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Sayonara por gazerocksa

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Notas del fanfic:

ODIO SAN VALENTIN. He dicho.

Notas del capitulo:

Vuelvo a repetir: ODIO SAN VALENTÍN.

A pesar de que el ambiente en aquel bar estaba animado por las conversaciones de los clientes y la música que los altavoces dejaban escapar, el aura que destilaba una de las mesas mas apartadas del local era totalmente opuesta.

Un silencio extremadamente incomodo los había dominado, uno por querer hablar y no poder, y el otro por esperar a que su acompañante hablara.

 

Desde hacía tres meses que se estaba guardando lo que en ese momento quería decir. Estaba a punto de cumplir su sueño: marcharse a Nueva York para trabajar con su diseñador favorito, pero ello implicaba separarse de la persona que tenía delante, de su mejor amigo, quien llevaba ocupando su corazón desde hacía años.

 

Por su parte el mayor estaba esperando a que el pelirrojo fuera capaz de soltar siquiera una sílaba de su boca. Desde un tiempo a esta parte lo venía notando raro. Si ya se veían varias veces en semana, ahora se veían prácticamente todos los días. Estaba inquieto, sabía perfectamente que algo quería decirle y por la forma en la que se estaba mordiendo el labio se trataba de algo importante.

Su mente en aquel momento era un completo y absoluto caos. No sabía como decirle la noticia, por lo que quería escoger las palabras adecuadas…

 

Aquella espera se le estaba haciendo insoportable ¡Por Dios que hablara ya! Le estaba exasperando aquel silencio, casi mortificándolo.

-Etto… Shou… tengo que decirte algo… - a pesar de que trataba de controlarse sabía que su voz había temblado, pero no era para menos, estaba a punto de dejar atrás toda una vida y lo que mas le dolía, lo estaba dejando a él atrás también.

-Dime – respondió simplemente tras haber bebido un poco de su cerveza. A continuación dejó el vaso sobre la mesa y lo miró directamente a los ojos esperando a que continuara.

-Me voy del estudio… me han ofrecido un contrato en otro… - dijo apenado en un tono de voz mas bien bajo, pero que el castaño claro pudo oír sin problemas. ¿Con que era eso? Simplemente cambiaba de trabajo, ya pensaba Shou que sería algo peor.

-¿Sólo eso? ¿Cambias de trabajo? Yo pensaba que sería algo peor – materializó sus pensamientos en palabras para luego dejarse caer relajado sobre el respaldo de la silla con una media sonrisa en su cara

-No es lo que te imaginas… - dijo triste – en dos meses me voy a Nueva York, me han ofrecido un contrato en el estudio de mi diseñador favorito – Shou abrió los ojos de manera exagerada. Ahora entendía el comportamiento del menor.

Su mundo comenzaba a resquebrajarse, le perdería para siempre, a la persona que mas amaba, la única persona que era capaz de soportar sus delirios, locuras y su personalidad y forma de ser, la única persona en la que confiaba se marchaba, a lo que para él era, la otra punta del mundo. Su rostro se desencajó por completo durante unos segundos.

Ruki por su parte no era capaz de mirarlo a la cara. Normalmente esas cosas las hablaban entre ellos, pero esa vez por alguna extraña razón no lo hizo. Quizá no quería verse influenciado por Shou al tomar una decisión, sabía perfectamente que si él le pedía que se quedara, se quedaría. Y es que esa vez se trataba de trabajar con su diseñador favorito en todo el mundo, se trataba de una oportunidad que no podía dejar pasar, si al menos supiera que tenía una posibilidad con Shou, se lo hubiera pensado dos veces, pero…

-¿Qué?... – dijo el mas alto en apenas un susurro, aún no lo podía creer - ¿Cómo? ¡¿Te vas?! ¡¿Así, sin más?! ¿Y qué hay de mí? ¿Yo no cuento? ¡Estas cosas siempre las hemos hablado los dos juntos! – dijo molesto, resentido, desesperado, triste…

-Será mejor que vayamos a hablar a un lugar mas tranquilo… - dijo poniéndose en pie siendo seguido del más alto…

♥♦♣♠

Habían andado mucho, en silencio, uno al lado del otro, cada uno inmerso en sus propias cavilaciones, intentando ordenar todos los sentimientos y pensamientos que se le cruzaban en su interior y que tanto les estaba costando manejar…

Ahora se encontraban sentados en el banco de un parque.

-¿Por qué? – preguntó el más alto en un tono de voz algo apagado. Ruki tan solo suspiró - ¿Por qué al menos no me lo dijiste antes? ¡Mierda! ¡Es que te vas dentro de dos meses! – exclamó exasperado - ¿Desde cuando lo sabes? – volvió a preguntar algo mas tranquilo tras unos instantes.

-Me ofrecieron el contrato hace tres meses y medio y me dieron dos semanas para pensarlo – Shou cayó en la cuenta de algo: treses meses antes estuvieron dos semanas enteras sin verse, por pretextos y excusas que le puso el más bajo

-¿Por qué no me dijiste que te habían hecho esa oferta? Siempre lo hablamos todo… - dijo en un tono dolido, como si de algún modo hubiera sido traicionado.

-Shou no te enfades pero…  si me hubieras pedido que me quedara lo hubiera hecho, eres mi mejor amigo y haría cualquier cosa que me pidieras, pero… esta vez se trataba de una oportunidad que la cogía ahora o nunca, y no quería verme influenciado por nadie… Entiéndeme, por favor… – le suplicó

-Sabes… en estos momentos tengo ganas de golpearte y de abrazarte a partes iguales y no sé a quién hacer caso…

-Hombre… yo preferiría el abrazo… - comentó el más bajo para descargar un poco el ambiente. Shou sonrió de medio lado por la manera en la que Ruki había dicho aquella frase. Sin embargo no hizo nada de eso, simplemente se puso de pie bajo la atenta mirada del menor. Por una parte entendía a su amigo, pero por otra le hubiera gustado que se lo hubiera dicho antes – Shou… - susurró algo dubitativo – bueno, vale… si quieres, pégame – le dijo poniéndose de pie él también. El mas alto se dio la vuelta y lo miró detenidamente, para segundos después prácticamente lanzarse sobre él y abrazarlo con fuerza.

-Te odio… te odio… - le decía tratando de retener los sollozos que luchaban por salir de su garganta sintiendo como su corazón se oprimía de la tristeza. Ruki le correspondió el abrazo, tratando de calmar al más alto – Te odio… ¿Qué se supone que voy a hacer sin ti? – le recriminó en tono bajo, pero igualmente audible. Ante aquella pregunta Ruki no supo qué contestar, básicamente por que él tampoco sabía que iba a hacer sin el castaño cuando estuviera en Nueva York.

♥♦♣♠

Poco a poco el tiempo fue pasando, más rápido de lo que ellos quisieron, ya que apenas en un abrir y cerrar de ojos había llegado la última noche que Ruki pasaría en Japón. Aquella última semana, el más bajo no había parado entre fiestas de despedida y arreglos de los últimos documentos para salir del país y poder entrar en EE.UU, a parte de, por un lado, reuniones con el que ya era su antiguo jefe para que todos los asuntos laborales quedaran zanjados, y por otro, llamadas de la secretaria del que estaba por convertirse en su nuevo jefe para ultimar los detalles de la llegada del pelirrojo a Norteamérica.

Aquella noche la había reservado para estar únicamente con Shou, a pesar de que éste había estado presente en las dos fiestas de despedida que le habían organizado sus compañeros de trabajo por un lado y sus compañeros de universidad por otro, ya que seguía conservando a bastantes amigos de aquella época.

-¿Irá alguien a recogerte al aeropuerto? – preguntó ya estando en el postre. Habían ido a cenar al restaurante favorito del menor.

-Si, la secretaria de mi nuevo jefe. Me llevará al apartamento que la empresa a puesto a mi disposición y al día siguiente me llevará al estudio – contestó.

La verdad es que los ánimos aquella noche no eran precisamente de fiesta, aunque Ruki tampoco se esperaba algo muy distinto, ya que hasta él mismo estaba con los ánimos por los suelos nada más que de pensar que se iba a separar de Shou y no que no volvería a ver hasta quién sabe cuánto tiempo. Quizá si cometió el error de no contarle nada en su momento a Shou ¿pero qué se suponía que debía a haber hecho? ¿Elegir entre su mejor amigo y amor de su vida, con quien no tenía posibilidad alguna o, como había hecho, irse a vivir la vida que siempre había soñado? Desde luego lo perfecto hubiera sido que pudiera vivir la vida que siempre había querido junto con el amor de su vida, que ya estaba terminándose el postre, pero como siempre le decía su madre “Todo en esta vida no se puede tener”. Sin quererlo dejó escapar un suspiro.

-¿Qué te pasa? – preguntó Shou agachando un poco la cabeza buscando la mirada del pelirrojo.

-Es que… no tengo más hambre – contestó apartando su plato de sí mismo - ¿pedimos la cuenta?

♥♦♣♠

Pensaron en ir a un pub, pero en cuanto entraron se dieron cuenta de que esa noche no les apetecía estar en un ambiente como ese, así que decidieron ir al apartamento del más bajo. Cuando entraron en él, un sentimiento de soledad profunda se instaló en el castaño al ver aquel piso prácticamente vacío. Ya no estaban los dos sofás y el sillón que lo adornaban, ya no estaba la televisión, y la mesa y las sillas del comedor habían desaparecido como por arte de magia. En la cocina solo quedaban los muebles indispensables, una humilde mesa y un par de sillas plegables y el frigorífico estaba prácticamente vacío, sólo quedaban una manzana, medio limón y tres cervezas a punto de caducar.

Y la habitación de Ruki tampoco era muy distinta al resto de la casa. Tenía casi toda la ropa guardada en la maleta, algunas cajas donde había desechado ropa que, o bien ya no le servía, o que ya no le gustaba, y lo único que hacía era ocupar espacio. Se instalaron en la cama del pelirrojo, más bien por ser el sitio más cómodo que quedaba en aquel apartamento. La verdad es que a Shou le daba pena ver el piso así, cuando siempre lo había visto tan luminoso y lleno de vida, ahora estaba desolado por la falta de muebles, acentuado más aún por la oscuridad que los rodeaba, tan solo siendo un poco aplacada por la luz que entraba por la ventana procedente de las farolas de la calle.

-¿No tienes miedo? – preguntó tras unos instantes viendo el cuerpo del mas bajo tumbado en el colchón.

-Claro que lo tengo – reconoció – pero quiero darme la oportunidad, sé que si no me voy, voy a estar toda la vida preguntándome qué hubiera pasado si… y creo que esa tortura es mucho peor.

-Entiendo – otra vez el silencio se instaló entre ellos – y con el apartamento ¿qué vas a hacer? – volvió a preguntar mirando a su alrededor.

-No lo voy a vender, de hecho… - se reincorporó para mirar a su amigo – quiero que vengas a vivir aquí – Shou abrió los ojos sorprendido para luego fruncir ligeramente el ceño pidiendo una explicación – No lo voy a vender por la sencilla razón de que sé que no voy a pasarme toda la vida en Nueva York, no me veo allí mas de diez años y quiero tener un lugar al que regresar, por otra parte, eres la persona en quien mas confío para que cuide mi hogar en mi ausencia – Shou no podía reaccionar – Además reconócelo, a ti también te beneficia, dejarías de estar viviendo de alquiler.

-Pero… - iba a reclamarle que no podía aceptar aquella propuesta pero Ruki le cortó.

-Shou, hablo en serio, es algo que llevo pensando desde hace varios días, y creo que es lo mejor. Quiero que vengas a vivir aquí y que cuides de mi casa, nadie mejor que tú lo hará – sonrió cálidamente tras aquellas palabras. El castaño aún tardó un poco en reaccionar, pero finalmente accedió devolviéndole el gesto al menor – es triste ver mi apartamento así ¿verdad? - dijo luego de suspirar mirando a su alrededor, cuando sintió que el mas alto le cogía de la mano, miró hacia ellas y luego el rostro de Shou.

-Te voy a echar mucho de menos… - dijo en un tono sentido mientras lo miraba intensamente a los ojos, ambos los tenían llenos de lágrimas reprimidas.

Ruki no podía aguantar más, era ahora o nunca, no quería irse a EE.UU sin hacer aquello que pretendía. Era su amigo tenían demasiada confianza así que decidió arriesgarse…

-Shou perdóname por esto que voy a hacer… - habló en tono bajito, para después coger las mejillas del mayor y besarlo suavemente, solo un simple roce de labios que duró varios segundos. Aquello al más alto lo pilló totalmente desprevenido, pero era incluso mejor que en su imaginación ¿cuántas veces no se había imaginado besando y siendo besado por el pelirrojo? Sinceramente ya había perdido la cuenta…

Por su parte el menor se fue alejando poco a poco del castaño mirándole a los ojos intentando buscar alguna reacción él, más lo único que consiguió fue la misma mirada intensa de antes. Tan sólo estaban separados por unos centímetros, que segundos después Shou se encargó de hacerlos desaparecer… Y ahí fue cuando Ruki se dio cuenta de que había cometido el mayor error de su vida…

Sin apenas darse cuenta, sus lenguas ya estaban jugando entre ellas en sus bocas de manera tranquila y suave, mientras que sus manos de forma lenta trataban de desnudarse mutuamente, intentado que aquel momento durara eternamente.

El más alto cortó el contacto entre sus labios, quería ver el rostro del menor mientras se despojaban de sus ropas, quería ver sus expresiones al roce de sus manos sobre su piel. Le acarició los brazos haciendo bajar por ellos la camisa que Ruki llevaba puesta, para después dejar que sus manos pasearan por su vientre y pecho, hasta llegar a su cuello que lo agarró de forma dulce y se acercó de nuevo a sus labios para darle un pequeño beso.

Por su parte, el mas bajo no quería quedarse a atrás, así que sin perder tiempo se sentó sobre las piernas de Shou y comenzó a besarlo mientras que trataba de deshacerse de la camisa, cuando llegó al final se dio cuenta de que la llevaba metida por dentro de los pantalones, se separó de los labios del castaño y tiró de ella hacia arriba, con fuerza contenida para sacarla de la prisión que eran aquellos vaqueros en aquel instante, quitándosela definitivamente, mientras notaban que el otro estaba comenzando a reaccionar.

-Ruki… yo… - dijo Shou tras unos instantes en los que habían permanecido en silencio, mirándose a los ojos recorriendo la piel del otro. Pero sus palabras fueron cortadas por el dedo índice del más bajo, quien negaba con la cabeza.

-Por favor… - se mordió el labio inferior aguantando una lágrima – no lo digas… - le suplicó. Sabía que en cuanto Shou le dijera esas otras dos palabras caería definitivamente en la cuenta de que había cometido un grave error, y aunque en su fuero interno lo sabía, por que aquellos besos se lo habían dicho, no quería oírlo de la boca del más alto, no quería ser realmente consciente de ello.

Ante aquellas palabras lo único que pudo hacer Shou fue mirarlo de manera suplicante con los ojos inundados en lágrimas, así que lo único que pudo hacer a continuación fue refugiarse en el pecho del mas bajo mientras se aferraba a él con fuerza.

A Ruki le estaba partiendo el corazón ver a Shou de esa manera, y mas aún cuando sintió que las lagrimas del mayor humedecían tímidamente su pecho, fue entonces que ya no pudo aguantar mas y dejó que sus lágrimas surcaran sus mejillas de manera silenciosa. Sin previo aviso comenzó a sentir como Shou besaba la piel de su pecho, y como ésta se erizaba al sentir los suaves labios del mayor.

Poco a poco el castaño fue subiendo hasta llegar al cuello del más bajo, donde se deleitó escuchando los suspiros de este, hasta por fin llegar a sus labios, los cuales devoró con hambre, igual que el menor los suyos. Aquellos besos tenían un sabor especial, salados, a causas de las lágrimas que iban a morir a sus labios, terminándose de mezclar con la saliva de ambos. Pero además eran besos amargos por que ahora que se sabían correspondidos tenían que separarse, melancólicos por que ya estaban echándose de menos, tristes por que no sabrían cuando volverían a verse y llenos de impotencia por no poder detener el tiempo en ese momento.

Las manos del menor fueron a parar al cierre del pantalón del mas alto sintiendo perfectamente que éste ya se encontraba mas que despierto, al igual que él. Shou en cuanto sintió que su miembro era liberado de aquella prisión no pudo evitar gemir en el beso e hizo lo mismo con Ruki, quien empujó levemente al castaño para que se tumbara en el colchón, todo aquello sin despegar sus labios. Sentía que si se separaba de aquella boca serían segundos desperdiciados tontamente…

Lo que siguió en aquella noche fueron besos hambrientos, caricias ardientes desesperadas por dejar sus huellas tatuadas en la piel ajena, acompañadas de gemidos y lágrimas que empapaban el cuello y la piel del otro haciendo aquel acto, a parte de hermoso, doloroso por haberse dado cuenta demasiado tarde de sus sentimientos.

Y lo que más deseaban en aquel instante era tener el poder para detener las manecillas de los relojes y congelar el tiempo en ese momento para toda la vida, en ese momento en el que eran uno amándose profundamente con sus cuerpos. Pero aquello era físicamente imposible. Cada embestida que Shou le daba al cuerpo de Ruki, y cada reacción que éste tenía cuando el miembro del mas alto le llenaba el interior les recordaba el grave error que habían cometido y con ello sus corazones se iban rompiendo poco a poco, hasta que, cuando llegaron al éxtasis, no pudieron reprimir mas el llanto entre besos y caricias dulces hasta dejarse atrapar por el sueño…

♥♦♣♠

Y a la noche le siguió el amanecer, un amanecer tan dulce como amargo…

Se despertó él solo, casi por instinto, encontrándose con la dulce mirada de Shou, que lo observaba dormir desde hacía bastante rato antes. No pudo evitar que una sonrisa se escapara de sus labios, mientras que su brazo derecho involuntariamente fue a parar a la nuca del mayor regalándole una suave caricia, haciendo que éste cerrara los ojos para sentir mejor aquel gesto de cariño.

-¿Llevas mucho rato despierto? – preguntó con voz suave mientras seguía enredando sus dedos en el pelo de Shou.

-No – contestó simplemente retorciendo un poco su cuello ya que el menor le había hecho cosquillas. Pero mentía, llevaba como hora y media desvelado. Cuando se despertó ya no quiso volver a coger el sueño por el simple hecho de que no quería desperdiciar el tiempo durmiendo, quería grabar a fuego en su memoria el rostro sereno y tranquilo de Ruki mientras dormía.

Sin previo aviso se acercó al cuello del pelirrojo y lo comenzó a besar con deliciosa parsimonia, mientras que éste simplemente se dejaba hacer, disfrutando de tan agradable sensación. Poco a poco se fue acercando a los labios de Ruki mientras que se acomodaba entre sus piernas como en la noche anterior. Conforme iba pasando los segundos el más alto se apegaba cada vez más al cuerpo del menor como si intentara fusionarse con él. Por su parte el más bajo le correspondía los besos intensificándolos cada vez más mientras sus manos paseaban por aquella espalda desnuda.

Pero lo bueno dura poco, y cuando menos lo esperaban la alarma del móvil de Ruki empezó a sonar, interrumpiendo así su momento de cariño y devolviéndolos a la cruel realidad. De mala gana separaron sus labios mientras que una expresión de fastidio y tristeza se apoderaba de sus rostros. Un “último” beso le fue dado a Ruki por parte de Shou mientras este se alejaba de su cuerpo.

-Ve a la ducha, yo mientras haré el desayunó – dijo el mayor incorporándose en el colchón

-No hay nada de comida – contestó el pelirrojo tras estirar su pequeño cuerpo, incorporándose a continuación para dejarle un beso en el hombro. Shou tan sólo pudo sonreír melancólicamente por ese gesto.

-Entonces iré a comprar algo – dijo poniéndose en pie para buscar su ropa.

-Llévate las llaves – dijo mientras se tallaba un ojo con el dedo índice de su mano derecha – Recuerda que ahora este apartamento es tuyo – le sonrió cálidamente mientras que el mayor se le quedó mirando momentáneamente. Después se levantó de la cama con la intención de irse al baño no sin antes pararse un momento delante del castaño, agarrarlo dulcemente por las mejillas y besarle suavemente los labios.

♥♦♣♠

Cuando Shou regresó de comprar el desayuno se encontró a Ruki cerrando su maleta con el candado de seguridad y sintió como su corazón se estrujaba violentamente. Aún no podía creer que estaba a unas horas de “perderlo” para quien sabía cuánto tiempo. Juntos bajaron la maleta de la cama y Shou la llevó hasta el salón.

-Vamos a desayunar, luego terminas de arreglar las cosas – le dijo desde la distancia.

-¡Voy! – respondió simplemente para aparecer segundos después en la cocina viendo como Shou sacaba los cafés y el acompañamiento de una bolsa de su amado Starbucks.

¡Cuántas veces no habrían desayunado o tomado un café por la tarde en ese establecimiento! Sin duda echaría de menos muchas cosas… Sonrió cuando vio que Shou le había comprado su favorito: Caramel Macchiato a parte de su cheesecake de dulce de leche. Por su parte Shou se había comprado su amado café Mocca con un blommer de jamón y queso. Poco tardó Ruki en sentarse sobre las piernas del mayor cuando éste tomó asiento en una de las sillas que había en la cocina. De vez en cuando se dedicaban algún simple gesto de cariño y nada más.

Cuando terminaron de desayunar, solo faltaba que Ruki se lavara sus dientes, terminara de arreglar su equipaje de mano y agarrar su portátil para abandonar la que había sido su casa por los últimos 5 años.

♥♦♣♠

Hacía una hora que el pelirrojo ya había facturado su equipaje, ya que habían llegado dos horas antes de la hora en la que su vuelo salía, y ahora se encontraban ambos sentados en un banco próximo a las escaleras que daban paso a la zona de embarque besándose tiernamente, y es que querían grabar bien en su memoria el sabor de su saliva mezclada, la textura de sus labios, la sensación que le dejaba en su cuerpo el tacto de la lengua del otro en su cavidad.

Tras aquel largo beso, Ruki volvió a darle otro más pequeño al mas alto, para después mirar la hora en su reloj. La hora había llegado, era el momento de separarse.

-Es… es la hora – dijo con mirada y tono triste. Shou simplemente bajó la mirada y se mordió el labio para intentar, para tratar de aguantarse las ganas de suplicarle que se quedara, de gritarle que le amaba. Ruki se levantó de las piernas del mayor se colgó su macuto y cogió su portátil para después extender su mano hacia Shou indicándole que se la cogiera.

Fueron de la mano acercándose a las escaleras mecánicas que daban paso a la zona de embarque, las cuales se llevarían a Ruki de su lado. Cuando llegaron a estar a unos metros frente a estas el mas bajo se paró y dejó la funda que guardaba el portátil en el suelo para agarrar la otra mano de Shou, pero poco duraron unidas ya que el pelirrojo prácticamente se lanzó sobre el mayor  lo abrazó con fuerza, sintiendo como las lágrimas volvían a sus ojos y algunas mas rebeldes se escaparon de ellos empapando sus mejillas, sintiendo como el nudo que tenía en su garganta se hacía cada vez mas grande dificultándole hasta el respirar. Lo que no sabía era que Shou estaba igual que él. Estuvieron así por largo rato, hasta que el castaño poco a poco fue separando al más bajo de él.

-¿Me llamarás? – dijo tratando de controlarse.

-Todas las semanas – contestó con un hilo de voz.

-¿Me escribirás correos?

-Todos los días – respondió de igual manera, para segundos después ponerse de puntillas y besarlo de nuevo, ambos dejando escapar sus lágrimas en silencio.

-Ruki… yo… - de nuevo, como en la noche anterior, sus palabras fueron cortadas por el dedo índice del mas bajo, y no pudo evitar juntar su frente con la de él.

-Por favor… no me lo digas… Yo lo sé – dijo esbozando una sonrisa amarga – te echaré de menos – otra lágrima rodó por sus mejillas. Ya había perdido la cuenta de cuántas se habían atrevido a escapar sin su permiso.

-Y yo a ti – le dio un dulce y corto beso – Adiós – y con esta palabra su corazón se estrujó violentamente de nuevo. Sin embargo Ruki no pudo decir palabra alguna, simplemente agarró la funda de su portátil y apretó sus labios, tragándose así las ganas irrefrenables que en ese momento tenía de llorar y se despidió de Shou con un gesto de la mano, para después dirigirse con paso lento y pesado hacia las escaleras mecánicas. Cuando llegó a ellas se giró viendo a Shou llorando en silencio, se despidió de él con la mano y éste le devolvió el gesto.

Fue entonces que Ruki tomó las escaleras mecánicas, y Shou lo vio desaparecer. A los pocos segundo el castaño se acercó a la cristalera y llegó justo en el momento en el que el pelirrojo pasaba por el detector de metales sin problema alguno, después este tomó sus pertenencias y salió de aquella zona de seguridad sin saber que el castaño le decía aquellas palabras que no quiso escuchar.

Un “te amo” chocó contra el cristal empañándolo con el aliento que lo acompañaba, mientras que Shou sentía como su corazón era desgarrado sin piedad por el destino.

¿Y ahora qué se supone que hago yo?

¿Cómo voy a llenar este vacío que dejas?

Notas finales:

Me reitero: ODIO SAN VALENTIN... XD

En fin, espero que os haya gustado la historia, y espero haber logrado transmitiros aunque haya sido una cosita muy pequeña =)

Tenía ganas de esta pareja, creo que quedan muy bien juntos ^^

Espero merecer si quiera un review muy pequeñito =)

Cuidaros y Feliz Día Cualquiera de febrero ^^


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