconda mi Ichigo, el closed.

-al fin despiertas-con calma, no puedo estoy enojado y nervioso, si encuentra a Ichigo y trata de hacerle algo no podre defenderlo…-estás muy mal herido, mi gatito, debemos ir al hospital-¿podría defenderlo de él?

-bien…-contesto, no hay necesidad de que no me tiemble la mandíbula de nerviosismo, lo hace por si sola.

-pero primero discúlpate.

-shupame… las…-se me apagan las luces, la cabeza no pareciera que esta pegada al cuello pues fue como perderla.

-discúlpate, mal nacido, me lo debes, eres una basura sin mí, no eres nadie, nunca lo serás, soy el único que piensa en ti, ni tú mismo te puedes apreciar-derramo las lagrimas, esas palabras las odio porque lo único que siempre quise es que estuviera orgulloso de mí, pero de mí, no un falso yo, de mí…

-pe…dón…-los golpes no se sienten porque él sufre más que yo, soy una vasca en su casa desde que llegué.

-discúlpate bien.

-pe.. pe… ah… per…-dilo, joder, dilo… se lo debes.

-¡habla bien, bastardo!-¡dilo! ¡Discúlpate, maldito perdedor!

-¡perdón… ah! ¡perdón…!-y al fin puedo hablarlo. Estoy tan cansado aunque ahora veo sus ojos más puros.

-bien, mi querido, no fue tan difícil. Mírate nada más lo que me obligaste a hacerte, pero le diré mañana temprano a Momo que te cure porque en un hospital harán muchas preguntas.

-¿ma… manana…?

-si, mañana-se va y sale el pelinaranja. Wow, sus ojos si que son puros, más que los de Aizen.

-en marcha-no, me quedo. Ahora me ha aceptado de vuelta ¿no?

-manana estaré… bi… biem…

-ese idiota no se te volverá a acercar otra vez-me abraza y duele. Me mira a los ojos y algo quema por dentro-no es verdad lo que dice. Ven conmigo, Grimm… yo te necesito más que él, yo si te amo-quema… con él siento dolor ardiente, un dolor placentero. Quiero sentirlo más tiempo, quiero creerle, quiero irme.

-pe… perdón…-digo sinceramente. Todo lo malo que le he hecho se reduce a eso y si decide perdonarme.

-no importa, vámonos-me levanto recargándome en la pared; por Ichigo y Aizen no grito y lloro de dolor… bueno, mas por Ichigo, creo que ya me ha visto demostrar demasiada debilidad. Lo tomo por los hombros para descender las escaleras con el sonido de un programa de caza. Falta un par de escale…

Mierda, me desmayé otra vez. Ichigo está enfrente mio, su cara muestra tanta preocupación. Quisiera besarlo pero… ahora no, debemos irnos, si me voy el también estará a salvo.

-¿quieres que descansemos?-eso es para maricones… aunque pensándolo… ah, no lo pensaré.

-no…-con su ayuda vuelvo a ponerme de pie.

Es tiempo, ya no quiero aferrarme a esta extraña normalidad, prefiero aceptar mi locura.

Recorremos todo hasta la puerta. Lastimeramente falta bastante que recorrer… y… estoy abandonando mi hogar, después de todo es mi casa… es mi padre…

-lo logramos, Grimmjow-su voz me saca de mis pensamientos. No puedo rendirme a la soledad, después de todo él
va a acompañarme ahora y en adelante-todo estará bien. Vamos al hospital

-no…me… busca… rá… en…

 

Seguimos hasta la avenida… pero en dos o tres ocasiones pierdo el conocimiento. Deseo rendirme más que me cargue, me cuide, espere a que despierte y me sonría cuando lo hago me da fuerzas, él es mi fuerza.

 

Por fin subimos a un taxi.

Los parpados me pesan tanto.

-Grimmjow… falta poco-le escucho decir mientras toca mi frente.

-…tengo… su…e…no-le digo cerrando los ojos, con el cuerpo ligero.

La mandíbula me causa un dolor asfixiante, ahí veo a ese pelinaranja lastimándome-no te duermas-no duermo aunque así lo necesite. Debo mantenerlo tranquilo.

Entramos en su casa y me recuesta en ese sillón café. Que cómodo. Podría dormir una semana si me dejan aquí.

-¿Qué le pasó?- a penas diviso a Isshin viendo como si estuviera deforme. Jeje supongo que se acabaron mis días de casanova, jeje… dios, me duele todo.

-eso no importa ahora-se marcha y vuelve para cortar mis ropas con unas tijeras. Miro a Ichigo esperando un sonrojo pero es así. Supongo que realmente me veo mal, quisiera bajar mi cara ver mi cuerpo mas no tengo ánimos… de nada.

Una caricia me despierta de mi ensimismamiento-Grimm, sólo un poco más, necesitamos que nos digas dónde te duele.

-… todo…-me burlo con desgana.

-Grimmjow, tocaré cada costilla y me dices que sientes-me dice su padre y no es como si me quedara de otra. Pasa por las de arriba y duele pero no tanto como para que…

-¡ah, puta madre!-grito haciendo la cabeza hacia atrás-¡chingada madre, que duele!-hasta olvido el dolor de la mandíbula por las costillas.

-tienes quizá dos astillas y definitivamente una rota-me sigue tocando más solo siento el punzante dolor de las costillas-debemos llevarlo al hospital, Ichigo.

-no… ¿no hay algo que tú puedas hacer?

 

-claro pero tengo que revisarlo bien-estuve a punto de decirle que mejor me deje ahí cuando da una buena idea-podemos ponerle otro nombre e impedir que tenga visitas pero hay que llevarlo-parece que entendió mi preocupación.

Me recuestan en una cama nada cómoda donde me ponen suero, me revisan la vista y vuelven a toquetearme como si no me doliera nada. Paso por varias radiografías y quién sabe cuántos piquetes hasta que me dejan dormir. Ya era hora.

Maldita luz, seguramente Mago de Oz estuvo rasguñando las cortinas. Momento… no es casa. Joder, mi cuerpo. Mi voz…

¿Ichigo?

-estás en el hospital-¿Qué?... ah, recuerdo… ya recuerdo. Me recuesta otra vez pero… aquí-es donde trabaja mi padre. No va encontrarte aquí-dormiré un rato más.

 

Pasa cerca de un mes en darme el alta. No hablo con Ichigo de nada de lo que pasó. No me siento listo hasta que llegó a una conclusión, nunca voy a estar listo así que se lo diré y ya.

 

Salimos en la noche con motivo de acostumbrarme a las muletas. Las odio, son un pendejo para caminar con las manos.

-Ichigo… no sirvo para las putas muletas-me siento en una banca con grafiti y dejo esas cosas aun lado. Bueno, a decirle algo… un lo que sea… lo que más me importa, su perdón.

-pues te tendrás que acostumbrar.

-lo sé-aun me duelen los testículos pero tendré que tener huevos. No acostumbro disculparme-siento mucho lo que te dije aquel día… me di cuenta muy tarde de que prefería tener tu cariño que el de los espadas y mi padre.

-¿te disculparías de rodillas?-su burla me agrada. Lo haría con gusto.

-jajaja muy gracioso-complemento-si pudiera-y regreso a la seriedad-perdóname.

Me da un empujón en el cuerpo y lo devuelvo para abrazarlo. Siento la noche tan tranquila, a un lado de mi lindo novio Ichigo, con una casa a la cual volver, una familia que me extraña, una vida de utopía… suspiro, con que esto es vivir de verdad no en mi cabeza. Si tuviera que morir odiaría que fuera ahora porque me siento con ganas de más de todo… y sin embargo, aun pienso en Aizen, solo, en la casa tan grande y fría, mi amado padre ¿Qué estará haciendo?

-te amo, Ichigo-lo beso en la frente para no pensar en una vida lejos de él, no tiene sentido buscar el terror en vez de la paz, pero eso no evita que ahí este el miedo, la mala vida, como la muerte que tarde o temprano llega y que a veces buscamos-jejeje, te haría el amor pero…- no pienses, Grimmjow, no pienses.

-¿Por qué arruinas lo lindo?-me regaña. Sonrió para olvidar y amar estos momentos.

-no sabes cómo quiero hacerte ¿o sí?-lo tomo por la cabeza y le digo en su boca-puedo ser muy romántico aun en la cama-nos comemos los labios hasta la falta de aire me mata.

Acaricia mi perro mientras voy detrás, viendo la luz de las habitaciones, con su padre y sus hermanas, ellas y él, suyos y no míos. Soy tan ajeno a todo siempre, tan solo, tan fuera de este mundo.

-… no sé… cómo… cuánto… debería marcharme-es lo mejor, buscarme a mi mismo, mi hogar… esa utopía que tenga mi nombre.

 

-nada de eso. Nos encanta tenerte aquí-me hace pasar y finjo normalidad para no preocuparlo; algún día le diré que no es mio ni yo suyo, que algún día encontraré ese lugar para entendernos, no lo entendería por mucho que me ame.

 

Comemos algo ligero, me revisan la pierna y vamos a dormir.

-hey ¿Qué haces ahí sentado como si no pudieras caminar?- ese shinigami de nuevo.

-tengo rota una pierna, pendejo, tu lo sabes.

-no, no la tienes rota-viene a mi con una sonrisa y unos muy vivos ojos marrones bajo su fleco anaranjado.

Me toca la pierna y en vez de sentir ese dolor incesante solo es calor de su mano.

-ves, no tienes nada.

-¿Por qué?-le pregunto tomando su mano.

-porque no lo mereces, mi amor, tu no mereces sufrir-me abraza-además quiero que hagamos el amor y no lo harás bien así-me tira en el suelo y se desviste. Estoy feliz, no esperaba que nunca me dijera que quiere hacer el amor.

Inmediatamente me pongo entre sus piernas y lo penetro. Gime y lo goza, igual yo.

-¡GATITO!-atrás, esa voz, él-ese pervertido te fundió tu cerebro de metal.

Volteo debajo mio y ya no está. Lo tiene en las manos Aizen pero… ¿Por qué no abre los ojos?

-¿Qué le hiciste?-cuestiono con un nudo en la garganta y mi verga aun bien parada.

-nada, aun-lo ahorca. Voy con él y antes de poder tomar a mi novio me agarra de la cara-¿crees poder protegerlo de mí?-sus ojos se me acercan demasiado y… sus labios se ponen sobre los míos ¿Qué es esto?-amor-responde él.

-¿Qué?

-me amas mas que a él-vuelve a besar y agarra mi miembro con fuerza-estás loco, bien loco por mí-se ríe y me besa otra vez. Mas extraño es que le devuelva el beso y lo goce.

-te amo-respondo y le hago soltar a Ichigo. Me recuesta y no hago nada. Olvido a el shinigami, a mi novio… olvido y el ríe, yo rio, yo cojo con mi padre.

-¡MIERDA!-despierto sudando y el corazón acelerado-mierda, mierda, mierda, mierda…-me siento y suelto el aire. Cuando mis ojos se acostumbran a la oscuridad diviso a mi chico recostado-nunca te cambiaria ¿en que estaba pensando?-ahí sigue, como la muerte, no puedo olvidarlo.

 

-Ichigo, Ichigo-con vergüenza le pido dormir juntos. Lo hace sin dudarlo más no esperaba que tuviéramos sexo, fue difícil, mi pierna no se movía muy bien y cada vez que golpeaban mis bolas sus nalgas era un infierno combinado con el paraíso de penetrarlo. Valió la pena. Aunque en la mañana pienso diferente al pensar en el ruido que hicimos.

 

No pasa nada en la mañana a pesar de nuestra paranoia. Aunque por fin nos planeamos eso de como haremos el amor sin que se den cuenta.

 -Ichigo-una mierda, putas muletas me cogen por el culo, no me puedo ni levantar sin ayuda.

-voy-sube las escaleras y me encamina al baño.

-me…

-ya me lo dijiste.

-¿Qué te dije?

-que no te gustan las muletas-dice cerrando la puerta y abriendo la llave.

-yo no lo dije así-llego a él y lo empujo a la pared-¿Cómo lo dije?

-Grimmjow…-dice fingiendo estar enojado, conozco esa voz coqueta de quien quiere sexo.

-¿Cómo lo dije, ternurita?

-¿me vas a hacer decirlo?-baja la cabeza y pone sus manos en mis pectorales y dejando que mi cabeza baje a su cuello.

-dímelo.

-que…

-dilo como si fuera lo que tu quieres.

-pervertido-le lamo el cuello y ríe tiernamente mientras me abraza y abre mi camisa-que me cogen con ganas.

-¿quieres eso? ¿Te gustaría que te coja duro?

-bien duro-nos metemos al agua donde lo pongo contra la pared, con las piernas abiertas y se lo hago hasta que tengo que levantarlo pues no resiste de pie. Me torturo un rato pero vale la pena. Sale el primero y luego yo, tranquilos aunque le tiemblan las piernas y no puede disimular esa sonrisa.

Lo haríamos otras veces y unas más en otros lugares impropios.

 

-siguiente-dice una mujer que ni siquiera mira a los pacientes. Tomo las muletas y paso al consultorio, en esta ocasión me recibe una señora entrada en edad.

-¿Grimmjow?-pregunta leyendo su algo en su computadora.

-sí.

-bien… vamos a revisarte-escribe un par de cosas en el computador y finalmente me pide que me siente. Agarra mi mandíbula sin excesivo cuidado, si bien ya no me duele, me preocupa que así me revise la pierna.

-parece que mejoró bastante bien…-se retira a escribir algo más y mientras me pide quitarme la camisa y el pantalón. Lo hago, agradezco que nunca me pregunte Ichigo nada de esto, se pondría celoso.

Confirma mis brazos y las manos, deteniéndose en mi pecho aun adolorido, haciendo un cambio de vendas y recetando unos medicamentos, en la pierna me pide caminar y me quita las muletas, cambiándomelas por un bastón negro aburrido.

Salgo y empiezo el camino al metro, sin embargo me detengo frente a una tienda de grafiti, sonrió, ya sé en que divertirme. Entro y un sujeto me mira sobre una revista de autos mientras apaga la colilla de su cigarro.

-¿en que puedo ayudarte?

-quiero aerosol blanco, rojo, naranja, amarillo, negro y gris-digo viendo una calavera envuelta en flamas pintada en la pared.

Va a la parte trasera mientras veo el resto de las cosas, libretas grandes, pequeñas, hojas gruesas, delgadas, transparentes, casi blancas, muy blancas, lápices con distintos números y colores… no hace falta decir lo fascinado que estoy. Tengo poco dinero pero vendería mi alma por algo de esto; compro también una libreta tamaño oficio de dibujo y un carboncillo, los colores que me regalaron antes me serán útiles ahora.

 

Terminada la compra me siento lleno de energía, lo suficiente para volver a pie… al menos eso decía al inicio, llegué solo al centro donde me sorprendió ver a un sujeto tocando la armónica en un parque con un sombrero en el suelo. Me siento y… diablos, luce bastante bien. Lo dibujo esperando no deje de tocar, se mueve pero gravo su forma, sus fracciones, la sombra y la luz, los ojos cerrados por sentir la música, de ves en cuando para para sonreír a quien le deje dinero con esos dientes que parecen teclas de piano; prácticamente dibujo lo que no se ve, su emoción y pasión en la canción.

Sin darme cuenta una niña rubia me mira desde atrás, brinco del susto.

-¿Cuánto?-me pregunta muy seria y, creo, que hasta enojada.

-¿Qué?

-¿en cuánto me lo vendes?-veo que están sus ojos en mi hoja.

-ah… bueno-no lo he pensado así ¿la gente pagaría porque yo dibuje?-… no lo sé ¿Cuánto traes?

-nada.

Bien, quizá la gente no me page.

-pero…-suspira y un sonrojo se hace sobre sus pecas-…si vienes otro día por aquí te daré algunas monedas cada vez que te vea-no sé que significa, quizá le guste el sujeto de la armónica. Sonrió y arranco la hoja para entregársela.

-nos vemos-le digo levantándome y volviendo ahora si en el metro a casa para pintar mi bastón. Después descubriría que necesitaba un compresor pero con unas clases de internet quedó perfecto.

Escucho unos pasos detrás mio, diferentes a los de Asesino que esta rondándome desde hace media hora buscando que le de un poco de la pasta que preparo para la comida.

-Grimm-dice Ichigo haciendo a un lado al perro para darme un beso-me gusta verte cocinar.

-me gusta que te guste verme cocinar-se ríe y sienta en un banco. Escucho a Mago de Oz brincar a sus piernas-sabes, creo que ya no será necesario que yo cocine siempre lo mismo.

-¿aprendiste otras recetas?

-no-agrego un poco de pimienta y mezclo-creo que puede que gane algo de dinero.

-así como estás no puedes trabajar.

-tranquilo. Vi un parque en el centro donde puedo hacer retratos, quizá gane algo, no sé, puedo hacer el intento ¿Qué dices?-se acerca y prueba la salsa.

-bien… a ambas cosas.

 

Espero solo un día para empezar el trabajo, al principio sin nada de clientela pero puedo entretenerme dibujando a mi novio que me levanta el animo sin fin de veces y, poco a poco, sale el trabajo, la mayor parte de turistas.

 

Después de un día atareado volvemos a pie por perder el último transporte. Tomamos un atrajo y recuerdo ese lugar, esa calle, el olor y los sonidos. Mi pobre casa está destruida, bueno, más que antes. Entro por curiosidad y lo único que queda reconocible es mi escritorio, le paso la mano pensando en cuantas locuras dibuje sobre él y, ahora, dibujo en un parque lleno de luz, niños corriendo y con mi novio al costado sonriendo cada vez que lo miro.

Salimos.

Me molesta este metal que no desea irse.

Porque… aun ahí tristeza que ya no parece irse jamás.

 

Golpeo el lápiz contra la libreta, el día de ayer hice enojar a Ichigo por decir que una chica que dibuje destellaba belleza… pero se lo tomó a mal.  Creo que un dibujo solo le recordaría más sus molestos celos.

-salir en una cita no estaría mal-me giro del escritorio y lo veo sonreír ¿Qué estaba leyéndome la mente?-eres tan obvio cuando algo te preocupa jeje.

-cuando es sobre ti no puedo ocultarlo-me levanto y me pongo una chaqueta negra y él recoge una roja-vamos, entonces.

-pídelo bien-frunce el seño sin estar enojado.

Un poco de romanticismo, lo sé.

-hola, lindo ¿Cómo te llamas?-me recargo a su lado y el aguanta reír a carcajadas.

-Ichigo ¿y tú, guapo?-me sigue el juego. Me le acerco más.

-Grimmjow. Oye, la fiesta se esta poniendo aburrida ¿no quieres irte a divertir a otro lado?

Mira hacia otro lado y contesta con inocencia juvenil-no lo sé, te acabo de conocer…

-no me tendrás miedo ¿o si?

-bueno…-se revuelve en mi pecho y lo abrazo.

-no muerdo… mucho-le muerdo el cuello y suelta una risita, bajo mi mano a sus caderas y la otra a descender por la orilla de su pantalón.

-pero primero la cita-me dice alejándose y bajando las escaleras.

-Ichigo… ¡Ichigo! Eso no se vale, ya se me estaba poniendo dura.

-¡cállate y vámonos!

Lo invito a cenar en un restaurante aunque… nunca nada me sale como lo planeo.

Tómanos un mesa en el fondo, junto a la ventana pero antes de que nos pregunten nuestra orden, ya bien entrados en un romanticismo de besarnos y abrazarnos tiene que aparecer una chica la cual, si no mal recuerdo, tuvimos sexo un par de veces. Sin siquiera decir nada va mi mesa y me arroga champaña a la cara. Mi novio se levanta como resorte dispuesto a matarla por lo que tuve que sostenerlo y sonreír inocentemente.

-calma, lindo, de una manera que no quiero decir y espero que no preguntes, tengo la culpa-sale más enojado que al inicio. Voy tras él, robando las flores del centro de mesa, un trio de rosas rojas-¡Ichigo!

-es que es imposible que pasemos una tarde sin que sepa que cogías con cualquiera que te tenga un agujero donde meter tu anaconda-insisto, no es tan grande, no pequeña pero no de 2 metros.

-amor…-me da la espalda pero le doy la vuelta y le pongo las flores en el rostro-tu más que nadie sabe que era un malnacido antes de ti. No te merezco y lo sé pero quiero intentarlo-lo giro y lo abrazo-con todo mi esfuerzo quiero lograr ser un hombre que te merezca y te cuide y que no este loco por dentro, solo por ti-se sonroja y sé que lo estoy logrando-te daré una cena romántica-antes de que me diga algo voy a comprar unos panes, unas malteadas y una caja de cigarros.

Lo guio a un parque cerrado.

-¿Qué vamos hacer aquí?-mientras lo pregunta ya estoy brincando la barda. Me acompaña y buscamos unos árboles con pasto alrededor.

-es mas cómodo así, solo los dos-le digo con una sonrisa.

Comemos algo y al final prendo un cigarro.

-¿puedes enseñarme?-dice señalando el pitillo.

-mmm…-suelto el humo-sí, no es difícil-se lo paso y lo sostiene con linda torpeza-vas a jalar el humo a tus pulmones, no al estomago-lo intenta pero empieza a toser.

-no sabe bien.

-jaja al principio. Déjame te muestro-lo agarro y aspiro, dejándolo un poco en mi boca y luego llevándolo dentro-ves, es así-se lo paso mientras saco el humo por la nariz. Vuelve a intentarlo, un poco mejor más vuelve a toser-es cuestión de práctica.

Al acabármelo intento prender otro más lo agarra él y me besa. Excelente, ya no esta molesto.

A las 3 de mañana le marca su padre diciéndole que volvamos, llegamos a las 5 pues es un largo camino y… bueno, nos llamó en mitad del sexo en el parque.

 

Los colores de Ichigo pronto se acabaran, este dibujo de una muchacha vestida como hippie es bastante colorido, aunque lo hago de buena gana escuchando a la familia Kurosaki fuera, jugando con las mascotas mientras los veo por la ventana.

Divago un poco viendo a mi novio acariciar al gato, a Karin y Yuzu con asesino y su padre cuidando de ellos… ellos… una familia.

Bajo la cabeza.

-no será nunca parte ella, a la única que realmente pertenezco a es a la de Aizen-no quiero entristecerme y mucho menos enojarme pero… no soy de aquí y es muy frio saberlo.

-Grimmjow-lo miro por lo bajo a Isshin-¿quieres hablar?-doy una sonrisa falsa.

-no, estoy bien.

-¿de verdad?-se sienta a mi lado y pone su mano en mi hombro.

Recuerdo que mi padre hizo eso alguna vez y… tenía miedo de no decirle que perdí una de sus escuadras. Sin embargo ahora no hay miedo hasta siento alivio.

-vayamos abajo, quiero fumar y a Ichigo no le gusta el olor en su cuarto.

En los sillones de la sala nos sentamos mientras dejo el tabaco prendido en un cenicero.

-no soy parte de su familia-digo sin rodeos.

Él ríe un poco y me contesta-claro que sí.

-pero…

-no te sientas ajeno, a nadie de esta familia le gusta eso, me agrada que Ichigo tenga tan buen amigo.

Amigo… confía en mí como su amigo… es solo una mentira más.

-Isshin…-doy una calada al cigarro-… mi padre, Aizen, él fue quien me dejo así-no puedo decírselo, podría echarme pero quiero que otro padre me explique si está bien ser tratado de esa manera, si soy yo el de el error.

-¿Por qué no hiciste nada?

-¿Por qué? No me joda, es mi padre.

-supongo que no es la primera vez.

-…no.

-no está bien.

-no soy el hijo que el esperaba. Creo que ni siquiera intente ser como él quería que fuera.

-eso no es malo-vuelve a poner su mano en mi hombro-a veces los padres esperamos algo de los hijos pero más triste sería que sean infelices por cumplir nuestros caprichos. Mi mayor felicidad será verlos a ellos sonreír cuando tengan su propia vida, sin importar lo que escojan-esto se a puesto muy sentimental. Intento tomar otra vez mi cigarro pero… empiezo a llorar, cuanto deseo que Aizen me dijera eso, que este orgulloso de mi felicidad, de mí, mi talento…

Me abraza. Se lo permito.

Pasado un momento se levanta.

-iré por Ichigo, para que hablen entre amigos.

-espera- limpio mi rostro-Ichigo no es mi amigo-algo de sinceridad por lo que ha hecho por mí es lo mínimo que puedo darle.

-¿de que hablar? ¿Tuvieron una pelea?

-no… no lo entiende… yo quiero mucho a Ichigo.

-me alegro-que pendejo.

-mucho-vuelve a pensarlo.

-lo amo-digo a ver si entiende.

No dice nada por unos segundos.

-¿Ichigo te…?-no le salen las palabras.

-sí, él también-no creo que sea normal pasar tanto tiempo con amigos y salir en la noche a cenar solos… ahora que lo pienso somos un poco obvios.

Entra Ichigo con sus hermanas y el padre nos enfrenta a ambos. Si bien mi novio me regañó, agradece que no dijera que ya mantenemos relaciones sexuales.

 

Entro en la casa que es mucho más cálida que a la intemperie, a nevado y el trabajo bajó mucho aunque los dibujos con esa luz blanca son magníficos.

Adentro todo es muy colorido entre las luces y el árbol que han puesto en la esquina. Sé que navidad es para pasar en parejas pero con su familia es mucho más agradable. Dejo la bufanda negra en el perchero y me quito la chamarra.

-Grimm-nii, llegas a tiempo-me dice la menor sirviendo una sustanciosa cena. Comemos con una plática muy amena y al terminar pasamos a la sala a ver unas películas, abrazando a la derecha a mi novio y a la izquierda a Karin y Yuzu.

Mataría por dejar a esta familia ser siempre así. Es tan cálido y no solo en navidad. Por la noche salimos Ichigo y yo a dar una vuelta y con dificultad encontramos un hotel por un par de horas que, debo admitir, fueran buenas pero nos quedaron cortas.

Aunque jodi la relación con su padre por quererme “joder” al hijo.

Una salida romántica término por tornarse roja pasión al punto que llegando a su casa no nos tomamos la molestia de revisar que estuviéramos solos y, paras mi puta suerte, su padre nos vio con las “armas desenvainadas”.

No me echó de puro milagro pero puede que este tentándolo por no  esperar ni ese día para fornicar con Ichigo.

-lindo…-le llamo mientras descansa en el sillón que es mi cama, desnudo, sucio, sudado pero con una sonrisa de oreja a oreja.

-dime, Grimm-dice con tono cantarín en su voz, clásico después de buen sexo.

-saldré a trabajar un poco, para despejar mi mente de que Isshin casi nos agarre en el agarre.

-…preferiría que te quedarás-me pide sujetándome las manos con las que empezaba a recoger mi ropa interior de la mesa, no se ni como llego ahí, y se pega a mi cuerpo, robándome un beso que respondo con el erotismo que queda después de joder-¿te quedas?

-¿quieres otra ronda?

Su cara demuestra que quiere pero que el culo no da para más.

-te voy andar partiendo en dos-le doy otro beso y acaricio su cabello húmedo-te amo. Regreso mas tarde-accede con la cabeza y antes de irme lo veo subir a bañarse.

Aun ahí movimiento en el centro y bastante gente paseando por el parque, se podría decir que ha de ser 1 de los 2 no peligroso de la ciudad.

Me siento en le borde de la jardinera para empezar a poner el letrero y algunos dibujos.

-no, no, la base no es de ese tamaño. Te lo dije es 1 centímetro por 1,000 metros, si no de esa manera no tendrá soporte…-esa voz.

Dejo todo en el suelo e incluso escucho caer algunos de mis cuadros mal colocados y ahí puedo verlo entre unos arboles que me sirven de escondite, como un niño espiando a su vecina pechugona desnudarse, mi… Aizen, hablando por teléfono con ese traje elegante, lo recuerdo, nunca le justo tener más de dos trajes porque, como decía siempre que estaba vestido con ellos, “¿para que quiero más si mi trabajo es por teléfono y encerrado en solitario?”; aunque no siempre estaba sin compañía, me sentaba a su lado en un pequeño banco azul donde mis pies colgaban para verlo hacer sus trazos aburridos pero… pero… sonreía cariñosamente cada vez que hacia una línea con la regla, cuando media, cuando entendía que era, era feliz… y me quería.

Se sienta en una banca y cuelga el teléfono para decir en voz baja pero audible.

-estoy ocupado ahora para ir ahora-me meto en la jardinera y quedo tras los arbustos, en silencio en comparación del bullicio de la gente.

Entre las hojas verdes veo que saca un pequeño collar con un dije ovalado… me acerco más para descifrar qué es.

-¿Dónde estás? Vuelve que nunca te dejare solo-es una foto mía, de niño, con el cabello muy corto y unos ojos bastante grandes, riendo-mi gatito ¿Dónde estás?-me retiro lentamente a mis cosas.

El corazón me pesa y siento como si pecho quisiera estar en la tierra. Esas palabras resuenan como si fueran mi sentencia de muerte.

Lo extraño, pienso, y quiero decirle que aquí estoy yo… no su gatito, ese niño creado por el murió hace mucho, sin embargo Grimmjow sigue aquí y lo quiere muchísimo.

Creo en las palabras de Ichigo y por eso no voy a su encuentro, solo de lejos, sin que me mire, lo dibujo como lo único que me pertenece de él pues su cariño en realidad nunca fue mio.

Si salí de la casa pensando que escaparía de una chinga tal parece que fue peor escapar de ella. Me duele todo y no ha de ser solo por la carga potencial con mi novio sino porque estoy tan confundido.

Vuelvo pasada la media noche, entrando en silencio, dejando mi ropa e el perchero y quedándome un rato ahí, quieto, con el ruido de un perro ladrando a la distancia… fuera de eso el mundo duerme…

Subo para hablar con Ichigo sobre Aizen, es mi paz y mi conciencia, ciertamente estaría jodido sin él.

Parece no haber dormido aun, quisiera decirle que lamento la demora pero no tengo ganas de hablar de ello, simplemente me siento en el suelo con desgana y con el dibujo en las manos.

-¿Qué pasa?-me pregunta poniéndose en los codos, mostrándome un poco de su pecho que se alcanza a ver por el pijama. Para no hacérselo notar debo estar realmente arto de vivir pensando así.

-…extraño a Aizen-dijo claramente. Se levanta seguro a regañarme por lo que lo callo-no lo entiendes.

-¡pues claro que no! ¡Ese hijo de puta casi te mata!-no puedo verlo al rostro, a esos ojos castaños tan fuertes que se le darían frente a Aizen y que yo… solo puedo llorar ante ellos.

-…no lo entiendes-no sabes que es querer sufrir lo que sea porque no te dejen solo.

-¿Qué no entiendo?-dice más calmo, sentándose enfrente.

-no quiere ser malvado conmigo… solo… no sabe como demostrar su preocupación. Me quiere y piensa que lo que hace está bien.

-pero no es así.

 

-sinceramente me quiere. Si eso no importa ¿Qué importa realmente?-dejo el retrato en el suelo y pongo mis manos a los costados de mi cabeza. Realmente espero una respuesta que no puedo darme.

-eso… no está bien.

-lo sé-me levanto-sé que estoy mal yo también pero… lo vi y…-la voz me decae pero la recupero-…me extraña también. Dijo… él dijo a mi fotografía “¿Dónde estás? Vuelve que jamás te voy a dejar solo”-el recuerdo vuelve a hacerme el corazón de metal, querer sin razón, como una maquina. Lo que me salva son los brazos de mi novio-quiero verlo-confieso abrazándolo por la cintura.

-no, Grimm-suplica pegando su cabeza a mi pecho-no, por favor. Tengo miedo a que te lastime-bajo la cara para ver sus ojos con miedo, odio eso, no quiero ver miedo nunca en ellos. Acaricio su rostro y sonrió.

-no quiero preocuparte. Cuando pueda defenderme iré a verlo y tendrá que tratarme como se debe o no volveré ¿está bien?-dice que si con la cabeza y le doy un beso en la cabeza. Algún día podré enfrentarlo, ser lo suficientemente fuerte para no temerle y así no poner miedo en mi Ichigo.

 

Todo era muy cómodo hasta el primer día de clases de Ichigo en 2do semestre.

-¿seguro que no quieres que vaya contigo?

-no, Grimmjow-me dice terminando su almuerzo, aunque yo lo sigo como luego hace Asesino.

-¿de verdad? Solo para asegurarme, podría hacer que nadie te moleste. No me tardo nada, una o dos madrizas y ni quien te quiera empinar.

-esa boca-me regaña al pasar Yuzu.

-te acompaño-vuelvo a decir con él en la puerta.

-estaré bien-me da un beso en los labios y se marcha.

Espero que tenga razón y no sea mi “estaré bien”.

 

-se esta quemando-me dice la pelinegra y veo el estofado echando humo. De inmediato le muevo a la comida y vuelvo a ver hacia la calle.

-¿Por qué no vas por un postre y pasar de una vez por Ichi-nii?-me dice Karin con una sonrisa que entiende lo que quiero.

-gracias-le digo antes de salir.

Paso por la escuela medio vacía, pensando que quizá ya no alcance a mi novio. Sigo el trayecto al metro con la bolsa de papel que contiene panecillos de chocolate, mis favoritos, claro, con un poco de nieve de vainilla.

El rechino de un auto me saca de los pensamientos, un viejo Ford mustang negro con una abolladura en la puerta derecha, producto de un golpe contra un poste, el auto de Aizen. Reacciono lentamente al verlo bajar totalmente enfurecido y luego escucho un reclamo a alguien en el suelo que no puedo ver por la delante del automóvil.

-¡¿DÓNDE ESTÁ MI HIJO?!-¿Qué ocurre? ¿Me busca?-si no me lo dices aquí…-veo la calle para cruzarla pero ahí veo a quien mete al auto.

-Ichigo-suelto la bolsa y cruzo sin siquiera voltear a los lados.

Esta por entrar en la parte trasera, donde puso al pelinaranja por lo que lo jalo con una fuerza que me sorprende, más vuelvo a lo normal cuando le pido que lo deje en paz, tiemblo como hoja al viento, sus ojos me son imposibles de observar y siento las lágrimas querer salir.

-gatito, aquí estás y mira que bien te…

-déjalo-callo queriendo ser fuerte, debo proteger a mi pequeño así como él lo hizo.

-ese maldito mira en lo que te ha convertido. Me encargo de él y vamos a casa los dos, nuevamente como una familia-una familia… sin embargo vuelve a intentar sujetarlo y vuelvo a empujarlo lejos de él.

-¡que no lo toques, joder!-grito queriendo que el corazón no lata tan loco, que las manos no me suden y aquel frio desaparezca; en resumen: estoy muerto de miedo-si le tocas una vez más te mataré-amenazo con la vista en el suelo.

-no me amenaces ¿Quién te rescató?

-…tú.

-soy tu padre, Grimmjow Jeagerjaquez, yo te di ese nombre, eres mío y sabes que jamás te abandonaré ¿recuerdas?-pone sus manos en mis mejillas para verlo a los ojos marrones que siempre, cada noche, sin importar cuanto trabajo tuviera, veía antes de dormir-yo nunca te voy a dejar solo, es eso lo que quieres, nunca estar solo.

-odio estar solo-repito sintiéndome ese niño necesitado de amor, de cariño, de atención, de lo que fuera pero que me perteneciera.

Me pierdo un momento y cuando reacciono lo patea en la cara… a mi novio… a quien me cuida…

Sin pensarlo me le lanzo encima a mi padre, descargando mis puños en donde sea, sintiendo que cada golpe es como una venganza; con el primero la bofetada que me dio a los 12 años por jugar futbol y ensuciarme, el segundo; el golpe con la puerta por tocar la guitarra en vez de estudiar, el tercero; la caída de las escaleras por besar a una chica mayor que yo, el cuarto por beber una cerveza con Kempachi, el quinto por dejar una colilla de cigarrillo en el marco de mi venta, el sexto por Ichigo…

-¡te lo dije, te lo dije, que no lo tocaras o te mataría!-hablo por mi, se siente bien la revancha pero es gracias a quien realmente me rescató y su intención era mi bien, aunque me aleja tomándome por la espalda -se lo dije-me levanto agarrándolo-se lo dije… puta madre, se lo dije…-ahora lo veo, sangrando… no parece más ese hombre que me dio una pantera, leche y galletas un día frio de invierto, el día que Grimmjow Jeagerjaquez nació.

-está bien, Grimmjow, no lo lastimaste tanto-no le creo

-…pero iba a hacerlo… quiero matarlo-veo la cara de mi chico, con sangre en la boca-quiero matarlo por lo que te hizo, quiero matarlo-debo olvidar a Aizen para centrarme en Ichigo y para eso debo darle a entender que volver a tocarlo será decapitación. Me alejo para acabar lo que empecé, ya no son golpes por cada torcedura, moretón, hueso roto o lo que sea que me hizo, es por mi chico y nada más importa.

-eres basura…-me escupe a la cara. Sonrió.

-te mataré. Creaste un monstruo, no una basura, hijo de puta-vuelvo los nudillos a su rostro, a esa sonrisa falsa como la de un arlequín, la de cada mañana y noche al igual que la mía hacia él.

-¡basta, Grimmjow, basta!-escucho la voz de Kurosaki, detrás, retrocediendo y asustado de mí.

-no me dejes-pido ya habiendo visto eso antes, de gente que no entiende que, a veces, pierdo la cabeza pero no los lastimaría-dijiste que estarías siempre para mí.

 

-no lo haré… -dice en voz baja, volviendo a conmigo mientras veo que estoy salpicado de sangre y que mis nudillos duelen y están rojos. Nuevamente regreso la vista a Aizen y… no puedo creer lo que le hice a quien me salvó de morir de frio.

-…no quería… no…-no sé que hacer, quiero soltar a mi novio e ir con mi padre, no abandonarlo porque él no lo hizo pero los brazos de Ichigo son más cálidos y verdaderos-vámonos-pido.

En el camino llama a una ambulancia y solo pienso que sería de mí si lo hubiera matado. Estaría solo el mundo. Veo un momento a quien camina a mi lado y sé que no estoy solo pero es demasiado que cargue con este loco peliazul, jodido de la mente desde que nació.

 

Dos semanas enteras pasó pensando en si necesito cordura, es decir a Ichigo, cómo es que lo quiero… cómo pasó esto, cómo llegué a intentar matar a mi padre, a abandonar a los espadas y… eso que les dije, como iban a terminar y que realmente querían, y pienso que en la ceremonia si nunca hubiera conocido a Ichigo yo andaría en las calles, siempre, eventualmente terminaría como un borracho y seguiría con las droga, tendría varias enfermedades de transmisión sexual y hasta podría morir en prisión o de un balazo, no más de 25 años. No suena tan mal. Sin embargo aquí como en la situación, no lo sé, que me traerá estar con esta familia diferente a mí.

 

Sigo con ello, recostado con las luces apagadas y la cobija hasta mi cintura, con los brazos detrás de la cabeza.

-Ichigo-lo llamo después de un largo silencio-estoy asustado.

-Grimmjow-va conmigo, olvidándose seguramente del vaso con agua que pensaba subir-es normal. Además para eso estamos-miedo, miedo a lo que viene, ese es miedo de lo que pasó y hubiera pasado.

-tengo miedo… de que… no hubieras estado ahí…eres mi cordura. Si no hubieras estado…

-no hablemos de lo que no ocurrió-me silencia con amabilidad.

-estaré bien mientras esté contigo ¿y eso está bien para ti?-se acuesta sobre mi y puedo sentir su calor.

-tú sabes que sí-en el quiero creer que, a diferencia de todos, cumplirá, por nada del mundo se irá de mi lado.

-duerme conmigo-le pido acariciando su cabello anaranjado, haciéndole un espacio aunque sigue más encima mio.

-¿Cómo te gustaría tu casa?-pregunto después de un rato. Ya sé que quiero: con el tendré un hogar, seré un buen hombre, jamás lo lastimaré y le daré todo, será mio y nunca le faltará nada, lo haré feliz.

-mmm.

-sí ¿cómo?-repito con regocijo, lo tengo claro, aun no lo sabe pero va a ser mi esposo.

-… de madera.

-con un bosque cerca-agrego haciendo uso de la imaginación.

-dentro de un bosque.

-a un par de horas de la ciudad.

-con dos habitaciones, una para los invitados…-sonrió con un dolor interno quemante.

-solo dos…-lo estrujo más junto-con dos plantas pero solo dos habitaciones…-duermo feliz, sabiéndome solo pero con la posibilidad de retenerlo junto a mí.

En la mañana doy con lágrimas en mis ojos. Espero que nadie me haya visto.

Supuse que todo mejoraría habiendo decido que Aizen nunca mas entrará en mi vida pero el recuerdo sigue ahí, rondando y cada vez que quiero hacer un trazo parece ser un edificio, una base de medidas a escala y con coordenadas, como resultados dibujos de mierda y economía al averno.

Lo que no es de extrañar es que Ichigo tratará de animarme de una forma particular, no, no fue con sexo, aunque no estaría mal, sino que me lleva al zoológico a ver una pantera blanca de ojos azules, la dibujo y eso me da lugar a poder ganar una beca en una universidad de arte pero el felino decía algo raro, se sentía amenazado, temía a otro gato, me temía, como si no pudiera ser una buena relación.

Al final vio con sus ojos a Ichigo.

Yo y pantera al final nos mataremos. Ahora entiendo.

Salimos del zoológico para hacer mi dibujo que presentaré. Me rio en voz baja, pensar que un gato enorme me dijo algo que ya sabia.

 

Paso la noche entera recordando los ojos curiosos, consientes y enamorados de mi fresa, a eso de las 4:30 de la madrugada termino y duermo un rato en el escritorio. Al despertar me arreglo y, con todo y las quejas des modelo, vamos a presentarlo.

Debo admitir que estoy nervioso y hasta he dejado de estar confiado, hay algunos impresionantes, como esa mujer de largas piernas cociendo un suéter de nubes o aquel con el lobo aullando a la luna que tiene su sombra… incluso ese de una niña con una pelota roja y blanca a la orilla de un playa seca es excelente.

-joven-me llama el director que está junto con otro par de sujetos-este es mi recomendado-saludo con formalidad.

-muéstranoslo y explícalo- lo pongo a su vista y debo decir que su cara no me da muchas pistas de si les gusta o no.

-es…-trago saliva y aclaro de mi garganta, pensando en que no permitiría que Ichigo me viera intimidado-es un retrato que hice de mi pareja.

-¿Por qué lo hiciste?-me dice el director, ayudándome pues nunca he explicado una obra.

-porque…-lo razono y la verdad solo dos palabras se me vienen a la mente-lo amo, jeje… si, por eso-se ríen un poco y hacen algunas preguntas sobre como lo dibujé, que arte es mi favorito y otras banalidades más.

Me siento en una banca y a punto de mandar un mensaje a Ichigo se me acercan nuevamente y dicen-felicidades-me levanto como resorte sin poderlo creer.

-¿de verdad?

-sí, puedes decirle a quien te hizo ganar-les doy la mano a cada uno y salgo para verlo.

Le guiño el ojo y lo veo venir, gritando de emoción, lanzándose con los brazos y las piernas a abrazarme y llenarme la cara de besos.

 

El primer día en la escuela soy acompañado por Ichigo hasta la puerta donde se despide con un beso bastante bueno.

-nos vemos en la casa-le dijo coqueto haciéndolo sonrojar e irse apenado. Entro al enorme lugar buscando mi salón que, según parece, es en la segunda planta, taller de pintura. Paso y solo hay una docena de personas ahí.

-pasa-me dice en voz baja un rubio sentado casi en la puerta pues las sillas están acomodadas en circulo. Se me hace familiar.

Me siento a su lado y saco de la bolsa de cosas que me regalaron una libreta larga, como la que uso para hacer retratos.

-supondré que somos todos-dice un tipo de cabello gris, bastante mayor diría yo y una apariencia de enojo-el maestro no va a venir hoy pero me encargo que se hiciera un retrato de alguno aquí ¿Quién quiere ser el modelo?-ninguno parece entusiasmado y al parecer ese sujeto no le extraña.

En esta ocasión veo al salón pero… debo admitir que nadie es de mi agrado visual, ni siquiera una chica con una falda corta.

-¿eres nuevo?

-eh… ah, sí. Soy Grimmjow-el salón entero me  mira y en las chicas es obvio que traer la camisa abierta es toda una sensación.

-él debería ser el modelo-dice la chica de la falda de estudiante y que además lleva lentes.

-bien, entre más rápido mejor-menciona el mayor. Trae un silla alta y yo me paro en ella-¡acaso eres idiota!-me regaña.

-¿Qué?

-siéntate, no eres una estrella de rock.

-¿sentado? Eso es de putos, a mi no me va-me acompaña una risa del resto. Me bajo y me quedo de pie.

Ese que parecer ser el jefe de grupo se pasa la mano por la cara de desesperación pero accede a que me quede así.

Al final de mirar a cada uno de ellos paso otra ves por el rubio que me sonríe y… esos dientes de teclas.

-eres el que toca la armónica-le digo recordándolo.

-y tu eres el artista-se ríe y concluye de dibujar-ya acabe Kensei-dice dejándole el dibujo. Lo veo y tiene estilo pero le falta el sombreado.

El último en acabar es otro rubio que me guiña el ojo, por poco lo golpeo si no es por ese tal Kensei me hace una seña de que me calme.

-le agradas a Rose-dice burlón el dientes de tecla.

-¿Quién?

-el que te acabe de coquetear-por el enojo no indago mas aunque ese nombre, además de ser de homosexual declarado, me es conocido.

-¿Cómo te llamas?-pregunto.

-Shinji-seguimos hasta un pequeño jardín fuera de la escuela-te presentare a mis amigos- es un grupo de 6 personas- ya conoces a Rose y Kensei, ella es Lisa-ni tanto pienso, siendo la chica de la minifalda aunque debo reconocer que me mira más o igual de pervertida que yo-él es Love-que pinches nombres tan culeros, y el sujeto hace juego con ese cabello en estrella estilo afro-Hachi-un hombre grande y de bigote y cabello rosado, su mirada es tan apacible que no me burlo- y ella es Mashiro-me sonríe como una niña de corta edad con sus ojos castaños y cabello verde-veo el conjunto y… Shinji…

-Hirako-digo recordando.

-así es, pantera-ellos son…

-vizard ¡wow! ¿Lo son?-pregunto pues eran la única banda capaz de hacerle frente a los espada antes de que yo llegara, en tiempos de Starrk.

-sí, te conocemos-dice Kensei.

-el chico que en menos de una semana no solo se hizo jefe de los espadas sino que además era reconocido en la ciudad entera-complemente el afro-si que eres todo un broncudo-por su voz y sus ojos puedo sé que aun ahí ese rencor a los espada.

-pero eso es el pasado, ahora ni él es espada ni nosotros vizard-dice Hachi calmando las furias.

-debemos ir a clases-les dice, más como orden, ese peliplata. Es obvio que son grados más avanzados. Sin embargo se queda la peliverde, viéndome divertida.

-¿Qué?-pregunto algo molesto.

-debes ir a tu siguiente salón. Yo te llevaré-aunque no le doy una respuesta me toma de la mano y me jala, para soltarle decido seguirla.

-a nosotros no nos toco que nos dieran taller de pintura pues el salón aun no estaba construido, por eso será la única clase en la que te veamos-me explica, después se detiene y retrocede a tomar mi brazo.

No entiendo que putas quiere con esa actitud, antes entendería que quiere que me la folle pero ahora no lo haré.

-no te enojes con nosotros-me pide con esa chillona.

-¿Por qué me enojaría con ustedes? Ni los conozco.

-porque puede que desquitemos algunos rencores pasados contigo. Esos espadas pusieron nuestra vida de cabeza por 3 años-lo entiendo pero pienso que no tengo nada que ver en realidad-aquí es tu salón-me dice y se marcha dando brinquitos.

-esta loca-digo antes de entrar.

Las clases se terminar y debo decir que estoy acabado, me desacostumbre a esta chinga, sin embargo Ichigo dijo que pasaría así que me siento en las escaleras de la entrada principal, viendo la gente pasar, al frente una parada de autobuses…

-hola-doy un brinco hacia mi izquierda, no había visto a este sujeto.

-¿Qué quieres?-le cuestiono relajándome otra vez, aunque manteniendo mi distancia de ese rubio de cara relajada con un sombrero verde y blanco.

-quería hablar contigo.

-ah…

-no te asustes, Grimmjow.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-un solo día y te has hecho popular. Además para los maestros es una novedad que se acepte a un chico que dibujaba en la calle-¿este tipo es maestro?-te daré escultura el semestre entrante.

-ah…

-eres muy callado, no esperaba eso.

-bueno… es que… ¿Cómo decirlo?-no parece maestro… decir eso de una manera amable no parece posible-…pues… no…

-¿Qué?

-chinga, no parece maestro-digo finalmente y…. parece decepcionadamente acostumbrado.

-si, lo sé-dice en voz baja.

-hey, no te preocupes, después de todo yo no tenía lo necesario para ser estudiante-parece que lo animé.

-tienes razón… ¡oh, y yo que creí que serías un tipo muy cruel!-se me abalanza encima, que nadie sabe que es el espacio personal.

-¡suéltame! ¡Mierda, que me sueltes!-lo empujo lejos y me acomodo mi ropa-diablos, que locos están todos.

-algo-da una sonrisa-creo que nos veremos luego-se va rápidamente dentro de las instalaciones ¿Qué demonios le ocurre?

Al girarme está mi novio…con esa cara es de quiero respuestas.

-no es lo que parece.

-¿entonces qué es?

-es… es… un maestro, al parecer. No lo sé, todos aquí son muy extraños-quita su cara de enojado.

-parece que es un requisito.

-hey…-empezamos a caminar, explicándole en el camino porque me abrazó y el resto de mi día.

 

Con los meses me hago amigo de los vizard, olvidando mi 6 tatuado, además de otros dos compañeros bastante extraños, Madarame y Ayasegawa, el director que de alguna forme me agarro cariño que se llama Sasakibe y una maestra a la cual Ichigo le tiene muchos celos: Matsumoto, sin dejar de lado a ese sombrerero.

Por su parte mi novio a cambiado completamente la escuela, ya no hay bandas a lo mucho grupos y se ha hecho de amigos de una tal Rukia, el pelirrojo que tuve que madrearme en varias ocasiones y por no mencionar a la mayoría de los maestros, los celos me carcomen pero sé que es un chico de lo más agradable, solo le recuerdo que si alguien se quiere pasar de listo se las verá conmigo.

 

-puede ser desde un purpura a un naranja-explica Rangiku para una pintura de un atardecer, por obvias razones escojo el naranja. Ya con varias marcas de colores en las manos y la ropa, nunca he sido bueno con los colores líquidos.

-pinta con los pinceles, pantera, no con la cara-se burla aquel pelón con solo las manos manchadas.

-cállate, perro-le contesto limpiándome un poco las manos.

-eres poco ciudadoso, ambos lo son-nos critica Yumichika.

-sin cuidado te traté anoche, puta-le digo e inmediatamente se levanta enojado, con la burla de un par de chicas-pero te gustó.

-¡eres un pelado!-me grita hasta que la maestra viene a nuestro lugar.

-basta, no critiquen a los que aun no tienen tanta practica, en especial si es tan lindo como eé-dicho eso me acaricia el cabello y sigue.

-esta loca por ti-me dicen.

-sí, lo sé. Tu también-le vuelvo a decir al pelinegro para enojarlo.

 

Entretenido en mi pintura la maestra me toca el hombro.

-hay unas personas que quieren hablar contigo-me levanto y fuera un sujeto de cabello largo y castaño, bastante alto, con una barba de varios días, y otro de cabellera blanca como la nieve y mirada cálida.

-¿ahora que hice, oficial?-le pregunto al primero, tiene toda la pinta de los hombres que me arrestaban.

-no venimos a eso-empiezan a caminar afuera-siéntate-no lo entiendo, así que solo me recargo en la patrulla.

Se miran entre ellos y empiezo a preocuparme.

-¿Qué ocurre? ¿Le paso algo a Ichigo?

-no, pero si a su padre.

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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