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¿Insensible? por Lawliet_Girl

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Notas del fanfic:

Este fic antes era un one-shot que creo que llamé "El principio de M2" o cosa parecida. Pero ahora lo hice un poco más largo, porque creí que aún podía darle un poco más de juego a esta historia.

Lo de siempre, excepto algún que otro personaje de mi invención, los demás son todos de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata, creadores del universo de Death Note

 

Espero que disfruten el fic =3

Notas del capitulo:

Bueno, empecemos con la acción, no me gusta entretenerme demasiado ^^

“Hace mucho que lo conozco. Desde que llegué a la Wammy’s. Y la verdad sea dicha, nunca pensé que podría sentir esto por él, hasta hace uno o dos años, pensaba que era completamente hetero, pero se ve que no.

En fin, soy un masoquista si lo... Si lo amo. Además, no se por qué, pero aunque me duele cuando me pega, me insulta o me trata como su perro, su mascota particular, aunque me vea más que como una persona, como un saco de boxeo, no me importa. Estoy acostumbrado a eso, y si viniera de otra persona, supongo que no se lo permitiría. Pero con él siempre ha sido así, he de reconocerlo, y soy la única persona que lo “aguanta”. Tan agresivo, tan impulsivo... Me pregunto si alguna vez cambiará, aunque por mi puede agarrarme todo lo que quiera de la pechera, o gritarme por cualquier cosa, porque sé que en el fondo le importo como amigo. Al fin y al cabo, no tiene a nadie más que a mí... Y a si mismo.

Pero él de seguro que no siente lo mismo por mí. En fin, es demasiado varonil, “demasiado hombre” como para sentir algo así... Es algo impensable. Pero lo tengo asumido, será algo que lleve el resto de mi vida en silencio, ya que él no será capaz de “cambiar de acera”...

Últimamente está algo nervioso, y no se por qué. Y, por supuesto, cada vez que pregunto, me grita un “¡Cierra la bocaza!”, o me cose a patadas... Y si trato de acercarme, a veces actúa como si no estuviera presente, pasando completamente de mí. Bueno, tal vez solo sea mi imaginación, y esté en su humor de siempre. Y yo últimamente no hago más que ponerme nervioso cuando está alrededor, aunque presente una calma “normal”... Es que desde hace tiempo no hago más que pensar en sus hermosos ojos, en su cara, en sus labios...”

 

Matt no supo como continuar su diario personal. Entonces se puso a rememorar aquel momento de su vida, el día en que llegó a la Wammy’s. “Como pasa el tiempo...”, pensó con una sonrisa en su rostro. Hacia ya 7 años que lo conocía...

 

\\-Flashback-//////////

 

Un niño de unos 6 años estaba bajo un árbol, jugando con una pequeña videoconsola. Era pelirrojo, y llevaba una camisa a rayas blancas y negras con un chaleco, vaqueros gastados, zapatillas negras y unas gafas parecidas a las de piscina. Estaba tan distraído que no escuchó llegar a un pequeño rubio, más o menos de la misma edad, con ojos azul cielo y vestido con una especie de pijama negro. Este se tiró encima del pelirrojo y le arrebató la consola de las manos, inmovilizando al pelirrojo en el suelo al sentarse sobre él.

-¡Hey! Hace buen día, no te quedes mirando una pantalla. – gritó el rubio. - Eres el nuevo, ¿no? Vente a jugar conmigo.

 

Entonces el pequeño de las gafas miró a los ojos azules del rubio por primera vez, y su sonrisa llena de felicidad. No pudo hacer más que corresponderle la sonrisa tímidamente.

 

-Si, soy... “El nuevo”. Me llamo Matt.

-Yo soy Mello. ¡Ya se! Serás mi amigo.

-Bueno...

 

Mello sonrió a Matt de nuevo. Matt se alegró. Era el primer día allí, y además había encontrado a su primer amigo....

 

\\-End flashback-//////////

 

Estaba sentado en su cama, completamente sumido en sus pensamientos y recuerdos, pero al escuchar la puerta, rápidamente cerró su portátil, para que nadie viese su diario personal, y se puso a continuar el juego que dejó en pausa, por si necesitaba disimular. Esta técnica le era de gran utilidad, ya que su compañero de habitación era demasiado impulsivo, además de rápido a la hora de entrar o salir. La puerta se abrió de golpe y dejo paso libre a una persona rubia, de ojos azules, no muy alta, bastante delgada y con ropas negras parecidas a las de un pijama. A simple vista y de una rápida pasada, parecía una chica, pero si se miraba bien, se notaba que era un chico. Y aún más si escuchabas su voz, como en aquél momento Matt escuchó con nerviosismo.

 

-¡Matt! – lo cogió por la pechera, haciendo que soltara su consola portátil. - ¡¿Dónde está mi chocolate?! - gritó.

-¿Y- y yo q-que sse? – susurró el pelirrojo.

-Eres el único que tiene acceso a mi alijo de barritas, así que ya me dirás tú dónde pueden haber ido 15 tabletas de chocolate, ¡PORQUE SOLAS NO SE HAN IDO! – Lo agarró aún más fuerte.

-N-no p-puedo respirar... M-Mello... – dijo Matt, ahogándose.

 

El rubio tiró contra la pared al pelirrojo. Aún siendo el menor de los dos, y algo más bajo, tenía más fuerza que el pelirrojo, además de que Matt nunca se resistía a los golpes de su amigo. Al chocar con la pared, cerró los ojos y aguantó el dolor del golpe, e incluso se le cayeron las grandes gafas que siempre llevaba en el pelo, y que parecían de piscina. Sus grandes ojos verdes se abrieron con dificultad, como si le pesasen, mientras trataba de recobrar un ritmo normal en su respiración. Entonces Mello se agachó, quedando los ojos de ambos a la misma altura.

 

-¿Y bien? – dijo apartando un poco el pelo del pálido rostro del pelirrojo.

-Te repito que no lo sé, Mello – Tosió un par de veces, mientras el rubio le lanzaba una mirada entre impaciente y... ¿preocupada? -. Tal vez alguien se haya colado en la habitación y te haya robado los chocolates mientras ninguno de los dos nos encontrábamos aquí.

-Es una posib...- Se interrumpió a si mismo al darse cuenta de algo de pronto. Cogió todo el aire que pudo para después gritar a todo pulmón - ¡NEAR! ¡MALDITO PELIBLANCO BASTARDO!

 

Acto seguido, Mello se apresuró a salir de la habitación, llevándose a rastras (literalmente) a Matt, quien consiguió coger antes sus gafas. Toda la gente se les quedaba mirando, y algunos hasta reían. Ese tipo de escenas eran muy habituales en el orfanato.

Cuando Matt consiguió incorporarse al fin, pero sin deshacerse del agarre de Mello, se encontraban ya en el jardín de la Wammy’s House.

Mello encontró a Near sentado en un banco de piedra bajo un árbol, leyendo un libro tranquilamente mientras jugaba a hacerse un bucle con un mechón de pelo. El rubio se acercó rápidamente, aún arrastrando a Matt consigo.

 

-¡NEAR! – Gritó el oji-azul, encolerizado

-Hola, Mello. Matt – Near levantó la vista de su libro. –, no se cómo te dejas arrastrar...

 

Matt saludó a Near con la mano y se encogió de hombros mientras cogía un cigarrillo del paquete que siempre llevaba oculto en el bolsillo de su pantalón.

Mello, tras dedicarle a Matt una mirada furibunda, de las suyas que dicen “ya verás luego en la habitación...”, centró toda su atención en el chico de ojos grises, cabello blanco y de ropajes también blancos, muy parecidos a los del rubio, que tenía frente a si.

 

-Me imagino que has sido tú el que me ha quitado mis chocolates.

-Los chocolates no son nada sanos, así que cuando vi la caja, los llevé de vuelta a la cocina. Como tampoco – lanzó un dedo acusador hacia Matt, que ya llevaba sus grandes gafas tapando sus, ahora sorprendidos, ojos esmeralda, y estaba con un cigarrillo a medio terminar. – es nada sano fumar. Ambas cosas son vicios que os matarán.

-¡Así que fuiste tú! – Cogió a Near por la pechera y lo zarandeó levemente. – Lo sabía, si es que tenías que ser tú...

-Bueno – dijo Matt tranquilamente mientras Mello seguía despotricando a los cuatro vientos. – Ya debo tener unos pulmones negros, así que no le puedo hacer nada. Es un vicio, como para él sus chocolates. No hay nada que hacer, Near.

-Pues entonces – El peliblanco les dedicó una leve sonrisa, pero claramente divertido -, de seguro tienes un sabor bastante horrible a la hora de besarte con alguien.

 

Mello soltó a Near de golpe, y Matt abrió la boca tanto que se le cayó el cigarrillo. Se sonrojó por completo y miró de reojo a Mello, que también hizo lo mismo. Sus miradas se cruzaron. Entonces Matt se ruborizó aún más y Mello, que también se ruborizó al máximo, cogió y se lo llevó del brazo hasta su habitación, no sin antes gritarle a Near una gran cantidad de improperios en varios idiomas, además de decirle que no había terminado con él.

Al llegar allí, cerró la puerta y puso el cerrojo. Tras esto, arrojó al pelirrojo a su cama. Él se incorporó un poco, pero Mello se puso sobre él para que no avanzara más, aunque con los brazos apoyados en la cama para no aplastarlo.

Y así se quedaron unos segundos en silencio, semi-incorporados sobre la cama, perdidos en la mirada del otro, hasta que Matt cayó en la cuenta de cómo estaban de cerca, y en la posición tan comprometida en la que se encontraban.

 

-M-Mello... ¿Q-qué haces? – Matt se ruborizó de pies a cabeza.

-Matt... Ahora mismo, dime... ¿Qué sientes? – le espetó el rubio con una expresión inescrutable.

-Yo... Yo... – Matt dudó.

-Matt, aquí y ahora – dijo en tono amenazador - dime qué sientes cuando me pongo – puso su cara a escasos centímetros de la del pelirrojo y sonrió – así de cerca.

-Yo... lo que siento es... – inspiró profundamente.

 

Había llegado el momento de decírselo, a pesar de que había decidido callar por siempre. Esa era la oportunidad que esperaba para hablar de sus sentimientos con Mello, era el momento para confesar algo que deseaba gritar a los cuatro vientos, pero que no podría hacer, para decirle que lo amaba a pesar de ser un chico, y además, su mejor y único amigo. Cerró los ojos y tragó saliva. No se imaginó que pudiera darse aquella situación en este o en ningún otro universo paralelo, pero se armó de valor, y casi gritaba cuando le dijo, con los ojos cerrados y al borde de las lágrimas:

 

– T-te... ¡Te amo!

 

Mello se quedó de piedra ante tal revelación. Ya sabía la respuesta, o al menos la suponía, pero nunca pensó que su calmado y silencioso pelirrojo pudiese alterarse tanto. En medio de sus pensamientos y su intento por calmar sus latidos, que se habían desbocado al escuchar al mayor, el contacto del beso que le dio Matt le devolvió a la realidad, aunque él juraría que era un sueño.

Desde luego que Mello tampoco se imaginaba aquello, y mucho menos que le fuera tan agradable.

Matt se tumbó, bajando también a Mello, a quién estaba atrayendo hacia si. Entonces el rubio se dejó llevar por el pelirrojo, quien le besó con más pasión al darse cuenta de que su amado Mello, de unos ojos azules como el mar, se había rendido.

Entonces Matt introdujo poco a poco su lengua, y saboreó cada momento, guardándolo en la memoria, porque tenia la certeza de que, después de aquello, moriría o acabaría en un hospital durante meses. Recorrió su boca poco a poco, jugando con la lengua del rubio mientras que, con las manos, acariciaba el pelo y el torso de su amado, y tan ansiado, Mello.

El rubio, por su parte, deseaba que aquella sensación de vértigo, aquel contacto divino con el pelirrojo no se acabara. Matt le estaba volviendo loco con sus caricias y aquel beso tan lleno de amor al que ambos se entregaban.

 

Cuando se separó de él, Matt cerró los ojos, esperando el golpe. Pero, en lugar de eso, sintió que Mello se recostaba sobre su pecho. Escuchó que respiraba entrecortadamente, al igual que él.

Matt se quitó las gafas y las tiró al suelo para poder ver bien la cabellera del rubio. Entonces notó como Mello se aferraba a él y escondía la cara en su pecho, y no pudo evitar sonreír. Siempre pensó que, si Mello sentía algo por él y acababan juntos, Mello sería el más fuerte y el controlador. Aunque claro, podía ser que solamente fuera la emoción del momento.

Entonces el pelirrojo abrazó a Mello, y se puso a acariciar su pelo rubio. No podía creer lo que estaba pasando. Apenas se había atrevido a soñar con la posibilidad de que pudieran estar juntos, porque no quería hacerse ilusiones. Pero no era un sueño, y suspiró. Las lágrimas caían por su rostro, lágrimas que eran de felicidad. Mello se dio cuenta de que Matt estaba llorando, y se incorporó con los brazos para verle. El pelirrojo se llevó las manos a los ojos e intentó secarlos, pero seguía llorando y riendo al mismo tiempo. Se sentía muy aliviado.

Se quedó completamente quieto, y miró fijamente a Mello cuando este pasó una mano por su rostro y le secó las lágrimas con cuidado. Ambos se miraron a los ojos, intentando descifrar lo que pensaba el otro.

 

-Matt... – Susurró Mello de pronto. Su cara mostraba un fuerte color rojo. – Quiero que sepas... que no tienes un mal sabor...

 

Tras esto intentó hundir la cara de nuevo, pero Matt le detuvo y le atrajo la cara a la suya, dejándola a un par de centímetros. Sus ojos verdes se clavaron en los azules de Mello, que contrastaban con su tez, ahora de un rojo profundo.

 

-Mello... ¿Y tú qué sientes al estar tan cerca de mi? – el pelirrojo sonrió maliciosamente.

-Yo...- abrazó al pelirrojo y ocultó su cara al lado del cuello de Matt para después acercarse al oído de su querido “amigo” de ojos verdes – Siento lo mismo. Desde hace mucho. Matt, idiota, ¿no te diste cuenta nunca? – susurró medio enfadado.

 

Entonces Matt, radiante de felicidad, lo abrazó algo más fuerte, para sentirlo junto a él. Definitivamente amaba a Mello. Y por fin podía decírselo. 

Notas finales:

¿Qué les pareció? Espero que haya gustado, jeje ^^

 

hasta la próxima, que sus vidas vayan bien =D


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