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Corazón de juguete por eliasessh

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Notas del fanfic:

¡hey! ¡ya regrese con otra locura! XD este es mi segundo fic, espero que les guste, tal vez no entiendan el primer cap pero estoy segura que es de llamar la atencion jajajjaa

espero que les guste. ^^

Notas del capitulo:

bueno este es mi segundo fic, esta inspirado en rozen maiden, quien ya vio esta serie se podra dar una idea de lo que quiero plasmar con este capitulo. y si no la han visto, yo se las recomiendo, esta muy padre XD

Corazón de Juguete

Cap. 1: El camino de plumas, los ojos de otro mundo.

 

Estaba totalmente solo en la carretera, no había ni un auto a mi lado, no se escuchaba más que el sonido producido por mi auto y el soplar del viento en los enormes pinos que rodeaban la carretera.

Las líneas de la carretera que desaparecían bajo mi auto, así como el silencio agobiante, ya me habían mareado y desesperado bastante, no le veía fin a ese camino a pesar de haberlo recorrido tantas veces. Para calmar un poco mi estrés encendí la radio, busqué una buena canción para pasar el tiempo hasta llegar a mi casa, la que encontré no era de mis favoritas pero estaba bien para el momento; guitarra acompañada de la melodía de un piano, muy sutil, y después la voz maravillosa de la vocalista. Era buena la canción, lo suficiente como para hacer que la tensión en mis hombros se aliviara, tanto que pronto deje de sentir ese enojo agobiante con el que había cargado todo el día. Comencé a golpear levente el volante al ritmo de la canción, claro, sin perder el control sobre la carretera. Después, ya una vez totalmente relajado, comencé a cantar, esa era mi fascinación, mi terapia-por así decirse- y mi futuro. Siempre que cantaba, me perdía en mis fantasías de éxito y fama, imaginándome  frente a un gran escenario acompañado de un enorme público, fascinado por creer que más de mil personas estarían rompiéndose la garganta clamándome. Imaginar las luces del escenario gigantesco, los fuegos artificiales, y quizás, mi nombre adornando el cielo, creado por miles de estrellas artificiales.

Mi fantasioso paseo no duró mucho, antes de que acabara tan maravillosa canción, el molesto tono de mi celular se presentó, quería ignorarlo, pero como si fuera auto reflejo lo tome y conteste sin tomarme el tiempo de ver en la delicada pantalla táctil el nombre de quien me molestaba en esos momentos.

-¿hola?-

-Sesshoumaru… ¿sigues enojado?-

Oh no, reconocí esa voz, la que en esos precisos momentos me irritaba, la tensión en mis hombros reapareció, de nada sirvió la maldita canción. Con tono bastante sarcástico y grosero conteste.

-tu qué crees idiota-

-por favor Sessh, no te pongas así…pero si ya sabes que me molesta que hagas eso-

-¡es mi problema si lo hago o no! ¡No tiene nada que ver contigo!-

-¡si serás imbécil! ¡Por supuesto que tiene que ver conmigo!-

 

Mientras peleaba con mi supuesto novio, no me di cuenta de que había perdido de vista el camino, estaba tan metido en ganar esa infantil discusión. Y solo cuando recordé lo peligroso que podía ser no poner atención en el camino, ya era tarde. De las entrañas del bosque salió una figura que no pude distinguir, iba tan rápido y al parecer tampoco se había dado cuenta de su error. Se cruzó en mi camino, todo pasó en cuestión de segundos, y lo único que alcance a ver fue un bulto de plumas siendo golpeado con increíble fuerza para luego salir rodando varios metros adelante, rozando la caliente carretera desenfrenado. En el momento justo del impacto pude sentir la magnitud del golpe, había sido tremendo. Quede pasmado.

-¿Sessh? ¿Estás bien? Escuche un golpe-

-Te…te hablo después- sin esperar a que me respondiera colgué y deje caer el celular  bajo mi pies, me deje caer sobre mi asiento, era como si las fuerzas de mi cuerpo me hubieran abandonado, mis músculos se habían tensado, tal vez producto del terror. Sentía que no podía respirar, cerré los ojos y me tome fuertemente de los cabellos, sentía mi piernas temblar al igual que todo mi cuerpo, estaba aterrado y con muchas ideas bloqueando mi mente.

A pesar de esas terribles sensaciones, me di el suficiente valor para levantar la cabeza y abrir mis ojos, total, ya debería estar muerto, verlo o no verlo no cambiaba el hecho de que yo había matado a esa cosa, fuera lo que fuera. Esperaba de todo, menos lo que vi.

Sobre mi cofre y entre los parabrisas,  una lluvia de plumas caía suavemente, como retenidas en el tiempo, danzando engañosamente frente a mis ojos para ser mejor apreciadas, caían una tras otra sobre mi auto, algunas estaban manchadas de sangre y tierra, otras estaban incompletas o desgarradas.

Aquel espectáculo que se desarrollaba frente a mis ojos me dejo aun más inmóvil. Con movimientos temblorosos me acerque al cristal para ver como   todo el cristal, al igual que el cobre, habían quedado manchados de sangre, la cual se escurría a los lados de mi auto.

Con mucho temor, decidí bajar y ver el cuerpo, tal vez no estaba listo para ver lo que tenía que ver, pero no podía perder más tiempo, tal vez aun tuviera salvación, o si ya estaba muerto, debía aprovechar que no había testigos.

Al poner el primer pie sobre la carretera, lo primero que pise fue una de esas singulares plumas, la tome y la observe fascinado. Esta estaba completa, solo con unas manchas leves de tierra, y aun así se podía apreciar su perfecto color blanco, le di la vuelta una y otra vez, era enorme, jamás había visto una pluma más grande que esa, ni siquiera las de los cisnes o las águilas eran así. Al apreciar su textura note lo extremadamente suave que era, pero eso no le quitaba la belleza casi irreal que poseía, tan larga y fina, suave pero difícil de amedrentar. La deje caer y seguí el terrible camino de sus hermanas acompañadas de chorros de sangre y mugre, bajo mis pasos temblorosos me encontré con mas restos del choque. Mientras más me aproximaba al pobre cuerpo, las plumas iban perdiendo su belleza, su tamaño se iba reduciendo hasta ser solo un miserable despojo de la primera que me encontré. Perdían su color y  su textura suave…cada vez se veían más rasgadas y bañadas en sangre. Sentí mucha pena al verlo, yo era responsable de aquello, pero aun así no vacile en mis pasos, continúe hasta por fin tener al pobre desvalido frente a mis ojos. Aparté las ultimas plumas que lo cubrían, aun después de todo, seguía creyendo que era un ave, tal vez un animal salvaje que desafortunadamente se había cruzado en mi camino. Pero nada de eso era. Al darle la  vuelta por completo, mi sorpresa no tuvo tamaño para describir.

No era un ave, ni otro animal, era…un muchacho, un chico normal, tal vez no más de 15 años basándome en la delgadez de su cuerpo. Su cabello estaba hecho un desastre, era de un tenue color gris, la mayor parte le cubría la cara y estaba manchado de sangre y tierra. Vestía una gastada y sucia bata con la espalda descubierta. Su estado se veía deplorable, le aparté los cabellos del rostro para apreciarlo mejor, sin embargo sus ojos estaban cerrados, acaso… ¿ya estaba muerto? Si, era lo más probable, el miedo que ya recorría mi cuerpo no tardó en intensificarse, no tenía idea de que hacer, con mucho cuidado pegue mi oído a su pecho, quería comprobarlo, quería contradecir a esa palidez de su piel y a su inmovilidad, no podía aceptar que muriera, sino, yo me convertiría en un asesino.

 

No escuche nada, pegue aun mas mi oreja a su pecho, estaba desesperado. Al cabo de unos intentos mas, y como si mis ruegos hubieran sido escuchados, escuche un latido, luego otro, y otro, todos muy débiles, apenas audibles. Nuevamente esa sensación de adrenalina se apoderó de mi, aun podía salvarlo, aun podía quedar impune de asesinato, quise cargarlo en mis brazos y llevarlo a mi auto, pero al hacerlo, sentí como ese delgado y frágil cuerpo se estremecía y se tensaba. Me detuve y lo deje descansar en el suelo con mi mano recargada en su espalda. El chico abrió los ojos.

Y en ese momento, en ese preciso momento, una mirada casi irreal se cruzó con la mía. El chico se volteo y me encaró, me encontré con sus enormes ojos dorados, y me perdí. Eran hermosos, tan grandes, destilaban un brillo difícil de comprender, una mezcla de dorados penetrantes e iluminados misteriosamente, sobresalían de la oscuridad que nos cubría. El dorado de sus ojos se podía comparar con las luces de las luciérnagas en compañía de la noche, sus pestañas eran gruesas, muy largas y rizadas, podría jurar que eran demasiado perfectas como para ser normales, estaban  tan bien colocadas y peinadas.

 No tarde mucho en hacer comparaciones, si bien mis ojos también eran ámbar, los de él no tenían comparación humana, los míos eran rasgados y muy estéticos, pero yo sé diferenciar bien… sé que mis ojos ya tienen la mancha maliciosa de los deseos humanos, tatuada hasta el fondo. Pero estos ojos ¡estos ojos eran muy distintos! no solo su color era deslumbrante, esos singulares ojos ámbar irradiaban una inocencia infinita, jamás creí que unos ojos podrían expresar algo tan maravilloso, sin embargo ahí estaban, abiertos como un libro, mirándome con curiosidad.

Pero la mirada se cerro, el chico se dejo caer retorciéndose, temblaba y se tocaba la espalda con desesperación, como si buscara algo, pero lo único que hacía era mancharse de su propia sangre. Después de revisar su espalda una y mil veces, se dio por vencido, levanto la vista y me miró, pero esta vez sus ojos, si bien no habían perdido esa belleza, ahora también expresaban miedo, el chico temblaba, me miraba penetrante, como esperando una respuesta.

-¿estás bien? ¿Te puedes levantar?- le pregunte, pero él no me respondió, en vez de enfocar su vista hacia mí, lo hizo hacia un punto más lejano, y al hacerlo sus ojos se abrieron desmesuradamente, sorprendidos.

-ahí…ahí están-dijo señalando-mis alas-

Yo seguí su mirada y a su temblorosa mano, y efectivamente, ¿Cómo no me di cuenta antes?,  bajo las llantas del auto estaban los restos de las alas, solo despojos, era como ver las alas de un ave de rapiña muerta. Aun me costaba creer lo que estaba viviendo, este chico, no solo poseía unos ojos tremendamente bellos, sino que también había poseído unas alas majestuosas, al menos eso me había demostrado la primera majestuosa pluma que vi.

Creí que estaría molesto, después de todo, por mi había perdido sus alas este chico tan extraño. Regrese la mirada lleno de dudas que no pude resolver, el chico ya se había desmayado. Y por supuesto, se estaba desangrando. Toda esa sangre salía de su espalda, de las dos protuberancias de donde antes salían sus hermosas alas.

¿Qué hacer ante una situación así? La duda y el misterio me carcomían, me enfrentaba a algo no humano, pensé en dejar las cosas así, correr cobardemente dejando a este chico a su suerte. No sabía que intenciones tenía, no me podía dejar llevar por esa inocencia de sus ojos, podría ser cualquier cosa, o tal vez ya estaba delirando mi pobre conciencia.

 Como sea, después de meditarlo contra reloj, decidí no abandonar a este chico, yo no era un cobarde, y si moría quedaría en mi conciencia y ya tenía demasiada carga en ella como para hacer más grande el peso de la culpa.

A pesar del temor, y al mismo tiempo fascinación que sentía por aquella nueva y desconocida criatura, lo cargue en mis brazos y lo lleve hasta el auto, era mejor llevarlo a la mansión y tratar de salvarlo yo mismo, el hospital más cercano que tenia estaba a media hora, moriría antes de llegar. Arranque como alma que lleva el diablo, el chico no se movía, eso me estaba preocupando, su sangre se estaba esparciendo por todo el asiento y estaba mucho mas pálido, acelere y llegamos en menos de diez minutos, me estacione como pude frente a la gran mansión y entre azotando la puerta principal, ignoré todas las miradas y gritos de los sirvientes aterrados que se cruzaban en mi camino, no tenía tiempo de explicar nada, tenía una vida en mis manos, y no iba a perderla sin saber lo que realmente era este chico.

Subí las escaleras y entre a mi habitación cerrando la puerta con seguro para que nadie me molestara, nadie me ayudaría, de eso estaba seguro, preferible que yo lo curara. Recosté al chico en mi cama y fui al baño, llene el jacuzzi con agua tibia y después lo cargue, lo desnude y lo sumergí con cuidado, el chico aun no respondía, yo estaba sudando, temblaba pero no había tiempo que perder.

Lave todo su cuerpo, limpie todas las heridas que tenia, al igual que las manchas de suciedad de tierra seca, al dejar impecable ese cuerpo note la suavidad de su piel, era muy tersa, sin ninguna imperfección, claro, sin contar las heridas. Después le lave el cabello, descubrí que su cabello no era de un sutil tono gris como había creído en un principio, era blanco y sedoso, le llegaba hasta la cintura. Al tratar de lavar la parte superior de la cabeza sentí dos bultos cubiertos por su cabellera. Con curiosidad aparté sus cabellos y descubrí algo impensable, aquellos bultos eran sus orejas, pero no unas humanas, ¡eran de perro! ¿Con que fascinante e increible criatura me había encontrado? ahora tenía más deseos de salvarlo, no quería quedarme con la duda. Toqué las orejitas, descubrí que no eran de mentira, eran cien por ciento reales, totalmente de carne cubiertas por pelitos blancos, al jalarlas un poco  el chico se movió, tal vez le dolió, comenzó a temblar a pesar de que el agua aun estaba tibia, me apure y lo saque de la tina para cubrirlo con una toalla, lo cargue en mis brazos y lo saque con cuidado hasta recostarlo en mi cama, el chico aun temblaba, saque de mi enorme closet alcohol para desinfectar, algodón y varias ventas, pero no me sirvieron de nada pues, al descubrir su cuerpo de la toalla, vi como su temblor era provocado por las heridas que lentamente se iban cerrando y luego desaparecían, como si nunca hubieran estado ahí, como si fueran quemadas para luego esfumarme, me quede sin aliento.

Ya una vez totalmente curado dejo de temblar, yo trague saliva pues empezaba a despertar, nuevamente sus extraños y enigmáticos ojos se abrían, esas luces ámbar me vieron, y al mismo tiempo no lo hicieron, el chico aun no estaba totalmente consciente, parecía como si despertara de un largo sueño. Lo ayude a sentarse y lo cubrí nuevamente con la toalla, espere hasta que reaccionara, sus hermosos ojos aun estaban perdidos, no destellaban como la primera vez que los vi. El chico dirigió su mirada hacia mí, no dijo nada, no estaba asustado, simplemente me miraba.

-no…no puedo creerlo…por fin-

Pronunció con voz apagada, y al mismo tiempo en que decía esas palabras, sus ojos por fin se iluminaron, nuevamente me encontré con esas gemas doradas. El rostro del muchacho se iluminó esperanzado, ahora me veía con fascinación, casi la misma con la que yo apreciaba sus ojos. No dijimos nada durante esos largos segundos, solo reaccione hasta que él estiro su delgada y temblorosa mano hasta tocar mi mejilla, su tacto era suave, casi como sus plumas. Luego recorrió mi boca, ni nariz y mis parpados, como queriendo memorizar mis facciones, se veía deslumbrado, y yo no comprendía nada. Luego bajó su delicada mano hasta mi cuello, sentí un hormigueo, uno placentero, esa zona era muy sensible, y mas con la suavidad de sus manos. Me embelese al verlo, y  mucho mas al sentirlo, deje que recorriera a su gusto mi cuello al igual que mi pecho sobre las ropas, estaba causándome estragos, sentía esos roces muy placenteros, así que me calle y deje que siguiera su cometido.

Mientras recorría mi pecho con curiosidad-pues no se veían malas intenciones en el chico-aprecie su rostro con más cuidado y paciencia, sus facciones eran muy delicadas, no solo sus ojos eran preciosos, su boca era pequeña y bien delineada, sus labios eran carnosos pero sin llegar a ser exagerados, tenían un perfecto tono rosado, ese color chispeante  y delicioso que provoca hasta al más inocente. Su nariz era respingada y pequeña, de hecho muy pequeña, pero adornaba a la perfección para dar la impresión de inocencia infantil en su rostro. ¡Oh que belleza se cargaba!, incluso sus cejas, que aunque eran gruesas, adornaban su bello rostro. Si, este chico tenía un rostro muy bonito, podría jurar que estaba hecho a mano de experto, obra  de un gran artista inspirado en los detalles más mínimos, pero igualmente magníficos.

Deje de apreciarlo en el momento en que sentí una presión en mi entrepierna, el chico había bajado de más su mano. Aparté su mano con la mía, ya había apreciado mucho a este chico, era hora de las respuestas. Lo aleje un poco de mi y lo hice verme de frente, el chico sonreía sin razón aparente, pero yo no me dejaría engañar. Comencé con mi interrogatorio.

-ya basta de esto, quiero que me contestes con la verdad, y más te vale que lo hagas si no me quieres conocer-trataba de intimidarlo, pero él seguía sonriendo-para empezar… ¿qué eres? estoy seguro que no eres humano, ¿cómo te llamas?-

Pero no me respondió, me desespere un poco y subí el tono de mi voz-¡oye! ¿Me estas escuchando? ¿O no me entiendes?-

El chico siguió igual, estaba a punto de gritarle, pero no pude, el chico se me vino encima, caí en la cama con él sobre mi cuerpo, debido a esto la toalla que lo cubría se cayó por los bordes de la cama, dejándolo totalmente desnudo sobre mí, y no parecía sentir vergüenza de su desnudes, y tampoco se daba cuenta de que yo me moría de la pena y sentía el rostro caliente.

Entonces el misterioso chico me abrazó, así nada mas, repentinamente pegó todo su cuerpo al mío y yo pude sentirlo todo… su delgado cuerpo, sus orejitas pegadas a mis mejillas… y para mi desafortunada conciencia, no me molesto, nuevamente sentía esos hormigueos en mi cuerpo.

-ya, espera…no me has contestado-lo aparté como pude, o mejor dicho, tanto como quise, quedando sobre mí en cuatro, dejando todo su cuerpo a mi vista. El chico se veía emocionado ¿Qué demonios le pasaba? Ni idea, lo que si se es que su cuerpo era…deslumbrante. Pobre chico, había caído en la vista de un pervertido tan grande como yo. Con mi devoradora mirada pude apreciar su acanelado tono de piel, se veía suave y ya había comprobado que era muy tersa. Sus esbeltas piernas eran toda una delicia, parecían no tener fin, su relieve era perfecto y firme. Y no solo eso, también aprecie con la mirada su estrecha cintura que parecía la curva más perfecta y seductora, la cual acababa en su delicada intimidad. Su pecho estaba bien formado, con las líneas musculares necesarias para apreciarlo esbelto. Su cuello delgado era la zona que mas me provocaba, me daban ganas de morder su extrema suavidad, de valorar su color  y apoderarme de su delicioso olor a canela.  No me lo podía creer, este chico era un enigma, la belleza que poseía no era normal, y era totalmente agradable verlo.

-está bien, ¿solo eso quieres saber?- por fin el chico respondía, y al parecer no se percataba de mi mirada que lo devoraba lujuriosamente

-no…quiero saber más, pero comienza con lo que te pregunte-dije sin apartar la vista de su cuerpo

-está bien-el chico, con toda la calma del mundo me contesto-mi nombre es Inuyasha, y soy un muñeco de la colección SF-

¿Qué contestarle a eso? Me quede sin palabras, este chico, me estaba afirmando que no era humano, y eso era muy obvio pues las alas y las orejas de perro no eran precisamente lo más humano posible, y esa esencia que poseía, definitivamente no era humana, pero… ¿un muñeco?

-no digas estupideces y ya dime la verdad, ¿realmente crees que me trago el cuento de que eres un muñeco? Dime…. ¿acaso te drogabas o algo por el estilo?- se que este chico no es humano, ya no necesito más pruebas, pero no puedo creer que se crea un muñeco, incluso creí en la posibilidad de que fuera un ángel, esto no puede ser-

-no digo mentiras, puesto que no soy bueno diciéndolas, soy el tercer muñeco de la serie SF, mi nombre es Inuyasha, me caracterizo por las orejas de perro, el cabello blanco y las alas ¿necesitas alguna otra prueba?-me dijo con total calma, como si fuera lo más normal del mundo, yo no podía creer algo así porque su piel, su cabello, sus ojos, ¡todo en el era real!

-no conozco este perverso juego muñeco-lo último lo dije con tono burlón, nada disimulado- pero no pienso participar, dime de dónde eres para que te regrese, tal vez allí si te crean-

-¡no por favor!!- y nuevamente se fue encima de mí, esta vez aferrándose con más fuerza de mis hombros, quise quitármelo de encima, solo tenía la idea de que un loco fenómeno-uno increíblemente hermoso- se había topado conmigo, y lo que más quería era desaparecerlo…pero, toda idea de rechazo, e incluso de miedo, desaparecieron tras la inocencia de sus lagrimas, sentí como humedecían mis mejillas, aquellas gotas puras. También sentí el temblor de su cuerpo y escuche sus sollozos, estaba asustado y muy aferrado a mi cuerpo.

 Por alguna extraña razón, una inexplicable ternura me invadió, jamás había sentido algo así, yo Sesshoumaru, una persona más fría que el hielo, estaba sintiendo ternura, estaba conmovido por las lagrimas de ese chico. Rodé su pequeña y frágil cintura con mis fuertes brazos, pero el chico no paraba de llorar.

-no…por favor…no quiero regresar, no me obligues a regresar-su voz se escuchaba entrecortada, con mucho pesar encima, casi como si temiera hablar, o tal vez recordar….y yo no lo comprendía, solo hasta que su voz se escucho tan desesperada y suplicante- ¡no me lleves por favor! No quiero…regresar… ahí…siempre está oscuro-

-tran…tranquilo, Inuyasha, no te llevare, te lo juro, pero deja de llorar-sin embargo el chico no me soltaba, incluso se había aferrado con más fuerza, se pegó a mi cuerpo, casi como si buscara un refugio en mis brazos y en mi calor.

-yo…hare lo que quieras, lo juro-y me sorprendió de la peor forma posible, sus palabras, esos sonidos emitidos por su boca…ya no se escuchaban con miedo, no sabía con que era…pero se podría comparar con un toque sensual.

-tu solo pide…cumpliré toda orden…a cambio de quedarme conmigo…-

Susurró a mi oído, su aliento me provocó estragos, sus palabras no podían ser mas eróticas a mis oídos, tal vez estaba muy apresurado, o tal vez era que me había fijado en la belleza sorprendente de este chico….fuera lo que fuera, sentí como mi entrepierna reaccionaba a sus palabras inquietantes, mis pensamientos sucios se revolvían por el puro deseo de poseer a este chico. Su cuerpo regalaba delirante placer para cualquiera que lo tocara, pues esa frágil alma de cristal era solo un disfraz para la más increíble locura erótica que jamás había soñado. Si era humano, un muñeco, o solo un loco mas… a mi perversa mente ya le valía un comino, quería tener la delicadeza, la belleza, los gemidos y las lagrimas de este chico.

-entonces…si dejo que te quedes aquí… ¿cumplirías mis deseos?-

-así es…tu serias mi amo, todo muñeco necesita un amo… ¿aceptas ser mi amo?-

No podía negarme a tan atrevida propuesta, este chico provocaba, era el erotismo personificado, y era solo para mí. El no se veía con tales intenciones tan perversas como las mías, sus ojos inocentes lo decían todo. Y entonces pensé, ¿Cómo un ser tan inocente puede provocar tanta lujuria perversa? O peor aún, ¿soy tan maldito como para abusar de su inocente cuerpo y su frágil alma? Creo que la respuesta es sí.

Sin más razones que buscar, y con las ansias apretando mis pantalones, acepte la propuesta enloquecedora de esta inocente bomba de sexo.

-bien, ahora que has aceptado…debo saber tu nombre-

-Sesshoumaru-

-bien entonces amo Sesshoumaru será- me contestó secándose las lagrimas y sonriéndome, yo estaba que moría por ese chico-¿y cuál será su primer deseo?-

No le conteste nada, solo seguí mi instinto y lo tomé del brazo y lo azote contra las almohadas, el me miro sin comprender nada, pero no se negó. Yo comencé con mi perverso cometido, hundí mis fríos labios en su cuello, lo recorrí con mi lengua y lo probé, ¡dios! hasta su piel sabía bien, no sabía a canela como creía, pero aun así me deleitaba su sabor humano. Inuyasha se estremeció bajo mi yugo, yo seguí besando y mordiendo su cuello, dejando mi marca personal como notorias zonas rojas, lo iba a marcar, lo iba a hacer mío. Mientras él se estremecía, yo subí hasta su cabeza y aspire el olor de sus cabellos plateados, esta vez si percibí el olor a canela escondido entre sus hebras albinas. Bese su frente y sus mejillas, bebí el camino de lagrimas que quedó en su rostro, al ver sus ojos note que estaban entrecerrados, me di el tiempo para separarme un poco y apreciar su expresión. Su hermoso rostro estaba bañado en su sonrojo muy notorio, sus ojos estaban entrecerrados y ya comenzaba a respirar agitado, pero no me veía con deseo, solo vi curiosidad en sus ojos ámbar.

 Entonces entendí, el no sabía lo que yo quería hacerle, su inocencia era demasiado grande…y yo la quería mancillar. La idea de poseerlo se intensifico, ya sabía yo que este chico era una maquina de placer, el compañero perfecto en la cama, uno que no se niega, uno que obedece.

 

Ya tenía las ansias reclamándole dolorosamente a mi entrepierna, no me hice esperar y me fui sobre él, aumentando el ritmo y nivel de mis caricias mientras me apoderaba de sus labios rosados, el sabor de su boca era magnifico, indescriptible, jamás había besado a alguien que tuviera ese encanto hasta en los dientes, y no me importó que no me supiera corresponder pues sus labios se habían quedado quietos mientras mi lengua invadía todo su espacio, y era de imaginarse, si era tan inocente y no tenía idea de lo que íbamos a hacer, era muy probable que no reconociera un buen beso.

 Al mismo tiempo que le quitaba la respiración con mis labios, también acariciaba su pecho, luego baje mi mano hasta su entrepierna y comencé a complacerla, solo hasta ese entonces el abrió los ojos sorprendido y no tardo en empezar a temblar y gemir. Sus deliciosos gemidos solo me provocaban mas, sin poder aguantar más las ganas de poseerlo tome mis dedos, los ensalive y luego introduje uno en su pequeña entrada…y el no tardo en gritar.

-¡ahhh ya!! ¡Basta amo!!-al sentir el dolor punzante en su entrada quiso apartarme pero yo no me deje, su fuerza no era nada comparada con la mía. Mientras él seguía replicando y forcejeando para liberarse,  yo seguí profanando su entrada, ahora con dos dedos, los movía a un ritmo acelerado y doloroso, pobre chico, el no sabía lo mucho que disfrutaba hacer sufrir a mi pareja.

-ya…ya basta…por favor amo, ¡me duele ahhh!- ya había metido el tercer dedo, ya casi estaba listo, muy pronto haría mío a ese chico encantador el cual poseía un cuerpo delirante, deseaba tocarlo, besarlo y maltratarlo entre mis sabanas, iba a mancillar esa inocencia tatuada en su rostro.

-¡dije que basta!!-

No sé como pasó, no sé de donde sacó tanto coraje, pero lo que si se es que Inuyasha me apartó con una bofetada muy fuerte, se alejo de mi y se cubrió con las sabanas, me veía con miedo, sus ojos ya tenían las señales de lagrimas contenidas. Lo mire sin interés alguno, aunque por dentro quisiera matarlo, incluso la excitación del momento me abandonó dejando solo un rastro de enojo, me sobe la mejilla y sin más me di la media vuelta, no iba a soportar ese trato, ese chico solo me había mentido, y que tonto fui al creer que me dejaría jugar con su cuerpo.

Antes de salir de mi habitación lo sentencie con mis frías palabras pero sin mirarlo a la cara.

-sabia que prometías mucho como para ser verdad, ya perdí todo el interés, no tengo porque aguantarte-le dije con frialdad-por mi haz lo que quieras, solo no quiero verte cuando regrese- iba a salir de mi habitación  pero su temblorosa voz me detuvo-

-¡espere amo! Yo… ¡enserio lo siento!...pero no sabía lo que hacía y me asuste, pero juro que no….-

-¡ya cállate! ¡No prometas más de lo que puedes dar! ¡Y ya no me interesa ser tu amo! ¡Vete de una buena vez!- y sin mas cerré la puerta azotándola, solo escuche los sollozos de Inuyasha, pero no me importó, seguí mi camino y fui hasta la cocina, una buena cerveza me ayudaría para calmarme.

 

-¡Sesshoumaru! ¿¡Donde estas maldito!?-

Escuche como retumbaban esos gritos en toda la casa, ya sabía que no podría tener un poco de relajación con todo lo que habían visto los sirvientes, seguramente ya le habían dicho a esa maldita, espere hasta que llegara para afrontar el castigo, escuche sus tacones enfurecidos y acelerados hasta que se detuvieron a solo unos centímetros de donde me encontraba.

-¡maldito mocoso! ¡Tu no entiendes con nada!- me regañaba histérica esa señora de largos cabellos negros y pálida piel, ahora un poco roja del rostro debido al enojo- ¡te volviste a llevar el auto, y todavía tienes el descaro de traerlo en esas condiciones! ¿Sabes cuánto me va a costar limpiar todo eso?-

-no entiendo de que te enojas si ese auto para empezar es mío-

-¡no me contestes desgraciado!- me dio una bofetada que me volteo todo el rostro dejando mi cara caliente, me sobe la mejilla y me aguante las ganas de llorar, no iba a darle ese gusto

-¡no lo soporto mas Sesshoumaru! ¡Y no solo eso, aparte de llevarte el auto, te atreves a traer a mi casa a un desconocido! No sabía que tu perversión llegara a tanto, antes me valía que fueras un maldito desorientado, un marica...pero si eso significa que mancillaras mi casa con tus asquerosidades entonces no lo permitiré ¡saca de una buena vez a tu jodido y repugnante amante si no quieres que lo haga yo!- me gritaba en la cara, podía saborear con repugnancia el olor de su aliento, una mezcla de tabaco y alcohol, y para asquearme más, de vez en cuando me escupía sin darse cuenta. Era totalmente indignante, esa maldita tenía el descaro de burlarse de mi sexualidad, y todavía peor, llamaba a esta mansión su casa, como si ella la hubiera comprado o por lo menos hubiera cooperado para tenerla. Furioso hasta las entrañas, decidí no quedarme callado, a pesar de que recibiría un castigo después de eso.

-para empezar no es mi amante, y segundo ¿y que si lo fuera? ¡Esta no es tu casa, nunca lo fue, ni lo será! ¡Y ese auto es mío! Yo puedo hacer lo que quiera con el puesto que fue un regalo de mi madre, no se con que derecho te sientes de regañarme por algo que ni siquiera es tuyo-

-¡maldito desviado cuando entenderás que no me puedes contestar así!- y antes de cerras los ojos, en espera de un golpe, lo único que pude ver fue su cara indignada, hacia unas caras tan ridículas cuando se enojaba, que casi me podría reír si no fuera porque estaba igualmente enojado. Espere el golpe, pero nunca llego, en su lugar se escucho el abrir de la enorme y lujosa puerta de la entrada, las llaves ser lanzadas al sofá y la voz gruesa del verdadero dueño del lugar.

Escuche sus pasos acercarse con lentitud, la despreciable mujer que hace solo unos momentos me gritaba y me humillaba ahora estaba completamente relajada y con una falsa sonrisa en el rostro.

-ya llegue amor- anunció ese alto hombre albino y fornido, vestido de traje y con un semblante deslumbrante-mira lo que te traje-ese hombre era mi padre, llevaba en las manos un gran ramo de rosas blancas las cuales se las entregó a su esposa, la mujer sonrió y lo besó, yo estaba a nada de vomitar por el asco que me provocaba esa imagen, pero me quede callado pues sabía lo feliz que hacia esa mujer a mi padre. Comencé la retirada en silencio pero no llegue muy lejos, la voz grave de mi padre me detuvo.

-espera Sessh ¿Qué no piensas saludar a tu padre?-

-hola-conteste secamente, no tenia intensiones de verlo a la cara para que me preguntara el porqué tenia la mejilla derecha tan roja, para que decirle si al final la culpable lo negaría todo, y se llevaría un punto a favor. No iba a perder más tiempo así que quise dejarlos solos pero esa molesta mujer me detuvo.

-alto ahí Sessh, no creas que ya acabe, es mejor si tu padre se entera-decía acusándome-amor, ya no se qué hacer con él, sabes bien lo peligroso que es salir de noche y mas con ese auto tan lujoso que tiene, y no le preocupa, no quiero que le pase nada, dile algo pues a mí no me hace caso-decía la mujer con toda la hipocresía posible en sus palabras venenosas, pero mi padre le creía, me miro con expresión preocupada y se acercó.

-hijo sabes bien que ese auto es tuyo, pero tienes que ser responsable, Kikyo tiene razón, no es bueno que salgas a tan altas horas de la noche-

-fui a ensayar con Naraku-

-otra vez con eso, ¿Por qué no deciden ensayar en las mañanas y asunto arreglado? Aun tienen todas las vacaciones así que no veo la dificultad de hacerlo temprano-

-está bien padre, ¿ya me puedo ir?-no aguantaba más, que ingenuo era mi papa, le creía mas a esa mujer, pero no había remedio, estaba por irme pero otra vez me detuvo.

-también trajo un desconocido, venia en muy malas condiciones y no me dijo nada-

-¿Quién es ese desconocido hijo?-

- es un amigo, unos chavos lo golpearon y yo lo encontré en la calle y lo traje, ya lo cure y ahorita está descansando-

-con que era eso, bueno entonces no le veo lo malo, ya puedes irte-

Sin darles la cara salí de ahí, estar en la presencia de ambos me sofocaba, me sentía tan débil, no importaba lo mucho que me esforzara por ser duro, siempre tenía las intensas ganas de llorar, pero nunca lo haría, no iba a auto compadecerme. Subí las escaleras y regrese a mi cuarto, todavía tenía que arreglar un problema más, pero me sorprendí cuando no encontré a nadie en mi cama, me espante un poco pero logre escuchar unos sollozos que venían desde el baño, ahí debía estar Inuyasha. Entre al baño y lo encontré sentado abrazando sus piernas y llorando dolorosamente.

No sé cómo fue que sucedió, pero era obvio que no era producto de mi imaginación, al ver a Inuyasha tan destrozado, una ternura me invadió hasta lo poros, yo jamás había sentido eso, pero ese chico despertaba sensaciones extrañas en mi cuerpo y en mi mente, entonces pensé “esto es mi culpa, yo abuse de su confianza y su inocencia, y casi lo viole”. Y el pensar en mi como un violador despertó varias sensaciones de asco a mi propio ser y de arrepentimiento. Me acerque a Inuyasha y lo tome del mentón, sus hermosos ojos ámbar estaban hinchados de tanto llorar, le ayude a salir del jacuzzi, y penas estuvo afuera me abrazó con gran fuerza, aferrándose como loco a mi pecho, sus frágiles brazos podían ser fuertes si lo quería.

-por favor amo, no me deje….no quiero regresar a ese lugar-me decía suplicante conectando su mirada con la mía-por favor…juro que no volveré a desobedecerlo, no importa si me duele-

Pobre chico, ¿realmente no comprendía la gravedad del asunto? Pero no me podía negar, yo casi abuse de su cuerpo y todavía me pedía perdón, correspondí su abrazo y acaricie sus orejitas blancas. Al tenerlo así mi cuerpo se sentía diferente, ya no era deseo por tenerlo desnudo entre mis brazos, era ternura y compasión, eso me estaba despertando este chico desconocido, incluso la rabia y tristeza que sentía hace solo unos momentos desapareció sin dejar rastro, era como si apagaran el dolor de mi corazón al ver a esa sucia arpía con mi padre, como si las palabras hirientes se evaporaran entre humos de mi conciencia. No podía abandonarlo, se veía tan perdido, sin un lugar a donde ir. Seque sus lágrimas y tome mi decisión.

-no te preocupes, no te dejare Inuyasha, ¿no tienes a donde ir cierto?-el afirmo débilmente, su respuesta me conmovió hasta lo más recóndito de mi ser, acaricie sus ojeritas y le sonreí, al percibir mi aceptación el me regaló una gran sonrisa y me abrazó.

-¿entonces me puedo quedar?-

-si, pero hay ciertas condiciones Inuyasha-

-¿Cuáles son?-

-primero, quiero que me digas toda la verdad, de dónde vienes-entonces su sonrisa se borró, su semblante volvía a ser triste, tal vez aun no estuviera listo para decirme, pero no importaba, le sacaría la verdad tarde o temprano-no te preocupes, no me lo tienes que decir ahora, solo cuando estés listo.

-está bien, ¿Qué otra condición debo sostener para estar con usted?-

-bueno…no quiero que me hables de usted, no soy un anciano sabes-

-pero usted es mi amo-

-no importa, solo dime Sesshoumaru-

-está bien am…Sesshoumaru, ¿algo más?-

-hasta ahora nada mas…bueno si falta algo, ¿Cómo es que tu…eres…-no termine cuando la perfecta sonrisa de Inuyasha se me adelantó, creo que ya sabía que le preguntaría.

- ¿Qué como soy un muñeco? Bueno, yo podre parecer un humano ahora, pero no lo soy, como dijiste mis alas y las orejas que tengo lo demuestran, soy el tercer muñeco de la serie SF, mi diseño es especial por el hecho de que soy una copia perfecta de un humano, puedo respirar, aprender, sentir y vivir como uno-dijo con total sinceridad, al principio me quede con la duda de si creerle o no pero no cabía duda de que era verdad, no parecía un gran mentiroso, y tampoco parecía un humano, los humanos no somos tan encantadores como este chico.

-¿ahora me cree?-

-yo…si, te creo-me deje caer sentado en la cama, había sido un día agotador y mi cabeza estaba a punto de colapsar, ya tendría tiempo de organizarme y saber que haría con este chico.

-sabes, estoy muy cansado, este día ha sido demasiado agobiante y extraño, no sé qué hare contigo…pero te prometo que, si esta a mi alcance, te podrás quedar aquí-

-entiendo, supongo que ya es tarde, ¿deseas algo más antes de dormir?-

Y ahí iba con sus insinuaciones, sin tener la menor idea de lo provocador que podía ser a mis pervertidos oídos. Si quería tener controlada mi mente pervertida-y también mi entrepierna-debía hacer algo con esta situación, la mejor solución: vestirlo de una buena vez.

-si, me gustaría que te cubrieras, no es normal que la gente se pasee desnuda sabes-

-pero yo…no tengo nada de ropa-

Otro problema, yo no tenía nada de su talla, estoy seguro.

-no hay problema, te presto un cambio para esta noche, mañana iremos a comprarte ropa-

-muchas gracias Sesshoumaru-

- no hay de que- saque de mi closet una playera muy holgada de color blanco y un short igualmente cómodo de color negro, le quedaba un poco grande pero era lo mejor que tenia para él y su muy delgada figura.

  También me puse ropa más cómoda, una buena siesta era lo que necesitaba, me escondí entre las sabanas de mi cama y cerré los ojos, no escuche ningún ruido, si la mas mínima señal de mi acompañante, me quite las sabanas de encima y lo vi ahí, parado a mi lado cuidando mi sueño, viéndome tranquilamente con sus ojos ámbar sobresaliendo de la oscuridad de mi habitación.

-¿Qué tu no piensas dormir?-

-¿no desea que cuide su sueño?-

-¿Qué? ¡No! Solo acuéstate-hice un espacio para su pequeño cuerpo, me vio con curiosidad-¿Qué esperas?-

-¿acaso…puedo dormir con mi amo?- me dijo tímidamente, si bien no había pensado mucho en eso, ahora recordaba que este chico provocaba deseos delirantes en todo mi cuerpo, tal vez no me podría detener si sentía su suave piel, eso me daba miedo, no quería volver a lastimarlo, pero no había otra cama u otra habitación que me dejaran usar. Sin más remedio yo afirme y el se cubrió con las sabanas, le di la espalda pues no me quería descontrolar, cerré los ojos con la esperanza ilusa de que todo esto no fuera más que un sueño, tal vez el más loco que podría tener.

Y así me dormí, junto a mi nuevo “muñeco” cubierto por mis sabanas, mañana seria un día más.

-por cierto amo… ¿Qué era lo que deseaba esta noche… lo cual no pude cumplir?-

-ya olvídalo Inuyasha-

Se quedo profundamente dormido después de pocos minutos, su presencia era tan agradable, ni ruido hacia, este supuesto muñeco me era todo un reto, un enigma que quería descifrar. Inuyasha ¿Qué eres en realidad?

 

 

Notas finales:

espero que les haya gustado. espero sus comentarios ¡nos estamos leyendo! XD


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