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Back to love... back to you por Yulya18

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Notas del capitulo: Disclaimer: Los gemelos ni Davod me pertenecen… por desgracia ¬¬

¡Hola a tod@s! No sé qué pasó, pero los musos se animaron a escribir este San Valentín… definitivamente el amor está en el aire :D

Y sin decir nada más, dedico esta historia a mi querido Carlos… por estar ahí a pesar de todo lo que pasó entre nosotros y por seguir intentándolo. Te adoro y sé que sabes hasta donde llega mi cariño.

¡Disfruten!


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Back to love… back to you

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- Bill, tenemos que hablar.

- Claro mi amor. – Bill dejó de jugar con Scotty y corrió hacia su hermano, pasando sus brazos por el cuello de su pareja y hundiendo su rostro ahí, aspirando su aroma. Y se extrañó cuando el otro lo alejó lentamente y lo miró con seriedad.

- Vamos a tu habitación.

- Tom, ¿qué pasa? Me estás asustando. – murmuró Bill, una vez de la habitación.

- Yo… Bill… ya no puedo hacer esto. – le confesó el mayor de los Kaulitz con dolor.

- ¿De qué hablas? – preguntó Bill confundido y más nervioso. Empezaba a tener un mal presentimiento.

- Ya no puedo estar contigo. – respiró profundamente y continuó. – Ya no quiero estar contigo.

Bill se quedó unos minutos sin saber qué decir. Tenía la mente en blanco. Pero poco a poco lo que Tom le acababa de decir empezó a penetrar su cerebro.

- Estás bromeando, ¿no? No me parece divertido, Tom. – le dijo, intentando acercarse a su gemelo, pero el otro nuevamente lo alejó.

- No estoy bromeando, Bill. Esta relación ya no da para más.

- Pero…

- Lo siento. Sabes que te quiero, pero ya no puedo seguir con esto.

- ¿Es por lo que te pedí?

- Bill… - suspiró con cansancio.

- Dímelo. ¿Es por lo que te pedí?

- No es por eso.

- ¡Mientes!

- ¿Quieres la verdad? – le gritó, harto de todo.

- ¡Si! – le grito también el menor.

- No quiero que sigan los rumores de una relación entre nosotros. Afecta mi imagen. ¿Contento? – para Bill esa declaración fue como una bofetada.

- Tomi…

- No, querías la verdad y te la estoy dando. No voy a dejar que nadie piense que soy un maldito marica e incestuoso por andar con mi hermano menor. ¡No lo voy a permitir! – le gritó, tomándolo por los brazos con tanta fuerza que lo hizo gemir de dolor.

- ¡Suéltame, me lastimas!

- No hasta que entiendas. – le dijo Tom, bajando la voz. No quería hacer lo que estaba haciendo, pero era necesario.

- Por favor… déjame ir, Tom. – susurró Bill con la voz quebrada.

Apenas Tom lo soltó, Bill salió lentamente de la habitación. Se sentía destruido. Su alma gemela lo había dejado.



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Pasaron meses desde la ruptura. Ambos continuaban viviendo en la misma casa y para el resto del mundo, seguían siendo los gemelos unidos de Tokio Hotel. Sin embargo, la verdad era muy diferente.

Si bien ambos salían en televisión y hablaban de la relación tan estrecha que tenían, apenas se apagaban las cámaras, Tom se alejaba lo más rápido que podía de su hermano. Prefería irse a fiestas con nuevos amigos que había hecho durante ese tiempo que llevaba viendo en Los Ángeles, en donde conocía y flirteaba con mujeres hermosas y que ayudaban a mantener su reputación de seductor.

Y mientras Tom se divertía casi todas las noches, Bill se quedaba en casa solo. Llorando sin consuelo. Y dicho llanto solo aumentaba cuando Tom regresaba con una chica y la llevaba a su habitación.

El único testigo de su dolor era Andreas, el mejor amigo de los gemelos y el único que sabía de la relación que habían llevado desde hacia años. …l se había enterado por casualidad, por supuesto, un día en que los gemelos se habían quedado a dormir en su casa y él los vio besándose. Tom casi había tenido un ataque de pánico y trató de explicarle las cosas, pero Andreas solo le dijo que no tenía de que preocuparse. …l era amigo de los dos y si ellos querían estar juntos, él apoyaría su decisión. Al principio Tom se había tranquilizado, pero conforme pasó el tiempo, el de trenzas se mostraba tenso con su presencia y trataba de evitarlo lo más posible. Y eso solo afianzó la amistad entre Andreas y Bill hasta tal punto que ahora que Bill lo necesitaba, el rubio trataba de viajar lo más seguido posible para verlo.

Lamentablemente, el día en que Bill más lo necesito, el rubio no estuvo a su lado. Acaba de regresar a Alemania cuando Tom trajo a casa a una chica más. Una que para desgracia de Bill, continuó regresando durante meses.

Su hermano había iniciado una relación con Ria Sommerfeld.

Una relación que casi destruye a Bill.

Era una verdadera tortura para él ver a Ria pasearse por la casa como si fuera suya y sobre todo ver como ella y su hermano se besaban en cualquier parte de la casa. Y fue en una de esas sesiones en que algo se apagó dentro de Bill y su vida dio un giro completo.

Si luego de la ruptura había dejado de maquillarse y vestirse con la ropa tan provocativa que siempre usaba para complacer a su hermano, ahora volvió a hacerlo. Al principio se sintió extraño al hacerlo, pero luego empezó a recordar los años anteriores en que hacía esas cosas solo para complacerse a si mismo y no a alguien más. De igual modo, comenzó a salir más seguido, sobre todo cuando Andreas lo visitaba.

Decir que al rubio ese cambio lo sorprendió, fue decir poco. Se sentía muy feliz de que su mejor amigo por fin dejara atrás su tristeza e hiciera el esfuerzo para salir adelante. Aunque siempre que salía a fiestas, trataba de ir con él para cuidarlo y no dejar que tomara demasiado. No siempre lograba que Bill no terminara casi borracho, pero al menos él se encargaba de hacer que durmiera y regresara al día siguiente sano y salvo a casa. Lastimosamente, una vez que regresó a casa, ya no pudo seguir cuidándolo.

Y al igual que la última vez que regresó a su país, volvió a haber otro cambio radical en la vida del moreno.


Flashback

- ¿Vas a salir otra vez? – preguntó Tom desde la puerta de la habitación de su hermano.

- Si. – respondió el menor, terminando de maquillarse.

- ¿No te parece que estás saliendo muy seguido? – volvió a interrogarlo, preocupado. Últimamente salía casi todas las noches y volvía solo para dormir unas horas, cambiarse y volver a salir.

- No. – le dijo, dejando todo en su sitio. Se puso una casaca y sin decir nada más salió de la habitación, cruzándose con Ria en la escalera.

- Vaya… ¿otra vez de fiesta? – le preguntó con algo de burla.

Bill ni se dignó a mirarla. Simplemente la miró con asco y continuó su camino.

- Oye, ¿qué se trae ese niñito? – preguntó sin mucho animo a Tom una vez estuvo a su lado. La verdad no le importaba mucho lo que hiciera el menor.

- No es ningún niñito. Y no te metas con él, Ria. – le increpó el de trenzas, alejándose de ella para ir a su habitación.


En otro lado de la ciudad…

- Bill, ¡llegaste! – le saludó un chico con un beso en los labios.

- No me lo podía perder. – le sonrió el otro, pasándole un brazo por el cuello y atrapando nuevamente sus labios en un beso lleno de pasión. – Vamos por algo de tomar.

Había conocido a Tyler unas semanas atrás en una fiesta y desde el inicio sus personalidades habían coincidido y habían pasado la noche hablando y pasando un buen rato juntos. A partir de entonces fueron inseparables. Y si bien a Andreas le había dado celos ver a su mejor amigo haciendo una nueva amistad, vio lo bien que se llevaban y lo interesado que se veía en Bill. Tal vez eso era lo que el necesitaba para olvidar a Tom, pues él ya parecía haberlo dejado a Bill atrás.

Esa noche la pasaron bebiendo, moderadamente a petición de Tyler, bailando y riendo sin parar. Hasta que acabada la noche, Tyler llevó a Bill de regreso a su casa.

- ¿Salimos mañana a tomar un café? – le preguntó esperanzado.

- Me encantaría. ¿Pasas por mí a la una?

- Esperaré impaciente. – le dijo, acercándose a él y acariciando sus labios con los suyos. Bill respondió el beso con entusiasmo, hasta que un carraspeo los hizo separarse.

- Bill, entra de una vez. – dijo Tom, quien sin esperar a que su hermano saliera, abrió el mismo la puerta del auto y jalándolo del brazo lo arrastró a su lado. Bill, para no armar un escándalo, se dejo hacer.

- Nos vemos mañana, Tyler. – se despidió con una sonrisa.

- Hasta mañana, Billa. – se despidió también el otro, encendiendo su auto y yéndose hacia su propia casa.

- ¿Se puede saber quién demonios crees que eres para meterte en mi vida? - le exigió Bill al de trenzas. Estaba molesto.

- ¿Quién era ese tipo? – el otro ignoró su pregunta e hizo él las suyas.

- Eso a ti no te importa. Ahora, déjame pasar.

- No hasta que me digas quién es él. – lo agarró del brazo nuevamente para que no se le escapara.

- Ya te dije que no es de tu incumbencia. ¡Suéltame! – chilló un indignado Bill.

- ¡Dime de una vez! – gritó el de trenzas, terminando de sacar de quicio a su hermano.

- ¡Es mi novio! ¿Feliz? – dicho esto, se soltó como pudo y se metió a la casa, dejando a un Tom incrédulo y con una repentina opresión en el pecho.

Fin flashback


A partir de ese día, ahora era Tom quien rabiaba de celos cada vez que veía a su hermano salir con Tyler. Y eran tantos sus celos, que ahora que Bill traía a su pareja a la casa, él no se movía de ahí por nada del mundo. Ria trataba de hacer que salieran, pero Tom simplemente la ignoraba, logrando que se fuera de la casa indignada, dejándolo solo como era actualmente su deseo.

Tarde se había dado cuenta de lo que había hecho y ahora era muy tarde para recuperar a su alma gemela. Pero se negaba a darse por venido. Ideó un plan para volver a conquistar a Bill y por momentos parecía que lograba su cometido.

Trataba de mostrarse atento con el moreno, pero de forma sutil para que no huyera de él. Y por ratos lograba que el mismo Bill se acercara a él. Lastimosamente, en esos momentos Tom parecía recordar el pedido desesperado de Bill de dejarse ver por todo el mundo como pareja y terminaba alejándolo duramente. Y cuando se daba cuenta de su comportamiento, el juego volvía a comenzar.

- Tom, tenemos que hablar. – le dijo Bill un día en que ambos estaban solos en la casa.

- Si, claro.

- Quiero pedirte que me dejes en paz de una vez. – le pidió sin rodeos.

- ¿De qué hablas? – preguntó Tom, prefiriendo hacerse el desentendido.

- No te hagas el que no sabe. Deja de coquetearme. Tu y yo ya no somos nada… tu así lo quisiste. – le explicó.

- Bill…

- No te hagas el tonto, Tom. Ya estoy cansado de seguir detrás de ti. Esto se acabó y si para tener algo de paz debo irme, pues lo haré. – le advirtió finalmente.

- ¡No! ¡No puedes irte! ¡No me puedes dejar! – exclamó horrorizado el de trenzas.

- Ya es tarde, Tom. Tú fuiste quien me dejó primero y yo te esperé. Pero ya no puedo esperarte más. – le dijo con voz cansada. Ya había llegado a su límite con el mayor. Estaba agotado de tanto sufrir.

- Por favor, Bill…

Bill dejó de escucharlo. Solo pasó por su lado y salió por la puerta principal.



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Para fines de enero, las cosas entre los gemelos seguían igual. Bill vivía en un hotel y Tom seguía en la casa. Ria seguía intentando llegar a él, pero él se lo ponía cada vez más difícil. Hasta que para comienzos de febrero ya no pudo seguir con la farsa.

- Ria, necesito hablar contigo. – le dijo antes que ella tuviera tiempo de molestarlo con sus preguntas.

- Ya sé lo que me vas a decir y te voy a ahorrar la explicación. – suspiró la mujer. Sospechaba que esa relación estaba destinada a terminar pronto. Y eso era algo que la molestaba bastante. Había contado con seguir siendo la novia del gran Tom Kaulitz, no simplemente ser uno de sus acostones de fin de semana. – Solo te voy a decir que estás cometiendo un grave error al terminar conmigo. No vas a encontrar a alguien como yo que aguante todas tus estupideces y tu personalidad arisca. – le recriminó con fastidio.

- Ria, cállate y vete de mi casa. – fue lo único que dijo Tom, levantándose del sillón y yendo por sus llaves. Tenía algo muy importante que hacer.

- ¡Con mucho gusto, imbécil! – le gritó la mujer, tomando su bolso y saliendo de la casa, para nunca mas volver.

Apenas ella se hubo ido, Tom casi corrió hacia su auto, encendiéndolo y conduciendo a toda velocidad al hotel donde se hospedaba su alma gemela. Ya era hora de que volvieran a estar juntos, como siempre debió ser.



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TOC TOC

- ¡Andy! – gritó Bill abriendo la puerta, pensando que era su mejor amigo. Pero no era él. Era Tom. Intentó cerrar la puerta, pero el mayor puso el pie y entró antes que el menor pudiera hacer algo para impedírselo. – Tom, haz el favor de irte.

- No. – fue lo único que dijo, acercándose peligrosamente al moreno. Este se puso nervioso y comenzó a retroceder sin darse cuenta que se acercaba cada vez más a la cama. Tom si se dio cuenta y continuó su camino hasta ahí, para luego tomar a Bill en sus brazos y besarlo apasionadamente, dejándolos a ambos caer sobre las blancas sabanas.

- Mmm… - gimió Bill, tratando de quitárselo de encima inútilmente. El de trenzas era demasiado fuerte para él.

- Te amo, Bill. Regresa conmigo. – le repitió una y otra vez entre besos.

- Tom… - intentó refutarle Bill, pero al final terminó cediendo y pasando sus brazos alrededor del cuello del mayor, lo empezó a besar con igual pasión.

El de trenzas casi lloró de la emoción. Por fin tenia de vuelta a su hermano… a su pareja. Acarició sus mejillas y continuaron besándose por varios minutos, hasta que Tom sintió como Bill separaba las piernas y las enroscaba alrededor de su cintura, haciéndolo gemir. Amaba cuando hacía eso. Era como si quisiera encadenarlo a sus muslos por siempre y Tom no se quejaba. Era justo lo que quería.

Se separaron finalmente cuando las ganas de respirar se hicieron demasiado grandes, juntando sus frentes y sonriéndose tiernamente.

- Te extrañe, Tomi. – susurró Bill con la respiración aun algo entrecortada.

- Yo también. Mucho. – le dijo en respuesta, volviendo a atrapar sus dulces labios. – Ahora vamos a estar juntos como antes.

Bill rió alegre. Por fin la pesadilla había terminado y su hermano había vuelto a él. Ahora si serían felices.

- ¿Esta vez si podremos decir que somos pareja? – preguntó Bill con entusiasmo.

- ¿Qué? No, nadie puede saberlo. – le dijo Tom frunciendo el ceño.

- Pero… tú dijiste que…

- Te quiero a mi lado Bill. ¿Acaso eso no es suficiente?

Bill sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas.

- Quítate de encima, Tom. – lo empezó a empujar desesperado. Le empezaba a faltar el aire.

Tom se asustó al ver su rostro desencajado y levantándose intentó tomarlo en brazos, pero el otro solo levantó la mano y lo abofeteó con todas sus fuerzas.

- ¡Bill!

- Lárgate de aquí, Tom. ¡Vete y no vuelvas! – comenzó a lloriquear con el corazón nuevamente destruido. ¿Por qué Tom tenía que hacerlo sufrir de esa manera? ¿No le bastaba con estar tan metido en su corazón que al final su relación con Tyler no había durado? ¿Cuan sádico podía ser?

- No, Bill. Tú y yo merecemos estar juntos, ¿no te das cuenta? – intentó razonar con él, consiguiendo que el menor se enojara más.

- No así, Tom. ¿Crees que voy a aceptar seguir siendo tu sucio secreto? ¿Quieres que me conforme con ser tu novio cuando nadie nos ve y luego tener que verte flirteando con cuanta mujer se cruce en tu camino? – le preguntó. – ¿Acaso querrías estar en esa posición? ¿Viéndome con otros y ocultándote?

Tom volvió a fruncir el ceño. La idea de que los papeles se invirtieran nunca se le había ocurrido y ahora que Bill le hacía pensar en eso, no le gustaba. No quería pensar en Bill viendo a otras personas, besando con otras personas a vista y paciencia de todos.

- Tomi… vete, por favor. – le suplicó Bill, sentándose en la cama con la cabeza baja.

- Bill… - intentó llamar su atención, pero el otro ya no lo escuchaba, solo se mecía tristemente sobre la cama. – Te amo, Billa. – le susurró, dejando un beso sobre tu frente antes de salir de aquella habitación de hotel.



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- ¿Alo? – dijo Tom con desgano unos días después.

- Hola, Tom. Pásame a tu hermano. – le dijeron del otro lado de la línea.

- Mmm… David… Bill no está. – le mintió. El manager de la banda no sabía nada de la separación de los hermanos y era mejor que no se enterara o se volvería loco.

- Bueno, dile que el 14 tiene una sesión de fotos y una entrevista.

- ¿Solo el o yo también?

- No creo que sea buena idea que tú vayas.

- ¿Por qué?

- Van a tocar temas algo incómodos para ti. – Tom no necesitó que explicara más. Ya sabía de qué hablaba.

- Le diré cuando venga. – dijo cortante… pero luego lo pensó mejor. – David.

- ¿Si?

- Yo también quiero ir.

- Tom…

- Prometo no hacer nada extraño. – le prometió. Esta era la oportunidad que había estado esperando y no iba a desaprovecharla. Ya era hora de dejar de tener miedo.

- ¿Estás seguro? – preguntó David, no muy seguro de estar haciendo lo correcto. No quería iniciar un nuevo escándalo en la banda por los puntos de vista diferentes de los gemelos en cuanto al tema de la homosexualidad.

- Si, David. No te defraudaré.

- Está bien. Avísale a tu hermano y más tarde les estaré enviando los detalles.

- De acuerdo. Adiós. – se despidió.




Llegado el día Tom paseaba nervioso por la sala donde iba a ser la sesión de fotos. Bill, quien terminaba de ser maquillado, lo miraba sin darle mucha importancia, aunque aun preguntándose que hacía él ahí. Había hablado con David al día siguiente de su llamada, pensando que había entendido mal a Tom. Pero su manager solo había confirmado la presencia de su hermano, igual de sorprendido que el gemelo menor. Sin embargo, lo había tranquilizado al decirle que Tom no iba a intentar nada raro durante la entrevista, por lo cual al final terminó aceptando que los entrevistaran juntos.

Una hora después, los hermanos estaban sentados juntos. Frente a ellos se encontraban las dos chicas que les iban a hacer la entrevista. Se veían muy emocionadas de conocerlos, lo que los hizo reír interiormente.

- Bueno chicos. Primero que nada les agradecemos por haber aceptado darnos esta entrevista. – les habló una de ellas, mientras la otra preparaba la grabadora y cogía su cámara. Tom sonrío en su interior. Se acercaba su momento.

- Es un placer estar aquí. – dijo Bill alegremente. Y así comenzaron las preguntas.

Al principio eran las mismas que todos hacían. Cosas de la banda y cómo llevaban su nueva vida en Los Ángeles. Tom casi siempre observaba a su hermano mientras este hablaba y se limitaba a dar su opinión cuando se la pedían directamente. Siempre era así, después de todo. Hasta que llegó el momento en que las preguntas giraron en torno a los rumores de una relación entre ambos Kaulitz.

- Chicos, puede que esto resulte algo incomodo, pero ya deben estar enterados de los rumores que han corrido desde hace mucho tiempo acerca de la relación que tienen ustedes. ¿Qué nos pueden decir al respecto? – preguntó la chica que había estado todo el rato entrevistándolos. Ambos vieron que este era el tema que en realidad les interesaba, pues sus posturas cambiaron y se veían muy entusiasmadas por saber sus opiniones.

- Bueno… - empezó Bill, solo para ser interrumpido por su hermano.

- Solo puedo decir, por Bill y por mí, que ambos tenemos una relación muy especial. Y que como siempre hemos dicho, vamos a estar juntos para siempre. – les dijo con una sonrisa. Volteó a ver a su hermano para saber si había entendido su indirecta. Y al parecer era así, pues Bill también lo miraba fijamente, como si quisiera preguntarle algo solo con su mirada.

Y antes que pudiera siquiera parpadear, Tom se acercó a él y lo besó en plena boca.

Bill quedó en estado de shock y solo reaccionó cuando sintió el sonido de la cámara disparándose como loca. Trató de separarse calmadamente, pero Tom, adivinando sus pensamientos, colocó su mano sobre su nuca y lo mantuvo cerca. Luego de un rato recién lo soltó, aun sin alejarse por completo.

- Ya no tengo miedo, Bill. – susurró.

- Tomi… las fans… tu reputación… - intentó discutir, pero el otro solo colocó un dedo sobre sus labios, silenciándolo.

- Solos tú y yo. El resto no importa, mi amor. – le dijo sonriéndole.

Bill lo miró por unos segundos y leyendo la verdad en sus ojos, se lanzó encima de él con fuerza, besándolo y riendo como loco. Tom solo se dedicó a disfrutar de sus besos y de volver a tenerlo a su lado.

Frente a ellos, las chicas veían incrédulas las escena, pero sin dejar de tomas fotografías.

Y cuando Tom se dio cuenta de la cámara, ya no se asustó, sino que acomodó a su hermano para que su rostro se notara claramente en las fotos. Para que todos supieran que ambos estaban juntos.

Y que así sería para siempre.


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