El auto avanzaba con total parsimonia a través de la extensa autopista la cual, por fortuna, no se hallaba congestionada en lo absoluto. El cielo se hallaba teñido de un precioso color naranja cortesía del casi extinto crepúsculo, al cual pronto le seguiría la noche. En cualquier otra situación y con cualquier otra pareja aquella vista habría resultado encantadoramente romántica. Por desgracia para los dos jóvenes a bordo del vehículo, ese no había resultado ser el mejor día para ellos.
El chico rubio se hallaba frente al volante, con la vista completamente fija en el camino, en tanto, el pelirrojo observaba por la ventana, con la mirada caída y sus ojos reflejando profunda tristeza. El blondo suspiro hastiado, frotando uno de sus enrojecidos ojos después, esperando impaciente a que sus reprimidas lágrimas se detuvieran. El ojiverde noto enseguida la situación en la que se encontraba su ahora ex novio
-Mel... - se giro para verle, pero el rubio mantuvo su vista puesta en el camino -tranquilízate por favor, no me gusta verte así- le hablo, con voz temblorosa. El otro no le respondió, tan solo resoplo con su nariz y continúo con su silencioso recorrido. Así pasaron algunos minutos más hasta que el auto comenzó a acercarse a una estación de servicio y junto a esta había un restaurante. Matt estaba a punto de hablar nuevamente, pero enseguida dudo por algunos segundos, pues no deseaba lastimar aun mas a Mello, sin embargo cayó en cuenta de que quizás eso era ya imposible por lo que decidió proseguir con su acto.
-¿Podrías detenerte por favor?- hablo finalmente el pelirrojo, casi susurrando pero de forma segura. Al rubio aquello le inquieto un poco, pero prefirió mantener su expresión seria.
-¿Por qué, necesitas algo?- hablo finalmente con tono apagado.
-No, pero... no creo que sea buena idea volver los dos juntos, es mejor si regresas tu solo- declaró el ojiverde muy decaído, ganándose de inmediato un nuevo silencio por parte del rubio cuyo rostro aun se veía sumamente endurecido.
-No- respondió finalmente el rubio después de algunos minutos.
-Mello... -
-No hace falta nada de eso Matt, solo estas exagerando- hablo duramente, sin despegar su vista del frente -Ya lo hablaremos bien cuando lleguemos a casa- ante esa respuesta Matt quedo completamente confundido. Mello de verdad se mostraba renuente a aceptar la ruptura de su relación con Matt, en un principio el pelirrojo había decidido mostrarse paciente ante la negación del rubio, pero ahora en serio comenzaba a frustrarle.
-Entiende que ya no hay nada de qué hablar Mello, ¡terminamos!, me entiendes, yo quiero dejarte- hablo esta vez alzando el tono de su voz, escuchándosele desesperado por hacer que el rubio entendiera.
-Escucha, se que han sido unos meses difíciles para nosotros, pero eso cambiara Matt, lo prometo, aun podemos hacer algo- el hablo de forma desesperada también esperando a que el pelirrojo comprendiera.
-Ya tuviste muchas oportunidades para hacer algo y preferiste ignorarlas, preferiste ignorarme a mi Mello- la voz había comenzado a cortarse al decir eso ultimo.
-Deja de hablar como si todo esto fuera mi culpa, acaso crees que yo quería todo esto- y justo en ese momento Mello dirigió su lacrimógena mirada hacia Matt. Y por apenas unos segundos ambos se observaron firmemente, el rubio se veía molesto, pero dolido, en cambio Matt parecía muy desesperado porque todo eso acabara. Pasaron unos segundos más cuando, de reojo, Matt asomo su mirada hacia el frente, en ese momento sus orbes esmeraldas se dilataron de miedo. Mello noto esto al instante por lo que también dirigió su rostro hacia el frente. Con gran horror contemplo como una camioneta se dirigía hacia ellos, pues habían pasado a estar al carril contrario. Mello hizo lo posible por esquivarla y aunque lo logro con un movimiento rápido e inesperado consiguió que su auto se dirigiera fuera del camino justo hacia una pendiente. El sonido de los neumáticos al chocar contra la acera fue de lo más estrepitoso. El auto compacto, con ambos chicos a bordo, cayó de costado volcándose repetidas veces deteniéndose solamente al chocar contra un árbol. El accidente había sido verdaderamente estruendoso, otras personas que transitaban cerca de ahí, presenciando por tanto dicho percance, quedaron completamente paralizadas y rápidamente detuvieron su paso trayecto para acercarse e intentar auxiliar a quienes abordaban el ahora destrozado vehículo. Pero nada, no se veía ni la más mínima señal de vida.
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La blanca habitación se encontraba parcialmente deshabitada. La única señal de vida parecía provenir de aquella maquinita lectora de signos vitales, ubicada a un costado de la cama en donde yacía el inconsciente chico blondo. El joven se veía completamente irreconocible, bajo todos esos cables, conectados a otras maquinas, además de los vendajes que cubrían su cuerpo y suturas en su rostro. En cierto momento la maquina lectora comenzó a repiquetear de manera insistente, producto del acelerado palpitar en el corazón del chico, el cual comenzó a entreabrir sus ojos, despertando de su profunda inconsciencia. Intento removerse entre las sabanas, pero al verse imposibilitado, debido a sus heridas y los cables que le sujetaban, comenzó a sentir pánico.
Como respuesta, ante el escándalo que provocaba el lector, una enfermera se apuro en entrar a la habitación para atender al paciente. La joven mujer se llevo una gran sorpresa al ver al chico consiente, Mello por su parte también se alarmo un poco al ver a la chica con ese uniforme blanco. La joven noto enseguida el gesto interrogante del chico, por lo que se apuro en despejar las dudas que este tuviese y que así pudiera relajarse.
-No se alarme por favor, está en un hospital- comenzó a decir, de forma calmada consiguiendo que el chico se calmara y alarmara, simultáneamente -Tuvo un accidente en la autopista, ¿lo recuerda?- el rubio lo analizo por algunos instantes y consiguió memorar un par de vagos recuerdos, asintió ligeramente para hacerle saber a la chica que si lo recordaba -Escuche, ya han pasado 6 días desde entonces, se encontraba en coma cuando llego, pero ya los doctores le han operado, se encuentra fuera de peligro así que no debe preocuparse- le respondió de la forma más serena que pudo, siendo su prioridad principal el que el rubio se mantuviera tranquilo ante dicha situación, por algunos minutos lo había conseguido pues Mello se mostro relajado al escuchar la respuesta de la mujer. Se sentía aliviado de saber que nada grave había ocurrido con él, sin embargo aquel sentimiento de seguridad poco duro pues repentinamente vino a su cabeza la imagen de Matt, momentos antes del accidente, recordó lo angustiados y molestos que los dos se encontraban cuando aquello sucedió. Esa fugaz memoria basto para que el rubio volviera a alarmarse. Intento hablar para preguntar por el estado del pelirrojo, pero en su boca tenía un tubo, el cual obstruía su habla, Mello intento quitarlo al instante, pero la enfermera se lo impidió.
-Por favor, tranquilícese, solo va a lastimarse- le llamo con suma preocupación, tomándole de las muñecas, pero Mello continuaba con sus intentos por zafarse. Pero al darse cuenta que no serviría de nada intentar hablar, decidió entonces comunicarse de otra manera. Lo pensó unos momentos antes de cruzarse por su mente otro método para expresarse. Miro las manos de la enfermera, que aun le sostenían de las muñecas, y noto que esta llevaba un anillo en su mano derecha. Fue ahí cuando se le ocurrió una idea, tomo de la mano de esta y comenzó a señalar de forma insistente hacia la sortija, esperando que esta comprendiera su mensaje. Pasaron unos pocos segundos cuando esta finalmente entendió.
-¿Se refiere al chico que venía con usted?- le interrogo con calma, a lo que el rubio asintió enseguida. La joven no pudo evitar sonreír enternecida al darse cuenta del asunto -Entonces, ustedes dos si están juntos, vaya creo que debí imaginarlo- continuo, aun con su expresión encantada -No debe preocuparse, el también se encuentra fuera de peligro, pero debe permanecer en cuidados intensivos por seguridad- volvió a hablarle con calma esperando nuevamente a que el chico se tranquilizara. Pasados unos momentos se dirigió hacia un estante, con diversos utensilios médicos, de ahí extrajo una jeringa. Mello poso su vista al instante sobre el objeto.
-No se alarme, es solo morfina, ya se ha estresado demasiado y necesita descansar- le dijo mientras tomaba el brazo derecho del chico para después inyectarle el liquido, Mello hizo una mueca de molestia al instante -Ahora descanse si sucede cualquier cosa se lo haremos saber-
Los parpados comenzaron a pesarle al rubio, quien ya se sentía a punto de caer nuevamente ante la inconsciencia. Pero antes de que esto sucediera escucho la voz de la enfermera por última vez -Por cierto, no debe preocuparse por el bebe, también se encuentra fuera de peligro-
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Y mientras tanto en otra habitación, situada dos pisos más arriba, una enfermera se encargaba de revisar el estado del chico, el cual lucia aun más deteriorado que Mello. Su cuerpo lucia sumamente lastimado, lleno de vendajes y suturas, su rostro lleno de moretones los cuales le hacían casi irreconocible. El chico se encontraba inconsciente, y justo ahora una enfermera se encontraba monitoreando su estado. Removió la aguja que le suministraba suero en su brazo, para después remplazarla con una dosis nueva. El lector de signos vitales permanecía estable, la mujer se dirigió al otro extremo de la habitación para llenar unas formas describiendo la situación del chico, esto ocupo su tiempo y atención por algunos minutos, manteniéndola concentrada, cuando de pronto un inusual sonido en el lector le hizo reaccionar inmediatamente. El ritmo cardiaco de Matt se había incrementado gradualmente, por lo que la mujer se acerco de nuevo a este. Noto como el chico comenzaba a removerse entre las sabanas y al abrir sus ojos y encontrarse con la gran iluminación de la habitación comenzó a alterarse, agitándose agresivamente. La mujer se apuro en accionar un pequeño botón de emergencia y seguidamente prosiguió a tranquilizar al consternado chico.
-Mail, tranquilízate, no te hare ningún daño- comenzó a decirle, tomándole de los hombros para evitar que se levantara. El pelirrojo parecía renuente a obedecer a aquella desconocida, pero no paso mucho tiempo antes de que alguien más ingresara en la habitación.
-¿Qué sucede?- cuestiono un hombre adulto, con suma preocupación, llegando de prisa donde la alarma había sido activada.
-Acaba de reaccionar, pero tiene un ataque de histeria- respondió la mujer apurada, aun intentando tranquilizar al otro. El médico enseguida se acerco, para ayudar a la enfermera en su labor.
-Mail, escucha, estas en un hospital, cálmate, vas a estar bien- ahora le hablo el hombre, consiguiendo que el chico se calmara un poco, pero su pulso aun se encontraba acelerado. Matt también tenía un respirador en la boca por lo que le fue imposible intentar siquiera hablar con aquellas personas -Tranquilízate chico, ya paso lo peor, tu y Mihael se encuentran a salvo- volvió a hablarle con el mismo tono sereno, esperando que con eso se aliviara, pero en su lugar, la expresión del pelirrojo se torno aun mas frustrada y sobretodo confusa. Ambos médicos notaron esto al instante.
-Tuviste un accidente, ¿lo recuerdas? Tú y tu novio iban juntos en un auto- hablo la mujer esta vez, mirando fijamente al chico, observando detenidamente cada expresión en su rostro. Pero ante la pregunta Matt comenzó a sollozar y seguidamente negó con la cabeza. La mujer quedo extrañada ante ese gesto.
-¿Recuerdas el accidente?- interrogo el doctor esta vez. El pelirrojo no dejo de sollozar y nuevamente volvió a negar con la cabeza.
-Mail... ese es tu nombre, ¿lo recuerdas?- con gran angustia la enfermera hizo esta nueva pregunta. El chico mantuvo su vista al frente, pero sus pupilas parecían perdidas en algún punto de la habitación. Los sollozos no pararon y con gran frustración dentro de sí, Matt volvió a negar con su cabeza.
Ahora ya no tenía recuerdos sobre lo ocurrido, no tenía la mas mínima idea de por qué se encontraba en ese lugar, simplemente su mente se encontraba perdida.