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El interior de carne y el de engranes por sleeping god

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Notas del capitulo:

Capítulo corto pero me parece que con buena información.

En el que sigue Ichigo retoma lo que sucederá.

Continuo.

-¿Qué ocurre? ¿Le paso algo a Ichigo?

-no, pero si a su padre.

No digo nada.

Aizen, el… que… ¿Qué? ¿Qué pasó? No entiendo… ¿de qué?

-no comprendo-alcanzo a decir con la garganta muy seca y… ¿Qué me pasa? Me estoy mareando y me siento débil.

-Aizen Sousuke…-habla muy lentamente.

¿Qué es este miedo? ¿Por qué estoy tan triste de pronto? ¿Por qué me duele el pecho?

-¿está bien?-pregunto con todas mis fuerzas.

-…no. Él fue encontrado esta mañana muerto-a pesar de sentirme preparado para una noticia así tal parece que es como un balde de agua fría en la cabeza.

-siéntate, siéntate-me pide el peliblanco notablemente preocupado. Lo hago.

No es posible, si estaba bien después de la golpiza que le di… que acaso… ¿lo maté? ¿Fui yo?

-¿Qué le pasó?

-se suicidó. Se colgó con una cuerda- me volteo y… vomito. El suelo, el cielo y mis intestinos me dan vueltas.

Muerto.

Está muerto.

Al girarme me tienden algo de papel.

-dejo una nota, no sé si quiera leerla ahora o en la estación.

-quiero saber por qué…-mi boca es muy aparte de mi, apenas puedo pensar.

Muerto.

Se quitó la vida.

Se fue sin que hiciéramos las pases.

Me dejó.

Estoy solo.

Me duele todo el cuerpo.

Siento los latidos de mi corazón en mis oídos pero a la vez no escucho nada.

¿Qué es esto?

Ah, una hoja envuelta en una bolsa que dice evidencia.

Yo, Aizen Sousuke, en pleno uso de mis facultades mentales dejo mis pertenencia a Grimmjow Jeagerjaquez, mi único hijo.

Habiendo dejado eso en claro y con un certificado medico y mental acompañando esto para que no se dude de mi salud, paso a explicar porque se me encuentra colgado de una viga sostén de mi hogar.

Hace unos días he tenido una de las más grandes discusiones con mi hijastro, producto de ese noviesito suyo. Me ha golpeado y faltado al respete como nunca antes lo había hecho en tan grande escala. Estoy realmente triste y decepcionado. No termino de comprender en que momento le fallé para que dejara de ser ese pequeño crio que sonreía con un lápiz y una regla en su mano, hice de todo para recuperarlo, teniendo que darle una estricta disciplina pero nada funcionó. Ahora sé que no me perdonará. Pude verlo en sus preciosos ojos azules, ese odio que nunca quise ver, yo queriéndolo con todo mi corazón.

Ese es el motivo por el cual me quito la vida, una profunda tristeza y soledad, algo que compartía mucho con mi pequeño, el odio a estar solo.

P.D-mi gatito- mi lindo hijo, si estas leyendo esto quiero que sepas que todo lo que hice era por amor, siempre, nunca fue con otro fin por mucha basura que te metieran en la cabeza, si te dijeron que mi forma de amarte estaba incorrecta no les creas, la gente ama cada quien a su manera.

Quisiera haber podido hacerte volver pero supe, por la manera en que me diste la espalda, que eso no iba ser posible.

Ahora sé que te perdí desde el momento que te volviste ese que llamabas tu verdadero yo, jamás creí eso, solamente pensaba que esa enfermedad mental tuya me robo a mi hijo, que ese pantera jamás seria mi gatito.

Si alguna vez esa pantera me lo devuelve quiero que sepa que me salvó esa noche fría de invierno, mientras avanzaba a una de mis habitaciones con una cuerda en mano, dispuesto a alejarme de mi soledad, y ahí te encontré en un rincón, como un milagro y una salvación, ambos supimos llenarnos el vacío, sin embargo ya que no me necesitas y por eso ya no tengo razones para seguir.

Te dejo todo lo que poseo, a ti, mi gatito callejero, vive como quise que vivieras ya que te llevara en el camino correcto.

Con amor, tu padre que te esperara del otro lado.”

-… realmente se fue-me digo llorando sobre la hoja-¿sufrió?-pregunto mirando el suelo y dejando que mis lágrimas caigan.

-murió por asfixia, la cuerda no le rompió el cuello-doy una risita por no querérmelo decir crudamente.

Hasta el final no me reconoció como su hijo, que mierda, me lo deja todo pero… no me quiere.

-sé que es mal momento pero debemos ir a la jefatura a que llenes unos papeles.

-además me gustaría que platicaras conmigo-dice el peliplata-soy psiquiatra, quizá te ayude-no hablo y subo a la patrulla.

Veo fuera y… solo pienso en la nota. Que yo lo salve cuando él me salvo, pero en realidad solo pospuse su muerte…

Él, colgado del techo, sintiendo que el aire le falta cada vez más… con el teléfono en la mano, pensando en llamarme pero sin hacerlo porque le di la espalda.

-¡AAHHHH!-lloriqueo en la parte trasera, llevando mi cabeza a mis rodillas y mis manos a los oídos-¡lo siento, lo siento, lo siento, lo siento!-me araño la espalda-perdona por no ser el hijo que quisiste… perdóname…-siento una mano en la espalda pero no le hago caso-…debí volver, debí aguantar los golpes… debí meter mi verga en una vagina… perdóname…-detiene el auto y ese tipo de rostro apacible se va a la parte trasera para abrazarme y dejarme llorar en su hombro, mientras me acaricia suavemente el cabello.

-no es tu culpa.

No contesto y lo abrazo con fuerza. Pareciera que moriré y le vomito encima… no se queja y continuo abrazándolo.

-no debí nacer… no debí…-se me cierra la garganta y me sorprendo de él tarareando una canción de cuna.

-no llores más-me pide y me relajo, aunque mi espalda aun se mueve compulsivamente-todo estará bien-y sigue tarareando.

 

Al llegar prácticamente me esta cargando y veo todo e inmediatamente se me borra de la cabeza, sin saber como estoy sentado en una sala de interrogatorios, monótona, con una pequeña ventana que da hacia fuera, a una calle poco transitada que apenas se divisa entre las rejas, la pared de ladrillo oscuro con otra ventana que de este lado parece un espejo y la puerta, frente a mi una mesa con un vaso plástico con café y un cenicero con dos colillas apagadas.

-¿estas mejor?-pregunta el psiquiatra, extendiéndome un par de dulces  de fresa.

-no… no, gracias-le digo recuperando el aliento y sentándome bien en la silla-necesito… un cigarro-le pido y de inmediato me lo trae. Lo prendo y calo hondo, dejándolo un tiempo en mis pulmones para sacarlo cansadamente.

-¿quieres que le llame a alguien?

Siento mi rostro y luego lo veo en el espejo, tengo el delineador corrido por las mejillas, estoy despeinado, mi ropa esta sucia y arrugada y parezco 10 años más viejo, cansado y agobiado; es una imagen desgarradora.

-no, quiero calmarme antes-se sienta frente a mi y toma mi mano-no hagas eso-le pido soltándolo. Es el mismo cariño que le tengo a Isshin, uno del estilo de remplazo de amor de padre y ahora eso solo empeorara mi estado.

-lo siento-sonrió forzadamente mientras fumo-¿quieres que llenemos los papeles ahora?

-sí… ¿Cómo se llama?-le cuestiono sin levantar la cara de mis rodillas.

-dime Ukitake-vuelvo a reír forzadamente.

Se va por los papeles y me quedo solo, empiezo a temblar y a fumar con más ímpetu.

-¿Por qué me dejaste?-pregunto a la ventana-he vuelto al inicio-golpeo esa reja con todas mis fuerzas, dejándola abollada.

Pienso en Ichigo y que dirá cuando llegue, cuando me vea destrozado y sufriendo por esa persona que el odia.

-empecemos-me dice entrando en silencio.

Me vuelvo a sentar, viéndome nuevamente y limpiando mi rostro, peinando mis cabellos hacia atrás y quitándome la camisa, quedándome en una camiseta blanca.

-¿Cómo fue su relación?-siento un metal quebrarse dentro mio y me agacho del dolor.

-¿podemos hablarlo en tiempo presente?-el pasado aun no quiero aceptarlo, deme tiempo, déjeme engañarme.

-claro ¿Cómo es su relación?-parece calmarse mi interior.

-no muy buena. Tiene una forma de quererme muy extrema. Disciplina a la fuerza-apago el cigarro en el cenicero-pero lo quiero mucho… de verdad que si.

-¿Por qué tienen diferentes apellidos?-levanto las cejas que queriendo creer que no lo saben.

-bueno… no soy su hijo. Me adopto cuando era un mocoso.

-entiendo ¿Cuándo fue la ultima vez que lo viste?

Triste recuerdo.

-hace quizá un par de meses. No vivo con el, vivo con mi pareja y su familia.

-¿estaba muy diferente esa última vez?

-jeje… no, tenía sus puños guardados así que no…-golpeo la mesa y le hago dar un brinco-tuvimos una pelea porque quería madrear a mi novio ¡¿Qué debía hacer yo?! ¡¿Dejarlo?!-me levanto tirando la silla atrás-¡SI HUBIERA SABIDO QUE SE MATARIA LO HUBIERA…! No sé…-me doblo y me arrodillo en el suelo. Me duele la boca del estomago, aunque si lo pienso es como si tuviera un hueco en ese lugar- si hubiera defendido a mi… ¿Qué hubiera hecho?

Me toma por los hombros y me sienta nuevamente, levantando la silla.

-¿Por qué…-para de hablar y me da un pañuelo, al tomarlo me doy cuanta que otra vez estoy llorando-¿Por qué quería lastimar tu pareja?

-… supongo que porque el me liberó… me alejo de él y también porque es hombre.

-¿Hace cuanto te fuiste de tu casa?

-desde antes de vivir con mi novio. A los 15 años más o menos.

-¿pensabas que sería capaz de hacerlo?

-no… jamás, antes creí que me mataría. Ahora quiero que llame a mi novio-le entrego mi celular-dice fresita-recargo mi cabeza en la mesa y me quedo ahí, sin pesar, ya no quiero pensar en nada, ni sentir… que poco a poco… todo se vaya mi interior para que algún día aflore pero ahora… déjenme flotar.

 

-¡Grimmjow!-entra por esa puerta asustado.

Corro a él y lo abrazo, pegando mi cabeza a su pecho y arrodillándome ante él, llorando, sufriendo, dejando que calme mi carne sangrando con sus caricias, sus besos, sus palabras de consuelo que son tan cálidas.

-todo estará bien, Grimm-me dice y le creo-vámonos a casa-afirmo y fuera su padre me da un abrazo que no correspondo, no quiero ese cariño por ahora, al igual que Ukitake aunque el parece entender porque no devuelvo el gesto.

En casa sus hermanas me abrazan con mucho cariño y eso afirma mi amor a defender esta familia, que nada la afecte, su tierno círculo custodiado por una criatura vacía.

 

Me recuestan e Ichigo se mete en la cama conmigo. Lo veo tan preocupado mientras me acaricia el rostro.

-te amo-le digo haciéndolo sonreír.

-yo también-lo beso lentamente. Lejos de mí.

Déjenme mentirme, déjenme olvidar y que todo cambien, piensen… imaginen que nada ha pasado y permítanme ser el rey del mundo por unas horas. Lejos de mí.

Acentuó la muestra de cariño, subiéndome en él y metiendo mis manos en su camisa.

-Grimm…-dice sonrojado, con sus manos en mis brazos.

Le muerdo el cuello y me abraza.

-está bien-me dice y con eso doy por sentado que me permitirá copular con él.

Le quito la camisa y acaricio su pecho, su espalda y tomo sus manos con ternura mientras nos besamos. Una de sus manos se pasea por mi cabello, revolviéndolo mientras se entrega con los labios. Me retira mi camiseta y luego me abre y baja el pantalón para besar mi pene y luego hacerme un oral, levanto la cara a ver el techo blanco con el foco a mitad de todo, encendido, dando una brillante luz blanca, giro la cara a la izquierda para dar con su armario de madera, con 6 grandes cajones, si no mal recuerdo en el de abajo está su ropa interior, con esos boxers de fresitas y osos que siempre le pedí que usara alguna vez y que me bailara para excitarme, nunca quiso hacerlo aunque un par de veces se los quite para tener el camino libre, ahora puedo ver que tiene unos rojos y blancos, unos momentos pongo atención a su boca que succiona con gozo y su mano jugando con mis testículos, vuelvo al armario, a un lado su puerta que da al pasillo, justo enfrente esa pared blanca sin ningún cuadro o fotografía, tan anónimo.

-ahhh…-gimo en automático, no me estoy dando cuenta del placer que mi cuerpo siente.

Hago que me deje y lo desvisto, se ríe cuando paso mi mano por su vientre… ah, su risa es tan bonita.

Vuelvo a hacerle cosquillas y se retuerce de felicidad, excitación y lujuria. Acaricio su cara y con la otra mano lo masturbo.

-eres un ángel, mi amor-me sonríe y pone sus manos a los costados de mi cara.

-tu también, Grimmjow-me besa la mejilla mientras mi corazón se acelera.

-te amo-repito para pasar mi mano a su entrada, dilatándolo con las yemas de mis dedos.

-te amo, Grimm, te amo mucho-meto mis dedos sacando un grito sordo y que su cuerpo se contraiga contra el mio.

Lo veo así, tan mio, tan enamorado, tan contento con mi presencia y vuelvo a preguntarme ¿Por qué la demás gente nunca disfruta tanto mi presencia? ¿Por qué Aizen no sonreía así por mí? Puede ser que sólo él pueda ser feliz conmigo y yo… definitivamente sólo con él puedo estar, con nadie más.

-entra en mí…-me pide en un susurro, posando sus ojos marrones en los míos. Me acomodo entre sus piernas y le abro las nalgas, mojo mi mano y subo y  bajo en mi miembro, luego lo sostengo y empiezo a entrar en él hasta llegar a estar completamente dentro. Ambos esperamos y disfrutamos de ese primer contacto, de ser uno en esos momentos impares.

Lo veo bajar su propia mano a atender su verga. Entonces me muevo en él, un ritmo parejo y no muy acelerado pero empezamos a gemir lentamente, con placer, sin prisas, no hay ninguna prisa pues nadie morirá si nos llevamos toda la vida en calmar nuestra perversión.

Nuevamente me agacho a besarlo, jugando mucho con su lengua, babeándole también la cara, las orejas, mordiéndole el cuello y los pezones mientras me rasguña  y me abraza, mientras se mueve también en mí y a la vez se estrecha más, hablando de gusto en mis oídos.

Cada movimiento de su cuerpo lo siento en cámara lenta, desando jamás concluir con esto, estoy tan fuera de mi aunque no siento la excitación, no veo venir mi climax pero sus ojos húmedos, sus músculos tensos y el sonido de su boca y la cama me dicen que estoy cerca de lograrlo en él. Únicamente estoy consiente de mi sonrisa al verlo así, sólo eso sé y es lo único que me importa.

Pega su vientre al mio y lo abrazo mientras se viene, ayudándole a masturbarse y terminar. Se queda quieto, viéndome, sentado conmigo aun dentro.

-perdón…-me pide con sus manos en mis hombros.

-¿Por qué te disculpas?

-parece que no he durado lo suficiente.

-no…-le digo contento-está bien, me gusta saber que te puedo complacer completamente-beso su mejilla, el agarra un poco de cobija.

-cierra la puerta, por favor.

Lo hago y vuelvo con él, ahora me siento más normal. Lo jalo y da una risa divertida, me quedo sobre su espalda y guio mi miembro aun erecto a su entrada, penetrándolo con el sonido de sus risas; música para mis oídos mientras lo embisto hasta caer sobre su espalda, rendido y satisfecho.

Ahora duermo.

Que lindo día, no fui a la escuela y tuve sexo con mi novio. Nada mal.

 

Por la mañana me despierta ese cuerpo delgado acurrucándose en mi pecho, quejándose de las cortinas abiertas que le dan la luz del día en la cara.

Doy una risa ligera y le digo al oído.

-es hora de levantarse, bebé.

Vuelve a juntarse a mi pecho, haciendo un puchero encantador.

-vamos, arriba, a la escuela o ambos no llegaremos-le beso la frente pero ahora despierta mirando con el seño fruncido.

-Grimm…

-me bañaré primero o puedes entrar conmigo-le coqueteo y se sale de la cama velozmente. Wow, no esperaba que tuviera tantas ganas.

-Grimmjow-lo abrazo y le acaricio el trasero, aprovechando el camino a la regadera.-Grimmjow, espera, esp…-me empuja los brazos notablemente molesto ¿Qué demonios le pasa?-Grimm.

-¿Qué?

Me toma las manos juntas y de verdad que no entiendo por qué se ve tan preocupado.

-¿Qué día es hoy?-me cuestiona en voz suave y baja.

Me rio muy fuerte y burlonamente ¿Qué pregunta tan pendeja es esa?

-oh, vamos…-le digo queriéndolo soltar pero persiste en su agarre.

-¿Qué día es?

-viernes, sé que no es agradable ir hoy a la escuela pero recuerda que empezaremos el cuadro del atardecer.

Sin decir nada toma su ropa y se viste velozmente, yo me quedo ahí, sin entender que pinches putas mierdas pasa por su cabeza. No hay nada que odie más que me exciten y me dejen prendido. Pero en mitad de eso escucho subir más de una persona así que me pongo mínimo el pantalón.

Es Isshin acompañado de su hijo.

Ambos se miran con mucha indecisión.

Será que… no, no tendría por qué saber que anoche lo hicimos… además por que Ichigo le diría aquello.

-¿recuerdas que comimos ayer?-otra pregunta idiota pero esta vez del padre.

-claro, ese pollo raro, que tiene esa crema como café y con un chingo de verduras. Karin me regaño por dárselas a Asesino.

Vuelven a observarse. Me estoy cansando.

-¿Qué hicimos en la noche?-me pregunta mi novio y debo admitir que estoy demostrando mi sorpresa ¿quiere que lo diga aquí? ¿Ahora? ¿De verdad?

-mmm… bueno… fui por ti a la escuela, vinimos en el metro y…

¿Cuándo hicimos el amor?

¿Vimos una película?

¿Cuándo hicimos el amor?

Me dormí en el sillón… a media película.

Y hoy en la mañana estoy desnudo y con la sensación de haber usado la verga.

Estoy en su cama.

¿Qué día es hoy?

¿Qué comimos ayer?

¿Qué hicimos anoche?

¿Qué ocultas, Grimmjow?

¿A que le temes?

-mi amor-me dice tomándome la cara.

-¿Por qué… me duele?-le cuestiono llorando. Mi estomago, joder, lo siento como desapareciendo.

Isshin me toma del hombro y me abraza.

Me gusta su calor paternal, siempre es tan cómodo.

Lo arrogo lejos con desesperación y tiro al suelo.

Ese dolor, ya sé…

-Aizen-digo y vuelvo a recaer. El castillo se desmorona y la realidad me envuelve.

-Grimm-me abraza con fuerza mientras yo no me muevo.

Sábado.

Comí en la escuela una hamburguesa con papas y soda.

Anoche hicimos el amor.

Y recibí la noticia del suicidio de mi padre.

 

No sabría describir este día pues a lo largo de el olvidé siempre lo mismo.

¿Por qué vamos a la morgue?

Ah, para recoger le cuerpo de mi padre.

¿Qué putas es esta hoja?

Oh… el acta defunción de quién.

Y entro en pánico.

¿Quién murió?

Nuevamente vuelve a mi mente.

Pobre de mi Ichigo lidiando con este loco.

¿Para que un traje negro?

Ya me veo muy bien.

Funeral.

¿De quien?

¿Quién murió?

Actuó como si fuera el fin del mundo.

Otra vez es Aizen quien me recuerda que es este día.

Café, galletas, mis compañeros de la prepa que solo los conozco porque o me los cogí o los golpeé.

¿Quién cumple años?

¿De quién es la fiesta?

Está bien, mínimo díganme que celebramos.

Esas palabras como disco rayado “Grimm, mi amor, cálmate. Es el funeral de Aizen ¿recuerdas?”

Si, claro, lo sé… pero no lo recuerdo.

Paso frente al ataúd y por suerte sé que estoy haciendo.

Todavía pueden verse las líneas moradas de la cuerda en su cuello, aunque el resto luce muy bien, peinado, maquillado como un vivo que hasta dan ganas de criticarle la broma de mal gusto, pero sé que se ha ido… no, me ha abandonado como el resto.

Su traje favorito lo lleva puesto… lo uso solo en ocasiones especiales, es decir, cuando me graduaba de cada escuela… es mi traje, representa lo que debí ser: un monaguillo estirado arquitecto, amo del mundo, rico sin igual, eminencia del mundo de las construcciones gigantes como monstruos.

¡Chingaderas!

Mejor muerto.

Mejor tú que yo.

Mejor tú que Ichigo.

Mejor tú que quien sea.

¿Ahora quién es la mierda?

¿Ahora quién no es nadie?

Me la pelas ahora tú a mí, podría sacarte y bajarte los pantalones y no te quejarías, te agarraría a golpes y no habría manera de que te defendieras.

-adiós, papá. Te amo-y no puedo engañarme, voy a extrañarte y te perdono, sé que me amaste aunque no supiste cómo demostrarlo.

 

Salgo en la noche al patio delantero de la funeraria, solo, no quiero a Ichigo en estos momentos  a pesar de preocuparse de que olvidé que chingados estoy haciendo.

Me dan un cigarro encendido. Lo tomo y aspiro. Al entregarlo reconozco esos dedos pálidos y blancos. No levanto la cara, ya sé quién es.

-¿Qué haces aquí, Nnotra?

-invitaron a todos-prende otro y me lo entrega-no vengo a vengarme ni nada, pantera.

-no te ofendas pero no te creo nada-contesto calándole hondo al mismo tiempo que él se sienta a mi lado en la jardinera.

-es verdad, en todo tenías razón. No entré a la universidad ya hora tengo mi propia banda de narcotráfico y estamos entrando en la trata de personas-es una gran confesión pero debo decir que mis ánimos no son los mejores para demostrar algo en este momento.

-ah-alcanzo a decir.

-te digo que en todo. Starrk está prófugo en un lugar que tengo.

-¿Qué hizo?-pregunto con poco interés.

-mató a su padre, ya lo tenía arto; Hallibel y Nell están actuando en una película porno, les pagan muy bien; Ulquiorra esta en la facultad de Derecho y…-se ríe un poco-es amante de Kuchiki.

-¿Qué hay de su esposa?

-ya está más muerta que viva, le dan celos pero dice que esperará a que muera.

-¿Qué hay de Yami?

-está muy celoso pero el murciélago le ha dicho que lo matará si le hace algo a ese burguesito mierdero, además está en un torneo de box, cree que con eso podrá impresionarlo. Además salvaste a Aporro, si no hubieras dicho que tenia SIDA nunca se lo hubiera tratado. Y Sonmari tiene otra novia, dejo a esa zorra chupa pollas.

Pateo una roca del pasto verde, poniendo atención a la reja a la distancia, dando a una calle de mala muerte, muy oscura por la falta de la luna.

-¿quieres unirte, pantera?

Esperaba esa pregunta.

-no, no me interesa.

-¿Quién dijo a mi banda?-se burla de esa manera castrante que tantas veces desembocó en una pelea-los espadas, júntate con nosotros.

-una mierda, pendejo, ya no quiero saber nada de ustedes.

Se levanta con su largo cuerpo, tira el cigarro y lo apaga con su zapato.

-toma, has lo que quieras con él-me da una hoja rota con un numero y se marcha.

Ahora solo lloro mi perdida. Este dolor que mas agónico lo hace no quererlo compartir con ese lindo chico que consuela a sus hermanas por la pena que yo les causo.

Con sólo dos días después de eso siento claramente que no estoy mejorando, cada vez me encabrono más rápido por lo que sea, odio la compañía de mis compañeros de clase, amigos, desconocidos y conocidos. Me asquea comer y tener sexo. Empieza a molestarme sonreír a Ichigo.

Suficiente.

Necesito destrucción.

En pocos días necesito a los espadas.

-bueno-digo por mi teléfono, enfrente de la estación del metro y con el barullo de la gente y los autos.

-pantera, que bueno escuchar tu voz-me dice Starrk con una voz burlona, malvada, seca… y obviamente ebria-¿Dónde voy por ti?

-estoy en el metro que estaba por la preparatoria.

-voy para allá.

Llega en una moto ese coyote que parece tan cambiado; sucio, con una botella de ron en su mano y bajando de una moto a tientas.

Me abraza efusivamente y me dice al oído.

-nosotros te vamos hacer sentir bien-no sé bien que pueda significar eso pero algo es seguro: que aquí, sobre la moto, ya no hay vuelta atrás.

Dejando que mi celular vibre por una llamada de mi shinigami.

Notas finales:

Gracias por leer.


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