PRÓLOGO
Salí del Colegio con las manos detrás de la cabeza a pasos lentos y relajado. Los profesores se habían apiadado de nosotros y no nos dieron deberes para el fin de semana, ni ninguna cosa que estudiar, asi que, podía salir a divertirme con mis amigos sin preocuparme por nada.
Bajé los brazos y miré la hora... Las dos ... Me quedaban otras dos horas para almorzar, sacarme el uniforme, ducharme e ir con los chicos.Iba a llegar tarde…De nuevo.
Apuré el paso, casi llegaba a al portón de entrada, pero me detuve al ver más adelante a un chico llevando todos los libros en sus brazos, no sé porque, me parecía algo tonto estudiar cuando no teníamos nada, pero no pare sólo por eso, unos sujetos del equipo de futbol lo estaban molestando y le tiraron todo lo que traía al piso y se marcharon riendo, me pareció tan de película. Me acerqué apurado hacia el chico y me agaché a su lado.
-Hey, ¿Estás bien?- lo ayudé a levantarse y sostuve sus libros mientras lo observaba limpiarse la ropa.
-gracias-me susurro mientras me miraba con una sonrisa tímida.
Sus ojos eran algo grandes y de un verde pardo, tenia el cabello dorado un poco más arriba de los hombros, su tez era blanca como la leche y era más bajo que yo.
-de nada-le di una sonrisa de medio lado-soy Tom Vite -le tendí la mano libre y el la estrecho.
-Gabriel. . . ehm, voy en tu mismo curso-me respondió bajando el rostro.
Lo miré bien y me di cuenta de que era así
-¡CLARO!, Gabriel Obilinovic, lo siento, como no hablas mucho en clases-le respondí rascándome el cuello.
-No te preocupes, no me justa resaltar mucho, por el mismo motivo de recién.- aún con el rostro bajo
-Bueno, bueno, ¿Por donde vives?- le pregunte mientras avanzaba al portón del colegio.
-Ehm, ¿conoces el minimarket que queda como a tres cuadras?-me dijo mirándome directo a los ojos por primera vez desde que lo ayude.
-Claro, vivo a la vuelta-le respondí sorprendido
-¿ENCERIO?, yo también-
Decidí acompañarlo hasta su casa, total, no me alejaba del camino y así aprovechaba de conocerlo un poco más. Al principio lo noté algo tímido, pero mientras seguíamos avanzando la conversación se hacia más fluida, me contó que hace poco se había mudado y que su padre trabajaba como profesor de música en el conservatorio y su madre atendía un pequeño café que quedaba en el primer piso de la casa. Yo por mi parte le conté que solo vivía con mi padre y que este trabajaba como Médico forense para investigaciones, asique casi no pasaba tiempo con él, pero lo quería bastante.
Luego de eso seguimos hablando de cosas estúpidas, como si nos gustaba el chocolate, o que equipo de futbol nos justaba más, hasta que llegamos a un pequeño café que había abierto hace poco, ya lo había visto antes, ya que mi casa quedaba a otras tres más allá, cosa que me sorprendió.
-¿De verdad vives aquí?-
-Ehm, pues si, ¿hay algo malo?- me respondió un poco asustado
-¡No, no!, nada de eso, lo que pasa es que mi casa es la blanca que está allá- le indiqué
-¿¡De verdad!?- me dijo con los ojos abiertos
-Sip, asique desde ahora te pasaré a buscar todas las mañana, y no acepto un no por respuesta- le dije divertido mientras le pasaba sus libros.
-Yo…no te quiero molestar- de nuevo bajaba su mirada y me fijé que su mirada se ensombrecía un poco
-Nada de eso, no sé como no hablé contigo antes-le guiñe un ojo con una media sonrisa- ¡YA SÉ!, ven conmigo esta tarde, me juntaré con unos amigos e iremos al cetro comercial-
-No te preocupes, no me quiero entrometer en tus planes-
-¡Nada de eso!, tienes que venir, así aprovecho de conocerte más-miré mi reloj que marcaba las 3.00-valla, pasó muy rápido la hora, vendré por ti como en una hora y media, asique entra apura!- lo empuje dentro del café de su madre y yo partí rumbo hacia mi casa.
-¡HEY, TOM!, espera, dame tu número-lo escuche exclamar mientras corría hacia mi
Me di la vuelta sacando mi celular y se lo pasé
-ten, guárdalo y pásame el tuyo para que guarde el mio-
Luego de eso seguí el rumbo hacia mi casa pensando en que mi único almuerzo tendría que ser un sándwich.
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La tarde pasó rápido, Tom pasó a buscar a Gabriel y estuvieron con unos amigos del primero que también iban en el curso, y todos estuvieron de acuerdo en que Gabriel era una gran persona.
Fueron a los juegos del centro comercial, comieron helado, visitaron las tiendas y vieron una película, fue una gran tarde. Como a las diez y cuarto, Gabriel decidió que era algo tarde asique despidiéndose de los demás se puso su chaqueta y partió hacia la salida.
-¡Hey!, yo también me voy, asique vallamos juntos- le dijo Tom parándose y despidiéndose también-adiós chicos, cuídense, nos veremos el lunes-
Ambos partieron rumbo a sus casas en silencio, pero no era un silencio incomodo, era, en cierto sentido, agradable. Cuando llegaron al café la madre de Gabriel se encontraba cerrando
- ¡Chicos!, hola- saludo la mujer. Se parecía bastante a su hijo, tenía la misma cara jovial con el toque de la edad demostrado en las pequeñas arrugas, solo cambiaban el color de los ojos y el pelo, que eran castaños.
-Buenas noches señora, aquí le traje a su hijo, sano a y salvo- soltó Tom en son de broma mientras pasaba un brazo alrededor de los hombros de Gabriel
-Haha, pues muchas gracias- le sonrió con ternura mientras Gabriel se sonrojaba un poco- Anda Gabo, tu padre está adentro-
-Está bien mami-dijo en un tono tierno sin querer, se soltó del agarre de tom y lo miró- Ehm, adiós-
-Chao, nos veremos el luuunes- soltó cantarinamente mientras avanzaba a su casa- Te paso a buscar!-afirmó sin esperar respuesta.
-Ehm… Si … Claro …-soltó con un deje de tristeza en la voz.
Cuando entró al café subió por unas escaleras a un costado que llevaban al segundo piso, donde se encontraba su casa.
-Buenas noches hijo- le saludo su padre con una sonrisa-Lo pasaste bien?
-Si…muy bien-sonrió, pero sus ojos mostraban un deje de nervios al ver a su padre en la mesa revisando unas cuentas.
-¿Quieres cenar?, preparé pasta-le dijo su madre mientras le acariciaba la mejilla.
-No, no, ya comí pizza en el centro comercial, asiqué iré a dormir- respondió avanzando hacia su habitación.
-Está bien, buenas noches hijo-
-Buenas…-
Apenas cerró la puerta tiró su chaqueta sobre el escritorio donde se encontraban sus libros. Y se tiró a la cama. Estiró la mano hasta el velador y con manos temblorosas tomo una pequeña guillotina, de esas del sacapuntas, y la dirigió a su brazo.
-… Luego de esto mis padres no tendrás tantos gastos… ya no habrán más idiotas que me molesten…ni yo les causaré molestia a todos los que me rodean…-más bien lo susurro tratando de auto convencerse de lo que estaba a punto de hacer.
Enterró la punta metálica en su muñeca e inmediatamente salió sangré, lentamente deslizó la guillotina por su muñeca hasta que su brazo se lleno del líquido rojo...cuando de repente apareció la imagen de Tom en su cabeza, y la de los chicos de la tarde. Se detuvo horrorizado por lo que estaba a punto de hacer y salió de su habitación corriendo, directo al baño, rogando no encontrarse con alguno de sus padres, como no fue así entró y abrió el grifo del agua, limpiando la herida que el solo se hiso.
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Llegó el lunes en la mañana, se levantó con pereza y miró la hora … eran las 7.00.Se levantó apurado y corrió al baño, ¡SE ATRASABA HASTA CUANDO NO SE LO PROPONIA!.Fuera de su cuarto se encontró con su padre que tenía unas ojeras Horribles bajo los ojos.
-recién llegando del trabajo?-le preguntó
-Si, tengo la semana libre, asique si despierto antes de las 2 te preparo el almuerzo- le respondió divertido mientras le besaba la mejilla.
-no te preocupes papá, tu ve a descansar, que voy tarde a buscar a alguien- contestó mientras entraba al baño
-¿Novia nueva, querido tom?-le sugirió con una sonrisa divertida desde afuera del baño
-¡hahaha!, no papá, en un amigo vivé en el café que está aquí al lado-
Observó su reflejo en el espejo, unos ojos grises le devolvían la mirada, su cabello negro estaba desordenado e iba para todas partes, su rostro algo moreno adornado con un lunar bajo el ojo.
Luego de 10 minutos salía del baño corriendo con la toalla en la cintura mientras se secaba el pelo.
Cuando estuvo con el uniforme puesto pasó a despedirse de su padre que estaba en la cocina con una tostada en la mano y se la quito mientras salía riendo de su casa llamando a Gabo para ver si estaba listo.
-Aló?- pregunto una voz al otro lado de la línea mientras terminaba de tragar el último mordisco de la tostada.
-Gabo~ , estás listo?, estoy fuera de tu casa- y colgó sin esperar respuesta del otro.
Se apoyó en la pared a esperar a Gabriel mientras se ponía un solo audífono y tarareaba en voz baja. No pasó ni un minuto y Tom escuchó como las puertas se abrían y salía el rubio con su uniforme bien arreglado, todo lo contrario a él.
-¿Vamos?- le dijo con una gran sonrisa
-claro, enano-mientras le pasaba un brazo por los hombros
-¿¡A quién le dices enano!?- le respondió con falso enojo.
-Al único que estoy abrazando –le dijo cantarinamente
-Idiota-
Entre risas se fueron al liceo. Gabo pensaba a veces en la locura que casi hizo anoche, y miraba al pelinegro a su lado con felicidad y algo de esperanza, esperanza de, quizás, haber encontrado un amigo de verdad.
Tom, ajeno a lo que pasaba por la cabeza del otro, se daba cuenta de que, en solo dos días, le había tomado mucho cariño al más bajo, y que era una persona digna de llamar amigo.