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Mysteries in Nobody's city por DestinyOdyssey

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Notas del capitulo:

 Tal y como dije en mi fanfic anterior, aquí teneis una nueva história esta vez, también relacionada con la famosa saga Kingdom Hearts.

Quisiera decir que ninguno de los personajes mencionados en la história són mios, así al menos, hasta previo aviso. 

Espero que os guste este fanfic tanto como a mí me ha gustado escribirlo. ^.^

( Nota de autor: antes de comenzar, quisiera aclarar que León no lleva aquella cicatriz tan característica en la cara, al menos, por ahora ) 

8:29a.m.................................... 8:30am

El despertador activó su mecanismo de alarma.

El estruendoso pitido se propagó por toda la habitación. Un bulto se removió por debajo del futón, saliendo unos mechones castaños. Acabó retirando esa pesada manta. Se sentó y soltó un desperezado bostezo.

Tenía sueño, le dolía la espalda, el calor de la sala era insoportable...

Como odiaba esto.

Miró a su alrededor ¿Cuanto tiempo hacía que dormía en el salón? Unas undosstresscuatro.... sí, unos 6 días, desde la llegada del pequeño alboroto.

Al abrir las cortinas, el sol, sin haber decidido alzarse, iluminó el salón con su luz cálida y tibia, resultando sus escasos muebles y el televisor en funcionamiento, seguramente, toda la noche.

Se llevó la mano a la frente. Esos idiotas se la habrían dejado de nuevo encendida después de quedarse él dormido.

Suspiró. Otro mes que no podrían pagarlo. Y ya llevaban cuatro.

Se despojó de su pijama, aunque únicamente consistía de una camiseta y un pantalón corto. En aquel horno... cuestionarse ponerse más ropa de lo necesario sería un intento de suicidio premeditado . Se puso su ropa de calle y salió de la sala.

Apretó el interruptor de la luz. El fosforescente, parpadeó por unos instantes, antes de embadurnar de su blanca luz en la cocina, aún así en la penumbra.

Bostezando de nuevo, dejaba encendido la cafetera mientras conectaba la radio.

La tranquila música del aparato se fundía con el ronroneo de la cafetera, mientras él se adormecía recostado en la nevera.

Un pequeño pitido indicó que el café ya estaba listo. Dejando el sobrante en la jarra, para que aquellos dormilones tuviesen algo que tomar, básicamente, se llevó su taza a la mesa. Y así, comenzó su día.

El café era espeso, fuerte y con la temperatura de estar recién hecho. Nada mejor para empezar.

Interrumpimos la emisión para dar comienzo al parte meteorológico”

Después de una melodía intermedia;

Jueves, 6 de agosto, tendremos probabilidad de chubascos en zonas del interior...”

No le estaba prestando mucha atención al comentador.

...Comenzaremos con una mañana calurosa, posibles zonas de riesgo, acentuándose en ciudades del sud-este del país llegando a los 35ºC...

Recuerden hidratarse y evitar el ejercicio en las horas más altas.

Aunque tendremos un descenso de temperaturas hacia las 9 o 10 de la noche, con posibles chubascos en comarcas.

Por lo que hace en las zonas marítimas...”

No le interesaba oír nada más.

Apagó la radio y dejó la taza, ya vacía, en el fregadero.

Ahora que lo pensaba, Sora le comentó que había quedado con su amigo aquella mañana.

Y como predijo, aún no había tenido la capacidad de despertarse por sí solo.

-  Ese mocoso... - encima que se había apropiado de SU habitación...

El sonar del móvil hizo salirse de sus pensamientos.

Rápido y con mala gana, se apresuró en buscarlo entre sus ropas.

-  ¿Si?... - apartó el móvil del oído antes de...

-  ¡SQUALL! - La no utilización de su mote daba por hecho que Aerith no estaba para bromas- ¿Se puede saber DÓNDE te has metido?! ¡Hace más de media hora que tendrías que estar trabajando!

-  … - Le entró un tic en el ojo. Ya habían estado jugueteando con el despertador de nuevo.

-  ¡Date prisa! ¡Estamos desbordados!....

pip...pip...pip...

Ya podía imaginarse el “desborde”...; la señora del piso de arriba con sus dos niños.

-  Pero antes...

Se metió por el estrecho pasadizo pasando la puerta de esos cernícalos, hasta la última habitación de todas, ahora ocupada por un mostruito.

-  ¡SORA!.... - Pegó unos golpes a la puerta. Unos ruidos sin posible interpretación llegaron a sus oídos. Al menos, esta vez lo había conseguido despertar - ¡Voy a trabajar! ¡Recuerda que esta mañana has quedado con Roxas!

El pequeño, completamente estirado en la cama, cuya sábana se había perdido en algún rincón de la habitación, con la boca pastosa y los ojos entreabiertos, trataba de analizar la información obtenida.

Mientras tanto, León se dirigió hacia la entrada:

-  cinco....cuatro....tres....dos... – Abrió la puerta, cogiendo las llaves del pomo y esperó.

-  ¡AHHHHHH!

Y satisfecho, se fue a trabajar.

Poco después, Sora salió disparado de su provisional habitación, con la camiseta atascada en su cuello y los pantalones colgando en una de las piernas.

-  ¡Llegaré tarde! ¡Llegaré tarde!....

 

******************************************* 

 

Las cigarras emitían ese peculiar ruido, entre los árboles del parque.

El calor hacía desfigurar el entorno de una manera agobiante y el sol cremaba la piel, juntándose con la capa húmeda de sudor que cubría el cuerpo.

Roxas mantenía agachada la cabeza entre las piernas, sentado en el banco, mientras sus manos se entrelazaban en la nuca, de vez en cuando jugueteando con el cabello.

Se maldecía a sí por haber sido los suficientemente ingenuo como para creerse otra vez que Sora llegaría puntual.

Entre los objetos difuminados, se pudo distinguir una pequeña fuente de agua.

Caminó lentamente hacia ella y, algo inquieto, palpó buscando el grifo.

Dejo verter el agua entre sus labios, saboreando aquel líquido de los dioses, en ese maldito desierto, mientras pasaba los dedos por el flequillo, intentando que no contactase con el agua a demás de intentar refrigerar su piel.

Sintiéndose satisfecho, limpió su boca con una de las mangas. Cerraba sus ojos lentamente buscando una corriente de aire, por pequeña que fuese, que refrescase su cuerpo.

Mientras, dio media vuelta y intentó volver a su asiento.

Pero algo le hizo chocar.

Gruñendo con descaro, abrió de nuevo los ojos.

-  ¡Qué dem....! ….. ¡ ! - su cara estaba manchada de alguna substancia pegajosa y fría. En frente suyo, una camiseta negra con una mancha similar.

Al echar la vista al suelo, un helado a medio derretir se encontraba apoyado en el zapato.

Comenzó a atar cabos. Alguien respondió por él.

-  ¿¡ Se puede saber por donde miras, mocoso?!

Roxas alzó de nuevo la mirada, furioso. Pero se sorprendió por lo acontecido:

El susodicho, de pelo extremadamente rojizo y puntiagudo, le contemplaba con desprecio. Intentó poner en orden sus ideas:

-  ¡Oye! ¡Ha sido sin querer!

Mejor no meterse en líos.

-  ¡La próxima vez me lo limpiarás con la lengua!

El menor chascó su lengua.

-  ¿Eso es una amenaza?

-  ¡Axel! ¡Me acompañas o qué!

Un chico de pelo rubio y de cresta le saludaba desde lejos. Llevaba una guitarra colgada en la espalda.

-  ¡Ya voy! - gruñó el pelirrojo, para luego dirigirle de nuevo la mirada al pequeño, con aires de superioridad – te has librado, chaval.

-  …

El mayor arrastró sus pies hacia su escandaloso amigo, dejando a un Roxas desconcertado y algo molesto.

- ¿Eso son modales...- Miró de reojo hacia ese molesto desconocido- ...capullo?

**********************************************************************

 

Un fuerte bostezo resonó.

-  Joder... - el pelirrojo se había recostado en la base de la estatua – Recuerdame porqué vigilamos a ese crío...

Rude seguía en su posición de vigilancia, sin inmutarse del comportamiento pasota de su compañero:

-  Son las instrucciones... Deja de quejarte ya.

-  ¿Se puede saber que hora es? - No pareció hacerle mucho caso.

-  El moreno estiró su brazo para descubrir el reloj de pulsera.

-  Las 11:32. Esto te pasa por quedarse en ese bar hasta la madrugada – echaba un vistazo hacia el estado de Reno – Por cierto... ¿Qué tal con Cissnei? Parecíais bastante animados.

El pelirrojo soltó una carcajada pesada:

-  Ella no está nada mal, pero no es de mi tipo -rascándose perezosamente la cara.

-  ¡Jeh!... A saber cual es tu tipo.

-  Pues mira, así, maduritos y calvos.

Apenas pudo esquivar la pedrada de su compañero, entre risas.

-  ¡No me apuntes a la cara! ¡Qué me gano la vida con ella!

-  Ya te gustaría a ti... - Se escucharon unos pasos próximos, haciéndole esconderse entre las hojas del arbusto.

Pasaron unos segundos angustiosos, Rude maldecía mentalmente a Reno cuando un fuerte ruido desvió toda su atención, junto a un fuerte grito.

Reno se levantó de un salto:

-  ¡¿Se puede saber que demonios ha pasado!?

-  Reno... Necesito que veas esto...

 

**************************************************** 

 

 

Roxas seguía con su intento de subsistencia contra el calor, no sacándose de la cabeza aquel idiota que le frustraba.

-  ¡Roxas!

El aludido se volteó rápidamente hacia el autor del reclamo.

Con el pelo puntiagudo y castaño al viento, su compañero corría hacia él de manera apresurada y torpe.

-  ¡Al fin llegas! ¡La próxima vez te ayudará Riku en los deberes!

El castaño se rascó la cabeza y resopló:

-  Si le he llamado como unas seis veces... - era impensable negar la capacidad de insistencia de aquel chico.

-  Qué raro, Riku siempre... - se detuvo un momento a analizar a Sora– Oye, ¿porque demonios vas en uniforme?

Este arqueó una ceja y decidió echarse un vistazo a si mismo.

-  No se de qué... ¡EH! ¡Si hace un momento iba con ropa de calle!

El rubio rió:

-  Lo que tu digas

-  ¡De verdad! 'No miento!

Roxas eludió las palabras de su colega. A aquellas horas de la mañana, Sora aún no habría vuelto a la tierra. Aunque ya pasasen de las diez y media de la mañana.

En realidad, dudaba que el chico estuviera alguna vez lúcido.

-  ...Imbécil...- murmuró.

-  ¡No te ayudaré si sigues así!

Sora se había prometido, más a sí mismo que nadie, a acabar con esa horda de deberes en las primeras semanas de verano, para no acabar, como cada año, los tres últimos días volviendo loco al personal.

-  ¿Y cómo te va en casa de León?

-  ¡Bien! ¡Ha sido muy amable en dejarme estar en su casa mientras estamos de obras! - La sonrisa radiante del menor hacía preocupar a Roxas:

-  *Veremos cómo acaba esto...* - Pensó.

-  ¡Vamos a la cafetería de aquí al lado!

-  Por tal de distraerte... - La cara de Sora confirmó su sospecha. Pillado.

En fin, al menos podrían ir a un lugar más fresco.

Sora adelantó al muchacho, corriendo hacia la carretera.

-  ¡Venga! ¡Se nos hará tarde!

Roxas escuchaba la risa inocente cada vez más lejana, sonriendo tímidamente mientras le intentaba dar alcance.

Un ruido entre los arbustos le hizo estar alerta.

Aturdido, fijó su mirada entre aquellos matorrales. Por un momento, el silenció abarcó la situación.

Dando lentos pasos, se acercaba poco a poco hacia aquellos arbustos.

Su corazón enlenteció su su pulso sonando fuertemente en su pecho, mientras la mano estaba a punto de agarrar...

Un fuerte estruendo hizo olvidarse completamente de lo que hacía, volviéndose de nuevo hacia la carretera.

El tiempo se detuvo en aquellos momentos, mientras Roxas intentó arrancar a correr detrás de su compañero:

- ¡SORAAAAAAAAAAA!......... - Un grito desgarrador alcanzó a Sora, mientras miraba horrorizado como aquel camión descarrilado destrozaba todo a su paso, acercándose cada vez más

Notas finales:

¿Que tal? Bueno, para cualquier duda o recomendación, no olvideis dejar vuestro review!

Hasta el próximo capítulo! 


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