Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Algodón de azúcar por luna lovegood

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Una madre con un resfriado, una tía que se propone cuidarla y que tu salgas a pasear con alguien que tiene por nombre Camille...

No sean malas, es mi primer fanfic O:

“Amoxicilina” fue lo ultimo que me gritó mi mamá al salir del departamento. Usualmente sus refriados no son nada pero este era todo un caso, y con prescripción médica ilegible en mano fui a la farmacia más cercana. Este era mi onceavo viaje a la tienda y el farmacéutico ya sabía lo que necesitaba antes  de cruzar la puerta.

-¿Lo usual, Derek?- me preguntó un señor canoso pero que no superaba los 50 y con cierta debilidad por los narcóticos.

-Esta vez no, señor Dupont- dije, extendiéndole la nueva receta- El médico dijo que sería preferible tratarla con algo más que sólo vitaminas y descongestionantes, le recetó amoxilina.

-Amoxicilina- me corrigió

Se dirigió a la parte donde guardaban los verdaderos analgésicos, no donde están todas esas cajitas con tés para prevenir el resfrío, ni las cremas para la cara. Aunque pensándolo bien, es mejor prevenir que lamentar así que tomé una caja de esos té para después de levantarse.

-No te veo para nada enfermo, primor.

-¿Ah?- me giré rápidamente para ver quien me hablaba- ¡Tía Ana!

-¿Quién creías que sería? ¿O es que tienes a alguien más que te llame así y no me haya enterado?

 

Invité a mi tía al departamento, si bien mi madre está algo enferma no le hará nada de mal distraerse un momento. Apenas llegamos fui a dejar el medicamento junto con un vaso de agua y a contarle que vino su hermana,mientras sonó el teléfono de Ana, cuando volví ella intentaba disimular su sonrisa.

-Cariño, ¿te molesta si le dije a alguien que viniera?- me dijo.

-No estoy muy seguro de si es apropiado abarrotar la casa de gente cuando hay un enfermo- sinceramente no tenía muchas ganas de atender a alguien más aparte de los que ya se encontraban.

-Descuida, Camille no es ninguna molestia. De hecho tenia pensado que ustedes dos salieran mientras yo me quedo a cuidar a tu madre. ¡Y no me mires con esa cara! Cuántas veces tuve que cuidar de mi hermana cuando caía en cama, no se enferma nunca, pero cuando lo hace, mira que le encanta aprovechar de que la atiendan;  así que cuando Camille llegue van a salir y se van a divertir, ¿me escuchaste?

A decir verdad estaba bastante desconcertado, mi tía me había prácticamente arreglado una cita, si se puede llamar así con una desconocida y obligado a salir apenas llegase. Más le vale que sea linda, porque si no prefiero mil veces quedarme mirando CSI que salir, además de que tengo que preparar un trabajo para la escuela  y el compañero que me tocó no hace otra cosa más que quedárseme mirando el trasero con cara de bobo mientras yo hago todo el trabajo.

-Espero que sea linda por lo menos…

-¿Linda? –ahora mi tía me miraba bastante divertida, algo se traía entre manos- Vaya sorpresa que te vas a llevar, es despampanante, no había conocido persona más…

Pero no alcanzo a terminar la frase a causa del timbre, y a medida que me acercaba a la puerta podía sentir la mirada de Ana sobre mi nuca. ¿Despampanante? Ese es un adjetivo muy grande si se puede llamar así, incluso me ponía nervioso ahora. ¡Despampanante! Wow, ¿cómo será esta chica? Pero al abrir la puerta se me bajaron todos los humos de la cabeza.

-Hola, soy Camille, un gusto- me saludo un chico, ¡un chico llamado Camille! ¿Qué chico se puede llamar así? Ahora comprendía la sonrisa de mi tía- ¿Puedo pasar?- me dijo, viendo que me había limitado a abrir la puerta, hice un suave asentimiento y le deje espacio para que pasara.

Despampanante no parece tan buen adjetivo ahora…

-Ven, Derek, para que los presente más formalmente- apremió mi tia, ya que todavía seguía parado frente a la puerta.- Chico, parece que hubieras visto un fantasma. Bien, él es Camille, el chico que una vez te comente que trabajó para mí de asistente, y después de tanto pedir que lo ascendiera lo hice mi ayudante personal- Yo sólo me limitaba a asentir, ¿Cómo no se me ocurrió pensar que sería ese Camille y no una despampanante chica francesa?- Y como pensé que estarías agobiado cuidando a Isabel, le dije que viniera aquí y te llevará a la feria. ¿Les parece?

-Si, me parece muy interesante, tía, pero tengo un trabajo  que terminar para esta semana y no he tenido tiempo…

-¿Qué tan difícil puede ser un pequeño trabajo como el que te dieron en la escuela hace 3 semanas? Además si quieres yo después te puedo ayudar con eso- dijo Camille ¿Qué?, ¿perdón? ¿Cómo sabe él cuando me dieron esa tarea?-.

-Eh...si, es bastante difícil y más aún si tu compañero no colabora mucho.

-Pues  yo creo que si paras de ser tan cuadrado y dejas que tu compañero sea un poco más activo, si se puede llamar así, ya lo tendrías listo hace bastante.

¿De donde sacó eso? Lo hubiera mandado a freír monos de no ser porque mi madre me llamó.

-Descuida Derek, yo voy. Ustedes dos váyanse antes de que cierren que ya es bastante tarde- y mientras Ana decía esto, nos iba empujando a los dos hasta cerrar la puerta frente a mi nariz.

-Me parece que ella tiene razón- me dijo ese chico pelinegro y algo robusto llamado Camille.

-¿Y a mi que me importa? – empecé a buscar mis llaves en la chaqueta pero no las encontré, aunque no recordaba haberlas sacado del bolsillo.

-¿Buscas esto?- definitivamente este tipo con nombre de chica me estaba sacando de quicio.

-Devuélvemelas o tu también te quedarás fuera después de esto.

-Al parecer ya estoy afuera, contigo, con un parque de atracciones al cual visitar

-Ni loco pienses que voy a salir contigo, tengo un trabajo que terminar- Empecé a aporrear la puerta, pero al parecer mi tía no tenía ni la menor intención de abrirla.-

-Vamos, si sigues mi consejo, vas a tener listo ese trabajo en un dos por tres.     

-¿Y se puede saber cómo es que tú sabes tanto acerca de mi trabajo?- Es cabrón me estaba hartando.

-Se podría decir que soy un muy buen amigo de tu compañero- dijo esto con una sonrisa en sus labios.

-¿Y en que curso vas cabrón, que conoces a ese imbécil?- no conocía mucho a Rick, pero lo que sí sabia era que no le gustaba meterse con gente mayor, me lo repitió muchas veces mientras trataba de “hacer algo más útil con mi trasero que solo mirarlo” me había dicho.

-¿Yo? En ningún curso por el momento, quizás tu tía no te mencionó que estoy tratando de saltarme el último curso para poder trabajar más tiempo con ella y quizás llegar a ser modelo; pero si lo que realmente quieres saber es mi edad, pues tengo 17, y si no me equivoco tu también.

¿Modelo? Pues lo único que al parecer le faltaba para serlo era el tiempo, y en eso estaba trabajando, porque parecía sacado de una revista de moda con su sonrisa perfecta, su cabello revuelto, sus hombros anchos y su cintura delineada. Al parecer me quede demoré mucho notando todo esto pues su sonrisa se fue ensanchando y volvió a agitar mis llaves para que despertara.

-Vamos, te devolveré tus llaves después de subirnos al primero juego, ¿está bien?

-Vale, pero no se cómo vamos a hacer para llegar antes de que cierren si son las 20:00 y la feria la cierran a las 21:00, tendríamos que tener mucha suerte para alcanzar un bus a esta ahora y que nos lleve hasta allá.

-¿Quién dijo que necesitamos un bus?- dijo, mientras se abrían las puertas del ascensor y se vislumbraba una moto estacionada al frente.-

No era primera vez que me subía a una motocicleta, pero si la  primera vez que iba tan rápido. Estaría mintiendo si dijera que un piloto experto nos hubiera dejado atrás. Iba tan asustado que mis uñas se enterraban en el abdomen de Camille, pudiendo percibir su aroma a canela mezclado con pino que desprendía y me embargaba casi por completo.

-Ya te puedes soltar si así lo quieres- me separe poco a poco de su espalda medio sorprendido todavía de que hayamos viajado tan rápido- Y disculpa si anduve un poco rápido pero me imagino que quieres recuperar tus llaves pronto.

-Ah, si, claro- dije, sacándome el casco  y entregándoselo- pero te advierto que no tengo ni un centavo encima, se me quedó todo en casa, así que tendrá que correr por tú cuenta. A menos de que prefieras ahorrar ese dinero y entregarme las llaves ahora.

-Será dinero bien invertido.

Y diciendo esto me arrastró hasta la boletería y compro 2 tickets. La última vez que vine aquí fue cuando mi padre todavía no había decidido que lo mejor para él era irse de viaje para jamás volver. Todo me trae tantos recuerdos. Camille se acercó a un vendedor y compró un algodón de azúcar. Cuando niño era mi favorito, y recuerdo que habían de muchos colores, pero mi madre siempre decía que eran malos para los dientes asi que mi papá me compraba a hurtadillas mientras ella iba a comprar los boletos para algún juego.

-¡Vaya! Parece que el único que queda funcionado a esta hora es la rueda de la fortuna, ¿te parece si sólo nos quedamos un momento y me entregas mis llaves? No creo que te quieras subir a ese juego.- Camille me miró con una sonrisa traviesa y me dijo algo como que no me iba a librar tan fácil de esta.- ¿Seguro que quieres subir?

-¡Claro que quiero! Pero al parecer tu prefieres que me quede con tus llaves y te haga una visita cada vez que pueda.

Enfurruñado como estaba, nos subimos a la rueda y como éramos bastante pocos tuvimos la suerte de estar arriba. La vista era maravillosa, se podía ver toda la feria desde ahí, y como estaba empezando a oscurecer se podían apreciar las primeras estrellas.

-Te gustó bastante más de lo que pensabas

-Si, tengo que admitir que nunca me había subido aquí. Siempre pensé que la primera vez que me subiera sería con alguien especial.- Miré a Camille quien estaba disfrutando de su algodón de azúcar- Y en cambio estoy aquí sentado contigo y sin algodón de azúcar.

Camille se giró para mirarme y se veía tan hermoso, una pequeña brisa le agitaba los cabellos y el algodón de azúcar le había teñido los labios de un rosado fuerte…Esperen…¿dije hermoso? No, no, no, quise decir molesto, eso era, molesto. Me tenía atrapado en la rueda de la fortuna hasta que a otra pareja se le ocurriera subir para que podamos bajar.

Apenas abrí la boca para decir esto un pedazo de algodón me tapó la boca, seguido de unos labios tibios que lograron deshacer el algodón y dejar espacio para su lengua, que jugueteo con la mía en un dulce beso…

¿Beso? ¡Beso! Este cabrón me estaba besando y yo lo estaba dejando, ¿Quién se creía que era? Al parecer era igual de pervertido que Rick, o quizás más. Me separé de él bruscamente y lo empujé lo más lejos que nos permitían esos asientos, haciendo que la rueda se meciera tenebrosamente.

-¿Qué diablos fue eso? ¿Por qué me besaste cabrón? ¿Quién te permitió que lo hicieses?- le grite lo más fuerte tratando de no llamar la atención de quién manejaba el juego.

-Pues te besé porque te veías muy lindo, y si no me equivoco tú me permitiste que te besara, no pusiste ninguna resistencia hasta ahora.- Sentí como me iba sonrojando.

Camille se acomodó en su asiento tratando de mantener un poco la distancia para que no lo volviera a empujar. Era verdad, deje que me besará, se había sentido tan dulce; pero no quitaba el hecho de que él era un completo extraño y lo más importante ¡un hombre! Ya había estado con un chico antes, pero había sido sólo para probar como era y no me había gustado para nada, por eso nunca más lo intente con ningún otro y no dudaba de que era totalmente hetero pero esto había sido muy diferente a la primera vez que besé a Miguel, ese beso fue torpe, apresurado, y los dos estábamos bastante nerviosos de que alguien se enterara luego de lo que habíamos hecho, pero eso no evito que continuásemos hasta que nos corriésemos uno dentro del otro. Cuando lo hice con Miguel yo fui activo y después pasivo, ya que si estábamos probando, teníamos que intentarlo todo, pero ninguna de las dos formas me había gustado, me sentía incómodo.

-Lo-lo siento, no debí empujarte tan fuerte- le dije a Camille, bastante apenado. No lo conocía, ¿qué pasa si le tenía miedo a las alturas y se había subido aquí sólo para cumplir esa promesa?- ¡Pero tampoco debiste besarme de la nada!

-Tienes razón, no debí hacerlo pero no podía desaprovechar la única vez que voy a tener de poder saborear esos labios. –Me sentí volver a enrojecer, ¿qué es lo que me pasa?

 

Empezamos a descender lentamente, otra pareja se había subido ya. Cuando llegamos a la moto todavía seguida bastante cohibido,  por lo que traté de no sujetarme muy fuerte de él, pero tomó mis manos y las llevó a donde yo las había puesto la primera vez, abrazándolo por completo.

-Soy yo quien debería haberse disculpado allá arriba, no fue tu culpa.- Encendió el motor, traté alejarme un poco de él pero volvió a juntar mis manos- Créeme que no lo hago solo porque me guste, si no te agarras bien te puedes caer.

-Aja

Ya íbamos cerca del edificio donde vivía cuando le grité a Camille que parara, me bajé de la moto y caminé hasta uno de los columpios que estaban en la plaza, me senté y le hice una señal para que se acercara. Se sentó a mi lado y bajó la mirada. Se sentía apenado, no correspondido. Lo sabía porque me había ocurrido una vez con cierta chica.

-No es la primera vez que me besa un chico- comencé- la primera vez fue con un amigo. Queríamos saber que se sentía, conocíamos homos que decían que su primer beso fue fantástico, que apenas rozaron los labios del otro supieron que iban a ser asi, y bla bla bla. A mi no me pasó eso aquella vez, no sentí nada fantástico, nada sorprendente, ninguna revelación, nada por el estilo. Tuvimos sexo incluso y nada, seguimos siendo amigos, con un tremendo dolor en el culo claro, pero seguimos igual que siempre yo con mis novias y el con las suyas.- A medida que hablaba sentía como Camille se iba sintiendo más alicaído.

-No es necesario que me cuentes esto si no quieres, yo lo entiendo, eres hetero y punto. No…

-No me interrumpas. Esta vez fue diferente, totalmente. Me sentí…feliz. Fue como desvanecerse en el tiempo y que nada más importase, fue tan…dulce, tierno. Yo…

Pero antes de que alcanzara a terminar la frase, volví a tener esos dulces labios sobre mi, besándome ansiosamente, su lengua jugueteando con la mía. Me dejé llevar hasta que necesite un poco de aire y me separé de él. Hace mucho que no me sentía tan feliz con alguien, con mi última novia había sido todo un desastre y hasta ahora me seguía atormentando cada vez que podía.

Antes de que pudiera volver a decir algo, sentí nuevamente esos labios sobre los míos, pero esta vez fue más suave, un simple roce…Sus labios fueron descendiendo  hasta mi cuello, haciéndome sentir un hormigueo en todo el cuerpo.

-Pa-Para, no creo que deberíamos hacer esto aquí…

-¿Hacer que?- me dijo Camille mientras con una mano se sujetaba a la cadena del columpio y la otra bajaba levantándome la polera.- No estamos haciendo nada malo…

-Tienes razón, no estamos haciendo nada malo, pero es el lugar donde lo estamos haciendo el que no me parece…- no pude continuar con mi explicación porque nuestros labios se volvieron a juntar en un apasionado beso que nos dejó sin aliento.- No, para.

Me estaba poniendo muy caliente y no quería parar pero si algo más iba a pasar con Camille, no quería que fuera en una plaza a la vista de cualquiera que pasara. Me aleje un poco de él todavía sintiendo su mano en mi cintura, la fue retirando lentamente.

-Tienes razón, me deje llevar. Te pasa por ser tan irresistible- dijo esto con una sonrisa torcida que lo hacía ver, como había dicho mi tía, despampanante.

Me levanté del columpio y lo volví a besar.

-Aquí el irresistible eres tú.- dije, sin separar nuestros labios más de lo necesario.

Nos subimos a la moto y nos quedamos abrazados un momento antes de que la hiciera partir. No podía creer que me estuviera gustando un chico que conocí hace unas 3 horas atrás. Todo pasó tan rápido. Llegó, nos quedamos afuera, fuimos al parque, nos besamos en la rueda de la fortuna, volvimos, le dije que parara, nos volvimos a besar y  ahora íbamos a mi departamento donde probablemente todo acabaría. Iría a ver a mi madre, mi tía se iría junto con Camille y quien sabe cuando nos volveríamos a  ver…

-Llegamos

-Si…

 

Cuando ya nos estábamos despidiendo se me ocurrió una idea, quizás esta sería la última vez de que viera a Camille, pero si podía alargar esta vez…

-Camille – el aludido se giró para mirarme – Recuerdas que me dijiste que me podías ayudar a terminar mi trabajo, pues, ¿me podrías ayudar…ahora?

-No crees que es un poco tarde como para estar haciendo ese trabajo, cariño – dijo mi tía

-Si, lo se, pero es sumamente importante para mi esta nota y, como ya les dije, mi compañero no me ayuda mucho que digamos. Si Camille se pudiera quedar esta noche sería un gran favor que me estaría haciendo. Y puede dormir en mi pieza, no hay ningún problema, le puedo armar una cama en un momento.- Claro que no tenía ninguna intención de que durmiera en otra cama…

-Pues, si él quiere…

-Por mí no es ningún problema quedarme. Y no tiene de que preocuparse, mañana voy a llegar tan puntual como siempre.

-No  tengo ninguna duda en ello. Entonces aquí nos despedimos, nos vemos mañana. Cuídense niños.

Apenas mi tía se fue lleve a Camille hasta mi pieza y cerré la puerta con pestillo.

-Me encantó tu excusa, ¿pero no crees que tu mamá podría escuchar algo?

-Cuando está enferma cae dormida como si estuviera muerta.

Me fui acercando a él hasta tenderlo en mi cama y empecé a besarlo lentamente mientras con mis manos iba recorriendo su cuerpo que horas antes había observado con curiosidad. Comencé a sacarle la camisa poco a poco sin separar nuestros labios, cuando ya estuvo fuera baje hasta su cuello sintiéndolo jadear levemente.

-Desde aquí deja ser yo el que lleve el ritmo, ¿te parece?- asentí, sinceramente mi primera vez había sido tan torpe que casi no tenía idea de como seguir.

Camille se puso ahora encima, se veía hermoso, su cabello caía hacía su cara y a medida que iba besando mi cuello me hacía cosquillas además de hacerme estremecer con cada beso que me daba. Comenzó a sacarme la polera lentamente mientras iba repartiendo besos por todo mi abdomen. Se sentía tan bien. El primer gemido que logró sacarme fue cuando tomó uno de mis pezones con sus  labios y lo mordió, mientras con la otra mano empezaba a acariciar mi sexo por sobre el pantalón.

-Aggh…Camille…por favor…

-No seas impaciente.- me susurró en mi oído, mordiéndome el lóbulo, logrando que me derritiera bajo él.

Comenzó a descender besando todo mi abdomen llegando a mi pantalón, bajándolo lenta y tortuosamente haciendo que me impacientara cada vez más. Mi erección rogaba por ser liberada. Camille comenzó a besarme los muslos haciendo que me tensara un poco, y comenzó a sacarse su jeans mostrando su erección. Se acercó a mi boca y me susurró “No me gusta ocupar ropa interior” y comenzó a frotar su pene contra en mi, logrando sacarme liquido pre seminal, manchando mi bóxer. Me mordió mi cuello y bajo hasta mi pene que necesitaba atención. Finalmente lo libero del bóxer y comenzó a chuparlo desde el glande hasta el fondo, aumentando la velocidad de a poco. Comencé a mover mis caderas al ritmo de su boca aumentando el placer.

-Aggh..Mnnn…Me…me vengo.- le hice saber a Camille a quien no le importo y comenzó a chupar más rápido, lamiendo la punta hasta metérselo por completo, me vine en su boca, para mi vergüenza, pero él lo tragó todo sin desperdiciar volviendo a lamer mi pene hasta que no quedara nada.

-Eres realmente delicioso.- me dijo, haciendo que enrojeciera como un tomate.

Me dio la vuelta haciendo que quedara mi cara contra mi cama. Sentí su lengua como lamía mi cavidad, contraje mis glúteos por inercia.

-Relájate, te prometo que esta vez lo vas a disfrutar mucho más que cuando lo hiciste con tu amigo.

No tenía ninguna duda de ello, pero seguía estando un poco nervioso. De la nada sentí uno de sus dedos dentro mío.

-Aaggh…si-si se que lo voy a disfrutar mucho más.- dije como pude.

Sentí como otro de sus dedos se iba haciendo espacio en mi interior, y como su otra mano me tocaba el trasero sexymente, un tercer dedo se metió en mí e hizo que lanzara otro gemido, me molestaba, se sentía incómodo, pero quería seguir; esta vez va a ser diferente me repetí.

Noté como sus dedos se iban retirando de mi cavidad y sentí como su pene, caliente, se iba colocando en el espacio ya dilatado. Primero entró su glande, lentamente. Era mucho más grande que sólo 3 dedos. Me aferré a la cama como pude. Esperando sentir un fuerte dolor punzante de una vez por todas, pero en cambio, Camille fue metiéndose lentamente en mi interior, embistiéndome sólo hasta la mitad, lentamente.

-¿Cómo estas?- me susurró en mi oído, embargándome con su tibio aliento.

-Bi-bien… Aagggh- me había penetrado completamente mientras le respondía.

Se abrazó a mí  me levantó, quedando de rodillas en la cama, me abrazó y me susurró “ahora viene lo bueno”. Sentí como las embestidas se iban haciendo cada vez más fuertes, más profundas. No podía parar de gemir. Sentía como llegaba hasta mi próstata y se retiraba para volver a embestir; me volvía loco. Me sujete de la pared para no chocar contra la cama. Mi erección había vuelto y sentí como Camille lo tomaba y empezaba a masturbarme a medida que las embestidas eran más violentas. Sentí como se vino en mi interior y al momento después yo también me vine en su mano.

-Te quiero, Derek- me susurró, a medida que iba sacando su pene de mi interior.

-Yo también te quiero- dije, girándome hasta quedar frente a él.

Lo besé nuevamente y lamí lo que quedaba de semen en su mano.

-No seas travieso, mañana tengo que ir a trabajar y me tengo que despertar muy temprano, no voy a poder hacerlo si seguimos.

-Esa es la idea.- le dije traviesamente, volví a besarlo salvajemente en los labios pero se separó- vamos, es la primera vez que tengo sexo  decente con un hombre y no quieres complacerme…

Puse la carita más tierna que pude pero ni eso lo hicieron cambiar de opinión.

-Lo siento, no puedo llegar tarde mañana, y no me puedes decir que no te complací…- me miró e hizo que me volviera a sonrojar, me beso, pero despacio.- Piensa esto: en unas semanas más tu vas a estar de vacaciones y yo podría tomarme un par de días libres y, si nada nos lo impide, te voy a poder complacer de todas las formas que quieras.

-Sigo queriendo más ahora- dije, robándole un beso y tendiéndome seductoramente en la cama.

-No va a poder ser- dijo, tendiéndose sobre mí - Mejor apaga esa luz y durmamos un rato.

Nos quedamos dormidos tal como estábamos, abrazados.

Al despertar en la mañana me dí cuenta que se había ido y que en su lugar había dejado mis llaves junto con un sobre. Tome el sobre y lo abrí, de su interior cayó una llave y una nota con una dirección.

-Vaya sorpresa que vas a tener cuando llegues a tu casa.

Mi me volví a acostar, sintiendo su olor en todo mi cuarto.

Notas finales:

Ojalá les guste, cualquier aporte, reclamo, sugerencia pues lo pueden dejar en un review (:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).