Sentí los rayos del sol golpear suavemente mis parpados que se aferraban al hermoso sueño que estaba teniendo en esos momentos.
Te quiero cariño, nunca lo olvides – me decía aquella dulce voz que tanto extrañaba.
Yo también te quiero- mi voz se quebraba y me aferraba a su cuerpo sintiéndome la criatura más frágil del mundo- te extraño tanto…
No me extrañes, algún día estaremos juntos de nuevo pero por ahora me tengo que ir- deposito un gentil beso sobre mi frente y se soltó de mi agarre, y por más que quise impedir que se fuera no lo logre y solo pude ver como se marchaba sin mirar atrás. Me quede en total soledad en aquella banca debajo de la sombra del gran árbol que me cubría del sol, me recosté y comencé a llorar y a susurrar su nombre.
¡Ya levántate! – sentí como me sacudían con fuerza y me quitaban las sabanas dejándome sentir el frio del crudo invierno.
No – conteste aun con flojera y con el sentimiento de tristeza que me producía aquel sueño que era el único que era capaz de crear mi mente desde aquel día…
¡Se te hará tarde!
Está bien, ya me levantare pero tu ve hacerme el desayuno y que sea uno rico esta vez – dije como si fuera un niño malcriado de cinco años.
Mi hermano salió de mi habitación y yo me pare de la cama y me fui directo al baño para alistarme. Elegí la primera ropa que encontré, unos jeans oscuros ajustados, un suéter negro holgado y tennis del mismo color.
Baje las escaleras con los tennis en la mano y los deje cerca de la entrada de la casa. Fui hasta la cocina y me senté sin ánimos en una de las sillas de la barra.
Aquí está tu desayuno – me dijo mi hermano con una leve sonrisa en su rostro
¡Gracias hyung! – le dije con una sonrisa enorme, no podría evitarlo pero la comida me subía el ánimo de inmediato.
Me lleve un gran pedazo de sandía a la boca y comencé a masticarla, luego comí fresas, plátano y tome todo mi vaso de leche.
Estuvo muy rica la fruta, hyung – le dije a mi hermano y este me dedico una sonrisa mientras se ofrecía a lavar los platos – me iré a la escuela, nos vemos más tarde.
Salí de la casa y empecé a caminar, a esta hora no hay mucha gente, cosa que agradecí pues no quería saludar a nadie. Caminaba con paso lento, mientras en mis odios sonaba una canción desde mi reproductor. Doble hacia la derecha y entre a un parque, el cual amaba atravesar para llegar a la escuela, pues me traía bonitos recuerdos.
Veo los columpios y deseo poder quedarme ahí todo el día en lugar de ir a la escuela, pero lamentablemente no puedo. Y ahí estaba la banca…esa que siempre sueño, aún recuerdo las hermosas tardes que pasaba en ese lugar y como…
¡Auch! – un grito interrumpió mis pensamientos y me devolvió a la realidad. Había empujado a un tipo que se quejaba mientras yacía en el suelo mirándome irritado.
Lo…lo siento – me disculpe rápidamente avergonzado y le extendí mi mano para ayudarle a levantarse- estaba tan distraído que no te vi, de verdad lo siento
Si, ya me di cuenta – me decía mientras tomaba mi mano y se levantaba.
¡No puede ser! – grite alterado lo que hizo que el tipo me miraba extrañado.
Me fui corriendo sin decir más, y es que llegaría tarde a la escuela, aunque no sé si grite eso por el retraso o porque en cuanto vi el rostro de aquel chico me pareció muy extraño.
Llegue a tiempo pues la clase aun no comenzaba. Me resultaba extraño estar en ese salón después de haberme ausentado un tiempo…aunque no me había atrasado mucho pues me enviaban la tarea a casa.
¡Buenos días! – Saludaba el profesor de historia entrando al salón- Me da gusto tenerte de regreso – dijo posando su mirada en mí.
Y entonces a mitad de la clase, entro la secretaria del director con un chico y hablo con el profesor.
Bueno chicos, tenemos un nuevo estudiante y quiero que le den la bienvenida – dijo el profesor en cuanto la secretaria se fue- por favor, preséntate muchacho.
La verdad no me interesaba saber quién era el nuevo, así que no escuche cuando se presentó ni voltee cuando se sentó a lado de mí. No es que fuera antisocial, es solo que no tenía ganas de conocerlo, no llamo mi atención.
Las horas pasaron y el receso llego, aún estaba en el salón guardando mis cosas y sacando mi comida cuando escuche que se acercaban.
¡Oppa! – Chillaba una vocecita de niña tonta – yo puedo mostrarte la escuela, soy Kim- Taeyon – decía mientras se dirigía al chico nuevo.
Gracias, pero Sully se ofreció hacerlo y pues…- contestaba amablemente el chico, cuando su voz me resulto familiar, aun así ni lo mire cuando Salí del salón para ir a comer.
¡Baby! – escuche como gritaban desde el otro lado del patio
¡Kibum! – respondí gritando animadamente. Él se acercó y nos abrazamos
Me da gusto que ya estés de regreso- me decía mientras me despeinaba dulcemente y me regalaba una sonrisa realmente hermosa.
Si, bueno…no podía alejarme de la escuela para siempre – dije mientras lo abrazaba de nuevo.
Me pase todo el descanso con él, realmente amo pasar tiempo con Key, no sé qué haría sin él.
Sonó la campana anunciando el fin del receso, me fui hasta mi salón triste por tener que separarme de mi Key.
La clase de química era bastante aburrida y más porque no le entendía. Estaba perdido en mis pensamientos cuando la profesora me llamo, camine hasta su escritorio…
Bueno, como saben los exámenes comenzaran pronto – nos dijo a mí y al chico nuevo al cual no había notado a mi lado, me voltee a verlo. Es realmente alto y su perfil es perfecto, así que supongo es un típico chico bonito, aunque no puedo ver su cara bien porque su mirada está en la profesora y su cabello que es un poco largo le cubre parte del rostro.
Y como ustedes dos apenas se integran a las clases, no puedo aplicarles el mismo examen que a sus compañeros, así que me presentaran un trabajo, ¿Qué dicen? – nos preguntaba la maestra.
Me parece bien, pero ¿es individual? – pregunte esperando que la respuesta fuera positiva. La verdad no quiero trabajar con ese chico, aunque no lo conozco me parece que es de esos tipos engreídos y ricos a juzgar por su vestimenta de marca.
No, el trabajo lo harán entre los dos y lo presentaran en 3 semanas – me respondió la profesora.
Después de nos dijera que trataría el trabajo ese, me fui a sentar en mi lugar sin decirle nada al chico nuevo. La campana sonó y la maestra de química salió del salón.
Teníamos hora libre y todos se salieron del aula, excepto por el chico nuevo. Yo no tenía ganas de hablar con él, así que me recosté sobre mi mesa y me puse los audífonos.
Oppa, eres muy divertido – se escuchaban risas y no pude evitar escuchar.
Tú también lo eres, Sully- no puedo creerlo el chico nuevo está hablando con ella, la chica que me gusta
Me invadió una sensación de celos, por lo que decidí salirme de aquel lugar y empecé a caminar por los pasillos hasta llegar a la escalera y dirigirme hasta la azotea de la escuela.
Minho:
El niño extraño salió del salón con cara de pocos amigos
¿A dónde vas? – me pregunto Sully mientras yo me levantaba de mi asiento
Voy con él, tengo que hablar sobre el tema ese que nos tocó – le dije y Salí del salón siguiéndolo.
Caminaba tan rápido y maldecía, por lo que me limite a seguirlo sin decir nada, aunque él no se dio cuenta de mi presencia. Subió unas escaleras, y abrió una puerta. No sabía si debía dejar lo de química para otro momento, después de pensarlo unos segundos, subí aquellas escaleras y abrí la puerta.
Era la azotea de la escuela y él estaba recargado en el barandal aun maldiciendo.
Estúpido niño rico – decía enojado, y en cuanto escucho mis pasos, me lanzó una mirada asesina.
Me miraba con odio y yo no sabía qué hacer.
Tenemos que hablar – dije y me acerque un poco
¿De qué? – me contesto fríamente aun su mirada asesina
Sobre el trabajo que tenemos que hacer, no quiero repetir año de nuevo- le dije acercándome más.
¿Repetir año? – pregunto sorprendido- así que eres mayor…
Así es y tu pequeño niño no me harás reprobar por estar haciendo berrinches
A mí no me hables así, aunque seas mayor no tienes el derecho y menos después de lo que hiciste – dijo casi gruñiendo
Yo no te he hecho nada, ni siquiera se tu nombre mocoso – me acerque más y me pare lo más derecho que pude para intimidarlo con mi estatura
Ni lo sabrás, no mereces saber ni mi nombre tú, alto engreído y superficial – y de repente sentí su puño en mi cara.
No dude en responder el golpe, pero mi ataque fue mucho más fuerte porque el termino en el piso y al verlo ahí tirado, pude ver la fragilidad de su cuerpo, era tan pequeño y delgado.
CONTINUARA...